8. Cliché #7: Nueva perspectiva
Estire los brazos mientras voy por una taza de café en la sala de descanso del hospital. Se suponía que no tendríamos prácticas este día, pero por ser un día feriado, las prácticas de mañana se las realizaran hoy. Lo que se traduce en tener que quedarme hasta las diez en el hospital mientras bebo café cargado para mantenerme despierto.
Lo bueno es que puedo hablar con alguien para no perder la cordura.
—¿Soy el único que comprende la complejidad de esta ambiciosa obra maestra cinematográfica? —Robert bramaba en mi auricular mientras bebía mi café—. ¿Puedes creerlo? Taylor dijo que Braindead es ridícula y tonta. ¡Obvio que es ridícula y tonta! Ese es el chiste.
Pasar tiempo con Robert Alcanzar me hizo dar cuenta de que la vida no solo es blanco y negro, también tienes que pensar que en cualquier momento te pueden tirar un balde de pintura multicolor. Es lo más parecido a un huracán hecho Persona. Tiene una actitud dinámica combinada con la facilidad de hablar, dándole una personalidad única. Ni hablar cuando se pone hablar de cine, puede estar horas debatiendo por qué tal película es mejor que otra y por qué otra es una basura.
—¿Qué es Braindead? —pregunte dando otro sorbo a mi café.
—¡QUE DIJISTE!
Casi me atoro con mi bebida por el repentino grito de Robert. Todavía puedo sentir mi tímpano vibrar por su voz.
—Perdón, pero, por Dios, Dylan ¿Toda tu vida la pasaste viviendo debajo de una roca?
Me río de manera suave mientras dejo la taza en el lavadero.
—Lo siento, sabes que no era de ver muchas películas de pequeño.
—Ni de salir a jugar o ir a un parque de atracciones o disfrutar la vida. Amigo, juro que apenas vengas a mi casa. Te haré ver esa película y la gozarás como no tienes idea.
No puedo evitar sonreír, de hecho, hago mucho eso desde que pasó el tiempo con Robert.
—Ok, lo tendré en cuenta cuando vaya a tu casa. Pero, ¿podemos centrarnos en la razón por la que te llamé?
—¿Por qué me extrañas y quieres pasar toda tu vida conmigo?
Otra sonrisa tras otra.
—Cerca, pero no. Recuerda que tenemos que grabarnos teniendo una conversación en inglés.
—No me lo recuerdes. Todavía el maestro Andy, por cierto, ¿quién rayos se llama Andy? ¿Acaso su madre era fan de una perfecta confusión?
—Robert.
—Perdón, mi hiperactividad. El maestro Andy dijo que saliera en el evento cultural y me libraría del examen final.
—¿Aceptaste?
—A media, lo estoy convenciendo para que me exonere y a ti también.
—¿De verdad?
No sabía cómo tomarme eso.
—Claro, eres mi amigo y no pienso dejarte solo. —Otra vez suspira—. Pero creo que tendré que cantar dos canciones si quiero que pase y ni loco pienso solo cantar, habló del todo pack completo: vestuario, coreografía y mi voz de oro. Mierda, tengo mucho que hacer para humillar a todos.
—Yo puedo dar el examen, no quisiera que te sobre esforzaras por mi culpa.
—Tranqui, Cachorro, te podrías sorprender todo lo que puedo aguantar y no solo hablo de cantar.
Tragué saliva mientras ya podía sentir que mis mejillas se calentaban por imaginarme a lo que se refería. Llevo toda la vida con esta situación, en cuantas relaciones románticas se refiere. De pequeño vi una que otra caricatura de pequeño y, cuando alguna pareja se besaba, me parecía algo muy explícito, casi como si fuera algo privado y no se debía mostrar. Después, a los diez, una chica me tomó la mano y yo estuve tan apenado que no pude evitar llorar. Para mis trece, recibí varias cartas en el día de San Valentín en que no supe qué hacer con ellas y nunca tuve el valor de agradecerles por las cartas. Y no fue hasta mis diecisiete años que tuve mi primera novia. Ella era muy encantadora, dulce, y llena de felicidad. Con ella ni tuve miedo de expresarle mi cariño de manera lenta y torpe, nunca se burlaban y adoraba mi sonrisa.
"No dejes de sonreír, te ves hermoso cuando lo haces"
Terminamos cuando ella se mudó de ciudad y me pidió de favor que no le escribiera, no porque ya no me amara. Si no que ella decía que preocuparnos por personas que están tan alejadas, solo nos provocará un vacío difícil de llenar. Cumplí sus palabras y solo le escribo para desearle un feliz cumpleaños y ella hace lo mismo.
Desde entonces no he tenido una novia ni interacciones sexuales de ningún tipo. Pero al igual que un puberto, sigo sintiendo vergüenza por escuchar a la gente, hablar sobre relaciones sexuales y ser amigo de Robert Alcanzar no es lo mejor para eso.
—Perdón —se disculpó mientras para de reírse—. ¿Cómo vas con tus prácticas?
—Fuera de que me golpeó un señor con su bastón, bastante bien.
—Espera, espera, espera... ¿Te golpeó un señor con su bastón?
—Dylan, ¿con quién hablas?
Rosa, una de mis compañeras de prácticas, entró con el pelo rojo hecho un caos.
—Con mi amigo —saco mi celular del bolsillo de mi camisa—. Luego hablamos, Farfalle.
—Yo, no me dejes con el suspenso, ¿Cómo que te pego un señor...?
Colgué la llamada mientras volvía a meter mi celular y guardaba el auricular.
Rosa va al lavabo para mojarse las manos y pasarlas por su cabello. Es una chica algo pequeña, pero actitud bastante firme, en prácticas suele ser la encargada de extraer las muestras de sangre por tener un don al sacar sangre a los pacientes con una suavidad casi sobrehumana.
—¿Cómo vas? —pregunté mientras me arrimaba a la pared.
—Estuve ayudando a la doctora Galarza y sabes que no tiene la mejor de las paciencias.
—La recuerdo, me dijo que si iba a estar parado, sería mejor que tomara una silla y me hiciera pasar como un paciente.
—Es una buena doctora, pero una cretina a toda regla —Amarra su cabello en un moño—. Ah, pero que nadie se meta con su esposa, que es capaz de asesinarnos a todos.
Robert me hizo darme cuenta de que muchos damos por sentadas muchas cosas. Cuando lo vi por primera vez, nunca pensé que era un chico que solo le gustaban los chicos. Lo mismo me ocurrió con Cecilia, jamás pensaría que era bisexual y que antes hubiera tenido una novia. Eso me hizo replantear en los miles de personas que son pertenecientes a la comunidad y no somos capaces de saber si lo son. Como la doctora Galarza, que, aun teniendo cincuenta años, tiene una vida normal con su esposa y sus tres hijos.
—Se podría decir que es una romántica a muerte.
—Si tú lo dices —Rosa se sirve un vaso de agua y sacó unas galletas de los anaqueles—. Por mi parte, mientras me deje hacer mis prácticas sin problemas, puedo considerarla una nueva madre.
—Bien por ti.
Rosa muestra las galletas y las rechace, recibiendo un desinterés de la chica.
—Lo bueno es que mañana no hay clases. Esta noche amerita salir.
—¿Tienes planes? —pregunté.
—Se podría decir —muerde la galleta—. ¿Y tú?
Nada, solo dormir hasta mañana y estudiar... nada más.
—Hoy no, pero mañana saldré con mis amigos.
—¿Tienes amigos? Ah, perdón, eso sonó muy grosero, es solo que me sorprende que tengas amigos, ¿también tienes pareja?
Aunque pudiera decirle que también tengo pareja para quedar como alguien interesante, no soy bueno mintiendo. Además, mi primo Theo me dijo que eso mismo hizo su novio Michael y si bien eso fue la brecha para que se conocieran, no ganaba nada diciendo eso.
—No.
—Tampoco son la gran cosa, tengo a mi novio por casi tres años y el cariño solo dura un año, luego ya luego te acostumbras a su presencia.
Tres años.
Muchas personas suelen durar demasiado con sus parejas, hay casos en los que su amor es tan fuerte que pueden conocerse desde los trece y durar toda la vida juntos. Con mi ex solo duramos medio año, y a mis veintidós, no he vuelto a tener pareja. Si lo pongo en una balanza, eso me hace sentir peor.
—Debe ser lindo enamorarse —Trago saliva al darme cuenta de qué hablé en voz alta, otra vez mi maldición de mejillas coloradas se activa.
—Es lindo, como también puede ser doloroso. El amor tiene varias formas y en todas saldrás con una herida, solo tienes que aceptarla para poder disfrutarlo.
Miré detalladamente a Rosa, preguntándome si era consciente de lo que había dicho. Fueron palabras sencillas, pero resonaron en mi cabeza más de lo que esperaba.
De repente, mi Beeper comenzó a vibrar con el mensaje: "consultorio 17." Rosa simplemente termina su galleta mientras me mira con lástima.
—Supongo que no podremos seguir hablando del amor.
—Será en otra ocasión —me coloco mi mascarilla mientras abro la puerta—. Gracias, Rosa, por las palabras.
—Cuando quieras, ah, si ves a la doctora Galarza, le sacas el dedo de en medio, gracias.
Las consultas se encuentran en el segundo piso, por lo que tuve que acelerar el paso al salir del elevador. Toco la puerta y, tras escuchar mi aprobación, abro la puerta para toparme con el doctor Mark López.
—¿Eres el practicante... —Tomó su celular y abrió los ojos por completo— Dylan Miller?
En la habitación se encontraba una señora de unos cuarenta años que se aferraba a su bolso y llevaba un pañuelo cubriendo su cabello.
—Sí, señor. —No quise sonar tan formal, pero no pude evitarlo.
El doctor Mark es conocido por su paciencia a la hora de tratar con los pacientes, además de tener una relación con uno de los cocineros del hospital. Y para completar el círculo, es también el hermano del novio de mi primo. Supongo que se sorprendió mucho al saber mi apellido, como también me sorprendió saber que este doctor es conocido de Theodore. Pero eso no es lo importante, lo importante es que está anotando algo en su formulario mientras me da un ligero vistazo.
—La mujer es una señora de cuarenta y uno, llegó hace quince minutos, pero hay un problema. —El doctor actúa de forma seria y mira a la señora—. Señora Rita.
—¿Puoi aiutarmi adesso? —se notaba algo cansada y dolida por decir eso.
—Habla italiano y digamos que mi italiano no es mi lengua favorita. Tu maestro dijo que hablas italiano, además de mi hermanito. Así que, veamos que tan bueno eres, muchacho.
—La señora pregunta si ya la van a atender —me acerco a la señora—. Piacere di conoscerti, mi chiamo Dylan e perdonaci per l'inconveniente, ti aiuteremo adesso. —La señora se mostraba sorprendida, al igual que el doctor Mark, logrando que mis orejas se calientan de la pena.
—Infine, guardati giovane, ho mal di gola da una settimana e ultimamente si è intensificato durante la deglutizione, ¿cosa potrebbe essere?
—¿Qué dijo? —cuestionó el doctor.
—Dice que tiene un dolor de garganta y últimamente se intensificó al tragar.
—¿Alguna sugerencia? —encarno una ceja mientras me miraba atentamente.
—Puede ser una infección, pero necesitaremos revisar la garganta.
—Entonces, manos a la obra. Por esta vez te quedarás conmigo, eres un gran traductor.
Nuestras prácticas son solo de apoyo. Como médico debes estar dispuesto a socorrer a las personas cuando sea necesario, y estando junto al doctor Mark me siento como un paso gigantesco. Él explicaba todos sus movimientos con sugerencias a la señora Rita, las cuales las traducía para su entendimiento. Y tal como lo había dicho, la señora tiene una infección que, por el descuido, se intensificó, llenando a inflamarse y llenarse de pus. El doctor le recebo lo necesario para ayudarla y le sugirió volver la siguiente semana para ver los resultados.
—Veo que Theo puede tener familiares competentes. No le digas que dije eso, de seguro se lo dirá a Michael y no quiero aguantar pleitos.
—No, tranquilo, no le diré nada a Theo.
—A si me gusta, si necesitas cualquier ayuda, aquí me tienes. Solo te pido que no me molestes en mis descansos y cuando salga del hospital —toma la carpeta mientras sale de la habitación—. Es cuando dejo mis responsabilidades a un lado y puedo enfocarme en mi familia.
Mientras miraba cómo se iba el doctor Mark, solté un bostezo y, acompañado con la alarma de mi celular, daba por terminadas las prácticas y podía irme a casa. Sé que nadie me espera o mucho menos me iré a festejar como Rosa. Simplemente, iré a mi casa, me acostaré en mi cama y al despertar será otro día. Un ciclo sin fin en donde nada nuevo ocurre.
—Nos vemos, Dylan. —Rosa se sube en la moto de su novio mientras se colocaba el casco. Yo simplemente me despedí con la mano.
Tomo el primer taxi libre y me dirigí a mi casa, la cual se ubica en una ciudadela bastante lujosa y en donde la segura tiene que recibir mi identificación tres veces para poder dejarme entrar.
Apenas entro a mi casa, no escucho ni un solo sonido, es decir, que mi padre otra vez está fuera y estoy solo en casa. Dejo mi bolso en el perchero y subo a mi habitación para darme una ducha, ponerme mi pijama y revisar la libreta que me entregó Robert.
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En la libreta no hay nada nuevo, solo sigue la norma de continuar con el apodo de Robert. Me sentí bien al decírselo, fue la primera persona que no me juzgó por aprender italiano; bueno, me juzgó por matar el tiempo estudiando. Pero estoy acostumbrado a escuchar a mi padre y compañeros quejarse de haber aprendido italiano en vez de inglés u otra lengua más útil.
"Me gusta cómo se escucha"
Fue mi manera de librarse de sus comentarios, aunque haya tenido que mentir.
Pero Robert tiene razón, casi no hago nada más que estudiar, mi vida se convirtió en un bucle en donde nada nuevo ocurre, todo es lo mismo una y otra vez. Con eso en mente es que tomo un bolígrafo y escribo en la libreta.
Aceptar el partido.
Theo me invitó a un partido de fútbol que tendría con sus viejos compañeros de instituto. Desde que nos hicimos más cercanos en las vacaciones, me dijo que para pasar tiempo juntos esto sería una buena opción. No soy el mejor jugador al fútbol y no conozco a sus amigos, por lo que le decía que no vería posible ir. Pero basta de excusas, voy a jugar un partido... solo espero no hacer mucho el ridículo.
De repente, mi celular empieza a vibrar y el apodo de Robert se muestra en la pantalla, por lo que dejó la libreta a un lado y contesto la llamada.
—Hola...
—¡DYLAN! —Aleje del oído el celular por el estallido proveniente de mi amigo—. ¿Puedes creerlo? Hable un rato con Taylor, ¿y qué crees? —no me dio tiempo a responder—. Dijo que Vroom Vroom es una canción muy mala, con sonidos ruidosos y sin chiste. ¡¿Puedes creerlo?! Acaba de insultar en toda mi cara a mi cantante favorita. Eso es cruel, ¿verdad?
No tenía palabras tras la sobrecarga de información que me acaba de soltar en menos de un minuto. Diría que me estoy acostumbrando a esta actitud tan caótica de Robert, pero no estaría de todo seguro, solo puedo afirmar que es agradable escuchar a alguien que quiere mi opinión.
—Supongo, pero una duda... ¿Qué es Vroom Vroom?
Por unos segundos no tengo ninguna respuesta.
—¿Hola...?
—¡Juro que voy a matarte, Dylan Miller! —vuelvo a alejar el celular cerca de mi oído—. Con esto confirmo que vivías debajo de una piedra. Así que ahorita mismo hacemos llamada y veremos el videoclip y quiero tu opinión, nada de halagarme.
Como dije, es agradable pasar el tiempo con alguien y más cuando ese alguien es Robert Alcanzar.
—De acuerdo, pero no nos quedemos muy tarde despiertos.
Y justo como me esperaría de Robert, estuvimos en llamada hasta las doce, en donde no sé quién se quedó primero dormido.
Iniciamos mi mes favorito del año. No solo porque se viene maratón de películas de terror (cosa que hago todos los años) y también porque se viene mi cumpleaños. Pero no importa, lo que importa es que este mes se vienen cositas.
La primera es que se viene otro extra de Paper Rings para celebrar sus 100 mil lecturas. Se que aún no llega, pero si mis cálculos son correctos, este mes llegará. Espero que así sea. Segundo es que no body, no crime vuelve a Wattpad este 25 de octubre; ahora con todos los capítulos subidos, nueva portada y un capítulo subido de tono.
Desde ahora no esperen muchos capítulos con la narración de Dylan, solo diré que cuando ocurra es que se viene algo potente. Solo tenga eso en mente, mis amigues lectores.
Por cierto, mis felicitaciones en este mes para mis lesbianas, que disfruten el mes con we fell in love in october.
Sin nada más que decir, los dejo en su linda noche, tarde o día. Los quiero, bye <3
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