11. Cliché # 10: Flechazo
Tal vez lo dije varias veces, pero odio con toda mi alma tener que levantarme temprano. Pero por primera vez en mi vida estuve despierto desde temprano organizando mi bolso para tener todo preparado. Adoro cuando tengo algún viaje o paseo familiar; hace un tiempo que no hacemos uno de esos. Por eso mi emoción creció al saber que Dylan conduciría uno de los autos de su padre para este viaje. Vale aclarar que dije uno, porque ese señor mínimo debe tener unos cinco.
Dylan pasará por mí a las nueve y tras dos horas de viaje, iremos a comer algo con su primo y luego se realizará el partido. La parejita heterosexual fue invitada, pero ellos declinaron al saber que sería en la ciudad cercana, es decir, el lugar natal de la ex de Ceci, así que para no toparse con ella, deciden pasar un tiempo a solas.
No tengo problemas con eso, me gusta pasar el tiempo con Dylan, es un chico superadorable. En un principio, al verlo sentado con la mirada clavada en su cuaderno mientras usaba su uniforme de prácticas, nunca se me hubiera ocurrido que era un chico tan dulce y penoso en todo lo que sean relaciones amorosas. También no puedo negar que es la definición del chico de mis sueños: alto, guapo, lindo, amable, tierno, robusto, con personalidad de Golden retriever y con un corazón tan grande que apenas ocupa su cuerpo. Sí, sí, mucho le chupo las patas a mi amigo, ¿pero pueden culparme? Si Dylan no fuera penoso, actualmente tendría una novia y estoy seguro de que él la trataría como una verdadera reina.
Qué suerte tienen las chicas.
Pero da igual, espero conseguir un chico lindo y amable tarde o temprano. Ahora que no voy a lo loco con mi lista, puedo ponerme al día con algunas películas que tengo pendientes en Netflix, una perfecta excusa mientras espero a Dylan. Apenas terminó una película que había dejado en los últimos minutos, voy a la habitación de mi hermana en busca de bloqueador. Como mi madre utiliza su closet para poner todos los productos de belleza y uno de esos es el bloqueador. Busco entre sus cosas y encuentro una fotografía de mi hermana y yo de pequeños utilizando el uniforme de las clases de danza y canto y una sonrisa nostálgica se apareció en mi rostro. Antes éramos tan unidos, no podíamos estar sin el otro y ahora... simplemente me dejo a un lado.
Dejo en su lugar la foto para tomar el bloqueador y salir de esa habitación. No pienso amargarme la vida por alguien que no se las merece. Ya hice eso demasiado.
Mientras me pongo a mirar otra película en donde un señor se reencuentra con el amor de su infancia, tuve que dejarlo en la mejor parte, porque un Chevrolet Tahoe —no me pregunté cómo sé de autos— se estaciona enfrente de mi casa y un chico con el pelo igual al de un golden baja de él. Salgo de la casa para toparme con Dylan Miller usando ropa deportiva apretada y cuando digo apretada, es literalmente apretada. Sus pectorales estaban acorralados contra tela negra y sus brazos se veían con más volumen por eso mismo.
—¿Quieres presumir tu cuerpo o no tienes otro tipo de ropa?
—¿Me veo mal? —preguntó—. Quise usar algo deportivo y que me sintiera cómodo.
¿Cómodo? Pues no quiero saber su definición de holgado.
—Te ves muy bien, creo que muestra mucho músculo, pero me estoy creando buenas imágenes mentales —Dylan pone los ojos en blanco—. Bueno, ¿cómo me veo?
Decidí usar un atuendo casual de jeans cortos y una camiseta blanca con una gorra negra. No era de mis mejores outfits, pero necesitaba algo cómodo para el calor, aunque estos pantalones dejen al descubierto mis piernas con vellos.
—Te ves... —De poco a poco el rostro de Dylan se fue tornando en un color rojizo— bien.
—Ah, Cachorro, pudiste darme un cumplido sin morir atrozmente de la pena, eso es un total triunfo.
Le doy unas palmadas en la cabeza mientras sus ojos cafés me observan con detenimiento, sonrió y con algo de educación me abre la puerta, recibiendo otro cumplido de mi parte. Dylan sube a los segundos y luego de pedir que me ponga el cinturón, arranca el vehículo. Estaba asombrado al subir en un auto tan lindo, estéticamente hablando. El auto de Cecilia es lindo, pero se nota que es un auto viejo; en cambio, el del padre de Dylan, parece que es la primera vez que lo utilizan. Se siente tan nuevo y a la vez tan caro, que tengo miedo de arruinar cualquier cosa. Por eso me limito a simplemente ver por la ventana mientras mi amigo conducía. Todo parecía de lo más tranquilo, creo que demasiado, tanto que no pude controlar mi pierna. Al punto de tronar todos mis dedos, hago ruido con la boca y termino con este aburrimiento de una buena vez.
—¿Alguna novedad de la que quieras hablarme, Dylan?
No me miró directamente. Obviamente. Su mirada estaba fija en el camino.
—Nada nuevo, todo tranquilo.
—Qué bien.
Otra vez estamos callados, fue tal mi punto que decido sacar mi celular y conectarlo con el bluetooth del auto y poner una canción al alzar. Dylan se quedó atónito tras escuchar la voz de Katy Perry y la acompañó al sumiso.
—¿Is it a crush? Makin' me blush. Here I go again, I'm fallin' in love.
En el coro decido cerrar los ojos mientras nuevos mis dedos índices en el aire al ritmo de su voz. Nuestras voces se sincronizaban, solo que en mi versión yo alargaba algunas notas para causar más impacto. Terminó con una sonrisa y, al abrir los ojos, notó que Dylan estaba con la boca abierta y con rapideces notó sus ojos llenos de emoción, casi como si tuvieran un brillo estelar, dándole una apariencia majestuosa.
—Cantas hermoso, Robert.
Estuve a nada de atragantarme con mi propia saliva al escuchar sus palabras. En las clases de danza y canto, escuchaba eso a menudo: padres, maestros e incluso las chicas que supuestamente no tenían que estar felices porque las opaqué. Estoy acostumbrado a escuchar halagos desde pequeño. Sin embargo, nunca se olvida la primera vez en la que alguien con todas sus ilusiones te brinda un cumplido. Justo como ahora. Dylan estaba encantado por mi voz y yo no podía estar más halagado, tanto que mis mejillas se sonrojaron.
—Gracias, Cachorro —muestro mi mejor sonrisa—. Cuando quieras, puedo ser tu cantante estrella al momento de darle una serenata a tu chica soñada.
Dylan se rio a lo bajo de forma grave.
—Lo tendré en cuenta, pero para mi chica ideal me gustaría dedicarle una canción de Kpop.
—Déjame adivinar, algo de BLACKPINK —detuve la música de mi celular—. ¿Quieres que me aprenda alguna coreografía? Eso sí, te lo tendré que cobrar.
—No todo lo que tenga que ver con Kpop es BLACKPINK —puntualizó—, también existen grupos como 2NE1, TWICE, Illit y una de mis nuevas obsesiones es New Jeans.
—Creo reconocer a la mayoría gracias a TikTok, pero tengo una duda.
—¿Cuál?
—¿Por qué todos los grupos que mencionas son de chicas? Sé que eres hetero, pero ¿no tienes grupos masculinos favoritos?
—Por supuesto que los tengo —hablo casi dolido por pensar lo contrario—. Están: Stray Kids, Enhypen, TXT y de los primeros grupos que escuché: BTS.
No podía parar de sonreír al escuchar cómo Dylan se emocionaba hablando de sus grupos de Kpop favoritos. Tanto que decidí preguntarle cuál era su canción favorita de cada uno y su sonrisa se alargó mientras me explicaba con lujo de detalle el motivo de su fanatismo. Sobresaliendo la canción You & Me de JENNIE.
—Porque es simplemente hermosa —mencionó—. Jennie tiene una voz majestuosa, casi como la tuya, baila increíble y con su mensaje simple, pero bello, es la canción perfecta para demostrar tu amor.
—Veo que también tiene un lado romanticón, Miller.
Las mejillas y orejas de Dylan se pusieron rojas, casi me río de la lindura.
—Solo creo que la música es perfecta para eso.
Mantuvo la mirada firme en el camino mientras su rostro se hundía en un rojo intenso.
—Eres demasiado adorable, Dylan Miller.
Tanto que si fuera mi novio lo estuviera besando sin detenerme.
Pasamos el resto del viaje descubriendo los gustos del otro en los que iban revelaciones penosas como que Dylan es amante de la canción Bed Chem de Sabrina Carpenter algo sorprende teniendo en cuenta de lo que dice la canción y para igualar el nivel de pena ajena, tuve confesar que me sabía todos los openings de Power Rangers. Sí, cada uno de los openings me los conocía de memoria que, sin la necesidad de tener la melodía presente, interpreto uno que otro.
Después tuvimos una hora de karaoke en donde puse algunas de mis canciones en donde, de manera inesperada, pero graciosa apareció Bed Chem, esperaba que no cantara la parte de: "vente en mí, digo ven a mí" vaya fue mi sorpresa que sigo la letra, solo que con voz baja, para luego terminar con la cara roja. Seguimos con el karaoke un buen rato hasta que llegamos a nuestro destino justo después de escuchar cómo Dylan me daba una interpretación de una canción del grupo italiano Måneskin. Claro que en su voz, que pronuncia a la perfección ese idioma, queda mucho mejor que en mí, que apenas podía decir pizza sin sonar raro.
Dylan estacionó el auto cerca de un parque con árboles de hermosas hojas rosas, casi como si fueran cerezos. Salgo del vehículo y, tras estirar un poco, mis huesos crujen y un alivio recorre mi cuerpo.
—Con que esta es la famosa ciudad del primo exitoso de Dylan, genial.
—Uh, se supone que Theo debería estar esperándonos aquí. Déjame llamarlo.
Dylan se aleja un poco mientras yo tomo mi celular para ver si mis otros amigos tienen algo que decirme. Desde que deje de ser tan intenso con lo de conseguir un chico con mis cualidades requeridas y teniendo que pensar en qué cliché usar. La lista de candidatos descendió a un chico que, al ver sus publicaciones, da entender que es pasivo y discúlpenme, soy más de que se vengan en mí que yo venirme en ellos; como Sabrina. Por eso no me sorprenden con información y, más bien, solo recibí mensajes de ánimos y algunos stickers graciosos. Tras que mis datos móviles se terminan, utilizo el internet del parque para que en Instagram lo primero que me aparece es una publicación de mi hermana:
"La vida solo te pone sucesos difíciles, pero uno tiene que salir a delante"
Seguido a una foto viendo el atardecer, en donde, entre tantas cosas, lo que más sobresale es su culo. Sigo preguntándome cómo una chica dulce que tenía miedo de bailar, se volvió tan perra y es capaz de comparar banalidades con sucesos difíciles. Pero no debe ser un suceso tan difícil si en la foto destaca su trasero y los comentarios con corazones son de chicos guapos que le dan ánimos. Casi hasta me río de la hipocresía al ver que uno de los comentarios es de Marcos. Infiel hijo de perra.
—Parece que se hará un poco tarde —respondió Dylan después de guardar su celular—. ¿Quieres comer algo, Farfalle?
También guardo mi celular olvidándome de cualquier problema.
—SÍ, por favor, muero de hambre.
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Después de comer un almuerzo en un lugar que muy barato, no se veía, pero la comida tampoco era muy rica como para haber costado tanto. Igual le entregué el dinero de la comida a Dylan, solo que este lo rechaza porque, según él, yo era su invitado y los invitados no pagan. Cosa de chicos con buenos modales. Al final decliné por no pagar mi comida y mejor comprar bubble tea para los dos mientras esperábamos a Theo en las canchas de fútbol. Miller había usado una chaqueta en el viaje en auto y recién ahora se la quita, volviendo a ver su torso marcado difuminado en la camiseta. Sus brazos se ajustaron con las mangas y sus pantalones cortes lograban marcar un paquete y trasero fenomenal. Vamos, Robert, vista hacia arriba, nada de babear por tu amigo.
Saqué el bloqueador de mi mochila y me puse en el rostro y extremidades y cuando se lo ofrecí a Dylan. Tuve que tragar saliva. Era literalmente un momento en cámara lenta: sus dedos recorrían su rostro sin tocar sus labios carnosos y rojos. Luego bajó por su cuello moviendo la cabeza de lado a lado, después cubrió sus brazos y piernas con luego de detalle, casi aprieto el bote de bloqueador al notar cómo Dylan me miraba confuso.
—¿Tengo algo en la cara, Robert?
Sacudo la cabeza reconfigurando todos mis sistemas luego de esa sobrecarga de sensualidad masculina.
—Nada, solo que el olor de este bloqueador me hace alucinar cosas.
Tengo que dejar de acosar sexualmente a mi amigo, tiene un cuerpo tallado por los mismos dioses, pero dejo aceptar que nunca estará a mi alcance y solo seremos buenos amigos. Aunque sigo con la idea que sería un novio ideal.
De pronto, un auto se estacionó cerca del auto de mi acompañante y de ahí salen dos personas: un chico igual de alto que Dylan, con un cabello castaño y pecas bañando su rostro y un chico... ¿Con un gorro de Pikachu?
—Es Theo —Dylan se levantó de su asiento moviendo la mano.
Supongo que el otro chico debe ser el novio de Theo, pues es extravagante como para usar ese gorro. No lo digo porque sea raro usar ese tipo de gorros, sino que el gorro se ve acogedor, ósea lo contrario que esperaría usar en un día soleado. Pero según los testimonios brindados por Dylan, esos dos son la pareja del año.
—Dylan —abrazo a su primo con entusiasmo mientras daban vuelta—, te extrañe demasiado.
Los primos Miller estuvieron abrazados como loquitos demostrando que ambos parecían dos perros juguetones. Es que estaba a nada de tomarles una foto con ese filtro de perro y ver como sus colas virtuales no paraban de moverse.
—¿Y quién es ese chico con gorra, Dylan? —Theo me mostraba una sonrisa bastante cautivadora—. ¿Acaso también conseguiste un chico que te cambió de sexualidad?
Tanto Dylan como yo estábamos algo penosos por sus declaraciones. Uno por tener vergüenza a siquiera tocarle la mano a una chica y el otro al pensar que tendría un novio tan perfecto como Dylan.
—No... él es Robert Alcanzar, mi compañero de inglés y mejor amigo.
—¿Ya soy tu mejor amigo? —Logré soltar con una sonrisa—. ¿Pensaba que me usabas para aprobar las clases de inglés?
—No soy tan cruel, Farfalle.
—¿Farfalle? —interrumpió el chico del gorro de Pikachu—. ¿Acabas de llamar a ese chico como mariposa? ¿Seguro que no son pareja?
Dylan estaba callado y con la roja mientras que por mi lado estaba solo levemente sonrojado por sus palabras.
—Lo siento, sé que ustedes son pareja, pero nosotros no somos...
—Espera, espera. ¿Tú crees que Theo y yo...?
El chico Pikachu se empezó a reír con todas sus fuerzas mientras que Theo simplemente evita con todas sus ganas darle un golpe para que se calle. Lo noto porque ya tenía el puño cerrado.
—¿Ustedes no son pareja? —pregunté inocentemente.
—Ah, mi vida —El chico Pikachu me jala la mejilla—. No soy Michael, soy Marcelo, más conocido como la mejor persona del mundo y activista contra los derechos de las personas Arroace... por ahora soy el presidente, primer vocal y primer miembro del movimiento.
Theo tuvo que tomar a Marcelo y callarlo cubriéndole la boca con sus manos. Explicando que ese chico era amigo del instituto y que también era de los mejores jugadores del equipo. Además, su verdadero novio se quedó cuidando a su sobrino. También dijo lo siguiente:
—Dylan no hablo de ti, ¿desde cuándo son amigos?
—Desde inicios de clases, pero que tenga claro que ya es difícil sacarme de su vida.
—Por desgracia ya lo tuve muy claro —respondió el susodicho.
—Perfecto, entonces te puedes unir al partido.
—Alto ahí, chico bisexual —lo frene con mi mano—. Yo no juego fútbol, el único deporte que practico es la danza y dudo que quieran bailar en medio de la cancha. Así que, vayan a perseguir bolas a otro lado, y yo me siento y me río un poco de ustedes.
—Ja, me agrada ese chico —Marcelo pasó su brazo por mi nuca mientras sonreía—. Siento que serías perfecto en nuestro grupito de amigos. —Mira a Theo—. ¿Nos lo podemos llevar?
—Ni hablar.
Todos estuvimos sorprendidos al ver que Dylan me tomó del brazo para alejarme de Marcelo y haber dicho esas palabras. Al cabo de unos segundos, su cara se puso roja y me soltó con rapidez.
—Robert es mi compañero y... mi amigo. No pienso que lo alejen.
No podía parar de sonreír, veo que en serio Dylan, me tiene mucho cariño como para hacer una escénica, aunque conociéndolo, no creo que esta haya sido su intención en primer momento.
—Ya oyeron a Dylan, no me pueden alejar de su lado.
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Poco a poco los demás chicos con ropa deportiva y gritos histéricos al reencontrarse con Theo se aumentaban. Por el breve resumen que me brindó Dylan, su primo tiene un futuro muy prometedor. Sigue la carrera de escritura, publicó un libro que está siendo un éxito en ventas y ese chico no podía dejar de hablar de su maravilloso novio. Era igual de tierno que Dylan, solo que con el plus de no sonrojarse cuando hablamos de amor. Lo cual no sé si es peor o mejor. Dejando eso a un lado, estoy dándole ánimos a mi amigo antes de bajar a la cancha y ser delantero... sé lo que sea eso.
—Lo harás bien, solo tienes que pasar la pelota y usar tus piernas para anotar un gol. Superfácil.
—Facilissimo.
—¿Qué?
—Facilissimo es muy fácil en italiano.
—Cierto, había olvidado que eras un experto del italiano. —Sonríe con dulzura—. Pues cómo diría Mario Bros: Let's go y a la cancha.
—Eso no es italiano.
—¿Esperabas que hablara en italiano? Ya te dije que apenas si sé decir pizza y ni sé si en Italia le dicen de ese modo.
Estoy deleitado por su risa grave antes de salir con un poco de confianza en su rostro a la cancha. Theo lleva puesto una camiseta negra con letras rosas, mientras que Marcelo sigue usando ese gorro de Pikachu, solo que ahora no puede mantenerse quieto ni un solo segundo. También puedo ver un chico moreno, uno con el pelo como coco y... ¡Puta madre! No puede ser verdad. Es una puta ilusión.
Tuve que tirarme al suelo con rapideces mientras alzo la cabeza de a poquito para lograr ver a un chico de cabello negro largo atado en una mini cola de caballo, con una camiseta azul con líneas verticales negras, un pantalón corto negro que le marcaba un culo espectacular y sus ojos miel que brillan con intensidad por el reflejo del sol.
—Esto no es verdad.
¡Verga!
Acabamos de cruzar miradas, puede ver en una fracción de segundo su rostro cautivador que tuve que dejar de ver o quedaría embrujado de por vida. Tal vez estoy exagerando un poco, pero es justo lo que siento al encontrarme con el chico que besé en la fiesta en la que peleé con Neil. Pensé que jamás volvería a ver a ese chico y menos teniendo en cuenta que luego que me agarrara del trasero, quise llevarlo a una habitación, pero Neil me detuvo.
Vuelvo a mirar.
Antes de que volviera a esconderme en el suelo, ese chico me miró con curiosidad antes de volver a centrar su vista en la cancha.
Es bellísimo.
Tiene un rostro masculino y hermoso, con rasgos finos y duros a la vez. Era casi como si su rostro fuera una espiral hipnótica que no me permitiera dejar de verlo. Al igual que los Miller, tiene un torso marcado, solo que en él se nota que va al gimnasio o practica algún deporte intenso. Quisiera contemplarlo por más tiempo, pero un silbido da inicio al partido en donde están divididos en equipos de síes en donde Dylan está con su primo, Marcelo, y el chico guapo... Y otros dos randoms.
Como mi conocimiento de fútbol está al nivel de las películas, puedo decir que el equipo Miller lo está haciendo bastante bien, en especial Theo y el chico guapo que se pasan el balón en perfecta sincronía mientras Marcelo cubre a gran parte de los jugadores... el problema es con Dylan que su única labor es tener el balón un par de segundos y dar chillido cuando otros lo embisten con rudeza.
—Vamos, Dylan, tú puedes —utilizo mi gorra como banderín—. Es tuyo, uh, eso dolió. Mejor corre, creo que ese chico, cara de toro, te quiere partir las piernas. ¡Corre, Dylan, corre!
El primer gol fue para el equipo contrario y mientras Dylan estaba sudando como bestia mientras respiraba con rapidez. El chico guapo se levantó la camiseta para secarse la cara y en el proceso dejó ver el tremendo lavaplatos que tiene en su abdomen. La puta madre. Estuve muy tentado de tomarle una foto y tener para usos externos.
—Chico Mariposa —Marcelo me lanzó su gorro de Pikachu que logré atrapar en el aire—. Cuídalo, es la única manera que tengo para obtener la atención de Oliver.
—¿No eras Arroace?
Volvió a la cancha sin contestar mi pregunta y ni importaba. Yo utilicé el gorro que servía como arma de celebrar los goles metidos, en donde los principales eran gracias a Theo, Marcelo y el chico guapo que, cuando anotó un gol, miró directo a mi dirección y llevó dos dedos a sus labios para luego lanzarme un beso mientras tenía un ojo cerrado.
Those boom boom booms.
Tuve que sacudir la cabeza para quitarme esa imagen mental del rostro. De seguro está jugando alguna tontería para llevarme a la cama, puede que lo haya dejado con ganas y me mira como un trofeo inalcanzable. Sí, eso debe ser. Igual, toda mi atención se proyectó en Dylan, que corría con el balón en dirección al arco sin nadie que lo detuviera. Necesitaba solo patear el balón con fuerza y sería un gol asegurado. Quería gritarle para animarlo, cuando en el último momento alguien logró quitarle el balón, probando que rodará en el suelo dando punto muerto en el partido.
—¡Dylan!
Me apresuré a la cancha donde Theo lo ayudó a levantar, llevándolo a los asientos. Marcelo fue corriendo al auto para traer alcohol y algo de algodón, ya que de su rodilla salían algunas líneas de sangre.
—Mierda, ¿te duele mucho? —pregunté ayudándolo a sentarse.
—Tranquilo, solo es un rasguño, he visto muchos de estos en las prácticas.
Lo había olvidado, estamos frente a un futuro enfermero. Si alguien sabía más de estas cosas, era él. Inmediatamente de colocarle el alcohol en su pierna, apretó mi brazo en un movimiento no intencional y no decido decirle nada. Simplemente, dejo que me siga apretando el brazo, aunque su mano sea algo gruesa. Con un herido en la cancha, el partido termina dándole la victoria al equipo contrario y, entre la ayuda de Theo y yo, logramos llevar entre salto a Dylan, a quien lo sentamos en el asiento de copiloto porque con esa pierna no podrá conducir, qué suerte que yo si tengo licencia.
—Iré a comprar un café con leche, cuida bien de mi primo, Robert. —Theo brindó una cálida sonrisa.
—Haré mi mejor trabajo.
Theo se alejó a la tienda mientras Marcelo está hablando con Dylan, quien, aun con la pierna herida al verme, me sonríe y yo le devuelvo la sonrisa.
—¿También tengo que rasparme la rodilla para tener tu atención?
Santa mierda.
El chico guapo estaba a mi lado con otra ropa, ahora llevaba un calentador gris y una camiseta café de mangas largas. Por su forma de vestir diría que es algo intelectual, digo, solo le falta lo lentes si seria el tipo protagonista de un romance dark academia.
—¿No pensabas verme otra vez después de la fiesta? —preguntó mientras se cruzaba de brazos.
—Si te soy sincero, fue la razón principal por la que dejé que me metiera la lengua.
Apenas sus labios se curvaron imitando una sonrisa, aunque nada que me diera pistas que sea una persona divertida o amoroso. ¿Estoy describiendo de mala manera? Perdón, sigo en shock por ser la persona que me agarra el trasero en esa fiesta.
—Hay reencuentros que están destinados y yo sigo aquí, creyendo en que la vida sabrá cruzarme de nuevo contigo.
Tragué saliva.
—¿Acaso sacaste eso de un libro? Pues que ni pienses que con palabras bonitas logras que volveremos a tener un momento intimo que se pueda sobre pasar.
Silencio.
Estaba en silencio mientras acomodaba mi cabello con sus dedos.
—Pido perdón por haber sido un idiota, no debí sobrepasarme esa noche. El alcohol puede ser muy traicionero. No quiero que tengas una mala imagen mía.
Dio media vuelta, no sin antes girar un poco la cabeza y darme una rápida sonrisa.
—Por cierto, soy Jefferson. Un gusto.
My heart goes La dada dee dee
En un abrir y cerrar de ojos se esfumó ese chico, dejándome con más preguntas que respuestas y con una sensación cálida en la mano. Lentamente, mis mejillas se calentaron y mi corazón latía a toda velocidad. Un chico me acaba de llamar lindo y besar mi mano. ¿No era un sueño? Claro que no, esto en verdad acaba de pasar.
—Listo, tomó más tiempo de lo esperado... —Theo llegó y al verme su sonrisa se disminuyó—. ¿Qué ocurrió?
Theo se despidió con un abrazo sin llegar a moverme mucho, no me dolía casi nada, pero para mi primo eso no era excusa para tratarme como si me hubiera fracturado la pierna.
—Llámame, apenas llegues a tu casa, y si necesitas cualquier cosa, solo escríbeme.
—Lo tendré en cuenta, Theo. Salúdame a Michael de mi parte.
—Ah —por unos segundos su felicidad se esfumó de su cuerpo y rápidamente me dio una sonrisa que fue todo menos feliz—. Claro, le diré que mandaste saludos, adiós.
Quise preguntarle si ocurría algo, pero no quise incomodar, por lo que cierro la puerta y puedo concentrarme en Robert, quien estaba mandando un mensaje a Neil, para que lo fuera a recoger a mi casa para que no se vaya caminando.
—Listo, Zanahorias vendrá, apenas llegué. —se puso el cinturón de seguridad—. ¿Está todo listo?
—Claro, estoy listo para alejarme lo más lejos del fútbol.
—Ja, de a poco te estás volviendo más gracioso, Dylan.
Partimos a la carretera acompañados con las canciones y la voz de Farfalle. Mientras veía el cielo anaranjado por la ventana, recordaba lo divertido y agotador que fue este día. Aunque no pude quitarme de la cabeza el beso que le dio ese extraño a Robert, no parecía molestarlo, pero algo en mí sentía que no era lo correcto. Claro que yo solo soy un chico que tiene pena de un beso, no puedo saber nada de lo que es correcto en el amor.
—¿Estás cómodo, Cachorro?
Tuve que mirar a Robert para lograr regresar a la realidad.
—Sí, solo estoy cansado.
—Pues si quieres, puedo callarme un poco y dejarte dormir.
—No —contesté—, me gusta escuchar tu voz cantando. Me relaja, por favor, no pares.
—Como ordene el dueño del vehículo.
Logré cerrar los ojos mientras mis oídos eran bañados por los cantos de Robert.
Ok, creo que apenas termine un capitulo lo sube, asi que esta historia ya no tendrá un horario como antes. Lo cual es bueno en cierto punto, es como un regalo sorpresa. Mientras no me funen como América, todo correcto.
Por cierto, para mis fans de Paper Rings, tengo algo malo que comentarles el 31 octubre. Así que estén atentos a esa fecha.
Sin nada más que decir, los dejo en su linda noche, tarde o día.
Los quiero, bye <3
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