Día 19
Muérdago
—Entonces… ¿ahora tienes una gatita? —preguntó Kirishima con emoción.
El pecoso simplemente asintió.
—¿Ya tiene un nombre?
Negó con la cabeza sin decir palabra.
—¿Y con quién se ha quedado?
—Con mi madre.
—Oh…
Izuku creyó que la única persona a la que podía confiarle su hogar y su nuevo miembro de la familia era a su madre, después de todo, ella no incendiaría el apartamento ni intentaría intoxicar a la minina, sus amigos en cambio eran de temer.
—Amigo… ¿por qué estás de mal humor?
El rizado no dijo nada, simplemente suspiró y se encogió de hombros.
—Por todos los cielos —comentó Eijiro quejumbroso—. Espero que Shoto se encuentre más animado.
La verdad es que ambos andaban de un ánimo espantoso, y es que, para empezar, Midoriya recibió una llamada de la oficina postal, preguntando si iría por el paquete o simplemente se deshacían de el, por lo que esa misma tarde, tuvo que correr por el dichoso y misterioso paquete, a eso, le siguió que la pequeña y dulce criatura resultó ser un caja de sorpresas, lo primero que hizo, fue tirar el árbol de navidad, luego rasgó al menos dos regalos.
Shoto en cambio, comenzaba a sentir celos de la pequeña, era estúpido e infantil, lo tenía muy claro, pero es que no podía evitarlo, porque desde que la minina despertó, se la pasó corriendo de un lado a otro evitando que hiciera más desastres, mientras el pecoso le ayudaba y luego le daba mimos.
Sí, a la gata, no a él.
A eso le debían sumar la mala broma del semi albino, y es que cuando Inko llegó, le comentó —inocentemente— que ya era abuela. Claramente eso no resultó del todo bien, porque la mujer en cuanto escuchó esas palabras, se sonrojó de golpe y se desmayó.
El rizado seguía molesto por aquello.
Todo eso en una sola tarde.
Luego, cuando llegaron en la madrugada, debieron dormir por separado, uno en el sofá y otro en el piso. Cuando Inko se fue muy temprano por la mañana, las cosas solo parecieron ir a peor, y es que, durante el día, Midoriya estuvo fuera, comprando regalos restantes, luego, cuando al fin parecían tener paz, recibió una y mil llamadas para preguntar una vez más por el dichoso menú para nochebuena.
Pero rematar, ambos terminaron discutiendo sin razón alguna, solo porque su privacidad era invadida constantemente y eso les pasó la cuenta. Ni siquiera se despidieron y ahora Midoriya estaba que echaba humo por las orejas.
—Oye… hoy te invitaré a beber algo… ¿qué dices?
El más bajito bufó mientras se cruzaba de brazos y negaba.
Incluso molesto lucía adorable.
—Vamos, supe que Uraraka y Kaminari también hacen rondas nocturnas hoy.
—Genial, espero disfruten su paseo —comentó en un susurro, sonrojándose de golpe ante su mala respuesta.
No podía...
Simplemente no podía desquitarse con nadie, mucho menos con Kirishima, él no tenía la culpa de nada, solo intentaba ser un buen amigo.
—Lo siento —murmuró apenado mientras se cubría el rostro con el antebrazo—. Es que… esto es… —soltó un largo suspiro y luego dio una bocanada de aire—. Es muy difícil estar enfadado.
—¿Verdad que sí? —preguntó el pelirrojo sonriendo—. Yo no comprendo como es que Katsuki está molesto la mayor parte del tiempo.
—Ni yo —confesó.
—Pero amigo, lo que más me preocupa es que tú y Todoroki estén peleados, eso no es normal.
—No, no suele ocurrir.
—¿Qué ha pasado?
—No lo sé, todo iba muy, muy bien, pero creo que… Shoto quizá se cansó de todo esto…
—¿Eh?
Eijiro le vio horrorizado.
—Oh no, no me malentiendas —dijo sonriendo, pero no era una sonrisa sincera—. Supongo que todo esto de la navidad, las cosas que han pasado durante estos días…. Quizá, ya se hartó.
—Pero… ¿qué diablos pasó entre ustedes?
—Tal vez… la falta de privacidad —dijo sonando inseguro.
—Amigo, viven juntos, se ven a diario —argumentó el de sonrisa filosa—. No podría enfadarse por esa tontería, de ser así, esta discusión habría llegado antes… ¿no crees?
Eso, lejos de animar al pecoso, lo desanimó un poco más, y es que Kirishima tenía razón, lo notó en la expresión de Todoroki, eran las festividades, sabía que no las disfrutaba, que no le interesaban en lo más mínimo y aún así no lo dejó en paz. Shoto aceptó cada cosa sin rechistar, pero debió suponer que su paciencia tenía un límite, y eso ahora le hacía sentir culpable.
—Desde ayer por la tarde que no hablamos —murmuró desanimado —Y sé que es mi culpa…
—No, espera, no digas eso —el pelirrojo le rodeó los hombros con su brazo y sonrió—. Conociendo a Todoroki y lo loco que está por ti, esto no pasará de hoy, puedes estar seguro de eso.
—¿Lo crees?
—Por supuesto, ustedes son inseparables, en serio, además… ¿has visto cómo te mira? —ante eso, comenzó a reír—. Viejo, en serio, ese chico está muy loco y perdido por ti.
—Y yo por él, pero he sido muy egoísta.
—Sabes, no tienes toda la culpa.
—¿A qué te refieres?
—Bueno, todos conocemos el carácter de Todoroki, y pese a ser alguien muy paciente, últimamente le hemos presionado demasiado ¿no crees? —cuestionó borrando su sonrisa—. Digo… se supone que la navidad es para parejas.
—Pero también para la familia y amigos.
—Sí, pero… amigo… mañana ya es veinte de diciembre… —dijo—. ¿Cuántas veces han podido estar tranquilos y a solas?
—Te refieres…
—Vamos, ya sabes, tiempo para abrazarse, besuquearse y eso…
Pese al enorme sonrojo que se posaba en sus mejillas, comenzó a sacar cuentas con sus dedos, intentando recordar con claridad…
—Creo que dos… o tres… —lo meditó un poco más—. Dos, deben ser dos, creo…
—Bien, yo también hubiese enloquecido.
—Pero… pero la navidad…
—Amigo, la navidad no es divertida si no la disfrutas con la persona correcta.
Para Izuku, eso se sintió como un golpe muy fuerte en la cara.
—¿Qué debería hacer?
—Bueno… ninguno tiene la culpa realmente —susurró mientras se rascaba la nuca con la mano libre—. Simplemente… creo que estas fechas ponen a la gente un poco loca —entonces sonrió—. En serio, todos andan muy extraños y alterados, lo extraño, es que, en cuanto a robos, ataques o algo por el estilo, ha estado todo muy tranquilo…
—¿Eso no te hace tener un mal presentimiento?
—La verdad… sí, me siento muy inquieto…
—Sí… igual a mí…
—Kaminari vendrá por nosotros.
—¿Eh?
—Luego, iremos todos juntos a encontrarnos con Uraraka.
—¿De qué estás hablando? —preguntó con cierto temor a la respuesta.
—Amigo, no te dejaré ir a casa así.
—Pero… dije que no quería ir.
—¿A si? —preguntó divertido, centrando toda su atención en su móvil—. Que raro, no recuerdo que dijeras eso.
—Kirishima, en serio, lo agradezco, pero ahora solo quiero volver a…
—Olvídalo, Uraraka me envió un mensaje y dice que ella e Iida acaban de llegar al bar.
—¿Iida? —cuestionó—. ¿Bar?
Esas palabras no combinaban para nada.
Izuku tomó sus cosas, y con una mirada llena de determinación se despidió, solo quería irse, y eso haría.
—¿A dónde crees que vas?
—A casa.
—No, oh… diablos —reclamó—. Kaminari irá con Todoroki —confesó—. Ustedes necesitan solucionar sus problemas.
El pecoso detuvo sus pasos y observó en silencio a su amigo.
—Lo sospechaba —indicó con una sonrisa desganada— Y pese a sentirme agradecido por tu preocupación, no creo que lo mejor sea solucionarlo bebiendo una o dos copas de alcohol.
—Pero… amigo… ¿y si Todoroki llega allá?
—Lo siento, tengo una pequeña gata dulce y desastrosa esperándome en casa.
Suspiró con verdadero pesar y comenzó a caminar.
El sol pronto comenzaría a asomarse, por lo que el frío era simplemente insoportable, necesitaba llegar a casa y buscar la manera de solucionar todo con Shoto, ellos jamás discutían, y las pocas veces que ocurría, ambos terminaban sintiéndose estúpidos y con el corazón adolorido.
Quizá… si estaba llevando todo eso de la navidad demasiado lejos, y aún sabiendo eso, no se detuvo, y es que el semi albino parecía estarlo llevando bien, pero debió sospechar que nunca fue así, era lógico, Todoroki se volvía un poco inestable emocionalmente cada vez que las cosas de le iban de las manos, y si entre todas las locuras ocurridas durante esas semanas le agregaba el tema de su padre…
Era el peor novio de la historia.
Se sentía tan tonto, tan egoísta, sobre todo egoísta, porque solo pensó en las cosas que le emocionaban, en gastar dinero, en luces, colores, dulces, se dejó engatusar por la atractiva y falsa magia que le vendía el comercio.
Pero, aunque no fuese auténtico, por un momento, lo sintió real… era el placer de ser engañado con la historia de Santa Claus, la esperanza y la unión la que lo hizo olvidarse por completo de lo que le rodeaba.
Se sintió el doble de culpable cuando recordó que el día veinticinco cumplían un año siendo pareja, y él en cambio, estaba más preocupado de contentar a todo el mundo, en vez de planear algo especial a aquel que no volvió a abandonarlo desde que decidieron formalizar las cosas.
Mientras caminaba por las calles casi desiertas, sintió las manos congelarse, por lo que comenzó a caminar más rápido, quizá y si aún tenía algo de suerte, se encontraría con alguna tienda de conveniencia donde refugiarse hasta entrar en calor.
Sonrió con algo de ilusión cuando divisó una a unos metros, por lo que, sin dudarlo, emprendió camino hacia ella.
Al llegar, la puerta automática hizo su sonido tan característico al abrirse, dándole la bienvenida a la tienda donde la temperatura era considerablemente más agradable, cerró los ojos, permitiéndose disfrutar de la calefacción en el lugar y caminó apresurado, pero pronto chocó con un cuerpo, uno que, al parecer, llevaba las manos ocupadas.
—Genial…
Casi por inercia, elevó la mirada, y es que reconocería esa voz en cualquier lugar del mundo.
Ambos se quedaron viendo fijamente, sintiendo que el destino no podía haber escogido una manera más extraña de reunirlos. Ninguno dijo una sola palabra, pero pronto Izuku notó que lo que había derramado sobre el cuerpo contrario era café hirviendo, o bueno, al menos su abrigo.
—Oigan, no sé si se conocen o no… pero tenemos reglas aquí —habló el muchacho tras la caja registradora.
El par en la puerta, sin cambiar su postura, desviaron la mirada hacia el chico, el cual simplemente sonrió y apuntó sobre sus cabezas.
—Están bajo el muérdago —indicó divertido—. Supongo que saben lo que sigue.
—¿Tienes baño?
—Eh… pero…
—¿Tienes un baño o no? —preguntó sonando irritado.
—C-Claro…
El muchacho, notoriamente nervioso, rodeó el mostrador y le indicó al más alto el camino hacia el baño, este le agradeció con un simple asentimiento y se encerró.
Midoriya se sentía horrible.
—Amigo…
Se sobresaltó al notar que se dirigían a él, y es que claro, era el único cliente ahí.
—¿Quieres un café? —preguntó un poco incómodo—. Este va por cuenta de la casa —comentó con una sonrisa nerviosa.
Izuku no pudo decir una sola palabra, y es que jamás esperó encontrarse ahí con Todoroki, ni mucho menos recibir aquella mirada, una tan fría que le congeló hasta los huesos, lo más triste, era que ni siquiera lucía molesto, solo…
¿Vacío?
No sabía como describir lo que sintió al verle de frente, solo llevaban dos días peleados, no era motivo para actuar así…
¿O sí?
Tenía miedo, mucho miedo, amaba demasiado a ese chico como para soportar que se alejara de su lado, no podía, no cuando no terminaban de cumplir un año, no podía permitirlo, si Shoto lo dejaba, cargaría con una culpa espantosa, aún más grande de la que ya tenía.
No, él debía hacer algo, conocía lo suficiente al de mirada heterocromática para asegurar que esa fría mirada no era por su culpa, algo más había sucedido, y no se quedaría a esperar que le contaran, lo averiguaría y solucionaría las cosas, ya fuese por las buenas o las malas.
Si su pareja ya tenía problemas, él no sería uno más, debía ser su apoyo, su incondicional, alguien con quien Todoroki contara sin importar qué. Lo prometió en cuanto aceptó ser su novio, y no le fallaría ahora.
Sin darle más vueltas, apretó los puños y se acercó donde el muchacho que seguía preparando el café.
—¿Ese baño tiene llave?
—Eh… sí… —respondió inseguro.
—Las necesito…
—¿Ah?
—Necesito esas llaves… —dijo mientras estiraba la palma de su mano y esperaba pacientemente, entonces sonrió—. ¿Por favor?
—Amigo, me despedirán si se enteran… —al ver la mirada del contrario solo pudo suspirar—. Demonios, espero que soluciones lo que sea que tengas con ese chico, y así al menos mi despido valdrá la pena.
—Es una buena causa, ya lo verás.
Sonrió en agradecimiento cuando la llave fue depositada en su mano y a paso veloz ingresó al baño. Todoroki detuvo toda acción cuando le vio de pie bajo el umbral, desvió la mirada nuevamente, concentrándose en su tarea de limpiar la mancha, pero nuevamente se detuvo al escuchar como Izuku ponía llave.
Se quedaron así, en silencio, uno —a diferencia de lo habitual— muy incómodo.
Midoriya realmente no lo soportaba más, y estaba seguro de que Shoto tampoco, lo sabía solo al observarlo atentamente, y es que su respiración se volvió un poco más ansiosa, y su mano encargada de mojar el papel con el que limpiaba, había comenzado a temblar ligeramente.
—Necesito que abras esa puerta —susurró, sonando frío como un glaciar.
El pecoso sintió el cuerpo temblar ante aquel tono de voz tan intimidante, pero tragó con cierta complejidad y simplemente negó con la cabeza.
—Estoy cansado, necesito dormir, por favor… —dijo haciendo énfasis en las dos últimas palabras—. Abre la puerta.
—No, necesito…
Pero se vio interrumpido cuando la mano de Todoroki golpeó la puerta, justo al lado de su rostro, dejándolo aprisionado bajo su brazo derecho.
—Por favor… —susurró en tono suplicante.
Izuku notó que la mano del semi albino comenzaba nuevamente a temblar y sin pensarlo dos veces, le rodeó el torso con sus brazos, descansando su rostro justo donde podía oír sus latidos, se sintió muy mal al notar a ese pobre corazón lastimado latiendo con fuerza, a un ritmo preocupante.
—No.
Escuchó con claridad cuando el más alto inhaló aire con dificultad, como si intentara reunir fuerzas.
—No te contengas —le murmuró el pecoso apretando aún más el abrazo.
Y entonces se derrumbó.
Izuku se sentía aterrado y horriblemente culpable. Todoroki, aquel que siempre tenía una expresión aburrida, aquel que aparentaba perder el interés con rapidez, ese mismo que siempre le contenía en sus momentos de debilidad, ese que solo se sentía libre de reír y ser bromista cerca de él… ese chico, ahora lloraba mientras temblaba de pies a cabeza.
¿Qué pudo haber pasado?
El de mirada heterocromática se arrodilló en el piso en compañía del pecoso que imitaba su acción sin deshacer el abrazo, sentía su corazón partirse en pedazos, y es que sabía que, pese a todo, Shoto era alguien frágil a quien solo habían lastimado sin razón.
Le acarició la espalda con movimientos lentos y pronto sintió como los brazos del contrario le rodeaban y se aferraban a su cuerpo como si estuviese listo para desaparecer en cualquier momento.
—Está bien… está bien… —le susurró de manera cariñosa mientras subía sus manos para acariciar su cabello—. Solo… llora ¿sí? —continuó en un tono dulce—. No pienso irme de aquí hasta que me lo pidas.
—Imposible —murmuró—. Nunca te he necesitado tanto como ahora.
Eso hizo que Midoriya sintiera que le faltaba el aire y se le detuviera el corazón.
¿Quién o qué pudo haber lastimado a Shoto hasta ese punto?
Pero cuando creyó que lo averiguaría, el semi albino tomó distancia y se limpió las lágrimas, fingiendo que nada había ocurrido.
—Yo… no es nada —comentó aún con movimientos temblorosos—. Lo siento…
—Oh no —interrumpió—. Nada de eso.
Sin darle muchas vueltas y sin saber si sería bien recibido o no, se acercó otra vez y le abrazó con ganas, como si no lo hubiese visto en años.
—Te amo, te amo demasiado, sin importar más nada, y no puedo soportar ver como la persona por la cual daría mi vida sin dudar se cae a pedazos frente a mí —dijo muy seguro de sus palabras—. No me pidas que finja que todo va bien.
—No puedes… Izuku, no puedes…
—¿No puedo?
—Por favor…
—¿Qué es lo que te tiene así? —preguntó mientras sentía perder los nervios.
—¡Estuve a punto de matar a alguien! —exclamó sonando aterrado— ¿Lo comprendes?
Midoriya le tomó por los hombros y le vio con asombro…
—Yo… perdí el control y… no sé qué pasó… solo… —se observó ambas manos y se revolvió el cabello, totalmente frustrado—. Soy un héroe —murmuró con voz temblorosa—. Se supone que salve vidas, no que las arrebate…
—Espera…
—Yo… solo… fue horrible, no sé…
—¡Espera un momento! —le gritó—. Cálmate… ¿bien?
El chico frente a él no dijo ninguna otra palabra.
—Estoy seguro de que hay una muy buena explicación tras todo esto…
—Él… hoy… —suspiró y se cubrió el rostro con ambas manos—. Hoy intentaron abusar de Fuyumi.
—¡¿Qué dices?!
Shoto simplemente asintió…
—Yo… acababa de discutir con el viejo y eso solo logró empeorar mi estado de ánimo… —murmuró aún sin verle a los ojos—. Recibí una llamada de Fuyumi, venía de visitar a una amiga y entonces oí gritos…
Midoriya solo podía escuchar, completamente horrorizado ante lo que el contrario narraba.
—Yo… solo pude llegar a la estación de policía cuando estaba dando su declaración.
—Dime por favor que Fuyumi está bien.
—Sí, por suerte unos héroes estaban patrullando por la zona y lograron salvarla antes de que ocurriera cualquier tragedia…
—Pero…
—Convencí al policía de que me diera el retrato hablado, todas las características que mi hermana dio —ante eso, soltó un suspiro—. Sabes… me sentí impotente y… lo busqué toda la noche.
—Y lo encontraste… —afirmó el pecoso viéndole fijamente sin salir del asombro.
—Izuku… no pude controlarme —se jaló del cabello y entonces por primera vez le vio a los ojos.
Midoriya se sintió horrible.
Él no merecía pasar por eso, él menos que nadie.
—Pero te detuviste… ¿verdad?
—Mi padre apareció.
Diablos.
—Él se llevó al imbécil y… estoy seguro de que mañana no se hablará de otra cosa —suspiró con frustración—. Sentí pánico, no… nunca me había sentido así, y luego, cuando pensé en que te enterarías por la prensa… que estabas molesto… solo empeoró… yo lo siento, de verdad, tienes que creerme, jamás le haría daño a una persona… no de esa manera, pero…
Izuku cubrió su boca con su mano y suspiró.
—Oye… no tienes que decírmelo —comentó—. Por supuesto que sé que no serías capaz, no matarías ni a una mosca, y… se metieron con tu familia, tenías muchas cosas en la cabeza.
—No justifiques lo que hice solo para hacerme sentir mejor… no puedo soportarlo.
—Shoto, basta ya —le regañó alzando un poco la voz—. Te conozco mejor que nadie, sé que no fue tu intención —le dijo con dulzura—. Además… tu reacción es la de cualquier persona normal al enterarse de que un miembro de su familia corre peligro.
—Él está bien —susurró totalmente apenado.
—¿Qué? —preguntó curioso—. ¿A qué te refieres?
—Cuando fui consciente de lo que hice, no me sentí tranquilo, y… fui a verlo al hospital, él… no está en peligro…
Por dios, ese chico no merecía sufrir tanto, no era justo.
—Entonces… podemos olvidarnos de eso y de todos los problemas por un momento… ¿te parece?
Midoriya se acercó y volvió a abrazarlo, con la misma fuerza que había ejercido anteriormente, pero se alejó de golpe cuando sintió como el cuerpo de su novio temblaba nuevamente.
—¿Estás bien?
—Claro...
Lo escudriñó con la mirada y entonces le dio un leve golpe en el costado, entendió todo al recibir una queja por parte del más alto.
—¿Qué tienes ahí?
—No es nada…
—Shoto…
—Izuku, estoy bien.
Pero sin importarle las palabras del contrario, con sus manos le desabrochó el abrigo y alzó su suéter con cuidado, exponiendo esa piel que tan bien conocía, pero ahogó un grito de espanto al ver una herida en el costado, a la altura de las costillas, la sangre ya estaba seca, pero no dejaba de ser una gran herida.
Le miró con seriedad, esperando por una explicación.
El semi albino desvió la mirada y murmuró.
—Se defendió… es normal ¿no?
—Tenemos que ir al hospital, ahora.
—No es nece…
—Ahora —sentenció colocándose de pie y utilizando la llave para quitarle el seguro a la puerta.
Cuando la abrió, estiró su mano y esperó.
Todoroki no le veía a los ojos, y actuando como un animal acorralado, simplemente tomó distancia y se puso de pie por méritos propios.
Se sentía culpable, y le llevaría tiempo sacarle esa idea de la cabeza, pero no importaba, porque haría todo lo que estuviese a su alcance para ayudarle y hacerle olvidar.
—Muchas gracias —habló el pecoso apresurado mientras entregaba la llave y arrastraba al más alto fuera de la tienda, pero antes de pasar por las puertas automáticas, el chico volvió a hablar.
—Siguen bajo el muérdago.
Izuku elevó la mirada al igual que de cabello bicolor, quizá, esa era la única manera ahora mismo en la que Shoto se aseguraría de que no estaba solo en esto, de que él no le temía, de que jamás lo abandonaría y que le creía cada palabra.
Se puso de puntitas, tomó su rostro con cuidado y tomándolo totalmente por sorpresa unió sus labios. El contrario simplemente se quedó de pie, sin saber qué hacer, no se sentía listo, no se sentía merecedor de aquella muestra de afecto, se avergonzaba y no dejaba de torturarse, pero a pesar de todo, le sirvió para recuperar un poco el aliento y deshacerse de esa careta de chico frío e indestructible, porque ante ese beso, bajo ese muérdago, una lágrima solitaria resbaló por su mejilla, anhelando que las cosas no se salieran de control.
Él solo quería vivir en paz, él solo quería ser un héroe en el que las personas confiaran…
No uno temido.
Feliz casi Navidad.. (?
Ok, antes que me quemen viva, lo sé, lo sé... El muérdago poco y nada participó aquí 😂
Pero en mi defensa... Las cosas iban muy tranquilas (que no es malo) pero... Sentí que quería hacer algo por el estilo... No lo sé, aún me quedan días para solucionar todo... Y... Sé que es más tarde de lo que prometí, pero fui a caminar y quizá por eso toda esta locura 🙈
No puedo decir mucho.... Amor y paz(? 💕💕💕💕
No me odien, todo tendrá sentido, lo juro. D:
No olviden que l@s amo 🙈💕💕
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