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18. Cliché #17: Drama innecesario

Cuando digo que tener a un chico que está enamorado de ti es algo de lo más lindo, es que quiero decir que es la mejor cosa de la historia. No porque me sienta poderoso por tener el control de ese chico, sino porque se siente lindo que alguien se preocupe por ti mientras repite lo hermoso que me veo. Es tan mágico y especial que recuerdo porque hice mi plan para conseguir al chico de mis sueños y parece que está por llegar a su fin.

Jefferson parece ser el chico de mis sueños.

Es guapo, amable, lector, simpático y lo más importante de todo, es que me quiere.

Sus besos, sus tactos, la manera en que sus ojos brillaban mientras susurra mi nombre, es tan encantadora que siento que estoy en un cuento de hadas. Casi hasta puedo imaginarme viviendo una vida con él y siendo esposos. No quiero ilusionarme más de la cuenta, pero es imposible cuando tengo a un chico que me ama por lo que soy y no por lo que puedo ofrecerle.

Eso provoca que mi examen sorpresa en donde tuve una calificación promedio se sienta de maravilla tras escuchar cómo me saluda tomando mis manos y depositando un beso en mi frente. Todavía no hacemos nada oficial, pero espero que pronto podamos decirnos y tener una fecha de mesiversario y decir que tengo pareja antes de San Valentín. Así, Neil no será el único que pueda presumir de tener pareja. No es que lo presumirá, pero ahora no seré mal tercio, ya que tengo a mi media naranja. Media naranja, suena tan cursi y me encanta.

Deje de pensar en eso para dirigirme al patio para encontrarme solo con Neil, el cual está subrayando varias hojas. Me senté a su lado sin saludarlo, porque sé muy bien que él odia que lo interrumpan cuando está haciendo eso, suele perderse con facilidad. Solo cuando guarda su subrayador es que puedo mostrar mi sonrisa más tonta y apoyarme en su cuerpo.

Tú, mi complemento, mi media naranja. —Tarareó mientras me apegaba más a su cuerpo—. Ya te quiero sin cruzar palabras.

Neil me apartó de su espacio, logrando que cayera al suelo.

—¿Por qué estás cantando esa cosa tan vieja?

—Más respecto, es una canción icónica y no me la puedo quitar de la cabeza por la interpretación que hicimos el domingo.

—¿No fue esa en la que solo Dylan asistió?

El domingo se realizó una conmemoración de la cultura Latinoamérica y, como me tocó México, decidí cantar esa canción mientras realizaba un sencillo baile sin movimiento sexual, ya que varios niños irán a ver las actuaciones. Entre los invitados estaban todo mi grupo de amigos y Jeff, pero de ellos, solo Dylan pudo asistir. Cecilia se justificó por una herida en su brazo, Neil por una exposición y Jeff por tener que ayudar a sus madres. Por lo que Dylan grabó mi actuación para mandarse a los demás y, como un acto de solidaridad, me compró un ramo de dalias naranjas. Intente explicarle que no era necesario, pero este, con su clásica cara roja, dijo que siempre se tiene que reconocer cuando alguien tuvo una buena actuación.

Las acepté con una gran sonrisa.

—Esa misma, parece que a alguien sí le gustan mis actuaciones, no como a otros.

—Perdón por estudiar para mejorar mis calificaciones, no todos tenemos profesores agradables.

—Mi, mi, mi. Muchas quejas, pero bien que dejas de estudiar por estar con Cecilia.

—Ah, perdón, habló el sujeto: "no puedo dejar de hablar de Jeff". Ya sabemos que te gusta, no tienes que recalcar mil veces.

Suelta una risita mientras saco mi comida mientras editaba mi plan con todos los clichés de películas de romance y tengo varios que me hubiera encantado realizar, como el típico bocadillo de disculpas o un beso bajo la lluvia. Pero tal vez esos los tendré que aplicar con Jefferson, una vez que seamos novios.

—¿Entonces dejarás de aplicar ese plan tuyo como si fuera una biblia? —preguntó mientras mordía sus trozos de zanahorias. Ya le dije que comer eso no ayudaba a las comparaciones con un conejo.

—Supongo, por lo menos puedo decir que mi búsqueda de una pareja llegará a su fin una vez que pueda decirle que quiero ser su novio.

Decirlos en voz alta se siente mucho mejor que tenerlos en mis pensamientos, es casi como si estuviera afirmando que mi soltería llegaría a mi fin. Solo que no quiero decirlo muchas veces, o terminaría como película diciendo que esto me pasará y de la nada pasó algo que lo impide. Espero que no sea así.

Pasamos el resto de nuestro tiempo libre comiendo algo y discutiendo en lo que haremos para Navidad. El último día de clases tengo que realizar esa actuación en ese evento de Navidad. Pienso solo cantar una canción, y con la ropa más casual. No quiero salir con nada llamado o algo tan exagerado, debo mantener una imagen común si espero salir con un chico tan educado. Aproveche el momento en que Neil derramó su sopa instantánea en su uniforme para escribirle al susodicho chico tranquilo y confirmar que si iríamos después de clases a la librería, me pidió que lo acompañara para comprar otro de sus poemarios y tal como las otras conversaciones en chat, suele escribir solo dos palabras y enviar sticker sin mucho chiste. No lo culpo, casi nunca usa su celular, solo para escuchar música o llamar a alguien, por eso también solo pongo dos palabras y envió el mismo sticker.

—Aquí están... ¿Por qué te la estas jalando en público, amor?

Cecilia apareció justo cuando Neil se volteó para limpiarse su uniforme con unas toallitas húmedas, pero desde otra perspectiva sí parece que se la está jalando en público. Tuve que llevarme un pedazo de sandía para camuflar mi risa. Cecilia se sentó en medio de nosotros robándome un pedazo de sandía y al ver que su novio no estaba haciendo nada indebido, tuvo una mirada de decepción para volver a su actitud habitual.

—¿Alguno de ustedes está libre?

—Lo siento, amor, tengo una exposición en media hora.

—Descuida —le besa la mejilla a su novio—. ¿Y tu gay?

Pongo los ojos en blancos.

—Quedé ir después de clases con Jeff a la librería.

—¿Es una cita? —preguntó acercándose a mi lado.

—No, solo tenía...

—¡Perfecto! —dio un grito mientras mostraba su sonrisa gatuna—. Puedes llevar esta camisa a Dylan.

Me muestra una camisa de cuadros rojo con negro, la tomé entre mis dedos y su suave tacto demostraba que era de buena calidad.

—¿Qué haces con la ropa de Dylan?

—Tranquilo, no piensen nada malo —Creo que ni su novio pensó algo por ese estilo—. El sábado fui a su casa a pasar el rato y terminamos cantando por horas y de la emoción me terminé llevando su camisa.

—¿Y por qué no se la llevas tú, amor?

—Quedé en reunirme con mi grupo de portafolio para planear el deber de mañana. —Rápidamente, pone sus ojos tristes mientras me toma las manos—. Porfis, Robert, llévale la camisa a Dylan, el pobre debe estar preocupado sin ella.

Creo que le está dando mucha importancia a una simple camisa, pero conociendo a Dylan, puede que esté ansioso porque una de sus tantas camisas desapareció y es por eso que la doble de buena manera.

—De acuerdo, yo se la entregaré, pero ¿sabes dónde está?

—Creo que dijo que estaría en el edificio de enfermería, el salón D9.

—¿Y tu cómo sabes eso? —cuestiono Neil y agradezco que le haya preguntado, yo también tenía esa duda.

—Me lo dijo ayer, que hoy pasaría algo en ese lugar. No sean mal pensados, hombres tenían que ser.

Sigo sin saber cómo es que de la nada Cecilia y Dylan se volvieron tan cercanos, pero me alegro por el cachorro. Puede que en verdad esté poniendo a prueba la lista que le pedí que escribiera, y quién sabe, tal vez me sorprenda y termine el año con alguna pareja o algo por el estilo.

Terminó de comer para regresar al salón y atender casi dos horas de clases, en donde miraba el teléfono a cada minuto para comprobar que el tiempo avanzaba para salir con Jeff. Le escribí para saber si me podría acompañar a devolverle la camisa a Dylan y aceptó de nuevo con un sticker. También quise escribirle a Dylan para hacerle saber que iría a verlo, pero no me salía conectado, por lo que daba igual si le envía un mensaje, no lo vería.

Cuando por fin podía ser libre, grata fue mi sorpresa encontrarme a Jeff afuera del salón leyendo otro poemario mientras usaba sus vestimentas clásicas. Me acerco lentamente para abrazarlo e intentar sorprenderlo, pero parece que mi plan no surtió efecto, ya que con toda la calma del mundo dejó ver su rostro para simplemente dar una media sonrisa.

—¿La pasaste bien, Rob?

—Eres difícil de asustar, Jeff, ¿acaso tienes sentimientos de piedra?

—Para nada, solo es que espero de todo en cada momento, por lo que suele ser muy precavido.

—Ah, ya, genial.

Rápidamente, Jeff besó mi mejilla, logrando que mi corazón latiera y mis mejillas se sonrojaron. No será tan expresivo con su amor como me gustaría, pero por lo menos lo demuestra. Con cosas pequeñas como besos o hablarme de manera linda, creo que eso es más que suficiente.

Claro que esperaba que mi novio oficial sea detallista, que me comprara flores, me invitara a salir, me abrazara todo el tiempo y me hiciera sentir el chico más especial del mundo. Claro que me siento especial con Jeff, solo que es menos romántico de lo que me gustaría, pero eso no le quita lo atractivo que es un buen material para novio.

—¿Cómo la pasaste en tu presentación?

—Perfecto, ganó la chica que representó Argentina, pero igual me gusta ayudar al club de teatro con estas actividades.

—Qué bueno, espero poder asistir a otra de sus funciones.

—Yo también, pero que sea una en donde me veas mover todo mi cuerpo como debe ser.

Con una ligera sonrisa pícara, Jeff miró a mis ojos.

—Nada me haría más feliz verte de esa manera, Rob.

Pongo los ojos en blanco para seguir nuestro camino al edificio de enfermería. Quedaba un poco lejos, por lo que esperaba aprovechar el camino para hablar un poco, pero en cada intento de sacar conversación con Jeff, este respondía que todo estaba bien y no había ninguna novedad. En sus clases era un buen estudiante y se llevaba con todos, pero no tenía un mejor amigo y tampoco lo necesitaba. Tenía sus libros, y en cuanto llega a su casa, ayuda en todos los quehaceres mientras sus madres escriben ideas para su próximo poemario. Por lo que no tiene gran vida social, pero en repetidas ocasiones me dijo que no la necesitaba. Está feliz con su monotonía, ya que era su manera de ver el mundo.

De forma tranquila.

Eso me parece algo aburrido, es teniendo en cuenta que mi TDAH impide que pueda estarme quieto por mucho tiempo, también impide que me sienta con total calma, necesito hacer algo o mirar algo, pero supongo que siendo el novio de Jeff me terminé acostumbrándome a ese estilo de vida más tranquilo y sencillo.

Puedo hacerlo, no es tan difícil.

Saqué mis audífonos y le compartí uno a Jeff para buscar la canción que interpreté y, sin importar que había algunos chicos pasando a nuestro alrededor, empecé a cantar al mismo tiempo que Fey.

Si esto no es un sueño, eres mi otra mitad.

Quise tomar su mano para danzar como locos, pero él solo se reía mientras seguía avanzando.

—Eres muy lindo, Rob, pero recuerda que hay cámaras y no querrás que los profesores muestren tus movimientos en las redes.

Diría que estaba exagerando, pero una vez a una chica se le cayó todo su batido al suelo y, por intentar limpiar, se terminó cayendo arrastrando a un chico en el proceso. Ese video fue subido en las historias de Facebook de la universidad, la chica pasó mucha vergüenza, pero al final el tema se esfumó en el mismo día. Pero no me importaba si nos grababan y lo subían a las redes, solo quería que me viera realizando el mismo espectáculo que hice el domingo. Suspiro para seguir sus pasos mientras escuchamos mi música sin decir otra palabra. Lo bueno de la música es que me ayuda a crear diferentes coreografías que podría realizar, logrando que pudiera estar más tranquilo.

En el momento en que llegamos al edificio, solo me tomó unos minutos encontrar la sala. Al abrirse había un chico mirando algo desde su celular mientras caminaba en círculos nerviosos. Le iba a preguntar si sabía dónde podría estar Dylan...

No tuve que preguntar para encontrarlo.

Estaba detrás de una pared de cristal, con varios enfermeros socorriéndolo.

Se encontraba en una camilla, los enfermeros intentaban reanimarlo, pero su pulso estaba en cero.

—¡Dylan!

Dejé a un lado mis cosas para entrar con desesperación a la habitación. Los médicos me miraron con indiferencia mientras me trataban de sacar del lugar. No pude contener las lágrimas al ver a Dylan acostado en una camilla, con los ojos cerrados y sin pulso visible. No paraba de temblar, quería gritar hasta que me soltaran.

Farfalle, espera, tranquilo.

Como si fuera un milagro divino, Dylan volvió a la vida para levantarse de la camilla y abrazarme con todas sus fuerzas. No entendía lo que ocurrió, no podía hablar, la respiración se me cortaba mientras me ahogaba entre mis propias lágrimas. La última vez que viví algo parecido fue cuando murió mi padre. Pensé que estaba viviendo lo mismo de nuevo.

—Tranquilo, Robert, todo está bien, yo estoy bien, tranquilo.

Me aferré con fuerzas de los brazos de Dylan mientras le rogaba, que me abrazara con más fuerza. No quería que me soltara, quería sentir su tacto y recordarme que todo está bien, que Dylan no está muerto, que no le pasaba nada. Ni la voz de Jeff intentando tranquilizarme me importaba, necesitaba sentir el cálido abrazo de Dylan.

Tuvimos que salir de la habitación. Dylan seguía aferrándose a mí sin intenciones de soltarme, mientras Jeff fue por un poco de agua. Resulta que el grupo de Dylan estaba grabando un rol play en donde se demostraban de manera gráfica la negligencia hospitalaria y sus consecuencias. Dylan solo estaba realizando el papel de la víctima, todo era tan casero que ni siquiera se preocuparon por el tono de piel o la respiración del supuesto muerto, pero cuando lo vi acostado en esa camilla con sus signos vitales a cero no podía contener, no quería perderlo, era casi como si alguien me quitara algo tan valioso que no podría vivir sin ello.

Nos sentamos en una esquina en donde Jeff estaba parado a mi lado, esperando si necesitaba otra cosa, mientras Dylan acariciaba mi espalda.

—¿Te encuentras mejor, Farfalle?

Espero unos segundos en lo que mi respiración se nivela para poder responder.

—Sí, lo siento.

—No te disculpes...

—Exacto, Rob —Jeff se arrodilló para poder tomar mi mejilla—. No tienes por qué disculparte, no sabía lo que en verdad estaba ocurriendo.

Dylan se limitó a seguir abrazándome, mientras que la mirada de Jeff era tan cálida y sincera, como todo en él. Intento lucir una sonrisa, pero se me es difícil, por lo que solo me levanto del asiento, mientras sostengo mi mano junto a la Dylan.

—De igual manera, les pido una disculpa a todos, yo solo vine a devolverte la camisa, Dylan, no a crear dramas innecesarios.

Por más que sea un cliché bastante común en las comedias románticas, solo que ahora puedo entender a gran parte de esos protagonistas que lo ocasionan.

—Tranquilo, si quieres, te puedo acompañar a tu casa, Robert, no me gustaría que pases solo.

—No, Dylan, yo quedé con ir con Jeff a la librería, pero...

—Rob, no quisiera que fueras ahora a la librería, y de acuerdo con el chico, mejor vamos a tu casa.

A.

Primero estuve sufriendo un colapso emocional y ahora dos chicos me están ofreciendo acompañar a mi casa. En otro contexto sería el inicio de un triángulo amoroso, pero eso no tiene sentido en mi casa. Dylan no es un pretendiente y mucho menos está enamorado de mí, solo es demasiado bueno para este mundo. Pero igual sería horrible tener que elegir entre mi interés romántico y mi amigo. No podía elegir a uno.

Esperaba que mágicamente algo ocurriera para que Jeff o Dylan tuvieran un inconveniente y no pudieran acompañarme, pero ambos estaban bastante ansiosos por mi respuesta. Eso me provocaba más ansiedad, no podía controlar mis dedos y quería salir huyendo.

—Rob, sabes, si quieres puedes ir con tu amigo, podemos ir mañana a la librería.

Justo lo que necesitaba, la gentileza de Jeff salvándome cuando más lo necesitaba.

—¿Estás seguro, Jeff? —mencioné intentando tocar sus manos, solo que él las alejó un poco.

—Descuida, ahora necesitas pasar tiempo con tu amigo. Luego podemos hablar, ¿estás de acuerdo?

Es un hombre perfecto.

Es guapo, cortés, educado, quiere a sus madres y ahora entiende por completo la situación y me da espacio. No podría pedir más.

—Gracias, Jeff, pase lo que pase, te acompañaré, te lo aseguro.

—Que así sea, querido Rob.

Antes de marcharse, me besa la mejilla de manera lenta y calmada para despedirse de las personas que estaban en la habitación y salir con las manos entre la espalda. Estoy seguro de que ese chico es el chico de mis sueños, no cabe duda, tengo que decirle lo que siento pronto.

Por el momento, mi mirada regresa a Dylan, quien tenía la mirada algo caída, casi como un perro castigado.

—¿Qué ocurre, Cachorro?

—Me siento horrible por haberte hecho pasar por ese momento, cuando me consientes lo de tu padre... Debió ser atroz verme en esa situación.

—Lo fue —contesté—, pensé que también te perdería, mi corazón se rompió en mil pedazos, quería gritar que te quedaras conmigo, que nunca te fuera de mi lado. ¿Recuerdas? Como prometiste en tu casa, juraste nunca irte de mi lado...

Dylan depositó en mi frente un beso.

Sus labios se sintieron algo fríos, mientras que todo mi cuerpo lo contraatacó con un sentimiento cálido por el acto. Al mirar sus ojos, mi corazón latía de felicidad. Ver sus ojos tan vivos y cálidos me llenaron de un sentimiento de alegría tan grande que no sabría cómo expresarlo.

—Claro que recuerdo esa promesa y no pienso romperla, Farfalle. —Dylan toma mis manos sin importar que todo su rostro estuviera rojo—. No pienso dejarte en ningún momento, Robert Alcanzar, ten eso por seguro.

No pude contener las lágrimas por tan hermosas palabras. Dylan es un romántico, lo demostró con las muestras de cariño que tiene así mi, y siento algo de envidia de la persona que pueda ser su pareja. Tendrá el amor de un chico encantador. Pero lo que nunca tendrá son esas bellas palabras, porque son especialmente para mí.

—Gracias, Dylan. Te lo digo en serio, gracias.

—Cuando quieras, Robert, sabes que estaré siempre para ti.

Con un sabor agridulce por sus palabras, tomé su mano para irnos de la habitación. Solo que cuando ambos estábamos saliendo, el grupo de Dylan le hizo acuerdo de que todavía debían seguir grabando el video y todo nuestro número se vino al suelo y tuve que esperar unos minutos más para poder irnos a mi casa.

Como saben alguno o no, pues envíe un Paper Rings a una editorial, más específicamente a Latidos Editorial. Ojo, no quiero decir que sea un hecho que mi libro salga en físico, todo es decisión de la editorial. Espero que la aprueben o, si quieren, pueden comentar en publicaciones de la editorial con referente a la historia, para que vea que sí hay interés por mi historia.

Ya pasando con la historia de Robert, pues estamos cerca del final y ya quiero terminar con la historia y que vea el final que les tengo preparado. Muero que lo vean y espero que estén ansiosos por la conclusión. Por el momento no hay que pensar en finales, cuando aún faltan capítulos, así que disfruten de esta historia mientras dure.

Sin nada más que decir, los dejo en su linda noche, tarde o día.

Los quiero, bye <3

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