Primera amor (Parte 2)
Cuando descubres el primer amor, la vida te cambia para siempre, cada sensación es un tesoro que añoras, las mariposas en el estómago, la desesperación por estar a su lado y el anhelo de tatuarte en la piel la sensación que te produce cada vez que esa persona sonríe.
PRIMER AMOR
Primer verso
En la penumbra de la adolescencia,
Surge un sentimiento, tu presencia
y tu risa iluminan mi mundo entero,
Primer amor, un fuego sincero.
Coro
Primer amor, dulce y eterno,
Un suspiro, un sueño tierno.
Besos soñados, noches de estrellas,
Bailamos juntos en nuestras huellas.
Segundo verso
Así, en el libro del primer amor,
Guardo capítulos de un futuro resplandor.
Aunque el tiempo avance sin piedad,
Primer amor, en mi corazón, quedará.
Cuando Dara escribió la canción "Primer amor" se inspiró en Hank.
Cuando Hank escuchó la canción "Primer amor" pensó en Dara.
Pero ninguno dijo nada, él pensó que ella lo había escrito para Dave, ella supo que jamás podría sentir por su novio lo que sentía por Hank, pero al menos debía intentarlo.
Dara se había enamorado por primera vez a los 12 años, cuando conoció a Hank. Ella había descubierto un amor que la atrapó por completo.
Por otra parte, nuestro querido Hank, había tenido algunos encuentros casuales que jamás habían significado nada para él, pero el día en que se quedó a solas con ella, eso cambió. Hank se enamoró por primera vez.
Siete meses antes del cumpleaños de Dara.
Hank:
Mi cuerpo se estremecía y atraje con fuerza a la chica sobre mí, ella seguía moviéndose mientras gemía y poco a poco se detuvo. Me abalancé hacia un lado quedando encima de ella, le dí un último beso antes de levantarme y arreglé mi cabello.
-Fue increíble -dijo la chica mientras se vestía.
Le dí una leve sonrisa, recogí mis pantalones del suelo y al sacar mi celular noté la hora:
2:46 PM
Mis ojos se abrieron al notar que tenía menos de 15 minutos para llegar al ensayo de la banda en casa de Dara, por lo que me apresuré para estar a tiempo.
Dara:
-Entonces tú y esa chicha... -Escuché mientras me acercaba a la sala de ensayo, quien hablaba era Tom.
-No me gusta alardear al respecto -Respondió Hank en un tono serio.
-Solo dime ¿Fue bueno? -insistió, ignorando el comentario de Hank.
En ese momento atravesé la puerta, Hank sonrió con picardía sin notar mi presencia, estaba sacando su guitarra para conectarla a los altos parlantes.
-Pues... ella sabe muy bien qué hacer -habló con timidez y le dió una media sonrisa a Tom quién reía a carcajadas y luego levantó la mano para que Hank la chocara.
Me hervía la sangre de solo pensar en ello. Sentía como el corazón se me estrujaba, no me acostumbro a la idea de Hank en brazos de otra.
Debo reconocerlo, habría querido ser esa chica.
Me aclaré la garganta para que los chicos notaran mi presencia.
-¿Comenzamos? -dije con un tono serio.
El ensayo transcurrió con normalidad, la sala de ensayo es una habitación en la primera planta de mi casa, un estudio multifuncional, el abuelo (un importante director de orquestas en su época), fue nuestro cómplice y patrocinador, nos regaló todos los equipos necesarios y adaptó la habitación, generando una atmósfera creativa, un rincón de la casa dónde fluía cada acorde y cada verso.
Ya había pasado una hora de ensayo pero Tom recibió una llamada y se fue con urgencia. Cuando lo ví salir del estudio mi corazón comenzó a latir con fuerza, los latidos aumentaron cuando Hank se acercó con su guitarra acústica y esa sonrisa que me enloquece, era la primera vez que me quedaba a solas con él. Tom y Hank siempre estaban juntos, eran amigos desde antes de conocerlos.
Al llegar, se sentó sobre un parlante que estaba junto a mí, mostrándome una canción que había escrito, la letra hablaba sobre una historia de amor prohibido, pero no podía concentrarme, me perdí contemplando sus ojos, que suelen tener un brillo especial cuando canta y hace que su piel blanca se vea iluminada, en un acto inconsciente cerré los ojos disfrutando de su voz y los arpegios que hacía con la guitarra, noté que poco a poco su voz se hacía cada vez más suave, por lo que volví a abrirlos encontrándome con su rostro un poco más cerca del mío y no pude evitar mirar su boca.
-Me encantan tu voz -se me escapó en un susurro audible y él se detuvo.
-¿Te encanta mi voz? -se acercó mucho más a mi rostro, con una ceja levantada y esa sonrisa coqueta.
Me quedé fría, sin saber que hacer o decir, rápidamente intenté reponerme, pero las palabras se estancaron al responder -eh... si, claro, cantas muy bien -logré decir.
Su rostro estaba a unos centímetros del mío, sentí un revoloteo de emociones en el estómago al percatarme de que sus ojos verdes me miraban con detenimiento, como si pudieran ver más allá de mí, se reflejaba en ellos la curiosidad por saber que pensaba en aquel momento, su mirada bajó a mis labios, por lo que mis ojos se enfocaron en sus largas pestañas mientras sentía como mi cuerpo se tensaba, mis mejillas se calentaron rápidamente y al parecer él lo notó porque puso sus manos frías sobre mi rostro.
Cerré los ojos disfrutando de la sensación que sus manos producían al tocar mi piel, pero rápidamente volví a la tierra, no sé cuánto tiempo había pasado hasta ese momento, pero al abrir los ojos, corté el momento haciendo lo primero que se me ocurrió.
Salir corriendo.
Tomé mi celular para escribirle a Sussan. En las notificaciones me encontré con un mensaje de un número desconocido.
1547***** :Hola querida vecina, no me preguntes como conseguí tu número porque jamás lo sabrás, ayer cuando hablamos quedaste en invitarme a jugar y la verdad estuve esperando a que tocaras a mi puerta el resto de la tarde, pero como Mahoma, he decidido ir a la montaña, así que pasaré por ti a las 6 P.M para jugar tenis y no aceptaré un no por respuesta.
-Tu nuevo y guapo vecino Dave.
Pd: Sé buena vecina ;)
Dara: Esto es un poco acosador de tu parte .-.
Escuché el sonido de las notificaciones indicando que Dave había respondido rápidamente, era un chico que acaba de mudarse frente a nuestra casa, pero ignoré su mensaje, en mi mente sólo daba vueltas lo que acababa de pasar con Hank, así que rápidamente busqué el chat de Sussan para escribirle.
Dara: Creo que Hank me descubrió y no sé qué hacer.
Susi: ¿Te descubrió?
Hank:
Dí unos pasos para salir de la cocina con una taza de café en la mano y me senté en el sofá de la sala de estar, vi mi rostro reflejado en la laptop al abrirla, trayendo a mi memoria el extraño momento con Dara, jamás la había visto tan detalladamente, sus ojos me hicieron sentir algo extraño en el estómago, sentía que podían ver a través de mí, cuando toqué sus mejillas ruborizadas pude sentir el calor que había en su cuerpo y sus labios... sentí curiosidad por probarlos.
Encendí la computadora para estudiar tratando de hacer a un lado todos esos pensamientos.
Dara:
Ahogué un pequeño grito con mi almohada cuando leí el mensaje de Hank, vendrá por una de las guitarras que está en el estudio, no sé cómo actuar después de lo que sucedió, así que respondí asegurando que no estaré en casa, pero puede entrar al estudio y llevársela.
Dejé caer mi cuerpo sobre la cama pensando en él, verlo tan cerca fue hermoso, pero no quiero dañar la armonía en la banda, sería muy incómodo. Una y otra vez la escena se repetía en mi cabeza e intenté encontrar la forma de justificar lo sucedido sin tener que aceptar lo mucho que me gusta.
De repente la nana entró a mi habitación diciéndome que mi nuevo vecino estaba en casa. Recordé el mensaje que nunca respondí y decidida a decirle que no podré acompañarlo camino hacia las escaleras, mientras bajaba me encontré con los músculos de su espalda que lograban verse debajo de ese uniforme azul cielo, su cabello rubio caía desordenadamente sobre sus orejas, Dave giró al notar mis pasos, el color de su uniforme resaltaba el azul de sus ojos y una perfecta sonrisa se dibujaba en su rostro.
-Hola -levantó su mano para saludarme desde la distancia.
Le sonreí mientras seguía bajando y antes de poder decir algo, Hank apareció por el pasillo con la guitarra eléctrica en su mano, me miró confundido y yo me detuve en seco.
-¿Dara? -Se detiene mirando a Dave y luego a mí -Me dijiste que no estarías en casa.
Continué bajando y llegué junto a Dave -Iremos a jugar tenis -lo tomé del brazo mientras le susurraba "sácame de aquí".
-¿Sin tu uniforme? -preguntó Hank.
Yo miré mi vestido y maldije internamente por ser tan mala mentirosa.
-Primero pasaremos a comprar uno, adiós -caminé rápidamente junto a Dave.
Subimos a su auto mientras observaba como Hank se alejaba en su patineta, al perderlo de vista volteé para encontrarme con mi nuevo vecino, quién tenía una amplia, perfecta y genuina sonrisa.
-¿A dónde quieres ir exactamente?
Odio las mentiras, pero necesitaba evitar a Hank a toda costa, no sería capaz de soportar su rechazo.
Aquella noche, Hank se movía de un lado a otro en su cama, no podía dejar de pensar en ella y en lo hermoso que fue mirarla tan cerca, se dió cuenta de que sus facciones eran realmente hermosas, sus labios hechos a la medida, su nariz pequeña, sus ojos expresivos con esas pestañas abundantes, no podía dejar de pensar en Dara y en todas las emociones tan extrañas que había experimentado al verla, pensaba en que nadie lo había visto antes de esa forma.
Las semanas pasaron y Hank comenzó a descubrir por primera vez el amor, ya no veía a Dara como su amiga, pero ella no pudo notarlo porque, en su afán por huir de él, comenzó a frecuentar a su nuevo vecino, convirtiéndose en un amigo especial, invitaciones a juegos de diversiones, partidos de tenis, compró un piano para que ella le enseñara a tocar, se involucró con ella incluso en la escuela y la acompañaba durante sus ensayos y las grabaciones de las canciones. Hank se moría de celos al verlos juntos y le fastidiaba ver a Dave en sus ensayos, Dara sentía que los momentos con él eran tan agradables que lograba olvidarse de Hank.
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