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Día 14

Ni flores ni corazones

—Entonces…

—Ochako dijo que sería una buena idea.

—Bien… digamos que Uraraka no tiene las mejores ideas.

—No —admitió—. Pero será divertido.

Todoroki no podía evitar sonreír ante la expresión que tenía el pecoso en esos momentos, mientras sostenía su teléfono y comenzaba a teclear.

La idea de Uraraka básicamente consistía en ellos dos buscando canciones adecuadas para la fecha, algo para entrar en ambiente.

Como si tener la casa decorada no fuese suficiente.

—¿Te dio alguna idea?

—Oh… sí, me pasó una lista completa con canciones que ella misma buscó.

—¿Cuándo hizo esa lista?

—Según ella, ayer.

—Lo que significa que ya estaba de novia con Iida cuando hizo esto.

—¿Y qué con eso?

—¿No tienes un mal presentimiento?

Midoriya se quedó meditando en silencio, con el aparato entre sus manos, entonces presionó la pantalla y la primera canción comenzó a sonar a un volumen bastante bajo a través de los altavoces del móvil. El rizado sonrió apenado y subió todo el volumen.

—No está tan mal —admitió el semi albino mientras se quitaba la parte superior de su vestimenta.

—No, son las típicas canciones norteamericanas que las familias colocan en navidad y todos sonríen mientras sacan una foto grupal.

—¿No hay alguna con un nombre extraño?

—La gran mayoría solo tienen títulos relacionados con la fecha.

—Creo que… esto está muy lejos de nuestras tradiciones.

—Sí… bueno, aquí nos ponemos tradicionales en año nuevo ¿no?

—No me lo recuerdes —dijo emprendiendo camino al cuarto—. Si llegamos vivos a navidad, posiblemente moriremos en año nuevo.

Mientras el rizado se entretenía escuchando las primeras canciones y se relajaba en la sala de estar, su pareja se daba un baño. Izuku se recostó en el sofá y disfrutó ese breve momento de paz, donde la única iluminación eran las luces de colores que adornaban su árbol de navidad de principio a fin, y con la música de fondo, solo podía cerrar los ojos y dejarse llevar por la melodía.

Entonces, cuando el sueño comenzaba a apoderarse de él, un mensaje le hizo despertar de golpe.

Se trataba de Uraraka, quien le enviaba un simple recado que ponía…

“¿Cómo te has sentido hasta ahora?”

¿Hasta ahora?

Dudó unos segundos antes de contestar el mensaje, y es que realmente no comprendía a que se debía la pregunta. Pero entonces recordó que ella y Mina le habían dado a probar diferentes bebidas afrodisiacas como recomendación para el menú de nochebuena.

¿Quizá se refería a eso?

La verdad es que se sentía bastante bien, pese a que un principio rechazó la idea porque le pone muy nervioso probar cosas nuevas —más si estas pueden interferir con su salud— pero hasta ahora no tenía problema alguno. Había llegado un poco mareado, pero nada que no se solucionara con un delicioso tazón de katsudon y la mejor compañía.

Cuando estaba dispuesto a comenzar a teclear su respuesta, la voz de Shoto lo hizo dar un salto y caer del sofá.

—¿Qué sucede?

Midoriya comenzó a reír en un intento por ocultar su torpeza, pero las carcajadas nerviosas se detuvieron cuando vio al chico frente a él. Todoroki llevaba solo una toalla amarrada a la cintura y con otra se secaba el cabello.

—¿Izuku?

¿Por qué era tan malditamente guapo?

—N-No es nada.

El semi albino respondió al nerviosismo del rizado con una dulce sonrisa.

—¿Estás seguro?

—Sí, sí… ve a ponerte algo de ropa o enfermarás otra vez.

—Claro mamá —bromeó antes de regresar a la habitación.

El pecoso suspiró con pesar, por alguna razón que no comprendía, se sentía culpable, nervioso y pervertido. Bien, sabía que era muy tarde para fingir ser un chico puro que esperaba llegar virgen al matrimonio, pero no podía evitar sentir los nervios a flor de piel cada vez que Shoto aparecía frente a él, recordándole de una u otra manera el cuerpo tan deseado que tenía.

No era justo.

Como si no fuera suficiente tener que aguantarse las ganas de besarlo hasta el cansancio cada vez que lo tenía cerca.

Debía comportarse, no podía enloquecer solo por verle en toalla, no era la primera vez —y esperaba no fuera la última. Efectivamente ellos habían hecho muchas cosas, cada una era memorable, no había una mejor que la otra, tampoco intermedias, porque con ese chico siempre era todo o nada.

Se sonrojó inevitablemente al recordar unas cuantas que fueron simplemente fenomenales, de las que seguramente si se enterara su yo del pasado, moriría en el lugar de la vergüenza y jamás volvería a salir de casa.

¿Por qué pensaba en esas cosas ahora?

Se sentía alborotado, incluso con calor, pero lo que no terminaba de comprender, era el motivo tras esto. Solo lo vio en toalla, ni siquiera se habían besado… en todo el día, ahora que lo pensaba con calma, quizá, solo quizá… su cuerpo ya comenzaba a extrañar aquel contacto con el contrario, aquel tan placentero y culposo a la vez.

Culposo, porque sentía que no era justo que fuera el único en tener a una pareja tan formidable en todos los aspectos.

No.

Debía apaciguar sus hormonas que, en lugar de mariposas, parecían revolotear como murciélagos encerrados en una pequeña jaula.

—Cálmate, cálmate —se repitió mientras se jalaba del cabello sin ejercer mucha fuerza.

—¿Qué estás haciendo?

Un gritito salió de su garganta al escuchar que Todoroki estaba de regreso junto a él en la sala de estar.

—Nada —respondió breve con una sonrisa.

El de mirada heterocromática se acercó donde el pecoso y se sentó a su lado en el suelo, tomó la manos del más bajito entre las suyas, alejándolas del cabello rizado.

—No hagas eso, quedarás calvo.

—Oh… ¿dejaría de gustarte si estuviera calvo? —preguntó a modo de broma.

—Por supuesto que no —contestó sin dudar—. Pero me gusta tu cabello revoltoso.

—Muy divertido.

—Lo sé, lo sé…

Sus manos se sentían tan cálidas.

Sintió sus mejillas calientes y quitó sus manos en un acto veloz, dejando a su novio ligeramente sorprendido.

—¿Estás bien? —preguntó Shoto sonando ligeramente preocupado.

—D-De maravilla —manifestó elevando la voz—. Yo… ahora mismo, debería ir a darme un baño.

—Claro…

—Bien —sonrió en un intento de calmar al más alto y se puso de pie en lo que cubría sus mejillas con ambas manos.

Se sentía tan acalorado.

¿Tendría fiebre?

—Izuku…

Se detuvo al escuchar su nombre y giró su rostro en busca del dueño de aquella voz que podría reconocer en cualquier parte.

Todoroki se puso de pie y le abrazó, tomándolo por sorpresa y —sin sospecharlo siquiera— alborotando aún más sus hormonas. Midoriya estaba realmente nervioso, quería escapar, darse un baño y dormir, quizá así se calmaría de una vez, pero el estar entre esos brazos donde tantas veces se había refugiado, aquellos brazos que le sostuvieron cuando creyó que no podría más… aquellos brazos que lo rodearon en incontables noches.

No, definitivamente eso no ayudaba mucho.

Además…

Olía tan bien...

—Lo siento.

El calor que sentía no disminuyó, pero su cerebro volvió a funcionar y por un momento se quedó inerte, intentando recordar que es lo que Shoto había hecho mal como para estar disculpándose.

Pero nada venía a su ajetreada cabeza.

—Eh… ¿por qué? —se atrevió a preguntar en un susurro.

—¿No sigues molesto por lo de la serie?

El pecoso ahogó una carcajada y entonces sin importarle su repentino ataque hormonal, correspondió el abrazo y apoyó su rostro sobre el hombro del más alto.

Sí, ahora era un poco más alto.

El problema era… que Shoto tampoco dejó de crecer, por lo que aquella diferencia de estatura seguía existiendo.

—¿Has enloquecido? —cuestionó divertido.

—Lo digo en serio.

—Oye… creo que dejé muy en claro lo estúpido que era enfadarse por algo así ese mismo día.

—Entonces… ¿no estás molesto?

—Por supuesto que no —admitió.

Izuku sonrió cuando sintió como el cuerpo de su pareja se relajaba de manera obvia luego de sus palabras, y entonces pensó…

¿Llevaría torturándose con eso desde aquel día?

—Estás tan loco —bromeó el rizado deshaciendo el abrazo—. Shoto, cuando estoy enfadado, es muy obvio… creo.

—No sueles enfadarte.

—No, y creo que me han dado verdaderos motivos para hacerlo —reconoció—. Pero en serio… —entonces comenzó a reír— ¿En serio creíste que estaba molesto contigo por eso?

Se encogió de hombros ante la pregunta y luego suspiró.

—Quien sabe… —comentó inseguro, desviando la mirada del chico pecoso frente a él para luego revolverse el cabello como si eso acabara con las dudas y frustración que llevaba cargando.

Se veía malditamente bien cuando estaba despeinado.

Ahí iba nuevamente el calor en sus mejillas, ahora sentía la respiración un poco acelerada y unas ganas para nada sanas de besar a ese muchacho de cabello bicolor hasta quedarse sin aliento. Pero sabía que ese deseo era peligroso, porque una vez probara sus labios, sabía que no pararía, unos simples besos no calmarían lo que su cuerpo pedía a gritos.

Pero quería besarlo.

Tragó con dificultad, y pensó… quizá si lo besaba, nada más ocurriría, después de todo, eran pareja, y las parejas se besaban cuando querían. Y… estaban en su hogar, no había nada de malo, pero entonces el árbol llamó su atención, recorrió la sala con la mirada y toda la decoración navideña le hizo sentir culpable por el rumbo que estaban tomando sus pensamientos.

Si santa fuera real, posiblemente le regalaría una biblia para navidad.

—Iré a darme ese baño… —comentó sonriente, pero sin evitar sonar ansioso.

—Claro.

Shoto le dio una sonrisa que fácilmente podría detener el corazón de cualquiera que la viera.

Sus hormonas volvieron a revolotear al pensar que él era único afortunado de ver aquellas sonrisas y otras facetas más, unas que solo él lograba sacar.

Corrió al cuarto de baño antes de que realmente no pudiera controlarlo.

Tal vez era fiebre, y de serlo, una ducha fría sería de mucha ayuda.

O esa era  la excusa que se deba a si mismo.

—Ochako… ¿qué rayos me hicieron?

Espera un poco… calma, calma… quizá se te subió un poco el alcohol y…

—No, estoy… ¡eso no importa! —dijo dándose un golpe en el pie al moverse sin cuidado por el cuarto de baño—. ¿Qué eran esas cosas que me dieron a probar? —preguntó con dificultad mientras se agachaba y sobaba su pie.

Deku-kun, solo era Sangría de Kiwi —respondió sonando ligeramente ansiosa—. Oh por dios, no creí que fuera cierto.

—¿Cierto? ¿qué cosa?

No eres el único que se ha sentido extraño al llegar a casa —comentó—. Siento unas ganas espantosas de quitarle lo virgen a Tenya.

—¡Ochako! —le regañó sintiendo el sonrojo apoderarse de sus mejillas—. ¿Qué se supone que haga ahora?

No lo sé —comentó soltando un suspiro—. Había escuchado que las bebidas afrodisíacas te volvían un poco loco, pero no creí que tanto —entonces se detuvo y una risita se escuchó al otro lado de la línea— Podrá ser… que nuestro pequeño y dulce Izuku esté loco por tener una noche de pasión y…

Cortó.

Ya tendría tiempo para sentirse culpable por cortarle a su amiga, pero, para empezar, el problema que tenía ahora mismo entre manos —y entre sus piernas— era culpa de ella y Mina, que insistieron que probara esas bebidas del demonio. Creyó que todo se solucionaría con una ducha fría, pero fue inútil.

Realmente se sentía muy extraño.

Ante la frustración, decidió salir de una vez a su habitación y buscar ropa, pero solo con ver las prendas colgadas en el closet, se sentía sofocado.

—¡No puede ser! —gritó irritado mientras sacaba y sacaba prendas.

—Izuku… ¿estás bien?

Se asustó al escuchar la voz de Todoroki a sus espaldas, por lo que cerró los ojos y sin verle, comenzó a empujarlo fuera la habitación, chocando con la pared sin poder evitarlo.

—¿Izuku…? —murmuró con el rostro contra la pared y sin comprender nada.

—Sal, me estoy cambiando —anunció sin abrir los ojos.

—¿Cuál es tu problema?

—Tú eres parte del problema.

—¿Ah?

Entonces, sintiéndose una horrible persona, dejó de empujar al más alto para apoyar su rostro contra su espalda.

Shoto solo creía que su novio al fin había perdido todo rastro de cordura.

—Lo lamento —susurró el pecoso completamente apenado.

—Bien… —dijo no sonando muy seguro.

Sin pensarlo un segundo más, se giró y vio al rizado de frente, entonces tomó el rostro del más bajito entre sus manos y sonrió con cierta dulzura.

—¿Está todo bien? —preguntó sin dejar de sonreír.

No, nada bien.

—Por supuesto.

—Oye… —frunció el ceño y llevó su mano a la frente del más bajito—. ¿No te duele la cabeza?

—No, no… nada de eso.

Quería esas manos en todas partes, no solo en su rostro. Su cuerpo entero estaba pidiendo a gritos ser atendido por Todoroki, por su experiencia y la falta de esta cada vez que se aventuraban a probar algo nuevo.

¿Sería malo tomar la iniciativa?

No, tal vez Shoto solo deseaba dormir y descansar de su día, parecía agotado, y tampoco quería quedar como un pervertido, pero es que el tenerlo tan cerca, tan dispuesto, y solo para él…

—Actúas muy extraño… ¿debería preocuparme?

Tal vez…

—Para nada —sonrió mientras intentaba tomar distancia—. Tengo sueño…

—Sí, igual yo —reconoció—. Ponte algo de ropa y vamos a dormir, mañana tienes un arduo día de trabajo.

—Espera un poco… ¿y tú?

—Me toca salir de noche… ya sabes, el mal no descansa —le dio una sonrisa cansada y se encaminó hacia la cama.

Demonios, ahora no se verían más que unos minutos hasta que volvieran a tener horarios similares, eso no era bueno, siempre terminaba extrañándolo demasiado.

El pensar en lo mucho que dependía de Todoroki le asustó por unos segundos, era aterrador el ser consciente de lo indispensable que se había vuelto el semi albino en su vida.

Tomó una bocanada de aire al sentir como el calor nuevamente le subía a las mejillas y un leve cosquilleo recorrer su cuerpo, se sentía ansioso y con una energía impresionante.

Tal vez si salía a correr un poco…

—Izuku… ¿realmente no pasa nada?

Se sobresaltó y entonces le vio desde el otro lado de la habitación con los ojos muy abiertos por la sorpresa.

Para Todoroki, era como ver a un pequeño conejo arrinconado y asustado, por lo que simplemente estiró sus brazos, en espera de que el pecoso se acercara.

—Ven aquí, te secaré el cabello —anunció dando a entender que no había espacio para discusiones.

Midoriya en tanto seguía sintiéndose incómodo, como si la habitación en ese momento estuviese demasiado calurosa, y sabía que si corría a refugiarse en esos brazos solo empeoraría su estado hormonal.

Pero simplemente no pudo evitarlo.

Con pasos torpes y las mejillas rojas llegó donde el muchacho que le esperaba aún con los brazos extendidos. Dejó caer su cuerpo y le abrazó.

—De verdad que actúas muy raro ahora mismo… ¿hay algo de lo que quieras hablar?

No, lo que menos quería era hablar.

Negó sin deshacer el abrazo.

—¿Puedo ayudarte en algo?

Lo pensó con cuidado, y el silencio hizo que los segundos prontamente se extendieran hasta convertirse en minutos, unos que le torturaban mientras su cuerpo solo pedía atención.

No podía soportarlo más.

Alzó su cabeza y con la mirada nublada por el deseo que sentía en esos momentos se sentó a horcajadas sobre su pareja, sonrió y comenzó a besar de manera exigente al contrario, quien solo pudo abrazar el cuerpo del pecoso para evitar que cayera y con los ojos abiertos ante la sorpresa simplemente intentaba procesar lo que estaba pasando.

Izuku por su parte, comenzaba a sentirse molesto al ver que el más alto no respondía a sus demandas y sin darle demasiadas vueltas al asunto, mordió con cuidado su labio inferior. Shoto abrió la boca para emitir una queja, pero pronto ya estaba teniendo un beso aún más profundo con el rizado, mientras sus lenguas se encontraron y comenzaban un juego de dar y quitar.

Al poco tiempo, debieron separarse.

Midoriya suspiró de satisfacción y dejó caer su rostro en el hombro del chico heterocromático que no terminaba de asimilar el arrebato del más bajito.

—¿Por qué…?

Pero no pudo terminar su pregunta cuando tenía nuevamente sus labios siendo aprisionados en ese dulce y ahora exigente contacto que parecía no querer detenerse.

Tampoco es como que le molestara, solo que necesitaba entender el por qué.

Con toda la fuerza de voluntad que poseía en esos momentos, tomó a Izuku por los hombros y le obligó a tomar distancia, al hacerlo, un fino hilo de saliva era lo único que unía sus bocas.

—¿Estuvo mal? —preguntó Midoriya con la vergüenza apoderándose de él por completo.

Pronto ya se cubría el rostro con ambas manos mientras murmuraba una y mil disculpas. Todoroki le vio con ternura y alejó sus manos, viendo con cariño ese dulce rostro de aquel que tanto amaba.

—Me encantó —se apresuró a decir—. Es solo que… fue muy repentino —confesó— Normalmente, soy el insistente en… ya sabes…

Eso logró que ambos se sonrojaran a la par.

—L-Lo siento —titubeó—. No sé qué me ocurre, s-solo que… ahora mismo, te necesito demasiado —reconoció entre jadeos y muy apenado ante su actitud.

Esas fueron las palabras mágicas que lograron lanzar el líbido de Shoto hacia las estrellas.

Todoroki abrazó al chico sobre su regazo como si este fuese a desaparecer en cualquier segundo y volvió a juntar sus labios. Izuku se dejó llevar y enredó sus dedos en el cabello bicolor que tanto adoraba.

Pronto se dejaron caer sobre la cama, con Midoriya arriba.

Eran un verdadero enredo entre sus brazos y piernas. En la habitación solo lograban oírse aquel sonido que hacían sus labios al juntarse y separarse para tomar aire, para luego volver a devorarse con una necesidad maniática, aquel sonido que ahora mismo les parecía la melodía más maravillosa. Izuku movió sus manos desde el cabello hasta ambos lados de la cabeza de su pareja y le dio una sonrisa lasciva antes de continuar con su cometido.

De manera cuidadosa descendió con su boca hasta el cuello de su novio, solo para juguetear y torturarlo un poco, intentaría darle el mensaje sin necesidad de palabras, y es que en esa ocasión…

No quería compasión alguna.

Paseaba sus labios y su lengua de manera lenta y sinuosa, sin terminar de dejar un beso ni marcas a la vista.

Para Shoto, aquello se sentía como un dulce suplicio.

—Espera… espera…

El semi albino suspiró al sentir como Izuku rozaba su poca piel expuesta con los dientes antes de tomar distancia a regañadientes.

—No puedo esperar más —dijo quejumbroso—. Pero antes… —llevó sus manos hasta los bordes del suéter que llevaba Todoroki y comenzó a subirlo, con una mirada bastó para que el semi albino le ayudara a terminar la terea y terminara por quitarse la prenda, todo eso, sin romper el contacto visual.

Diablos, lo volvería loco.

—No sé que te ocurre… —comentó para luego sonreír de manera divertida cuando sintió las manos de su novio paseando entre su cuello, su nuca y terminando en sus pectorales—. Oye… que buen nudo le has hecho la toalla —comentó a modo de broma.

Izuku se detuvo ante eso y en lo que intentaba volver a amarrarla, Shoto cambió los papeles, dejándolo aprisionado bajo su cuerpo, sin ningún tipo de tela que le impidiera ver su piel, solo estaban sus pantalones como contacto y pronto se desharía de ellos también.

—Que precioso eres.

—N-No digas esas cosas… por favor —solicitó cubriéndose el rostro con el antebrazo.

—Oh no, no te cubras —susurró en su oído, haciéndole cosquillas al sentir su aliento caliente tan cerca—. Quiero verte, cada expresión, cada gesto, cada movimiento…

En cualquier otra ocasión, hubiese buscado la manera de cubrir su rostro a toda costa, pero ahora sentía una enorme necesidad por complacer y ser complacido, así que, pese a sentir las mejillas calientes y aseguraba estar rojo como un tomate, sonrió, sonrió con dulzura mientras tomaba el rostro del semi albino entre sus manos y le daba a entender que esa noche, estaba dispuesto a todo y más.

Shoto tomó aquello como su pase de entrada y comenzó a mordisquear con cuidado su cuello, luego sus hombros, así llegando hasta su vientre, para luego pasar con cuidado la lengua donde había dejado un rastro de marcas rojizas, robándole más de un suspiro de placer al chico que ahora tenía a su merced.

Pero para Izuku aún no era suficiente, necesitaba más, y es que el roce de su entrepierna con la de su novio comenzaba a volarle la mente, sentía una necesidad indescriptible de mandar a volar aquella tela que le impedía sentirlo como era debido, entonces susurró…

—Shoto…

—¿Si…? —el de mirada heterocromática detuvo toda acción de golpe, pensando que había logrado incomodar al rizado—. ¿Pasa algo malo?

—E-Estás… —se sonrojó aún más de ser posible y entonces se acercó a su oído para murmurar—. Estás siendo demasiado cariñoso.

Todoroki solo puso soltar un jadeo ante la sorpresa y le vio con asombro.

—Pero…

—Ni flores ni corazones —comentó sin titubear.

—¿Estás seguro?

Un asentimiento por parte del pecoso fue toda su respuesta.

Entonces en un movimiento veloz, se acomodó para quitar la ropa restante, y con una sonrisa que haría desmayar hasta al más fuerte, susurró…

Te haré sentir como si fuera la primera vez…

Y aquella noche, el lado consciente de ambos —el que les quedaba— agradecía el no tener vecinos que fuesen capaces de escuchar aquello que hicieron, porque lo para ellos fue una noche mágica, llena de caricias, gemidos, placer y demás, para otros difícilmente podría ser considerado un acto de amor en víspera navideña.

Pero el amor tiene formas diversas y curiosas de expresarse, y esa simplemente era una más, una que se sentían libres de manifestar en la intimidad de su hogar, con la cercanía de sus cuerpos y entre los brazos de la persona que amaban.


Me atrasé más de lo esperado...  Pero es que...  Ay, ya ni sé que más decir, solo disculparme...  Espero esto les sirviera como distracción en lo que subo el del día 15 y prometo ponerme al día, es que...  hice un pequeño cambio en algunas de las cosas que ya tenía planeadas y pues...  Como que se me fue de las manos 🙈

Sin más, espero disfrutaran esto y...  Dios, no sé qué pasó ni qué hice, solo que...  Cualquier duda o queja, me la dejen ahora, porque después del 25 posiblemente ya me haya explotado el cerebro.

Espero que les gustara este "regalo" y pues... Nació de la idea de que... siento que estoy haciendo que odien la Navidad porque nunca le doy paz a los tortolitos 🙈💕

Me despido por ahora.
Amor y paz ✌😘🌎💖🍃

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