✿; Capítulo único.
Jungkook estaba aún temblando, sentía que le faltaba la respiración y que su mundo había dado un giro de 80 grados. Todo eran tan caótico... Quería llorar, quería gritar, quería más tiempo, unos que se iban y solo habían pasado 20 minutos desde que le dieron la noticia.
Jungkook se sentía encerrado en un mal sueño, no podía ser cierto, él se rehusaba a creerlo.
Pero lo era y era tan horrible.
Hace días quería ir a una consulta porque tenia síntomas raros, después de desocuparse de su trabajo asistió a la cita que había cuadrado con semanas de antelación, cuando llego juro estar más nervioso de lo normal y cuando dijeron su jodido nombre estaba que vomitaba y se desmayaba. Aunque no lo atendió el doctor habitual, un suplente pudo atenderlo, aunque le pareció un poco irresponsable del otro doctor por no asistir, decidió cerrar su boca y calmar sus nervios y hizo lo que el doctor Taehyung le decía.
Cuando el tic tac se escuchaba tan nítido, Taehyung le miro, una mirada que en sus 24 años nunca podrá olvidar, era de esas que te compadecían y mostraban lastima.
Y cuando escucho la frase que nunca dejara su cerebro repetirse, lloró.
"Señor Jeon, usted tiene un tumor en el cerebro y esta demasiado grande, solo le quedan 24 horas".
En ese jodido momento su mundo literalmente se hizo trizas.
Solo lo que podía hacer era lamentarse, llorar, afligirse y arrepentirse de no haber estado mimando a Jimin en estos días.
Como un destello y repiqueo el nombre de Jimin tintineo en su sistema y grito con dolor.
El no quería morir, el no quería dejar a su amado Jimin, el no quería.
Jimin para Jungkook significa todo pero sobretodo era su felicidad. Si moría ya no podría abrazar a su esposo, ya no podría repetirle que lo amaba constantemente, ya no podría invitarle a restaurantes, ya no podría sostenerlo en sus brazos en las noches frías, ya no podría besarle y hacerle el amor.
Pero ante todo eso, lo más doloroso era saber que Jimin sufriría sin él, porque eran inseparables desde niñitos. No sabían que era el existir sin el otro.
Tantas emociones agobiantes llevaron a Jungkook a vomitar. Estaba en un colapso de nervios y se sentía desesperado.
¿Por qué? ¿Porque justamente él? ¿Porqué alejarle de su único mundo entero? Su bonito Jimin.
No podía entenderlo, se sentía miserable y su cabeza empezaba a doler mientras su cuerpo sufría calambres por la posición incomoda en la que se encontraba.
Después de llorar, vomitar por segunda vez, decidió acostarse y mirar el techo por unos cuantos minutos perdido en su triste realidad. Jungkook suspiró alto, cerro los ojos hasta que los volvió abrir y se fijo en el reloj depositado en la mesita, ya había pasado una hora.
Una jodida hora y eso lo dejaba más intranquilo.
Después de levantarse con su vida llendose de sus dedos y sentarse en la mesa pensativo. Decidió que si iba a morir necesitaba pasar el mejor día con su esposo Jimin, un día inolvidable.
Cuando marco el número de teléfono que se sabia al derecho y al revés, esperó el pitido del otro lado y se pellizco nervioso el brazo.
Espero, espero y sus nervios lo estaban volviendo histérico.
Hasta que una dulce voz lo saludo desde el otro lado.
—Bebé.
—Amor.
Jimin río bonitamente.
—¿Qué sucede Jungkookie?—pregunto preocupado—Es raro que me llames en horas de trabajo.
Jungkook se mordió el labio.
—Bueno.. —se detuvo para después seguir—Hice todo antes de tiempo y me dieron el día libre—Jimin se quedo callado un rato y Jungkook sintió sus nervios aflorar de nuevo, odiaba mentirle a su esposo—Y he planeado un día para ambos, ya que hemos pasado una semana sin poder disfrutar un día juntos—suspiro y rogó con su voz melosa—Por favor, amor te necesito.
Jimin se enterneció.
—Lo que diga mi Jungkookie, estaré haya en unos minutos—río muy alegre—No creo que me nieguen esto, he estado trabajando como un loco.
Jungkook sonrió.
—Te espero.
—Ahí estaré.
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Jungkook se baño, se arreglo un poco y mientras esperaba anoto en una hoja cosas que podría hacer en estas 24 horas. Enumeró su lista y sonrió tratando de animarse, no quería demostrarle a Jimin su tristeza y seria difícil porque su esposo lo conocía muy bien. Trato de mirarse en el espejo y sonreír o tratar de hacerlo.
Pero el dolor era tan grande cuando veía en las repisas cuadros de ambos juntos.
Cuando viajaron a las vegas, cuando se casaron, cuando eran unos niñitos inocentes que nunca hubieran imaginado amarse, cuando eran adolescentes y tenían problemas de acné. Cada foto guardaba un momento especial, un momento único y era ver en cada una, las sonrisas y el amor que se veía reflejado en sus rostros y a Jungkook le dolía el corazón.
Lo más difícil era decirle a Jimin y debía hacerlo después de que hiciera todo lo que tenia en su lista.
Cuando la puerta se abrió y se escucho la voz dulce y amorosa de Jimin, el corazón de Jungkook se saltó un latido, porque lo amaba y le dolía pensar que después de 24 horas no podría estar más con Jimin, no podría protegerlo.
Quería llorar, pero en su lugar sonrió y se lanzo en los brazos de Jimin repartiéndole besos por todos lados.
—Jungkookie estas muy amoroso hoy—se carcajeó mientras envolvía sus brazos por las caderas de su esposo.
—Es que ...— se le corto la respiración, Jimin espero—¿Por qué te quejas?—gruño la pregunta—Yo siempre soy cariñoso.
—Lo eres, pero hoy lo eres con más desesperación—lo miro preocupado—¿Sucedió algo bebé?... Quieres que te consuele—ojos avellanas y preocupados le miraron y Jungkook trago aire, como amaba esos ojos.
Jungkook le beso la frente y le sonrió. Aún no sabia como podía sonreír después de la noticia, pero Jimin siempre lograba que su sonrisa fuera inmensa.
—No amor, no sucedió nada, calmate—le lanzo una mirada tranquilizadora y estaba vez le beso la nariz, Jimin cerro sus ojos y sonrió feliz y los dos se abrazaron con más fuerza—Solo quería pasar un día especial contigo, ya que llevamos una semana muy absortos en el trabajo.
Jimin envolvió sus brazos por el cuello de Jungkook y poso su frente contra la contraria.
—Lo se, es horrible—suspiro resignado—Tu y yo siempre hemos sido inseparables—lo miro con amor y adoración, Jungkook le devolvió la misma mirada—Estoy feliz que hayas pensando en este plan, para sacarme del trabajo, así que..—cejeo—¿Qué tiene preparado mi Jungkookie?
—No te diré—se desenredo del abrazo y le saco la lengua, Jimin cruzo sus brazos con un hermoso puchero que Jungkook beso—Es secreto, así que vistete, tengo un día entero preparado para ambos.
—Me gusta como se oye—Jimin le guiño y se perdió por la recamara.
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Lista
1) Llevarlo a una cafetería
2) Llevarlo a un parque de diversiones.
3) Ir al mar más cercano.
4) Tomarnos muchas fotos.
5) Ir a una florería y comprarle flores.
6) Ir a ese restaurante con la mejor comida.
7) Hacer el amor hasta que no haya fin.
8) Acurrucarse, mimos más mimos y besos.
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Jungkook y Jimin iban agarrados de manos caminando por las solidas aceras de Busan. Jimin sonreía y apretaba la mano de Jungkook con miedo de que se le evaporara, Jungkook se le achicó el corazón pero apretó la mano pequeña de su pequeño esposo de vuelta.
Jimin se veía curioso y ansioso de saber donde irían, Jungkook no le dijo pero lo guió. Hasta que se toparon con la cafetería de su adolescencia, a pesar de verse un poco vieja, sencilla y de color amarillo brilloso, para ambos era la cafetería más cálida y bonita, miles de cosas vividas en una cafetería, tantos recuerdos.
Era perfecta.
Pero lamentablemente llevaban meses sin venir, volver era como estar en casa de nuevo y los recuerdos de la adolescencia atormentaron a Jungkook, pero los hizo a un lado.
Jungkook busco una mesa para que Jimin y el se sentaran, eligió la del fondo, su mesa.
—Tanto tiempo sin venir aquí Jungkookie, me siento renovado y creo que sonreire toda el dia—sus mejillas se tiñeron y sonrió avergonzado, sus dedos pequeños agarraron la mano grande de Jungkook—Gracias, extrañaba este lugar, realmente me haz superado—ladeó su cara aún sonriente y feliz—Le haz ganado a mi lado cursi hoy.
Jungkook río y le miro real y perfecto.
Ambos decidieron pedir lo de siempre, Jimin un pastel afrutado y una taza de café con leche, Jungkook pidió su platillo favorito pastel de vainilla y una taza de café extra fuerte, platicaron por unos cuantos minutos hasta que Jungkook decidió que era hora de ir a otro lado y a cada rato observaba su reloj angustiado esperando que pudiera cumplir con la lista.
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Jungkook cargaba en su espalda a un emocionado y eufórico Jimin que parecía como un niño pequeño, verle de esa forma hacia a Jungkook feliz.
Jungkook sonriente corrió por un poco transitado parque de diversiones, que por ser tan temprano no se encontraba tan lleno.
—Bebé—volteo su cabeza un poco—¿Donde te quieres subir primero?
Jimin sin pensarlo dijo.
—El carrusel.
Jungkook se burlo riéndose fuerte.
—Suenas como un tierno niño.
Jimin le abrazo el cuello y le dio un beso en la mejilla.
—Tú niño—corrigió—Pero enserio Jungkookie, vamos vamos...
Jungkook volvió a sonreír porque Jimin lo hacia sentirse así... tan feliz, asi que apago su dolor y desesperación y corrió hacia el carrusel.
No saben cuanto tiempo paso pero ambos disfrutaron del carrusel, el gusanito, la taza, el avioncito, la montaña rusa, también comieron algodón de azúcar y palomitas.
Todo fue tan bonito que Jungkook poco a poco olvido sus 24 horas de vida, porque su función horita era hacer a Jimin feliz.
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Un alegre Jungkook arrastraba suavemente de la mano a Jimin.
Ambos se quedaron detenidos viendo el mar, tan sereno y bonito.
—¡Tan hermoso!—exclamó Jimin y Jungkook le observo de vuelta.
—Querrás decir tan hermoso como tú—al decirlo Jungkook se quedó viendo a Jimin fijamente, tratando de grabar cada mancha, cada lunar de su amado.
Jimin le miro sonrojado y su flequillo tapó sus ojos avellanas.
—Eso lo debí decir yo... El romántico aquí soy yo—suspiro con un puchero, para saltarle encima a Jungkook que no esperaba esa reacción, ambos rodaron por la arena riendo como niños, para después de horas de reír y hacerse cosquillas, se besaron como si no existiera nadie más que ellos.
En esa playa se tomaron tantas fotos como pudieron.
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Ya estaba oscureciendo cuando llegaron ha aquella florería.
Jimin lo miro confundido.
—¿Por qué una florería?—le pregunto sin entender.
Jungkook batió sus pestañas inocente.
—Ya lo veras—guiño.
Cuando ambos entraron las flores más bonitas se mostraron flamantes ante ellos.
Jimin se distrajo viendo las flores. La comisura de los labios de Jungkook temblaron y quería llorar. Jimin había sido y siempre sera su lucero y no quería que todo terminara tan rápido, se consoló mentalmente y se dio fuerzas para sonreír.
Llegó hasta la empleada y pidió un ramo de rosas blancas, la chica muy amable le atendió y después de minutos vino con el inmenso ramo. Cuando Jungkook sostuvo el ramo, los recuerdos de su matrimonio lo abatieron.
Un ramo tan inocente y puro como su amor, un amor que podía acabar.
Jungkook se acerco a Jimin que estaba distraído observando y tocando flores, se veía tan dulce y frágil como un angel, Jungkook quería mimarle.
Se arrodilló al frente de su esposo tendiéndole el ramo. El rostro de Jimin se alzo y miro las flores sorprendido mientras lloraba y su corazón brincaba de ternura. Amaba tanto a Jungkook que Jimin no sabia que haría si algún día su alto raro esposo llegaba a faltarle.
Agarro las rosas, las olió y le mostró la sonrisa más grande a Jungkook que le acaricio la mejilla con apreciación.
—Te amo Jimin y siempre lo haré—susurro en sus labios para besarle suave y lento mostrando todas sus emociones.
Cuando el beso finalizo, Jimin miro a su esposo con amor inaudito, las palabras no faltan pero Jimin necesitaba decirlas.
—Te amo tanto Jungkook y sera por siempre.
Jungkook comenzó a llorar, las silenciosas lágrimas caían, Jimin las limpiaba con cariño.
—Jimin—sus ojos negros como el carbón brillaban lagrimosos—Eres mi todo.
Jimin lo acercó en un abrazo cálido, mientras Jungkook lloraba como un niño chiquito abatido por las emociones.
—Mi bebé te haz vuelto tan blandito—dijo Jimin acariciándole el cabello.
Jungkook lo abrazo más fuerte, riendo y llorando al mismo tiempo.
—Solo por ti.
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La noche había caído y ambos seguían sin soltar sus manos, Jimin en su brazo izquierdo sostenía orgulloso su ramo de rosas blancas.
Ambos cruzaron el umbral del restaurante con cálidas sonrisas, se sentaron en el fondo y ordenaron sus comidas y una botella de vino, con mucho entusiasmo conversaron hasta que la comida llegó.
Jimin miro con ojos brillosos de felicidad a su esposo.
—El mejor día de toda mi vida amor—afirmó Jimin acariciando la mano de su alto y le miro con una devoción inaudita—Gracias, Jungkookie.
Jungkook se le hizo un nudo en la garganta, pero aparto los pensamientos de tristeza y se concentró en Jimin.
—No agradezcas bebé, te lo mereces—apretó su mano y acerco sus labios a aquella pequeña mano y deposito un beso en ella—Mi dulce Jimin, mi primer amor y el único.
Jimin se sonrojo y rodó sus ojos para apretujar las mejillas de un divertido Jungkook.
—Y tú siempre seras el único hombre que amare en esta vida y en la otra y en las otras.
Jungkook quería llorar de nuevo pero a cambio sonrió y invito a Jimin a bailar, este último acepto encantado.
Bailaron suavemente por la pista, sus frentes juntas, sus manos entrelazadas, sus bocas tan cerca y sus respiraciones apacibles moviéndose en armonía, perdidos en su esfera de amor.
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Cuando llegaron a casa Jimin cayo en el sofá con una gran sonrisa.
—Ame este día.
—Yo también—dijo un orgulloso Jungkook—¿Pero sabes que sera lo mejor?
Jimin le miro con las cejas alzadas moviéndolas graciosamente.
—Uhhh—pensó para después rendirse—No se... así que iluminame Jungkookie.
Jungkook poco a poco se acerco y sus ojos negros ardieron en llamas.
—Que le haré el amor a mi hermoso esposo.
Jimin abrió su boca para cerrarla y sus ojos brillar con deseo.
—Entonces que estas esperando.
Jungkook no desaprovecho la oferta, agarro a su amado Jimin en sus brazos y lo dirigió a la habitación de ambos.
Entre besos, caricias, risas, se entregaron al amor verdadero que se profanaban.
Después de su sección de amor ambos se encontraron acurrucados juntos, dándose mimos.
Jungkook besaba una y otra vez a Jimin en los labios, el bajo reía lindamente enredando sus dedos en las hebras castañas de Jungkook.
—Te amo Jungkook—dijo sincero—Lo he hecho desde siempre y siempre lo haré, no me arrepiento de tenerte, de habernos casado, de conocernos ese día en el jardín de niños, de pasar mi adolescencia a tú lado, no me arrepiento de nada, mis días contigo son los mejores—una sonrisa melancólica se adueño de la boca de Jimin—Sin ti no se que seria de mi vida, Jungkook.
El corazón de Jungkook se apretó.
—Te amo Jimin, te amo, te amo, no tienes idea de cuanto, que llega al punto que duele cuando estoy separado de ti—acaricio aquellas mejillas regordetas—Eres lo mejor que me paso, no me arrepiento de nuestra boda, de conocerte, de amarte todos estos años, de nuestra adolescencia y infancia juntos, porque mis años contigo son los mejores—las lágrimas cayeron, Jungkook no podía detenerlas—Sin ti Jimin yo estaría perdido, tú eres mi lucero.
Jimin también lloro.
Esa noche repitieron lo mucho que se amaban, besándose como si fuera el último día, abrazándose, mimandose y recordando su vida juntos y contando sus anécdotas más locas juntos.
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Cuando la mañana llegó Jungkook se levanto y observo desde la ventana las nubes grises tapar el cielo, avecinándose la lluvia. El día estaba tan frío que Jungkook se envolvió en sus brazos y decidió buscar un suéter, cuando estuvo forrado observo a un bello durmiente Jimin removerse como gatito, la imagen le lleno de ternura y casi quiso chillar como chica.
Jungkook negó divertido con el pensamiento de él siendo una chica, una locura si le preguntan.
Se dirigió a la cocina y preparo café, después de que el café estuvo, se sentó en la mesa y rebuscó en el libro donde su lista seguía, la observo y sonrió, todo había sido hecho, busco un lápiz y subrayo todas con orgullo.
Después de sentirse satisfecho, escondió el papel entre las paginas del viejo libro.
Y se quedo pensativo.
Recordando que ya no le quedaba mucho tiempo.
Quiso llorar pero no pudo, quiso gritar pero tampoco pudo, solo sentía pena, dolor y nostalgia. Todo su entorno lleno de tristeza.
Tenia que decirle a Jimin y esa era la parte más difícil porque cuando Jimin temblorosamente le repitió anoche "Que moriría si él moría" esas palabras se enterraron en sus entrañas asfixiándole.
Con dolor se dirigió a su habitación, esa que guardaba los recuerdos más bonitos, tiernos y llenos de pieles demostrando devoción y amor puro.
Pero el sonido del timbre hizo que Jungkook se detuviera y se quedara congelado y extrañado. ¿Quién podía tocar su puerta tan temprano? Al abrirla se encontró con un nervioso, sudado y histérico Taehyung.
—Lo siento Sr Jeon, perdoname, soy el peor suplente a médico—un angustiado Taehyung decía—Me equivoqué, no tienes ningún tumor, me confundí con otro tipo—se agarro los cabellos y le miro tan vivido— Solo tienes algo mínimo, nada grave, así que tienes mucha vida por delante, pero de todas maneras puedes asistir para mejorar tu condición...enserio lo siento.
Jungkook abrió sus ojos y su mente comenzó a captar las palabras nerviosas del doctor Taehyung. Su sonrisa se expandió al darse cuenta que no moriría, que estaría al lado de Jimin hasta viejitos como siempre lo soñaron. Lágrimas de felicidad surcaron sus ojos y abrazo a Taehyung que suspiró aliviado y le dio palmaditas en la espalda.
Se despidió del doctor Kim y ingreso a la habitación con una sonrisa plasmando su cara, era tan jodidamente feliz en ese momento.
Con la felicidad recorrerlo se subió encima de Jimin llenándole de besos y de muchos "Te amo" tan altos que no se cansaría de decirlos y repetirlos.
Jimin despertó por tantos mimos y sonrió con los ojos cerrados.
—¿A qué debo tú entusiasmo?—abrió sus ojos y le miro dulcemente, acariciando aquellas mejillas bonitas que tenia su esposo Jungkook.
—Simplemente a ti—susurro para esconderse en su cuello—Te amo Jimin.
—También te amo amor.
Muchos mimos y besos esa mañana tuvieron hasta que sus estómagos rugieron, rieron divertidos y se dirigieron a preparar el desayuno.
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Las fotos de ese día en la playa reposaban en la repisa de la casa y más fotos le seguían.
Después de días, Jungkook le contó a Jimin sobre porque actuó tan repentinamente aquel día, Jimin al escucharle lloro y le abrazo.
La lista que Jungkook hizo ese día estaba pegada en la nevera. Un recordatorio de su día más triste al pensar que iba a morir y el más feliz porque estuvo y compartió momentos inolvidables con su esposo.
A pesar de los años que vinieron, el amor de Jimin y Jungkook seguía intacto.
Tan interminable y feroz.
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