Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Día 13

Regalos por adelantado

—Entonces... ¿se quedaron viendo televisión?

Un asentimiento fue toda su respuesta.

—Amigo, no soy idiota —dijo entre risas—. A mí no me engañas.

—Kirishima, te lo podría jurar por... —lo meditó un momento—. Todas las cosas que tengo de All Might.

—Pero Izuku... por primera vez en días están solos, sin interrupciones, sin deberes pendientes... ¿y madrugaron viendo una serie?

El pelirrojo comenzó a reír nuevamente mientras veía como Midoriya hacía un esfuerzo sobre humano por no dormirse en la calle.

—Ustedes son simplemente grandiosos —comentó cuando al fin la risa se detuvo—. ¿De qué iba la serie?

Eso logró despertar momentáneamente al pecoso, quien sonrió y comenzó a narrar con emoción la trama que tan atrapados los dejó a él y al heterocromático, sin dar ninguna información que pudiese ser considerada spoiler.

Eijiro escuchaba atento y sin dejar de sonreír, y es que su amigo nunca dejaría de ser un fanboy que se emocionaba al hablar de las cosas que le gustaban y te daba una y mil razones del por qué aquello era tan bueno.

—Yo ya comencé a hacer mis teorías.

—Eres rápido.

—Todo puede ser una pista.

—¿Y Todoroki también hizo sus teorías? —bromeó.

—No, se la pasó diciendo lo estúpido y egoísta que era el protagonista.

Aquello hizo reír a Kirishima.

—¿Y qué hay de ti?

El pelirrojo se detuvo ante la incógnita y le vio lleno de intriga.

—¿Qué hay conmigo?

—Kacchan... ¿no te ha dicho nada aún?

Muy bien Izuku.

Que brillante manera de arruinar una conversación.

—Vaya frío hace ¿no?

El pecoso quería golpear su rostro contra el piso al ver como su amigo cambiaba de ánimo en un abrir y cerrar de ojos.

—Kirishima... sabes, hoy podríamos ir a comer...

Pero entonces el pelirrojo tomó una gran bocanada de aire y sonrió.

—No me ha dicho nada al respecto —respondió—. Pero ya sabes lo que dicen... la esperanza es lo último que se pierde.

—Ya veo...

El pecoso sonrió ante el optimismo de su compañero y amigo.

Ese chico realmente era increíble, porque sin importar la situación, siempre sonreía y estaba lleno de energía. Esperaba de todo corazón que Bakugo se apresurara en tomar una decisión, y es que nadie podría tener una paciencia infinita, y anhelaba que el día en que Kirihisma se hartara de esperar, jamás llegara.

—Oh, por cierto, tengo algo que enseñarte —comentó con un creciente entusiasmo—. Pero... debemos volver a la agencia, porque no lo traigo conmigo.

—Genial... —sonrió en respuesta y entonces bostezó.

—Y... te prepararé tanto café como sea posible.

El pecoso asintió en respuesta y le dio una sonrisa en agradecimiento.

—Bien, sonríe mucho, abre bien los ojos, que las personas te vean como un héroe lleno de energía y entonces vuelves y te tomas una siesta.

El pecoso solo podía asentir, pero entonces se puso a pensar en las palabras que su acompañante había dicho, y entre vueltas y vueltas fue que al fin comprendió.

—Olvídalo —anunció recuperando un poco de energía—. No te dejaré solo.

—Amigo, vamos... puedo cubrirte sin problemas.

—No, no... no hay manera de que acepte algo como eso.

—Si yo estuviese muy cansado y tal... ¿harías lo mismo por mí?

—No puedes...

—¿Lo harías?

—Por supuesto —respondió sin dudar—. Eres mi amigo.

—Y tú el mío —sentenció, dando por terminada la conversación—. Así que ahora sonríe, saluda y luego te vas a descansar —comentó lleno de energía—. Cuando vuelva, deberías estar más descansado.

—No, de eso nada —añadió para volver a bostezar— ¿Qué clase de héroe sería si me voy a tomar una siesta mientras tú trabajas solo?

—Uno que está cansado —añadió—. Eres un ser humano igual que todos nosotros, es normal que te canses, tienes una vida —suspiró y le dio unas palmaditas en el hombro—. Y si ocurre una emergencia, serás el primero a quien llame.

Izuku le vio mientras entraba en conflicto consigo mismo, en su cabeza se estaba formando un debate y comenzó a jugar con su labio inferior mientras miraba a su amigo con una mirada llena de culpa.

—¿Lo prometes? —preguntó en un tono de voz temblorosa y sin dejar de sentirse culpable.

—Lo prometo.

Kirishima alzó su pulgar en aprobación y con una enorme sonrisa en sus labios, le dio unos cuantos empujoncitos para que se fuera de una vez.

—Ve y duerme un poco, ya verás cómo nada malo ocurre.

—Kirishima, eres un ángel.

El aludido se rascó la nuca mientras reía.

Midoriya hizo una reverencia frente a su amigo y a paso lento, emprendió su camino de regreso a la agencia para descansar un poco y recuperar energía. Suspiró sentiéndose realmente agotado, entonces mientras caminaba un pensamiento lo invadió.

¿Shoto estaría igual de cansado?

Esperaba que el semi albino no estuviese teniendo un mal rato a diferencia suya, y entonces sonrió.

Deberían existir muchísimas más personas como Kirishima, porque de ser así, el mundo sin dudas sería un lugar mejor. 

—Amigo, las siestas hacen magia en ti.

—Te equivocas, es gracias a que eres una amigo fabuloso que mi energía se renovó por completo.

—Basta ya, harás que me sonroje —comentó apenado con un leve sonrojo adornando sus mejillas.

El día estaba por acabar, a Izuku le hicieron falta treinta a cuarenta minutos de siesta y despertó como nuevo. Su sentido del deber se antepuso ante su cansancio y en cuanto despertó, corrió en busca de su amigo para terminar con el trabajo de ese día, no podía dejarlo solo por más tiempo, no era correcto y ese chico no merecía que nadie se aprovechara de su buen corazón.

Estaba decidido, lo invitaría a comer en cuanto salieran de la agencia, después de todo, era lo mínimo que podía hacer luego del enorme favor que le hizo esa tarde.

—Por cierto —intervino el pecoso— ¿Qué me querías enseñar?

Eso hizo que el pelirrojo sonriera ampliamente mientras se ponía a rebuscar entre sus cosas, se oyó un suspiro de alivio cuando los movimientos de Eijiro se detuvieron, entonces se giró y sin dejar de sonreír, estiró sus manos frente al rizado y le enseñó una pequeña cajita forrada con algo parecido al terciopelo.

—Espera...

Izuku observaba la pequeña cajita cuadrada con los ojos abiertos de par en par, pero entonces decidió calmarse e ignorar sus pensamientos que comenzaban a tomar un camino —posiblemente— equivocado.

—Necesito que me digas que no es lo que estoy pensando.

—¿Qué estás pensando? —preguntó divertido.

Pese a no estar haciendo nada malo, desde la distancia, cierta persona no pudo evitar malinterpretar lo que sus ojos veían, por lo que con la irritación comenzando a crecer, se aceró a paso veloz y decidido.

—Solo déjame ver que hay dentro —dijo Midoriya sonando ligeramente ansioso.

—Bien, pero antes... Katsuki no debe verlo hasta navidad, por lo que cuento con tu discreción.

—Me ofende el que dudes de mi lealtad.

Eijiro comenzaba a remover la tapa de la pequeña caja entre sus manos, pero entonces una voz lo detuvo.

—¿Qué están haciendo?

El pelirrojo detuvo toda acción, Midoriya por otro lado se congelaba en el lugar mientras observaban en silencio al chico frente a ellos.

Bakugo les observaba entre confundido y molesto mientras dejaba escapar el aire en un suspiro.

Kirishima observó con pavor al muchacho rubio, para luego mirar la caja entre sus manos, se sentía como un criminal atrapado en pleno asesinato y con el arma homicida aún entre sus manos. Una ampolleta se encendió cuando vio de reojo al muchacho pecoso a su lado, entonces, sin pensarlo dos veces, arrojó la caja a su compañero, dándole en el rostro ante lo inesperado que resultó.

Katsuki veía la situación confundido, pero pronto sonrió con orgullo hacia el pelirrojo, quien si decir palabra alguna, le tomó del antebrazo y lo sacó de ahí.

—¿Qué fue eso? —pregunto sin borrar su sonrisa de burla.

—Practicábamos —respondió de manera audaz—. Y Midoriya tiene mucho que mejorar en cuanto a sus reflejos.

—Volvamos allá, quiero ir y practicar también —comentó mientras hacía tronar sus dedos acompañado de una sonrisa un tanto siniestra.

—No —dijo en un tono de voz un tanto agudo—. Más importante... ¿por qué has venido?

Esas palabras fueron las que calmaron el instinto asesino del muchacho rubio. Entonces, adoptó una posición totalmente seria y apresuró un poco el paso, obligando a Kirishima a soltarle el brazo en un movimiento no tan brusco como de costumbre.

—Necesito hablar contigo.

—¿De qué? —preguntó el pelirrojo con entusiasmo y una renovada sonrisa.

Luego de eso, el silencio se hizo creciente entre ambos mientras caminaba a la par por las atestadas calles de la ciudad. El frío comenzaba a volverse espantoso, y por el aspecto de las nubes, posiblemente comenzaría a nevar en cualquier momento.

El aliento de ambos se condensaba gracias al frío en el ambiente. Katsuki vestía unos pantalones negros, sus pies cubiertos por unos bototos gruesos y pesados, la parte superior era cubierta por un largo abrigo de color negro y una bufanda de un tono más claro. Kirishima en cambio, llevaba zapatillas, un pantalón negro al igual que el de su amigo, una chaqueta de color verde con un estampado de camuflaje militar y su cuello, siendo abrigado de igual forma por una bufanda a cuadros.

Pese a que los dos iban bien abrigados, no era suficiente, por lo que el rubio con un movimiento de cabeza, le indicó que ingresaran a un local de comida rápida.

—Que bueno que se te ocurrió entrar aquí —comentó Kirishima abrazándose a si mismo mientras temblaba de manera disimulada—. Necesito un café, o cualquier cosa que me haga entrar en calor.

—Pide lo que quieras —comentó Katsuki con gesto aburrido—. Yo invito.

—¿Eh?

—No pongas esa cara —reclamó—. Siempre pagas tú, así que más te vale aceptar antes de que me arrepienta —advirtió.

—¿Estás seguro?

—Maldita sea, intento ser amable y solo te dedicas a hacer preguntas.

Kirishima sonrió con auténtica felicidad.

—Eres grandioso —anunció mientras apoyaba su brazo sobre el hombro de su amigo.

—Sí, claro... —comentó sin darle importancia—. Ordena de una vez.

—Bien, pediré por ambos, puedes buscar una mesa.

—¿Quién te lo pidió? —cuestionó mientras fruncía el ceño.

—Amigo, sé de memoria el tipo de hamburguesa que te gusta, no tengo problema en ordenar por los dos.

Katsuki sintió cierta irritación ante la deslumbrante sonrisa que recibía por parte de su acompañante, por lo que simplemente suspiró.

—Haz lo que quieras.

—Entendido.    

Kirishima narraba con diversión los sucesos de ese día, comentó de manera breve lo cansado que estaba Midoriya y suspiró con pesar cuando recordó que no le había preguntado por el nombre de la serie que lo había dejado en esas condiciones.

Bakugo escuchaba atento mientras comía de manera lenta su hamburguesa.

El pelirrojo tan pronto como se tomó una pausa para comer, reconoció el sitio donde estaban.

—Oye... ¿este es el sitio de nuestra cena formal? —preguntó divertido.

—¿Y hasta ahora te das cuenta?

—Lo siento, creo que se me congelaron unas cuantas neuronas de camino aquí —bromeó.

—No, siempre has sido igual de idiota y distraído.

Su acompañante simplemente sonrió.

—Sí, tienes razón.

Continuaron comiendo en silencio, solo se escuchaban las charlas discretas de las pocas personas que se encontraban en el lugar, pero entonces Kirishima dio un respingo en su lugar.

—Oye, dijiste que querías decirme algo —recordó—. Y hasta ahora, solo he hablado yo.

Eso logró poner tenso a su acompañante, quien desvió la mirada con molestia mientras bebía de su soda.

Bakugo intentaba darse ánimos internamente, no podía ser tan difícil, después de todo, solo era Kirishima, la única persona que le soportaba lo suficiente, la única persona que no le temía y le hablaba en igualdad de condiciones. No podía acobardarse frente a él, tampoco era tan difícil lo que tenía que decir, él no era un cobarde.

No, claro que no, nunca lo fue y no lo sería con una tontería como esa.

¿Verdad?

Con gesto inexpresivo, dejó su soda a un lado y le miró de frente, en un intento de espantar todos sus temores.

—Sobre tu propuesta... —comenzó diciendo sin desviar la mirada.

Eijiro sonrió, expectante y ansioso ante lo que su amigo tuviese que decir.

—¿Qué propuesta? —preguntó un poco perdido en la conversación.

El rubio en ese momento, hacía un esfuerzo sobrehumano por no rechinar los dientes ni explotarle la cabeza al chico frente a él.

—¿Eres así de idiota siempre?

—Oh, te refieres a vivir juntos.

Bakugo tomó nuevamente la bebida y dio un sonoro sorbo mientras asentía.

—¿Qué hay con eso?

Por alguna razón que no terminaría de comprender, Kaminari, Sero y Mina se vinieron a su cabeza, y le irritó imaginárselos riendo a carcajadas por lo estúpido y cobarde que estaba siendo en ese preciso momento.

Bebió todo el líquido restante de golpe y aplastó el vaso en su mano.

—Lo estuve pensando —murmuró.

—¿Qué?

El chico rubio tomó una bocanada de aire en busca de paciencia y repitió.

—Lo estuve pensando —dijo nuevamente en un murmullo.

—¿Eh?

Al diablo la paciencia.

Bakugo se puso de pie y tomó a su acompañante por la bufanda, dándole una mirada atemorizante.

—¿Me estás tomando el pelo, maldito? —preguntó a punto de golpearle el rostro.

Kirishima comenzó a reír mientras negaba con sus manos.

—Hablo en serio, no te he escuchado nada —se defendió.

—Que lo he estado pensado —reiteró ahora alzando la voz.

Se sintió molesto cuando la atención de todos estaba sobre ellos, por lo que suspiró en un intento de calmar su ira y soltó al muchacho para luego volver a su lugar.

—Ya veo... —mencionó Eijiro haciendo desaparecer todo rastro de alegría que tenía hace unos segundos.

Eso logró que Katsuki aplacara su irritación y entonces tomó una papa entre sus manos y se la arrojó a su amigo en el rostro. Cuando obtuvo su atención, se le quedó viendo con detenimiento mientras apoyaba su cabeza en su mano izquierda y con la derecha cogía otra papa, esta vez, para comerla.

—No tienes que sonar tan despechado, aún no te he dicho nada.

—Pero... lo siento —comenzó a reír a causa de los nervios y cerró los ojos mientras se rascaba la nuca—. Contigo nunca se sabe, así que...

—Está bien —interrumpió.

Kirishima abrió los ojos con lentitud y entonces le vio con confusión.

—¿Qué has dicho?

—Que sí.

—¿Sí?

—¿Te la pasarás repitiendo lo que digo? —cuestionó enfadado—. He dicho que sí ¿cuántas veces debo decirlo?

—¿A qué exactamente?

—No tientes tu suerte.

—Vamos, quiero oírlo... por favor —dijo en tono suplicante.

Bakugo comenzó a rechinar los dientes y nuevamente comenzó a arrojar papas en dirección a su amigo.

—Espera, espera... está bien —se cubrió el rostro, en un intento por detener el ataque del chico frente a él—. Es solo que... ¿no es un sueño?

—Eres un verdadero idiota.

Katsuki se detuvo cuando vio a Kirishima reír, con sus mejillas adquiriendo un tono rojizo y sus ojos cerrados, su risa era infantil y divertida, pero eso solo expresaba que se sentía feliz, muy, muy feliz, y eso logró conmoverlo un poco, haciendo que una sonrisa involuntaria apareciera en sus labios.

—Dije que sí —reiteró con seriedad—. Me iré a vivir contigo —anunció.

El pelirrojo le vio con sus ojos brillando por la emoción, él ya no necesitaba ni quería nada más, puesto que aquello era el mejor regalo que le podrían hacer para navidad, aunque, algo adelantado y totalmente inesperado, pero eso, solo lo hacía más especial.

Kirishima sin pensarlo demasiado se puso de pie y se arrojó a los brazos de Bakugo, apretándolo entre los suyos como si fuese a escapar en cualquier momento. El rubio, con un ligero sonrojo y sintiendo vergüenza por atraer la atención, comenzó a moverse con intenciones de alejarlo, pero todo esfuerzo era en vano.

—Suéltame.

—Imposible, estoy muy feliz ahora mismo.

—No serás igual de feliz cuando te envíe al hospital —advirtió.

—No me importa.

El rubio terminó dándose por vencido, no podía discutir con el muchacho de sonrisa fácil, ya lo sabía.

—Pero estás loco si piensas que me iré antes de navidad.

—¿Eh?

—No dejaré a mis padres solos —comentó como si aquello le molestara—. Luego me largo de casa.

Kirishima comenzó a reír mientras seguía abrazando al muchacho sin pudor alguno, nada le importaba en ese momento, porque Bakugo le había dado la mejor sorpresa y regalo de todos.

Ahora, tenía permitido ilusionarse, porque prontamente, comenzarían su vida juntos, ya pensaría en como formalizar la extraña relación que llevaban, por ahora, solo importaba una cosa, y es que Katsuki había aceptado.

¿Les gustó mi sorpresa improvisada?

Ok, debo decir, sí amo a este par, pero jamás...  ¿Cómo decirlo? 
Había escrito sobre ellos, o...  Dedicarles tanto cómo ahora, nada más que guiños (por decirlo de alguna manera)

Lamento si no es tan bueno xD
Pero...  Hago lo que puedo, piensen que llevo 13 días y aún no muero, eso es bueno...  ¿Verdad?  😂

Bueno, como siempre, de todo corazón, espero que lo hayan disfrutado y...  Mañana (espero)  nos leeremos nuevamente.

Tengan un bello día y que reciban mucho amor, gente preciosa 💕💕💕
Adiós.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro