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Baloncesto (10)

- Teniendo en cuenta tu trayectoria, no sé qué pensar cuando dices cool.- Arnold se hizo el ofendido.

- Yo tampoco me fio de él a veces.

- ¡Hey!- exclamó este.

Varios meses después

La verdad es que se sentía genial tener el cabello corto en verano. Se miró al espejo del cuarto de baño y retocó algunos mechones de su cabello castaño oscuro. Suspiró profundamente, se colocó el hijah por orden de su padre, daba gracias a que podía ocultar sus cabellos cortos con aquella tela, pero odiaba tener todas las miradas puestas sobre su persona, igual que susurros con mala intención, maldiciones hacia su persona o simplemente la forma en la que sospechaban de él, no era musulmán, no era alguien malo, era rumano, y su padre era un estúpido que lo obligaba a llevar aquello para hacerlo ver ridículamente desesperado por no querer llamar la atención, después salió del baño lentamente, estaba nervioso.

Su padre estaba en el salón leyendo el periódico, era bastante patético que en pleno 2017 alguien leyera el periódico de papel, pero no podía decirle nada porque sino su padre le golpearía, en un par de semanas su padre se iría a Rumanía y tendría más libertad de movimiento para ir con Arnold. Musitó que saldría, que había quedado con unas amigas. Su padre le hizo un interrogatorio innecesario el cual ya tenía por costumbre. Como siempre mentía con que iba con las amigas de siempre, al sitio de siempre, el mismo plan de siempre. Así que, una vez sintió la libertad de poder salir de una puñetera vez de su casa, se dirigió a paso rápido hacia el parque que había a dos manzanas de su casa. Se metió en un baño público y bufó con desesperación. Se quitó aquella tela de su cabeza y la guardó en la mochila que, aparentemente era un bolsito en el que llevaba maquillaje y esas cositas que suelen llevar las niñas, pues no, llevaba su sudadera doblada, muñequeras y como mucho un pequeño paquete de pañuelos. Se la puso después de quitarse aquella estúpida camiseta rosa que su madre le compró. Odiaba esa camiseta porque tenía unicornios, no era una niña de ocho años, odiaba los jodidos unicornios, no tenía nada en contra de ellos si los veía en dibujos o en prendas que no le pertenecían, pero los odiaba con toda su alma si los llevaba en su ropa. No odiaba los colores, después de todo, su hermano vestía de rosa a veces y no le quedaba nada mal, lo que odiaba eran los unicornios o la ropa con estampados para niños pequeños o con dibujitos para niños pequeños.

El caso, que una vez se puso la sudadera, se puso aquella especie de bolsa a la espalda y caminó hacia el campo deportivo, un lugar al aire libre, gratis, amplio, un espacio que podía ser multiusos, con las rayas en el suelo de diferentes colores, lo cual sería un espacio con dos campos de basquetbol, lo que sería un campo de fútbol y cuatro de voleibol que se podían reutilizar como campos de tenis; donde pudo ver a su hermano y Karan en un uno contra uno jugando a basquet.

Siempre admiró a su hermano por medir un metro noventa y ocho y ser tan bueno jugando a básquet.

Entró en el campo y dejó su bolsa junto a la de su hermano y la de Karan. Sonrió y se interpuso entre uno de los lanzamientos para acabar marcando un punto al saltar al aro con tanta elegancia y chulería. Karan hizo un puchero al haberle quitado el punto que estaba a punto de marcar él.

- Holi.- saludó con ternura.

- Gracias Isaac, ese punto es mío.- dijo el griego.

- No, es mío, es mi hermano.- dijo ahora el rumano

- Pero lanzó en mi canasta, el punto es mío.- replicó el de rizos.

El más joven soltó una carcajada en bajo.

- ¿Qué os garantiza que es de alguno de vosotros? Es mío.- sonrió con malicia.

- ¿Ah, si? ¿Con qué esas tenemos, eh?- Tomó la pelota.

- Sip.

- Hmph...- sonrió malicioso.

Isaac igual. Karan soltó una risilla y dio un golpe en la parte de abajo de la pelota para lanzarla hacia arriba. Los tres reaccionaron al mismo tiempo y saltaron para alcanzar la pelota. Claramente, por altura, fue Arnold quien la alcanzó, ahora los tres peleaban para quitarse la pelota y marcar un punto, quién tuviera más, ganaría la partida.

Como siempre con la apuesta silenciosa de que el perdedor pagaría la merienda a los demás.

Resultando ser Karan quién había perdido con catorce puntos, frente a los diecisiete de Isaac, que quedó en segundo lugar y los veinticinco de Arnold, el ganador del juego. No pudo negarse y después de un par de bromas en las que se centraban principalmente en el: "Tan rápido y bueno que eres en atletismo y tan malo en baloncesto". El griego se quejó con un puchero y entraron en un restaurante de comida rápida para tomarse la merienda, sí, podrían haber ido a un supermercado a por algún paquete de galletas o a una panadería a por algún croissant o algún bollo de crema, pues no, se fueron a un restaurante de comida rápida, donde compraron un par de hamburguesas para los ganadores y dos bebidas para refrescarse. Karan quería matar a los dos, estos se rieron y se sentaron en algún sitio apartado para que nadie les molestase o los escuchase.

- ¿Cómo va lo de... el matrimonio?

- Papá habla constantemente con la familia, dentro de una semana irá con ellos para ver a mi pretendiente, e incluso escuché que algún día vendría para conocerme y en el próximo verano mi padre iría formalmente a entregar mi mano.

- ¿Todavía no se han dado cuenta de que no es lo que quieres?- preguntó su hermano tomando un sorbo de su bebida.

- Mamá sí, pero a papá le da igual. No me presta atención.- se encogió de hombros.

Suspiró pesadamente.

- Tendría que decírselo claro y enseñarle el pelo, previamente habiendo llevado todas mis cosas con vosotros.

- Lo veo bien, pero Karan no tanto, ya hemos hablado de eso. Lo que estamos haciendo ahora principalmente es ahorrar para dejar de vivir a costa de los padres de Karan.

- Yo había pensado en irnos a Grecia a vivir, pero no sé si nos saldría bien... Quiero decir... Cuando fallezcan mis abuelos, mi hermana se quedará con la casa.

- ¿Tu hermana no es menor que tú?

- Sí.

- ¿No tendría que estar viviendo aquí?

- Tuvieron que mandar a uno de los dos a vivir con los abuelos, y como yo estaba saliendo contigo, les pedí a mis padres que no me llevasen.

- Awww...- dijo Isaac riendo un poco.

- ¿Entonces qué pasará con esa casa? ¿Se quedará vacía o se la quedará tu hermana?

- No lo han decidido todavía, pero legalmente mi hermana no puede quedarse sola mucho tiempo, así que supongo que se vendrá y dejarán aquella casa de alquiler o se irán allí para no sacarla del instituto y nos dejarán la casa a nosotros dos.

- Entonces... Isaac puede venir con nosotros a vivir...

- Mis abuelos pueden seguir viviendo casi diez años más tranquilamente... No es que vayan a morir mañana. Solo mencioné que esos son los planes cuando fallezcan.

- En caso de que os fuerais a Grecia... Yo no podría ir... Tengo amigos aquí, no sé el idioma muy bien...- Arnold le hizo un pequeño pat pat a su hermano.

- No nos iremos a Grecia... Traqui...

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Si señores, Arnold mide un metro noventa y ocho.

Isaac mide un metro ochenta y tres (Al final de la historia).

Y Karan mide un metro setenta y cuatro.

Lo puse en pies, porque hay veces que hay estadounidenses leyendo, y también por inclusión, es decir, yo que sé, por que no? Tampoco es que haya perdido mucho tiempo en buscar un conversor de altura o como se llame xdd

Y es lo que me gustaría que hiciera la gente, quiero decir, yo no sé cuanto son las cosas en pies, y los estadounidenses a lo mejor están un poco mas acostumbrados a la medida en centímetros o metros, pero igualmente lo pongo UwU

En fin uwu

Aquí las opiniones del capítulo --------------->

Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo

Bye~

By Silvia Line

[1396 Palabras]

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