3. Cliché #2: Tropiezos
Regla número uno para cualquier chico que quiera aplicar estos pasos para conseguir un chico: Nunca, pero nunca hagas estás cosas solo.
Sé que todo esto es tan bizarro que la opción más lógica es hacer solo sin exponerte a otros con tu desesperación, pero vamos, debes estar tan lunático para organizar un tropiezo falso a gran escala sin la compañía de alguien. Pues sí, esta vez pondré a prueba este cliché que vemos en cientos de películas, en especial las películas de Disney Channel.
Tropiezo.
Verán, en este cliché tenemos dos lados, en primero está la chica dulce y responsable que lleva sus libros, comida o mira su celular sin prestar atención al camino. Mientras que en el otro lado tenemos al chico, el cual también está distraído o simplemente no se esperaba toparse con la chica. Ambos terminan chocando y haciendo que se tiren sus cosas. Algunos de los dos se disculpan y mientras recogen sus cosas, poco a poco comienza los diálogos, que se convierten en acercamientos y ahí inicia la primera fase del enamoramiento.
La verdad me da igual si las historias incluyen este cliché, ya que siempre suele ser el mismo patrón, pero ahora no sé por qué muero por hacer esto.
Claramente, no lo haría solo, si quería hacer esto, necesitaba toda la ayuda posible, y cuando digo todo, es todo. Por qué Neil se marchó a sus prácticas y la pobre Cecilia no me podía ayudar ella sola. Así que tuvimos que incluir a alguien más a la Scooby pandilla.
Dylan.
Mientras hacíamos el crucigrama le comenté toda mi experiencia con los chicos, el cómo nunca tuve pareja, mi sueño de conseguir un chico lindo y sobre todo los miles de maneras que anoté en mi celular para hacer realidad ese sueño. Al principio estaba algo confundido por hacer tal cosa por el amor de un chico, a lo que rápidamente conteste: ¿Por qué no? Ya esperé demasiado y si no pongo manos en el asunto, terminaré solo y moriré sin casarme. No quiero que en mi tumba siga mis dos apellidos. O peor, que no diga amado esposo.
Por un momento pude ver en su rostro algo de... rareza.
Esperaba que tomara sus cosas y se largara, que me tachara de raro o que fuera como cualquier otro chico que descubre que soy gay. Mandarme a la mierda, lo típico. Para sorpresa de mis amigos, dijo que no le molestaba, pero mientras no hiciera algo ilegal no le vería nada de malo. Puede sonreír al saber que elegí correctamente a este chico como mi amigo. Si me hubiera mandado a la mierda, lo más probable es que yo hiciera lo mismo, pero más enojado.
Con todo eso aclarado, y que le presente la lista de clichés. Pues le di la opción de formar parte de mi plan para conseguir el amor de un chico. Claro que no podía negarse, sabía demasiado como para dejarlo irse sin consecuencias. Tuvo suerte que aceptó algo dudoso, si no tenía que hacerlo callar para siempre con sobornos de inglés, obvio.
Ya volviendo al presente.
Cecilia me estaba ayudando en conseguir varios libros para que sean mi señuelo, mientras Dylan vigilaba desde una esquina si aparecía Carlos. Todo estaba planeado meticulosamente para que Carlos se topará conmigo, por lo que eso lo tenemos resuelto.
—Repite porque esto no es considerado un peligro —Dylan se le notaba algo nervioso o ansioso, cualquiera de las dos opciones es algo divertida para mí.
—Por qué, nuestro querido Robert tiene libros sin filos duros, sus brazos no son de espagueti y dudo que Carlos le dé un golpe si se tropieza con su futuro esposo. —mencionó Cecilia mientras me ponía algo de base en el rostro.
—No acepte a que me pongas eso. —me queje entre dientes.
—Vamos, siempre te he dicho que tienes una cara perfecta para aplicar maquillaje. Además, necesitamos que Carlos te note y nada mejor que algo de base.
—Juro que si no tuviera una pila de libros en mis manos me limpiaría el rostro en este mismo instante.
—No seas aburrido, te ves divino.
—Chico a las doce.
Dylan detuvo nuestra plática para ponerse ansioso por la llegada de Carlos, en serio esto va a pasar. Voy a aplicar un cliché más físico mientras hablaré con ese chico guapo y de buen corazón. Espero que no sea un sueño, si es un sueño me corto un huevo.
—Vamos tigre, ve por ese chico.
Con la confianza de Cecilia, respiré hondo y fui recto con mi torre de libros hacia Carlos, tenía suerte que Dylan dijo que venía solo y con el teléfono en la mano, así que solo tenía que rezar para chocar bien con él. Apenas lograba ver con la pilada, pero notaba como el chico rubio caminaba con total normalidad y solo faltaba unos cuantos metros para que nuestros caminos se crucen.
—Cuidado hombre —Me detiene un chico moreno—, puedes golpear con esa pila de libros.
El chico que no tenía nada que ver, hizo que Carlos levantara la vista de su celular y se percatara de mi presencia, por lo que adiós a mi plan de chocarnos. Todo por culpa de ese personaje de relleno que dudo que vuelva a aparecer.
—Gracias —agradecí entre dientes.
En eso el mismísimo Carlos se paró enfrente mío con una delicada sonrisa. Se veía más sexy tan de cerca. No soy una persona que se guía solo en lo físico, pero en serio que este chico es la definición de sexy boy.
—Casi chocamos —su voz se escuchaba más gruesa que la otra vez—. Bueno, suerte con tus cosas.
—Gracias...
—¡Disculpen!
Como si el destino me diera una segunda oportunidad, Cecilia vino corriendo a mi lado izquierdo y con su mano me empujó hacia Carlos logrando que terminará cayendo encima de él y los libros cayeran a nuestro alrededor, incluso uno terminó en mi cabeza. Pero eso me podía importar menos, tenía al chico sexy debajo de mí, algunos libros alrededor y mi mano estaba tocando su pecho musculoso. Dios, juro que, si fuera un hetero lujurioso, diría que sus pechos son no nada envidiable a los de una mujer.
—Cuanto lo siento —use una voz algo entrecortada y mi mano seguía tocando su pecho, era casi imposible dejar de hacerlo.
—Tranquilo, ¿Te encuentras bien?
Seguía en la misma posición e incluso tuvo la gracia de apartar el poco pelo que cubría mis ojos. ¿Acaba de hacer eso? Mierda, se sintió increíble. ¿Puedes hacerlo otra vez?
—Si todo va bien, aún puedo sobrevivir otro día.
Mi comentario le causó algo de gracia, su risa era... adivinaron, sexy, ese simple gesto recorría todo mi cuerpo como electricidad.
—No es por matar el momento, pero ¿te molestaría levantarte?
Estuve muy tentado en decirle que podríamos estar otro rato, pero tuve que contenerme antes que alguien nos viera y pensara que vamos a copular en medio de los pasillos. No me molestaría, pero están mis amigos presentes, así que no quiero quedar tan mal enfrente de ellos. Bueno, tampoco soy tan chico caliente para hacer eso, pero entre calentura a calentura, la mente divaga. Volviendo al chico que al fin pudo levantarse, me ayudó a levantar mis libros y todo acompañado de una hermosa sonrisa.
—¿Te suele pasar esto muy seguido? —interrogó con un leve levantamiento de ceja.
—Tropezar con la gente no mucho, pero sufrir golpes de la vida, vaya que sí.
Su risa era bastante áspera que curiosamente era tan agradable que era fácil perderse en ella. Dios este podría ser un chico perfecto en todos los sentidos. Es sexy, educado, gentil y si no son mis sentimientos cayendo rendidos en un chico, diría que es casi como un chico de ensueño.
—¿Todo son tus libros?
—¿Acaso no puedo tener una litera liguera?
—Ja, ¿liguera? No quiero imaginar que sea pesado para ti —suelto una pequeña risita.
—Pues la verdad llevo estos libros a...
Carajo, olvide la parte más fundamental de este cliché: el propósito.
Todos al chocar tienen un propósito: "tenía que llevarlos a mi clase", "son de mis amigos" "Que te importa" Ni loco voy a usar eso y tampoco creo que se crea que en verdad esos libros son una lectura ligera para mí. Bien, tengo que buscar una excusa barata a la velocidad de un rayo, no quiero parecer un lunático que solo llevaba libros por el afán de parecer loco.
—¡Ahí estás! —Una voz nerviosa nos interrumpió al instante—. El área de enfermería está por el otro lado, Robert.
Dylan se acercó con una sonrisa nerviosa que notaba que estaba haciendo esto por impulso y no porque tuviera un plan. Sin embargo, fue lo mejor que pudo pasar, en verdad este chico es de mucha utilidad.
—Perdón, el maestro me dijo que era por aquí, ya se me hacía raro no ver a nadie con uniforme —Le entregué los libros a Dylan y yo si puse una sonrisa confiada—. Que disfruten de su lectura.
El chico con el pelo alborotado se marchó con cuidado, no sé si era por tomar la pila de libros o porque estuvo nervioso por tener que apoyarme de tal manera para conquistar al chico sexy. En cualquier caso, le debo un café amargo después de esto.
—¿Así que eres el chico de los encargos? —Carlos mostró una ligera sonrisa.
—Claro, si necesitas ayuda en vez de un profesional, siempre pueden sobreexplotar a un dulce chico para cumplir tus caprichos.
Otra risa puede sacar de este chico, podría acostumbrarme a escuchar su risa todos los días. Pero no quiero adelantarme a los hechos, puede que tenga algún defecto. Es demasiado perfecto y nada de decir que con que le gusten los hombres cuenta como defecto.
—Pues si quieres ayuda en tu sobreexplotación, puedes contar con mi apoyo.
Termina con una sonrisa en labios y un guiño tan cautivador que era imposible no sentir arder mis mejillas por unos segundos.
—Muchas gracias, es considerado de tu parte... ¿Cuál es tu nombre?
Obvio que sabía más que bien su nombre, pero si no quiero parecer un enfermo acosador, voy a fingir que es la primera vez que sabré su nombre en vivo y en directo.
—Me llamo Carlos, ¿y tú?
—Llámame Robert, es un placer.
—El placer es todo mío, Robert.
Me ofreció caminar un rato y yo con algo de rapidez acepté su petición. Era reconfortante pasear junto a un chico y que no sea mi amigo o algún familiar, es casi hasta mágico si lo piensan. Eso sí, no hicimos gran cosa. Literalmente solo caminamos mientras me preguntaba cosas tribales y yo contestaba con total normalidad, nada de exagerar las cosas o mentir. Eso es uno de los puntos fuertes de todo este plan, debo ser yo mismo. Nada de fingir que no me gustan las películas o algo por el estilo, si voy a conseguir al chico de mis sueños, él debe aceptarme por lo que soy y sino, pues como diría Ariana Grande: thank u, next.
Carlos me invito una botella de agua, ósea no me compro uno, sino que tomamos de la misma botella, y miren, sé que está ese cliché del beso indirecto, pero me parece una cosa algo rara, digo, no es un beso y además tendría que succionar con fuerza la punta de la botella para decir que toque sus labios.
—No le veo sentido.
—¿Sigo sin comprender por qué te molesta tanto? —pregunto divertido.
—Es que no tiene sentido que pienses que Transformers es una obra de arte y La Llegada te parezca mala película.
—En la llegada solo son aliens raros, mientras que en Transformers son aliens que se transforman en autos y hay explosiones en todo lado —cosa que me molesta, pero tengo que guardar mi odio al director Michael Bay—. Y no puedo menospreciar a la película en donde tuve mi primer Bi Panic.
—¿Con los protagonistas humanos?
Carlos se quedó callado un rato logrando llamar mi atención.
—¿Verdad?
—Ósea, Megan Fox, es obvio, pero no sé porque me parece tan sexy Optimus Prime.
—Oh por dios —No puede contener la risa.
—No te burles —protestó Carlos mientras su voz se escuchaba apenada—. Tiene algo que lo hace tan sexy.
No puedo negar que su voz es algo sexy, pero al punto de considerarlo un crush, creo que hay niveles para eso.
—Te daré la razón, pero igual es una rara forma de saber que eres bisexual.
Carlos no dejaba de sonreír o bueno, no paraba hasta que miró su reloj y su rostro cambió.
—Rayos, tengo que irme, ya mismo empieza mi otra clase.
—¿En serio? —genuinamente me sentía triste con la idea de terminar esta conversación—. Espero volver a verte.
—Tu tranquilo, sé donde encontrarte, chico recado.
En un movimiento veloz pasó uno de sus dedos por mís mejillas y yo estaba encantado, sentir el contacto de otro hombre era gratificante.
—Tenías algo de comida, listo, ahora te ves bello de nuevo.
Que alguien me atrape, acaba de decir lo que creo que dijo. Dijo que me veía bello.
—Gracias...
Carlos sonrió para luego irse del lugar mientras que yo me mantenía de pie de alguna forma indescriptible, quería gritar, saltar, tirarme al suelo, pero en su lugar estoy parado como tonto repasando que un chico lindo hizo cosas tan lindas.
Qué maravillosa es mi lista.
═══════ .˚♡˚. ════════
Dylan y yo estamos saliendo de las clases de inglés y me alegra que nuestro maestro le importe tanto las clases como para solo decir cuatro cosas y dejo deberes simples. A veces adoro la insuficiencia de los maestros.
—Qué calor hace —Se quejó mi compañero mientras se daba aire con su mano.
—Lo sé... vamos por una malteada.
Dylan parecía algo confuso por mi declaración, y con razón, me escuché como si le estuviera invitado a una cita. Cuando solo estaban mis neuronas pensando en que Dylan me ayudó a que el plan saliera a la perfección, así que lo mínimo que debería hacer es invitarlo algo para el calor.
—¿Si tienes tiempo? —pregunté sabiendo que su carrera es conocida por no dejar ni respirar a sus estudiantes.
—Bueno, solo tengo un deber para el viernes, pero lo puedo hacer después.
—Perfecto. —Tome su mano—. Vamos antes que se llene la cafetería.
—¡Espera no corramos!
El campus está colocado de forma algo rara, primeramente, está más o menos en el centro de la ciudad, en el frente tenemos una gasolinera con su propia tienda de víveres y para ser más bizarro todo, había un cementerio en la parte más delantera de la universidad. Ósea que además de contar con un hospital para las prácticas, si algo salía muy mal, pues teníamos el plan B enfrente de nosotros. Eso es irrelevante ahora, pues lo que importa es que, cruzando la calle a la derecha, ya que se encuentra el lugar en donde todos concordamos que nos hace sentir como en una película gringa. Una cafetería profesional llamada CAfeína con sus dos palabras correspondientes del símbolo del calcio, uno de los empleados me dijo que ese nombre se debía a que la cafeína hace adelgazar a los huesos o algo así, ya no recuerdo muy bien lo que me dijo.
Ordenamos dos malteadas, Dylan pidió una de chocolate y yo pedí una de vaina y nos sentamos en el segundo piso donde se tenía las mejores vistas. El local tenía paredes de cristal en la parte delantera, así que podías ver cómo los autos iban a toda velocidad y las personas caminaban de un lado a otro.
—¿Por qué pediste de vainilla? —Dylan me quitó de mis pensamientos.
—¿Por qué tú no?
—No soy tan fan de la vainilla, además el chocolate es confiable, es clásico y delicioso.
—¿En serio?... lástima que soy alérgico. —use un tono tan melodramático que esperaba que Dylan se lo creyera.
—Eso es imposible, te vi comiendo chocolate en la mañana.
Carajo, maldigo a Cecilia por darme esas galletas en la mañana, arruine una potencial broma.
—Cierto, pero tanto soy el mayor fan, después de una atascada de chocolate hasta casi vomitar, ahora lo como con más moderación.
—Qué suerte, yo era de los que comía un chocolate por semana.
—Veo que ahora si te das tus gustos.
—Claro, ventajas de entrar en la etapa de joven adulto.
Nuestras malteadas llegaron a los minutos y le pidió a Dylan que se espere un poco para tomarle una foto para enviarla al grupo que tengo con mis otros amigos y decirle lo que se perdieron.
—Qué bueno que está fría. —Me mira con su característica sonrisa—. Gracias, Robert.
—No, gracias a ti Dylan, me salvaste en mi plan.
—No fue nada, escuche como te quedabas sin habla así que actúe de forma inconsciente.
—Pues si sigues así, serás una parte fundamental para mi plan, cachorro.
—Aún no le veo sentido a ese apodo que me pusiste.
—¿Cómo qué no? Tu cabello está tan alborotado y suave como el pelaje de un Golden retriever, pones ojitos de perrito, y sin hablar que te gusta ladrar como uno.
—No es que me guste ladrar como uno —sus mejillas se pusieron coloradas—, es solo que me parecen muy lindo los perritos, eso es todo.
—¿No tienes uno?
—No, mi... mi casa no es acta para perros.
—Uh, ya veo, pues...
Acto seguido acerqué mi mano a su cabello y lo empezaba a sacudir suavemente mientras escucha unas quejas de Dylan que eran constantemente interrumpidas por varias risitas que soltaba.
—Listo, ahora te pareces a un Golden retriever. Se podría decir que llevaras a un perro a casa.
Por tanta sacudida, en su cabello se formaron unas puntas en las esquinas, formando una especie de orejas de perro que me daba mucha gracia, lástima que se lo acomodo el cabello antes que le tomara una foto.
—No, te veías tan lindo, vamos otra vez y te hago una foto.
—Ni en un millón de años.
—Vamos solo unos segundos.
—Claro que no.
—Te compro otra malteada.
—No me puedes sobornar.
—Haría todas las tareas de inglés.
—¿En serio?
—En realidad no, no pienso pasar todo el curso así.
—No me ilusiones así, pensé que me libraría de una responsabilidad menos.
—Y dejarme solo, qué cruel eres Dylan Miller.
—Creo que juntarme contigo me estás corrompiendo.
—Y eso que solo vamos pocos días, espera estar todo un año conmigo.
—No quiero ni imaginármelo. Si paso mucho tiempo contigo puede que hasta sea otro.
—Tenlo por seguro.
═══════ .˚♡˚. ════════
Me tiré a mi cama mientras revisaba mi celular soltando un gran suspiro. Estaba completamente solo y tengo suerte de no ser ese típico chico que se masturba apenas ve que está solo en casa... bueno ya dejé esa etapa. Por ahora solo me concentro en responder los mensajes de mi mejor amigo que estaba en una cita improvisada con su chica, cosa que me parecía lindo, pero no voy a actuar como un amigo solidario y mejor uso mi típico humor sarcástico.
Zanahorias
Te dije que el amor te cambia
Antes preferías regresar a dormir
Y ahora tienes que gastar dinero en tu novia
Ella lo vale por completo
Por ti si no gastaría dinero
Qué malo
Tú más
Neil suele escribir bastante rápido sus mensajes, era super útil para organizar eventos. Solo dices algo y a los segundos te responde. Era raro las ocasiones que no respondía a los segundos.
Volviendo a tu loca idea
¿Cómo vas?
¿Ya reflexionaste?
Sé que lo dice por mi propio bien. Cuando el innombrable me dejó abandonado en el motel después de quitarme la virginidad, el único con quien puede contar fue Neil, él se levantó temprano, vino en un taxi, me recogió y como les había dicho a mis padres que me quedaría a dormir con él, nadie se enteró. Claro que Neil no se quedaría callado, me dejó muy en claro que ese chico era una mala influencia y debía recapacitar.
Por eso está en contra de que haga esta lista. Aunque sale perdiendo en quitarme una idea de la cabeza.
Sabes que no cambiaré de idea
Tú eres feliz con tu novia
Yo quiero ser feliz con alguien
Eso es una tontería
Nosotros te hacemos feliz sin ser tus parejas
No necesitas alguien para ser feliz
Ese mensaje me hizo reflexionar más de lo que me gustaría admitir. En realidad, tiene razón, no necesito a nadie para ser feliz, puedo pasar tiempo solo, ahora estoy solo, sin nadie cerca... pero tengo que seguir con este plan.
Alguien con quien pueda amar.
Tú no cuentas como amigo de consejos amorosos
Tienes novia
Esperé unos minutos en donde veía cómo aparecían los puntos y desaparecía a los segundos.
Robert, sabes que te apoyo en todo
Pero si terminas mal
Todo está tontería termina
Recuérdalo
Nada de planes o buscar novio como desperado
No se necesita mucho tiempo para pensar en la respuesta. Estoy seguro de que encontraré al amor de mi vida con este plan.
Si sale mal
Esto se acabará
Todo claro, zanahorias
Para los fans de Paper Rings sepan que a las 70 k lecturas tendrán otro extra, por lo que están cerca de saber más de Michi y Teddy. Mientras que con los fans de 25 clichés, deben saber que estoy dando todo lo mejor para que la historia salga lo mejor posible y espero que puedan disfrutar de cada capítulo.
Ahora sin nada más que decir los dejo en su linda noche, tarde o día.
Los quiero, bye <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro