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Día 1

Árbol de Navidad

Observaba el calendario fijamente, con una intensidad que de seguro intimidaría a cualquier villano —aunque difícilmente provocaría algo en los números y letras impresos sobre el papel blanco.

—¿Qué haces?

—Es Diciembre.

—Sí —contestó Todoroki somnoliento mientras apoyaba su cabeza sobre la del pecoso—. ¿Eso es malo?

—Debemos comprar un árbol —comentó sin quitar la vista del calendario.

—¿Por qué?

—Este año, daremos la fiesta de navidad... ¿recuerdas? —preguntó sin verle aún.

—Podemos ir a casa del viejo otra vez —soltó un bostezo y rodeo el cuello del mas bajo con sus brazos—. ¿Podemos volver a dormir ya?

—Imposible, debemos comprar dos árboles ahora —señaló mientras alzaba la mano y acariciaba lentamente el cabello bicolor.

—¿Para qué quieres dos?

—Oye... ¿realmente no recuerdas la navidad pasada? —preguntó para finalmente girarse, quedando ambos de frente.

Todoroki ahora rodeaba la cintura del rizado con sus brazos, Midoriya imitó su acción y sonrió.

—No podría olvidarla...

—Sí, hablo antes de eso —soltó una risita infantil cuando los labios del más alto comenzaron a dejar un rastro de besos en su cuello—. Comenzaste a discutir con tu padre y quemaron el árbol.

Shoto se detuvo al escuchar esas palabras, le observó inexpresivo y se alejó camino al cuarto.

—No huyas —recriminó tan serio como podía ser con su novio—. Tú empezaste, así que lo correcto es que paguemos por eso.

—Izuku, ese anciano tiene dinero, puede comprar diez si quiere —comentó sentado en la orilla de la cama.

Se quedaron viendo y Todoroki estiró sus brazos en espera de que el pecoso se acercara, este suspiró, dándose por vencido.

Era demasiado débil ante ese chico que aparentaba ser tan inocente como una linda oveja —aunque él mejor que nadie, sabía que esa mirada inocente, podía transformarse en la de un lobo hambriento.

—Date un baño, debemos ir de compras —dijo entre risas mientras se dejaba abrazar por el heterocromático.

—¿Tiene que ser hoy? —preguntó sin despertar aún del todo—. Izuku, acaba de comenzar el mes... ¿no estarás exagerando?

—Claro que no —exclamó mientras se alejaba y sus ojos brillaban con determinación—. Tengo todo planeado, cada día será algo diferente, así hasta que llegue navidad.

—Tenemos tres semanas para eso, no necesitas...

—Incluso hice una lista con regalos y todo, pensé en cada uno de nuestros amigos y familiares...

—Izuku...

—Aunque sigo pensando en algo para Momo-chan, dado que es rica... ¿qué recibe la gente rica en navidad?

—Un novio parlanchín —comentó disimuladamente.

¿Lo había ignorado?

—Oh, y a tu padre, creo que llevo pensando en que darle para navidad desde principio de año —murmuró sin prestarle atención al chico adormilado frente a él.

Sí, lo había ignorado.

—Tengo la ligera impresión de que planificaste nuestra vida desde la navidad pasada.

—No... ¿qué dices?

Jamás le diría la verdad, imposible, no había manera en que Todoroki supiera que fantaseaba incluso con el nombre de sus mascotas antes de salir formalmente. Aunque si alguna vez en la vida llegaba a enterarse, no podría culparlo, después de todo, seguían siendo jóvenes...

—¿Cuántos años al futuro ha viajado tu mente ahora?

Midoriya le enseñó la lengua con fingida molestia y se encaminó hacia el cuarto de baño.

—Muy maduro, futuro símbolo de la...

Pero antes de que pudiese acabar, una toalla le dio en la cara, sonrió cuando escuchó la puerta cerrarse nuevamente.

—Buena puntería —comentó alzando la voz.

—Te lanzaré mi cepillo de dientes si no te bañas de una vez —le gritó en respuesta.

Todoroki lo meditó en silencio y entonces se colocó de pie, una vez dentro del baño, comenzó a quitarse todas las prendas de vestir, pero el grito de cierto chico pecoso le interrumpió.

—¿Q-Qué estás haciendo?

—Cariño, la gente normal se baña sin ropa...

—No... —se cubrió el rostro con las manos—. No me refería a eso.

Shoto dejó escapar una ligera risa y terminó con el proceso de desvestirse, una vez listo, se unió al rizado.

—En serio, creo que conozco más de tu propio cuerpo de lo que siquiera tú mismo conoces —le abrazó por la espalda y sonrió—. Además... estamos ahorrando agua, héroe —susurró en su oído.

Eso le costó un golpe en la frente.

Izuku seguía sin comprender el alboroto hormonal del semi albino, resultó ser muy repentino, en su mente inocente —o quizá ya no tanto— quería creer que algo tenía que ver con el inicio de aquel mes, que pese a ser el último del año, era el más intenso y estresante.     

—Estoy seguro de que hemos recorrido el centro comercial al menos unas cuatro veces.

—Necesitamos que sea perfecto.

—Todos son iguales —murmuró Todoroki mientras suspiraba, harto ya de llevar tantas horas en ese lugar—. Deberíamos volver y comprar uno por internet.

—Pero... se supone que deberíamos decorarlo hoy mismo.

Shoto iba a replicar, pero se detuvo al ver la decepción en el rostro de Izuku.

Cuanto odiaba verlo así.

Suspiró con pesar y le tomó del antebrazo para guiarlo.

—¿Qué pasa? —preguntó sin entusiasmo.

Entonces Todoroki aceleró el paso, mientras prácticamente arrastraba al pecoso dentro de una enorme tienda, llena de luces, guirnaldas, peluches, todo perfectamente decorado con la temática navideña. En el centro del pasillo, había un árbol que parecía sacado de un cuento, todo era maravilloso y sin duda alguna era el que se robaba todas las miradas, inclusive nieve falsa caía sobre este desde el techo.

Una imagen casi surrealista.

—Espera...

Izuku se soltó del agarre y una sonrisa deslumbrante apareció en su rostro.

Todoroki le vio incrédulo, habían visto ese árbol tantas veces mientras deambulaban por el centro comercial —y es que era imposible no verlo.

Pero al parecer, aquel era el elegido por Midoriya.

—Es perfecto —dijo Izuku con entusiasmo.

—Izuku, fue el primero que...

Cuando alzó la mirada se llevó una ligera sorpresa.

Midoriya estaba encantado, sí, pero no con el árbol gigante y llamativo, sino con uno un poco más pequeño, y muy corriente al parecer.

Aunque todos lucían exactamente iguales.

—Lo siento señor, no tenemos más de esos —informó un joven que no les quitó la mirada desde que entraron. De seguro esperando para poder venderles lo más caro que tuviesen en esa gigantesca tienda.

—¿Podemos llevar el que tienen en exhibición? —preguntó Midoriya más decidido que nunca.

—No creo que pueda...

—Pagaremos lo que cuesta aquel —mencionó Todoroki mientras señalaba el enorme árbol a sus espaldas—. Solo, hágalo cómodo para transportar y ya está.

El muchacho que le atendía no parecía tener intenciones de responder nada más, por lo que asintió luciendo realmente nervioso y se fue en busca de alguien que le ayudara.

—Gracias —dijo el pecoso con una dulce sonrisa—. En serio, estoy muy seguro de que es lo que estábamos buscando.

—¿Cómo es que no lo viste antes? —preguntó el semi albino con real interés—. Creo que hemos entrado aquí más veces de las que recuerdo.

—No lo había notado, el gigante y brillante lo opacaba.

—¿Y por qué no el grande?

—No lo sé, es muy bonito —indicó pensativo—. Pero no es para nosotros —sonrió—. No somos tan... llamativos.

¿Qué tenía eso que ver?

Iban a decorarlo en casa de todas formas, entonces... ¿cuál era el verdadero problema?

—No lo pienses tanto —le susurró.

—¿Eh?

—Esta será la primera de muchas navidades con este árbol, nuestro árbol—comentó con un brillo en los ojos idéntico a los de un niño pequeño abriendo un regalo por primera vez.

—Podemos comprar otro el año que viene —comentó sin entender al pecoso.

—En serio, no entiendes nada de la navidad.

—No, solo que la gente se vuelve loca —le miró inexpresivo y le dio un ligero apretón en el hombro izquierdo—. Tú no eres la excepción.

—La navidad es maravillosa —dijo entre quejas.

—Claro, claro...

—Sabes... haré que tengas una navidad tan mágica y asombrosa, que el próximo año me rogarás por comenzar a decorar antes de diciembre.

—¿Tú crees? —preguntó sin verle a los ojos.

Luego de aquella pregunta, a Todoroki le atacó el arrepentimiento, pues bastó con ver la determinación en la mirada de su pareja para saber que serían las semanas más largas de su vida hasta navidad. No podía saber con exactitud lo que Izuku estaría planeando en su cabecita, pero estaba seguro de una sola cosa, y es que no le daría descanso.

Creía que ahora, odiaba un poco más la dichosa navidad, porque las personas en serio enloquecían con tantos brillos y dulces, eso no era normal, solo eran maneras de venderle a la gente cosas que realmente no necesitaban.

Pese a su pensamiento, le daría la oportunidad al pecoso de demostrarle que se equivocaba, pondría de su parte, pero solamente porque en serio amaba demasiado a ese chico que ahora le sonreía entre desafiante y divertido.

Todoroki suspiró resignado, tampoco es como si tuviese muchas opciones.    

—Shoto... estoy casi seguro de que no es así...

—¿Qué te hace pensar eso? —preguntó de brazos cruzados, observando su arduo trabajo.

—Bien, para empezar —se acercó al árbol y quitó la estrella de una de las ramas más cercanas al piso—. La estrella suele ir hasta el final —sonrió intentando aguantar la risa—. Y... debería ser más simbólico que esto.

—Tú dijiste que le pusiera cosas brillantes y tal, ¿qué hay de malo?

—Te amo, lo sabes...

—¿A qué viene eso?

—Es que bueno... es como si uno de los renos de Santa hubiese vomitado sobre nuestro árbol de navidad.

Midoriya sin poder soportarlo más, comenzó a reír. Los ojos de Todoroki viajaban de Izuku, al árbol, así muchas veces más, se detuvo en el pecoso cuando vio como se llevaba ambas manos al estómago de tanto reír.

—Lo siento, realmente lo siento —dijo con las mejillas sonrojadas y lágrimas en los ojos.

El rizado volvió a mirar el árbol mal decorado y nuevamente le atacó la risa. Se sentía muy culpable, pero es que le causaba gracia ver el resultado a su petición, y a la vez, ternura al ver lo poco que entendía su novio de todo esto.

Tampoco era una tarea para genios ni mucho menos, pero Izuku se hacía una ligera idea del por qué ese experimento terminó de aquella manera. Para empezar, no es como si Shoto hubiese crecido en una familia donde la Navidad los uniera como se suponía debía hacerlo, por lo que, por razones obvias, al semi albino poco y nada le interesaba aquella festividad.

Por otra parte, tampoco es como que Todoroki fuese alguien muy sumido en el mundo del diseño y tal.

Aunque tampoco había que serlo.

—Izuku, esto ya no es divertido —observó al árbol con cuidado y comenzó a quitar las cosas una a una—. Esto no es lo mío.

Cuando la risa cesó por completo, tomó una bocanada de aire y suspiró, entonces tomó las manos del semi albino entre las suyas y sonrió con dulzura.

—No te preocupes, yo le pedía a mamá decorar el árbol con el rostro de All Might por todos lados —comentó divertido.

—Eso resulta un poco perturbador.

—Lo sé.

Todoroki dejó caer su cabeza en el hombro derecho del más bajito y suspiró.

—Esto no se me da bien, lo siento —susurró ligeramente apenado.

—Oh no, de eso nada —le dio unas ligeras palmaditas en la espalda—. Ya verás lo divertido que es —comentó con entusiasmo—. Haremos esto juntos ¿bien?

El heterocromático levantó la cabeza y se dio el lujo de perderse por unos segundos ante esa mirada tan deslumbrante que tan enamorado lo traía.

¿Cómo decirle que no a ese lindo rostro?

—Bien —dijo al fin.

—No suenas muy convencido —bromeó el pecoso—. Pero no te presionaré, has hecho mucho por hoy.

—¿Mucho? —preguntó confundido—. No he hecho nada.

—Fuiste con la mejor disposición al centro comercial, y sé lo mucho que detestas esos lugares.

—No es la gran cosa...

—Recorrimos cada tienda al menos cinco o seis veces —señaló Midoriya con una sonrisa inocente.

—Sí, bueno, no encontrabas uno que te gustara, entonces...

Entonces lo comprendió.

—Lo has hecho a propósito —declaró viéndole seriamente.

—No sé de qué hablas —alzó sus manos en un gesto por demostrar su inocencia.

Pero Midoriya era tan malo a la hora de mentir.

—Todas esas horas desperdiciadas —dijo Todoroki sonando realmente agotado.

—Bien sí, lo hice a propósito —reconoció al fin—. Pero lo soportaste de maravilla, y agradezco eso.

—¿Qué querías probar?

—Nada en especial, solo... no quiero obligarte a nada —susurró desviándole la mirada—. Si voy a lograr que entiendas y ames la navidad, no será porque te sientas comprometido a hacerlo.

—Izuku...

El aludido sonrió apenado y cerró los ojos cuando vio como su novio acercaba sus labios con extremo cuidado, esperó anhelante por el contacto...

Uno que simplemente no ocurrió.

Dado que, en lugar de recibir un beso, se llevó un golpe en la frente.

—Lo merecía.

—Que bien que lo entiendas.

Ambos sonrieron y comenzaron a quitar las luces y adornos excesivos que hacían parecer a su árbol navideño un verdadero revoltijo de ornamentos y cosas innecesarias.

Cuando finalizaron, Midoriya vio con cierto asombro la cantidad de cosas en el suelo junto al árbol, suspiró y entonces se dio unos ligeros golpes en las mejillas, como si eso le diese el ánimo necesario.

—Veamos... Primero pondremos las luces —indicó sonriente—. No debería ser tan difícil.

Claro, no debería serlo, pero por alguna razón, para la atolondrada pareja, resultó ser un verdadero desafío. Todoroki tenía media pierna atrapada entre las luces, mientras que Midoriya prácticamente se volvía parte del árbol.

—Sabes, creo que derrotar villanos es más fácil que esto —dijo Shoto tambaleándose.

—Definitivamente lo es —aceptó el pecoso entre risas.

—Podríamos armarlo con ayuda de...

—No —interrumpió alzando la voz—. Lo lograremos.

Todoroki sabía que Izuku no se daría por vencido, claro, esa era una de las tantas cosas que amaba de ese chico con pecas, pero por más que amara su perseverancia, jamás creyó que eso los llevaría a terminar de decorar un simple árbol de navidad hasta la media noche.

Ambos estaban de pie, viendo todo su esfuerzo reflejado en un árbol navideño que —a diferencia del primero— ahora realmente otorgaba el toque navideño a su hogar. Midoriya sonrió con orgullo al ver que, pese a las dificultades, lo habían conseguido, aunque, algo no terminaba de convencerlo...

—¿Y bien? —preguntó Todoroki ligeramente ansioso.

—No estoy seguro...

—¿Eh? —suspiró y se acercó al pecoso—. Izuku, ¿qué podría hacerle falta?

—No lo sé...

Todoroki tomó distancia y se apresuró hacia el interruptor de la luz, cuando la habitación quedó a oscuras, fue que todo se volvió realmente mágico. Izuku entonces sin pensarlo dos veces, encendió las luces que rodeaban de principio a fin aquel árbol que tantos dolores de cabeza les había causado.

Ahora ambos sonreían, satisfechos, con las pequeñas bombillas de diversos colores siendo la única fuente de luz en su hogar, uno que, de alguna manera, se sentía más acogedor que de costumbre.

—Vaya... —murmuró Todoroki, encantando momentáneamente con la agradable imagen frente a sus ojos.

—Te dije que era perfecto para nosotros —comentó Midoriya con una sonrisa victoriosa y de brazos cruzados.

—Lo es —reconoció mientras volvía al lado de su novio.

—Bien, sobrevivimos al primer día.

—Técnicamente, ya es dos de diciembre —señaló el semi albino.

—Sobrevivimos al primer día —reiteró el pecoso, pasando por alto el comentario del heterocromático.

Izuku tomó asiento a los pies del árbol, dándole una imagen inocente e infantil, Todoroki lo imitó y sonrió de manera discreta, pues el chico a su lado podía ser temible si se lo proponía, pese al aspecto casi angelical que ahora tenía.

—¿Realmente esto significa tanto para ti?

—¿Esto? —preguntó dejando caer su cabeza con cuidado sobre el hombro del más alto.

—La navidad, las luces y esas tonterías...

Shoto le rodeó los hombros con su brazo y observó de reojo al rizado. En serio, no podía creer lo mucho que amaba a ese chico problemático, estaría dispuesto a lo que fuese con tal de verle feliz y a salvo, inclusive se disfrazaría de Santa si Izuku se lo pidiera.

O... al menos lo pensaría seriamente.

—Es el momento ideal para decirle a tus seres queridos lo mucho que significan para ti.

—Yo hago eso todos los días —le susurró Todoroki en su oído, causándole un ligero susto por la cercanía.

—No me refiero a eso —dijo intentando ocultar su sonrojo—. Nuestra familia, amigos... no todos los días les recordamos lo importantes que son en nuestras vidas.

—No le diría al viejo que lo quiero y admiro, aunque un meteorito amenazara con caer sobre nuestras cabezas ahora mismo.

—Quizá este año, el espíritu navideño te atrape y...

—Olvídalo.

—¿Ni siquiera lo intentarás? —preguntó viéndole con una expresión que siempre ponía a Shoto contra la espada y la pared.

Izuku era diabólico.

—Yo...

—No hablo en serio, no te preocupes —sonrió con inocencia—. Pero dudaste de todas formas, y eso significa mucho para mí.

—¿Qué haré contigo? —inquirió en tono juguetón.

—Estamos viviendo juntos, si lo que quieres es huir de mí... —dijo divertido—. Ya es muy tarde.

Compartieron una mirada dulce, una que trasmitía en parte el cariño que sentían el uno por el otro, y entonces, al fin unieron sus labios en un beso lento y delicado, uno que ambos anhelaron desde que había comenzado ese día, ese que resultó ser increíblemente agotador.

Cuando sus labios se separaron, las mejillas de Izuku se tiñeron de rojo y en el rostro de Todoroki apareció una leve sonrisa.

Quizá el día podría cerrar con broche de oro.

O... simplemente podrían caer rendidos ante el cansancio.   

 Ho Ho Ho(? 

Ok, es muy pronto, lo sé, pero bueno, estaré con esta idea loca que surgió a causa de ver muchas películas navideñas por las próximas semanas, hasta que llegue Navidad.

Sí, veinticinco días seguidos en los que intentaré no morir xD
Pero bueno, no tengo mucho que decir más que...  Espero que disfruten esto todo random y...  Oh, serán capítulos cortos (no menos de mil palabras)  pero más cortos de lo que acostumbro en las otras historias.

Y...  Nos vemos mañana, supongo xD

Feliz primero de diciembre 😂😂😂

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