Las chaquetas
—Bueno, ya es tarde, agradezco la cena y el pastel, las dejo— Jk se levantó de la mesa y todas lo seguimos.
—Te acompaño al auto— dije amable.
—¿No quieres llevar pastel para el camino?—Mamá como siempre atenta.
—No muchas gracias—Jk se disculpó por no recibirlo.
—No vez que se cuida Choi, su espalda ancha lo delata— Abuela nuevamente halagando Jk.
—Creo que abuela es Army— dije en tono de chiste.
Todos me miraron incluyendo Jk.
—Osea ¡ay! , nada, no dije nada, olvídenlo— sonreí.
—Ven más seguido, para primavera la avenida de los cerezos es preciosa y puedes llevar a Yunji a ver los pétalos caer— Abuela tan romántica.
—Claro, me gustaria venir— Jk conectó su mirada con la mía y yo la evité.
Abuela y mamá se quedaron en casa mientras yo salí a dejar a Jk a su auto.
—Bueno, gracias por quedarte, no debiste— mantuve mi distancia.
—¿Y perderme la comida? ¡jamás!— rió.
—Maneja con cuidado— Abrí la puerta del conductor mientras él se daba la vuelta.
—Oh oh— Jk advirtió.
—¿Sucede algo?— caminé hacia donde él estaba parado.
Jk apuntó la rueda trasera que estaba desinflada, se tocó la cabeza algo preocupado.
—Bueno, no hay problema, cambia la rueda por la de repuesto— abrí la maletera.
—Esa es la de repuesto, Yunji— suspiró.
—¿Pasó algo?— Abuela se asomó a la ventada que daba hacia el garaje.
—Tenemos una rueda pinchada acá, abuela— Jk respondió.
—Bueno, pasen, prepararé la pieza de Yunji para que duerman esta noche, no encontrarás mecánico a las 1 am en Chungju—.
Entramos a la casa nuevamente , llamé a los hoteles más cercanos y ninguno tenia cupo para Jk así que tendría que quedarse acá.
—No solemos tener invitados así que no tenemos cuarto de invitados, no creo que Yunji tenga problema en compartir su cuarto contigo— Mamá sonrió.
Jk nos miraba ambas algo tímido.
—Quieres café, creo que puedo prepararte uno— pregunté para animarlo un poco.
—Claro—respondió y tomó asiento en el sillón.
Fui a la cocina donde abuela lavaba la loza.
—¿Una pena que se tenga que quedarse o no?— Abuela esperaba mi respuesta pero me quedé en silencio mientras preparaba el café para Jk.
—Una mujer que esta enamoraba sabe hasta cuantas cucharadas de azúcar endulzan el café de su amado a la perfección— siguió hablado.
—Es muy extraño que la rueda se haya pinchado , no crees?— pregunté
—Una abuela es una amiga, y las amigas se ayudan—.Terminó de secar los últimos platos.
—Que pases linda noche , recuerda que con Choi tomamos nuestros somníferos y no despertamos ni con la caída de un avión— Abuela levantó sus cejas enfatizando el doble sentido de sus palabras y se retiró.
—Tu café— le entregué la tacita con una foto mía de pequeña.
—¡Eres tú, que linda!— Jk lucia entretenido mirando mi foto de la primaria.
—Espero que no te sientas incomodo con todo esto, mañana a primera hora llamaré a alguien que pueda ver la rueda y podrías ir a casa— Miré mi tableta para averiguar como modificar el itinerario.
—Es tu cumpleaños no pienses en trabajo—Jk tomó la tableta y la dejó en el mueble a su costado.
—Yo puedo dormir acá en el sillón y tu duerme en mi cama—En mi mente tenia el plan perfecto.
—¿Tienes problema con compartir la cama?— bebió de su café.
—Pero... es que ...tu eres hombre y...— mis nervios eran obvios.
—Yunji soy una persona civilizada, ni que fuera un animal— rió —He compartido cama por años y se respetar mi espacio—.
—Bueno, tu cama es algo pequeña, pero si duermo de lado quedas bien— Jk respondió al ver las dimensiones de mi cama.
Mi cuarto de adolescente tenia mala la pintura de las paredes, se podría apreciar que había quitado los posters de mis grupos musicales favoritos y ahora solo quedaban las marcas que dejó el sol y la cinta de pegar que descascaró la pintura de tono lila. Mis libros de novelas románticas permanecían arrumbados en mi estante en la esquina del cuarto.
Recuerdo aquella vez que esperaba mi turno en una cafetería y vi a un par de chicas con un JungKook de cartón, seguramente de tamaño real, me pregunté luego si lo colocaría en su cuarto o en otro lugar. Ahora que tengo a Jk en mi cuarto mirando los peluches que mi madre aún mantiene en una caja antigua de verduras, me pregunto...
¿Así de extraño será tener una figura de cartón de un idol en tu cuarto?
—Tranquilo me acomodo en una colchoneta, el piso es cómodo— Saqué una manta de mi armario.
—Tu duerme en la cama y yo en la colchoneta , no tengo problema— Me quitó la colchoneta de las manos y una de las mantas que había dejado para cubrirnos—Esta bien si me duermo por acá, junto a los peluches extraños— apuntó la caja de peluches.
—Tienen un significado emocional— sin pensarlo hice un aegyo con voz de niña pequeña.
—¿Eso fue lo que creo que fue?— Jk se cubrió la boca para no soltar su risotada burlona.
—Buenas noches Yunji—Jk se recostó sobre la colchoneta.
—Así me llamaba mi papá, él inventó "Yunji"— sonreí y me recosté en la cama mirando el techo.
—No quería tocar el tema pero, ¿Qué le sucedió a tu papá?— preguntó curioso, su voz sonaba más ronca cuando estaba recostado.
—Negligencia y en parte accidente laboral, lo extraño un montón— dije algo nostálgica.
El recuerdo de papá siempre será una herida sin sanar del todo, entremezclada con resentimiento por aquella empresa que nos mantiene endeudadas como familia.
Jk se quedó en silencio, pensé que había sido por el tema tan delicado pero una vez que me senté en la cama para verlo ya estaba acomodado, dormido.
—Buenas noches Jk— me acomodé en mi cama y cerré mis ojos.
El comedor olía a arroz blanco y verduras, ¿será posible que mi Abuela hiciera bibimbam para el desayuno? Supuse que Jk se levantaría antes tras oler lo apetitosa que era la atmosfera creada junto a las brasas y el té caliente a cualquier hora. Chungju amaneció algo nublado, podría predecir que llovería pero no es nada seguro, ya había comenzado el otoño hace una semana y los arboles ya no tenían tantas hojas como otros años.
Jk estaba sentado en la esquina de la mesa y Abuela le servía arroz mientras el escogía sus verduras al vapor y algunas hojas de perilla para hacer un bocado junto al arroz. Mamá venia de la cocina con una nueva guarnición.
—Yunji querida, ¿podrías ir por café a la cocina?— Abuela hizo su petición con dulzura.
—Claro— caminé hacia la cocina, revisé mi celular el cual llevaba en el bolsillo de mi pantalón.
La central de taxis de Seúl (la linea exclusiva) había atendido mi petición de venir por Jungkook hasta Chungju y por la tarde vendrían por el auto , respiré aliviada de haber resuelto lo que había provocado por una sorpresa de cumpleaños.
Volví con el café y vi que todos estaban fuera sus asientos, Abuela y Mamá miraban a Jk quien se había probado una chaqueta, la cual era importante para mi. Un sentimiento de incomodidad y nostalgia recorrió mi cuerpo y se alojo en mi estomago, me negué a que subiera a mi garganta e interrumpí el momento.
—Disculpen pero eso es mio— me acerqué a Jk —Lo siento pero no puedes usar esto Jk— hice una seña para que se lo quitara y me lo entregara.
—Pero Yunji, hace frio y necesita una chaqueta como esa— Mamá parecía avergonzada de mi actitud.
Abuela siempre era quien entendía más mis actitudes.
—Buscaremos una de Jin-seok, apuesto que esas son mucho mejores— le tomó la chaqueta que ya se había quitado Jk —Espérame junto al fuego, ya vuelvo—.
Abuela caminó por el pasillo al armario familiar que se encontraba en el fondo de el. Jk tomó asiento junto al calor de las brasas, Mamá me sirvió una taza de café y le entregó a una Jk.
—Disculpa, no se con cuantas gotas de endulzó te gusta— dejó la taza en manos del semitatuado.
—5 gotas, ninguna más, ninguna menos, 5 gotas— dije desde mi asiento en la mesa , Mamá llegó a la mesa y le colocó 5 gotas exactas al café.
—Listo, esta chaqueta es perfecta para ti, quizás sea algo anticuada de los 90's fue un icono de la moda— Abuela le entregó una chaqueta de cuero que mi padre tenia, le quedó bastante bien excepto el hecho de que mi padre era mucho más pequeño.
—Creo que es perfecta, gracias Abuela— Jk tomó su taza de café.
—La otra le quedaba mejor— Mamá volvió la mirada hacia a mi.
—Creo que esta va mas con él y lo abriga mucho más que esa chaqueta de cuero de motociclista—Abuela le cómodo el cuello de la chaqueta a Jk — Estas listo para tu show de stripper—.
Cada vez que Abuela decía stripper quería esconder mi cabeza bajo tierra como cual avestruz , no sabia que cosas pasaban por la mente de Jk al escuchar ser llamado un stripper, yo solo quiero conservar mi trabajo.
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El taxi que venia por Jk no tardó en venir, Mamá y Abuela se despidieron de Jk bastante apenadas, prometieron invitarlo nuevamente y él felizmente les prometía de vuelta una visita la cual seguramente no haría. Me sentía algo avergonzada por la situación vivida .
—El taxi llegará hasta tu apartamento— le entregué la copia de la tarjeta que tengo para ingresar —Seguramente no trajiste la tuya por el apuro— mis manos temblaban por el frio y por los nervios de escuchar que diría.
—Gracias por la hospitalidad, no te preocupes por lo ocurrid , en verdad esto fue mejor que ir a acampar, revisé mi teléfono el el clima no estuvo muy favorable, así que debemos reacomodar una fecha para ir— sus manos ingresaron a los bolsillos de la chaqueta de mi padre.
De ella sacó una foto algo deteriorada por el paso del tiempo en donde salía papá y una pequeña Yunji. Jk al verla esbozó una sonrisa de costado enfatizando su comisura labial, una arruga se dibujó en su mejilla derecha y jugó con su piercing.
—Espero que tu padre no se moleste porque estoy usando su chaqueta favorita—estiró su mano con la fotografía hacia mi —Un padre no guarda una foto en cualquier prenda, siempre la lleva en su favorita con tal de ver el rostro de quien ama—.
La fotografía fue tomada en el parque de los cerezos, por fortuna era primavera y a pesar de que tenia sus años, los colores se mantenían tenues; podías ver el rosa de los pétalos de cerezo y mi listón rojo que mantenía mi cabello ordenado. Al reverso de la imagen decía :
"Mi preciosa Yunji a sus 7 años en el parque de los cerezos"
Me quedo congelada en ese instante con la foto en mis manos, no recuerdo si las lagrimas brotaron cuando Jk se había ido o si lo hice frente a él, solo sentía mi cara muy húmeda.
Subí a mi cuarto y encontré la chaqueta de cuero en mi cama y sentí que por primera vez en 4 años estaba llorando la partida de los hombres que mas había amado.
Aquel fin de semana se había vuelto una suma de recuerdos, por la misma razón todos los 14 de Septiembre huía de las celebraciones de cumpleaños, por los recuerdos, los regalos , el tiempo que pasaba frente a mi sin parar, la agonía que me provocaba pensar que tenia que seguir mi vida sin pensar en la carga que tenia sobre mis hombros y todo el dolor que había dejado a tras con tal de no hundirme.
Con el paso de los años sentía que me volvía mas fría e inmune a cualquier muestra de cariño.
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