Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

15. Cliché #14: Momento de reflexionar

En resumidas cuentas, no hice nada interesante en mi semana de vacaciones, solo conocer a la linda madre de Jeff y volver al cementerio con mamá para dejarle más flores a papá y que ella pudiera estar en silencio por un buen rato. Luego de eso pasamos algo de tiempo junto y para mi sorpresa decidió tomarme un mes de descanso de los varios días de vacaciones que estuvo acumulando, no había una conexión demasiada estrecha entre los dos, pero era agradable contarle mis cosas y poder ver una película a su lado, como en los viejos tiempos.

Con las clases es otra cosa.

Dije que seguí diseño visual porque era una carrera fácil y que me aseguraba un buen trabajo, además de la facilidad de trabajar desde casa, pero cada nueva clase siento que no debería estar ahí. Claro que participo y no soy de los peores estudiantes, pero tampoco destacó en nada y mi mayor virtud es que puedo salir en las exposiciones sin sentir la mínima pizca de temor. Fuera de eso, parece que estoy en la carrera equivocada.

Sin embargo, ya estoy en tercer semestre, no puedo replantearme mis decisiones y empezar desde cero. Además, ni siquiera sé qué quiero hacer después de mis estudios. De pequeño recuerdo que quería ser director y dirigir todas mis películas planeadas, luego conseguir pareja, casarme y tener muchos hijos a los cuales cuidar con amor. Pero ahora, con una mentalidad más abierta, no me veo trabajando toda mi vida como diseñador visual, tampoco me parece tener muchos hijos, aunque sí quiero mínimo uno y obviamente la idea de una boda sigue en mi mente.

—A lo que quiero llegar es, ¿cómo se visualizan ustedes después de terminar la universidad?

—Robert, ¿no crees que es muy pronto pensar en eso? —Cecilia deja de decorar su mapa conceptual de Canva para luego cerrar su laptop—. Apenas estamos empezando esto, tenemos todo el tiempo del mundo para pensar.

—Lo sé, es solo que mi cerebro me recuerda que no estoy cumpliendo todo lo que supuestamente había planeado en el momento en que entré a la universidad.

—¿Y exactamente qué tenías planeado? —pregunta Neil alzando la vista de su consola.

—Verás —saco mi libreta con un lápiz y empiezo a realizar una lista, mientras Neil suspira de arrepentimiento—. Asumió que tendría novio, dirigiría alguna película independiente, sacaría las mejores notas y realizaría un show que dejaría a todos con la boca abierta.

—¿Un show? —preguntó mi amiga.

—Ya sabes, algo relacionado con la danza o el canto.

—Ah, como lo que harás por Navidad.

—Exacto, aunque tampoco es que sea mi gran show, dudo que sea la gran cosa.

—Robert, céntrate, ¿cuál es tu punto? —Neil habló.

—Cierto —doy un aplauso y miro a mis amigos—. Estoy en mi primera crisis existencial. En eso donde no sabes qué hacer con tu vida.

Es algo típico en las películas de adolescentes que un personaje no sepa qué hacer con su puta vida y busque cualquier respuesta divina que lo ilumine. Quisiera ser como esos protagonistas que resuelven sus vidas por arte de magia. No como en mi caso que tengo que estar hablando con mis amigos de la vida y como esta me está empujando lentamente al mundo adulto, y siento que no he hecho nada antes de caer directo.

—Robert, ¿seguro que te encuentras bien? —Cecilia se sentó a mi lado mientras ponía su cabeza en mi hombro—. Parece que hayas dormido menos.

—Claro que no dormí, es que... se cumplió otro aniversario de la muerte de mi padre y me puse a sobre pensar.

—¿De nuevo?

La pregunta de Neil llegó a intrigar a Cecilia y no la culpó. Que tu mejor amigo te pregunte si de nuevo tenía otro ataque de sobre pensar las cosas hasta terminar en las lágrimas no es nada agradable. Tener TDAH, no solo son tips y no concentrarse del todo, también conlleva sobre pensar las cosas. Lo peor es que no son de las todas, cosas importantes o por el estilo, son cosas como si una noche cierro los ojos y no vuelvo a despertar. Justo fue ese pensamiento lo que me llevó a afectarme y terminé llamando a Neil y llorando por el miedo.

—Sí, esta vez me puse a pensar en las relaciones amorosas. —continúe con una mueca—: muero por tener novio, pero ¿qué me asegura que seré un buen novio? Soy un cinéfilo intenso, bailarín y cantante como hobby y solo escucho música en inglés. Diría que son cualidades mías, pero también pueden ser defectos que molestarían a mi pareja. También pensé que me acostumbré a llegar a la casa, ver películas solas y pasar la noche en mi habitación con música y haciendo deberes. Incluso incluir a un novio a la fórmula podría complicar mi vida, de maneras que no sabría si aceptar un novio sea la mejor solución. —Jalo mi cabello de desesperación para luego acostarme en el suelo.

Pasar tiempo con mi madre fue el detonante para que tomara más en conciencia que el amor es raro y no tan fantasioso como uno esperaría. Ella había perdido a papá y, en vez de llorar por diez años, ella decidió seguir adelante con el corazón atado a sus manos. Mi hermana concluyó que sería mejor olvidar que una vez fuimos una familia de cuatro para empezar desde cero y crear su nueva forma de amar. Mientras que, de mi lado, tengo el amor de mis amigos y a veces siento que no es suficiente para todo lo que necesito.

Somos seres necesitados de amor, y aunque estemos rodeados de este, nunca es suficiente para llenar nuestro corazón.

Deja de preocuparte tanto por lo que no puedes controlar —Neil se acostó a mi lado y repetía las palabras de una película.

Acomodé mi cabeza entre su cuello mientras recordaba viejos tiempos en donde nosotros nos apoyamos los unos a los otros y estoy encantado de que tantos años después seguimos tan unidos. Porque en este transcurso del tiempo he aprendido que amo a Neil, pero no de forma romántica, amo a mi amigo de una manera en que no podría estar sin su apoyo y tonterías. He aprendido que Neil no puede vivir sin mi amor.

El amor no siempre debe ser romántico, también significa cariño entre amigos, amor entre hermanos y un amor en algo que tiene gran valor propio. No necesito estar enamorado de mi amigo para amarlo.

—Gracias, Neil, es grandioso.

—Cuando quieras, amigo... ¿Recuerdas lo que decía tu padre cuando sobre pensar las cosas?

—No lo digas, me da mucha pena.

—Qué pena, igual lo diré —no puede contener mi sonrisa—. Pequeño ángel, deja de pensar y vuela tan alto que las nubes podrás tocar.

Trataba de no reírme, pero hice un trabajo espantoso, tanto que cubría mi rostro en el cuello de Neil para no provocar un escándalo y nos vieran raros. Aunque no ayudaba a que Cecilia nos tomara una foto con su celular, no paraba de sonreír.

—Es la escena más linda y gay posible. Me encanta.

═══════ .˚♡˚. ════════

Mis amigos tenían clases de inglés, mientras que yo quedé con Dylan en vernos en la cafetería para luego ir a su casa. La verdad no he pasado mucho tiempo con él, solo en las clases de inglés y en las horas que coincidimos para el almuerzo. Por lo que aprovechando que el profesor ha suspendido las clases por un asunto personal, aprovecharemos para adelantar trabajo y pasar el tiempo.

Entré a la cafetería y mi sorpresa no fue encontrar a Dylan escribiendo en la libreta que le regalé, sino que fue que uno de los clientes que estaba por salir era Jefferson. Llevaba un atuendo más convivencial, pero no por eso dejaba de verse bien con él.

Las cosas pasan de acuerdo a lo menos esperado.

—¿Qué?

—Es parte de un poema: fuimos amor.

Jefferson sonrió a la par que pasaba uno de sus dedos por mi mejilla; rápidamente retrocedí por el repentino acto. Sigo sin acostumbrarme a sus muestras de aprecio tan repentinas, es como Dylan, pero más salvaje y sin terminar con la cara completamente roja.

—Discúlpame, solo quería sentir tu piel.

—¿Algún motivo por el cual eso debería ser lindo y no aterrador?

—Porque tú me hiciste desear tus labios desde esa noche, no es mi culpa que cada día no paré de pensar en ti, Robert Alcanzar.

Soñaba con tener un novio que me dijera este tipo de cosas, tanto quería esto que se me hace tan irreal que en serio un chico estuviera tan interesado en mí. No quiero hacerme ilusiones con que esté de verdad será el amor de mi vida, aunque si le puedo dar un punto positivo que ya me presento con una de sus madres no parece ocultar su interés en mí en público. No parece que tenga otra pareja, ni que no soy su tipo deseado. Pero no por eso voy a correr a sus brazos como un chico fácil, debo pensar bien las cosas antes de cometer una tontería que me provocó otro ataque de pánico.

—¿Vas a ordenar algo? —preguntó con una sonrisa—, ¿quieres que te espere?

—No, de hecho...

—Me estaba esperando a mí.

Dylan apareció de la nada ubicándose a mi lado mientras miraba a Jefferson, por su parte, el chico continuó con su sonrisa, aunque solo sus ojos estuvieran mirándome. Miraba a cada uno de esos chicos para encontrar una explicación del repentino cambio de ambiente.

—Dylan, ¿tienes todo para irnos?

Decidí interrumpir... lo que sea que era eso. Para evitar más momentos incómodos como ese.

—Sí, claro, vámonos.

Salió del lugar despidiéndose de Jeff en un leve susurro. Por mi parte cuestionó su repentina actitud, pero no quiero indagar más, por lo que tomó la mano de Jeff para despedirme.

—Nos vemos, Jeff, espero que no aparezca en todos los lugares que me encuentre.

—Trataré, pero no prometo nada.

Niego con la cabeza mientras salía del lugar con una sonrisa.

Dylan pidió un taxi y se sentó en el asiento de adelante, mientras que yo no tenía más opción de ir a la parte de atrás, en donde decidió estar callado en todo el viaje. Parecía que mi amigo no estaba de los mejores humores. Como estar en un vehículo sin nada que hacer me parece incómodo, saco mi auricular y pongo algo de música mientras miro cómo de a poco nos acercamos a los barrios adinerados de la ciudad. Mi sorpresa fue cuando Dylan le pidió ingresar en una urbanización con un nombre llamativo y tras Dylan mostrarle su cédula entramos para detenernos en una casa de dos pisos con un patio delante del césped sintético.

—¿Esta es tu casa? —Estaba maravillado.

Pasar de mi casa convencional a lo más parecido a una mansión es un paso agigantado. No entiendo por qué Dylan prefiere ir a mi casa si tiene todo este lugar completamente disponible.

—De hecho, es de mi papá, pero sí, aquí es donde vivo.

Dylan se acercó a la puerta y luego de girar la llave mi rostro estaba igual de sorprendido, era un maldito castillo. Con paredes grises aterciopeladas, candelabros que parecían hechos de cristales y varias pinturas hermosas en donde una gran fotografía donde sale Dylan con un señor guapo es la atracción principal.

—¿Ese es tu padre? —pregunté viendo al señor guapo.

—El mismo —Dylan se colocó detrás de mí—, casi nunca está en casa, pero la vez que está suele...

—Dylan.

Ambos miramos al señor con ropa formal y mirada matadora bajando por las escaleras. Era el padre de Dylan. Era más guapo en persona, tenía una mandíbula perfilada, una barba refinada y unos ojos cautivadores. Es la definición de viejo sabroso, solo que trato de no pensar mucho en eso, esta historia no tiene el cliché del padre del mejor amigo. Gracias a Dios.

—Padre —respondió Dylan levantando pecho—. No sabía que te encontrarías en casa.

—Decidí descansar un momento antes de volver al trabajo —el señor bajó las escaleras y se puso a la par que Dylan, ambos eran igual de altos que daba miedo—. ¿No deberías estar en clases de inglés?

—El maestro nos dio el día libre, por ahora solo debo repasar para el examen de la próxima semana.

—Entiendo... —El señor se inclina un poco para mirarme y por unos segundos quisiera que viera a otra dirección—. ¿Y quién es tú... amigo?

Proceso todos los escenarios posibles para presentarme a una persona tan millonaria como es el padre de Dylan, por lo que saqué pecho y estire mi mano.

—Un placer, mi estimado, soy Robert Alcanzar, el mejor amigo de su hijo.

No salió tan mal... si estuviera en una película de los cincuenta, sonaba super forzado y ridículo. Lo puede tomar en cómo el señor me miraba con un leve disgusto en su rostro. Terminó retirando mi mano de la pena.

—Claro, Dylan, evita causar algún desastre hasta que regrese.

—De acuerdo, padre.

El señor salió de la casa mientras se llevaba el celular a la oreja. Dylan suspiró para indicarme con la cabeza que lo siguiera. Seguí sus pasos, que, cada segundo, tenía que voltear a verme, ya que daba vueltas en círculos viendo cada pequeño detalle de su casa. Al final tuvo que darme la mano para que continuara el paso, cosa que no me molestó en lo absoluto. Nos detuvimos en una puerta de manera que al abrirse mostraba al mismísimo jardín de Edén. Su habitación era gigantesca, con una cama de dos plazas, un librero que recorría la habitación, algunos cuadros pintados adornando las paredes y un ventanal circular con un diseño de varios colores.

—¡Santa mierda! —expresé—. Dylan, tu habitación es fabulosa.

—¿Lo crees?

¿Siquiera lo está dudando?

—Por supuesto, es justo como me gustaría tener mi habitación.

Recorro la habitación con total libertad mientras Dylan se cambiaba su uniforme de prácticas por una parada más cómoda. Con cada cosa que miraba, podía descifrar más de Dylan; era como varias piezas de un gran rompecabezas. Como por ejemplo que los cuadros son de Italia, algunos de los libros están en ese idioma y que... eso, solo eso puedo sacar de su habitación. Esperaba que tuviera alguna cosa que me dijera algo más. Pero todo está perfectamente arreglado, sin muchos colores, sin contar su ventanal, y las repisas solo tienen libros de estudios.

—¿No tienes nada más? ¿Nada de Kpop?

Dylan se encontraba en el baño, pero desde donde estaba pegó un grito.

—Están en el closet al lado de los libros de medicina.

Revisó en el lugar donde me indicó y en verdad era un fanático de primera. Tenía varios álbumes, tarjetas con los rostros de tanto chicos como chicas, dos varas luminosas y muchos, pero muchos mini pósters pegados uno encima de otros. Era una colección adorable y no me pude contener en tomarle una foto.

—Tienes una colección muy linda, Cachorro, pero sabes que deberías llevar esas tarjetas en la mochila como hacen algunos.

—No, gracias, podrían arruinar mis queridas photocards.

—Como quieras. Ah, cierto, ¿oye, crees que el profesor de inglés ya no arregló la calificación? Me prestas tu computadora para comprobarlo.

Dylan acaba de salir de su baño con un pantalón corto y una sudadera verde mientras se colocaba unos lentes. Le quedaban genial, aunque bueno, eso también es factor a que tengo una manía con los hombres que usan lentes, me parecen tan sexy.

—Claro, estaba en la cama.

Dejó la mochila en el suelo mientras me senté en su cama. Al primer tacto, siento que estoy sentando en una nube. Encendido la laptop y casi como si fuera un susto fácil de internet, abro los ojos de par a par mientras mi cara adapta un color carmesí.

—¡Hazlo más duro!

Una chica gritaba a todo pulmón a un sujeto que la penetrara con fuerza, mientras ese chico con buen cuerpo lograba cumplir sus plegarias. Son de esos videos que no te sorprendería que un hetero caliente viera veinticuatro siete, pero jamás me lo esperaría de Dylan. A lo cual, este se lanzó para recuperar su laptop y cerrarla de inmediato mientras su cara no podría estar más roja, incluso pensé que le saldría humo de lo rojo que estaba. No pude contener mi risa por el repentino momento.

—¿Con qué no eres tan puro y sano como creía, Dylan?

—Yo... Yo... —Las palabras se atoraron en su boca mientras sus ojos giraban en espiral.

—Tranquilo, todos tenemos nuestros momentos calientes, es normal y natural. Tú, como médico, debes saberlo más que nadie.

Dylan se derrumbó hasta al punto de tener los ojos cristalizados y fue ahí donde me preocupó de verdad. Jamás conocí a una persona que fuera capaz de llorar porque lo encontraron mirando porno. Ósea, conozco gente que se pone histérica, e incluso gente que diría que es un virus. ¿Pero llorar? Eso sí que es nuevo.

—Tranquilo, Cachorro. —Me pongo de rodillas para acariciarle la cabeza y limpiando sus lágrimas con mi otra mano—. Si tienes miedo de que le diga a otras personas sobre este asunto, tranquilo, no saldrá nada de mi boca. Pero para la próxima esconde de mejor manera el porno o, por lo menos, borra las ventanas.

Dylan seguía con los ojos cristalizados que intentó calmar con una sonrisa y se veía tan adorable que aprieto sus mejillas y no puedo parar de sonreír.

—Por favor, nunca cambies, Cachorro. Y ni se te ocurra alejarte de mi vida.

Fueron unos segundos hasta que la cara roja de Dylan se disminuyera, pero seguía teniendo un pronunciado color carmesí en las mejillas.

—De acuerdo, prometo no irme nunca.

Dejamos a un lado esa escena y nos ponemos a repasar para el dichoso examen oral, ya que el profesor es tan mentiroso para decir que siempre no nos iba a exonerar porque el evento será para Navidad y las clases se terminan la otra semana. Odio a los dobles caras. Pero bueno, es agradable conversar en inglés con Dylan para practicar con nuestra presentación.

Al terminar, Dylan trae algunas galletas con chocolate mientras decido soltar una pregunta que llevo mucho tiempo preguntándome.

—¿Por qué sabes muy bien el italiano, Cachorro?

Mordió su galleta antes de pestañear con una mirada indiferente.

—No es por nada importante.

—Mientes —afirmé—. Conozco esa frase, mi amigo, en todas las películas que la utilizan es para camuflar una verdad muy jugosa, así que escupe, dime el verdadero motivo.

Se mordió el labio antes de suspirar y decirle:

—Por mi mamá. Ella nos abandonó, apenas cumplí los cinco y se fue a vivir a su ciudad natal. Italia. —No me esperaba para nada esa respuesta, inclusive tiré mi galleta al suelo de la impresión—. De pequeño quería aprender italiano para viajar a Pavía y decir a mi madre que quería vivir con ella, que podía ser útil al saber el idioma y poder, ya sabes, estar en su vida. Pero nunca me escribió, y no se nada de ella por casi veinte años.

—Dylan, eso suena horrible.

—Por lo menos puedo decir que sé tres idiomas, es suficiente para mí...

Tomó la mano de Dylan para acercarlo a mi pecho y abrazarlo con fuerza. Por más que su cuerpo estaba definido, se sentía tan blando y su cabellera tan suave que era casi como abrazar un oso de peluche gigante.

—Dylan, eres un amor de persona. Si nadie te lo dice lo suficiente, yo seré esa persona, te lo diré tantas veces hasta que te lo creas.

Pasaron algunos segundos que luego se convirtieron minutos y nuestro abrazo no se detenía, es más, se intensifica a cada segundo y estaba contento de que eso pasara. Mi padre siempre decía que debemos abrazar a todas las personas que lo necesitan.

"¿Y cómo sabremos cuándo lo necesitan?"

Le pregunté una vez.

"Esas personas nunca lo dirán directamente, pero puedes saber cuándo esa persona lo necesite y cuando esa persona no piense soltarte, es que lo ayudaste en el momento adecuado"

Este es uno de esos momentos. Dylan no me pidió que lo abrazara ni mucho menos estaba triste como para necesitarlo, pero no hizo falta decir más para entender que lo que más quería era ser abrazado y que no lo soltaron hasta sentirse seguro. 

Han pasado 84 años.

Se siente como una eternidad, pero, como comenté, esta historia fue más complicada de lo que esperaba, no porque tenga una trama super especial o que revolucionara a la literatura. Para nada. Pero toca muchos temas personales, además de que al no ser planificada de una manera tan minuciosa en comparación con Paper Rings y del proyecto Reputation. Pues complica las cosas al punto de pensar en cancelar el proyecto.

Pero la razón por la que escribo en Wattpad fue porque muchas de las historias que leía eran canceladas o nunca tenían una segunda parte. Es por eso que no la voy a cancelar, trataré de subir los capítulos de forma continua y por fin terminar la historia y así poder empezar nuevos proyectos.

Por lo que, pueden estar tranquilos de que la historia de Robert y tendrá final, y espero que les guste su regreso. 

Sin nada más que decir, los dejo en su linda noche, tarde o día.

Los quiero, bye <3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro