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Reino de los duendes (20)

- Hmph... Sí... Nos lo mencionan a menudo... Nos estamos impacientando... Queremos llegar ya al reino de los kitsunes para saber como es y compararlo nosotros mismos...

Cuando amaneció iniciaron el camino hacia el interior del bosque, tendrían que atravesar el río antes de llegar a la ciudad, esperaban que no fuera como cuando tenían que llegar a la aldea de las nagas y las lamias. El camino se hizo bastante corto a decir verdad, llegaron a la aldea cuando el sol estaba en lo más alto. La ciudad era bastante pequeña, las casas estaban en el interior de los troncos y por cierto, los árboles eran tan sumamente anchos que podían vivir allí tranquilamente tres o cuatro duendes. Conforme más se adentraban en la ciudad, más ojos curiosos se posaban sobre ellos y finalmente una poción mágica se quebró delante de ellos, el centauro actuó rápido con sus reflejos y los retiró hacia atrás antes de que el líquido de la poción cayera sobre ellos o los salpicara mínimamente.

- ¿Qué creen que hacen entrando en nuestra ciudad sin permiso?- los dos hermanos vieron con sorpresa como desde las ramas alguien les gritaba con amenaza, pero su tamaño era como mucho, un metro veinte, todos allí median lo mismo, lo cual era jodidamente adorable, pero bueno.

- Venimos a hablar con su gobernante... Somos aspirantes a Dioses.- dijo Álex con un hilo en su voz, estaba conteniendo sus ganas de achuchar a todos los duendes de la ciudad.

Todos eran tan chiquititos, tan tiernos, con las orejas puntiagudas, con la piel ligeramente verdosa y las ropas como si fueran criaturas del bosque. Eran taaaaaaan tiernos.

- ¿Por qué querrían tal cosa? El actual Dios apenas ha cumplido los treinta y cinco años, la esperanza de vida humana llega hasta los ochenta o noventa, es imposible que Dios os haya traído aquí para que tomeis el papel, es completamente ridículo, ni siquiera alcanzó la vejez, no me creo que estéis aquí para retarnos y posteriormente retarlo a él. Marchaos de nuestra ciudad.

Intentaron convencerlos y hacerlos razonar conforme ellos estaban realmente allí porque SG11 los convocó para que lo derrotasen, pero no parecía haber solución, más bien los estaban acorralando y apuntando con cada vez más pociones con diferentes colores y brillos..

- Dejense de estupideces. Estos humanos son hijos de Line, más o vale llevarnos con vuestro gobernante o no tendré piedad en hablar con SG11 y traerlo aquí a daros vuestro merecido castigo, ¿He sido suficientemente claro?- dijo el centauro acercándose intimidantemente hacia los duendes, era como tres duendes de alto, así que era bastante intimidante para ellos, la verdad.

Todos se quedaron en silencio en ese momento.

- ¿H-Hijos de Line...?- su voz tembló.

El trato hacia ellos cambió radicalmente. Los aceptaron en la aldea con normalidad, les sonrieron casi hipócritamente y les dijeron que el gobernante no estaría disponible hasta el día siguiente ya que estaba teniendo reuniones muy importantes y que no los podría atender hasta el día siguiente, que les disculpasen mucho.

También se disculparon por su arrogancia y sus malas formas, todo esto provocando cierta incomodidad en los dos hermanos, quienes miraron al centauro fijamente cuando se quedaron a solas al decir que estaba todo bien, que esperarían al día siguiente y pidieron explicaciones sobre qué sabía del primer apellido de ambos y porque todo el mundo parecía tenerle miedo o impresionarse e incluso tratarlos de forma tan hipócrita, ni que fueran príncipes o reyes. También le preguntaron si sabía porque Keenan se parecía tanto al rey Kitsune y finalmente le pidieron casi suplicando que no les mintiera ni les contase excusas. William no contestó con algo que los satisfaciera, más bien solo les dijo que no podía hablar porque el Dios de ese mundo se lo pidió en el reino de las hadas y debía mantener la boca cerrada. Que ya la había abierto más de lo necesario y que seguramente sólo había causado problemas.

Lo cual, ambos hermanos se miraron sin entender a qué se refería. Tomaron aire para armarse de paciencia y no darle un golpe al moreno, pero fueron interrumpidos antes de llegar a soltar el aire para volver a preguntarle lo mismo de antes a ver si en ese momento lograban algo que les sirviera para entender qué es lo que estaba pasando.

- Esto...- se giraron al escuchar la voz de alguien a sus espaldas.- No sé quién será ese tal Line... Pero podéis quedaros en mi casa, en la ciudad no hay una posada y no parecéis malas personas...- sonrió ladeando la cabeza hacia un lado con una sonrisa tranquila.- Mi nombre es Axel.- les tendió una mano a los dos hermanos.

Al día siguiente, sin haber conseguido una sola respuesta a su favor, llegaron al palacio del rey duende, ganaron el juego con demasiada facilidad, tanto que se extrañaron que fueran el cuarto reino al que estaban retando y pasaron la noche de nuevo en el hogar del duende, quien les felicitó casi todo el crepúsculo por haber derrotado a su rey. También les mencionó como llegar hasta los orcos de forma rápida y evitando todas las mazmorras que los orcos tenían alrededor de su fortaleza.

Aparentemente los orcos no eran para nada hospitalarios, más bien juguetones y poco empáticos, por lo que disfrutaban de encerrar a sus posibles visitantes en mazmorras mágicas o laberintos interminables para reírse de sus víctimas. Precisamente por esto, Axel los informó bien y marcó en el mapa donde estaban todas y cada una de las mazmorras mágicas que había entre su reino y el de los orcos.

Agradecieron enormemente por aquella información y nada más amaneció partieron hacia el siguiente destino. Siendo sincera, el camino fue formidablemente rápido aunque fuese largo, pues, había un puente que los llevaría directamente pero era la entrada a una trampa que los encerraría en un laberinto, por lo que tenía que dar la vuelta y seguir el cañón hasta que el río perdía velocidad y podían cruzarlo sin problema. Es decir, tuvieron que dar una vuelta enorme pero bordearon todas las mazmorras, trampas o laberintos que Axel les marcó. Y finalmente llegaron a la ciudad donde, tal y como fueron avisados, la hospitalidad no fue el punto fuerte del reino y casi los miraban todos mal.

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JADKJNDEWJKVNEWKVGNWEGEWKFNJGWE

Axel duende es superior a mí.

*lo achucha*

Cosito bonito <3

Pasando a la info del capítulo...

Aparentemente los duendes tienen miedo, y creo que es OBVIO que algo está pasando. I mean...

Creo que ya todos se han dado cuenta... ¿No?

Osea...

Es easy atar cabos...

Bueno... Para los que esta sea su primera historia a lo mejor no, pero, idk, algo raro hay incluso para los que sean nuevos en el tema de mis personajes originales...

Creo...

En fin...

 Aquí las opiniones -------->

Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo

Bye ~

By Silvia Line

[1156 Palabras]

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