Partida de ajedrez (26)
Cuando pasaron el puente hacia el hostal vieron que aquel campo gravitatorio que flotaba con sutileza era una verdadera piedra con tierra y césped que llenaba la piedra entera, además de un camino de piedras circulares hacia la entrada de la posada.
El frost se bajó del lomo del centauro, quedándose con la sábana pasada por sus hombros. Entraron en el hostal, si la arquitectura de fuera era impresionante, la de dentro lo era aún más todavía. Todos los Kitsunes, al escucharlos entrar desviaron sus ojos hacia ellos con curiosidad y pocos segundos después todos ellos los miraban fijamente, especialmente a los dos hermanos, ignorando por completo a los otros dos.
Se sintieron ligeramente cohibidos por esto...
- ¡Ya estáis aquí!- una voz aniñada sorprendió a todos en el hostal, aquella figura aniñada se acomodó la gorra sobre sus cabellos y saltó del asiento en el que previamente se había puesto de pie al verlos entrar, para darles un abrazo a los dos hermanos al mismo tiempo, se notaba que su carácter y su ánimo estaban totalmente radiantes y llena de felicidad.- Y en tiempo récord...- se giró y al alzar el índice apareció un reloj de arena.- Mucho más rápido que papi...- sonrió ampliamente. El reloj de arena desapareció- ¡Mañana a primera hora os espero en la entrada del palacio, nos vemos allí!- soltó un par de risillas y después salió corriendo del hostal.
Los dos hermanos miraron con confusión al centauro y al frost, estos no dijeron nada, se rieron un poco por sus caras de escepticismo. Pasaron la noche con nervios, pero consiguieron conciliar el sueño después de una charla de motivación de William y Robert; y al día siguiente, ver cómo amanecía en aquel ambiente galáctico era simplemente hermoso e idílico. Caminaron por los puentes hasta el enorme palacio, casi parecía una torre o una mansión antigua japonesa, era hermosa. Era un edificio imponente, en la entrada estaba nuevamente aquel infante que sonrió ampliamente.
- Por fin, por fin, por fin...- dijo con un tono infantil en su voz.- Os esperan dentro, vamos...- tomó la muñeca de Álex y tiró ligeramente de ella con cierta impaciencia.
- Espera, espera... ¿Ellos pueden entrar?- preguntó ella mirando al frost y al centauro.
- Siiiiii, papá quiere hablar con William.
- Ah, mierda...- susurró entre dientes.
- ¿Por qué pones esa cara?- preguntó Keenan.
- Seguramente me va a echar la bronca del siglo...- se rascó la nuca.
Robert soltó una risilla entre dientes, tomó la muñeca del centauro y mencionó que siendo un cubito de hielo no podría hacerle nada, lo cual se ganó un zape del pelinegro.
- ¿Por qué?- preguntó Álex.
- Por casi hablar más de la cuenta dos veces...
Los dos hermanos alzaron la cabeza sorprendidos por ese tono de voz y giraron los ojos hacia la voz extraña en la habitación, abrieron los ojos en shock. ¿Él era SG11 de verdad?
- Va, va, no le vayas a echar la bronca, ni siquiera llegaron a decir nada antes de tiempo...- a su lado se acercó un hombre bastante más alto que él con varias colas de zorro en su lumbares y dos orejas apareciendo entre su cabellera.
- No voy a echarle la bronca a nadie, solo voy a darle un zape, Kelver, ¿Me haces el favor?- ella se rió un poco y después le dió un golpe suave en la cabeza al centauro, este se quejó llevándose una mano a la zona golpeada.- Eso por casi cagarla al decirles quien soy...
- Agh, si, vale, perdón; se estaban a punto de morir en mis brazos, era mucha presión como para controlar lo que estaba diciendo...- se cruzó de brazos desviando la mirada.
- Claro, ¿Y decir: "puto Dios" es lo único que se te ocurrió? ¿Ese es el vocabulario que te han enseñado en tu castillo? Kelverly te estaba escuchando.
- Ugh...- rodó los ojos.
- ¿Se puede saber qué está pasando?- los dos hermanos habían estado escuchando esa conversación como si fuera un partido de tenis, de lado a lado, mirando a uno, mirando al otro, pero no estaban entendiendo nada o si es que realmente uno de los dos había marcado un punto o realmente había ganado el set.
- Cierto...- musitó retomando el hilo de la acción.- Como pudieron intuir, sí, soy SG11...- se llevó una mano al pecho con delicadeza.- Y él, es vuestro oponente...
- Gran presentación, ¿Así presentas al amor de tu vida?- preguntó con sarcasmo ganándose un codazo en la tripa que le quitó todo el aire y le dió un ataque de tos al atragantarse con la saliva que parecía que iba a morirse allí mismo.
- Desgraciadamente, el más inmaduro de la familia es el rey de los kitsunes.
Los cuatro se quedaron con cara de póker por la escena entre los dos adultos, Kelverly soltó una risilla en bajo, parecía que estaba acostumbrada y no era la primera vez que eso pasaba. Keenan y Álex se miraron de reojo y después volvieron a mirar al Kitsune. Era totalmente cierto todo lo que mencionaron, Keenan y su último oponente eran casi idénticos, las mínimas diferencias que había entre ellos era el tono del pelo y los ojos, los cuales, uno de los ojos de Keenan era del mismo color que el Kitsune, en cambio, el color de ojos marrón chocolate de Álex era bastante similar al de su tía y al de SG11. Es decir... En resumen...
El rey de los Kitsunes tenía el cabello rubio oro, corto hasta la nuca, con dos orejas de zorro que aparecían entre sus cabellos, su piel clara se fundía entre las telas de un kimono tradicional japonés con tonos blancos y naranjas, sus ojos eran azules y parecía ser solo por el brillo de la sala, pero parecía que sus ojos tenían un brillo morado, pero no solo los suyos, los de Álex también tenían ese brillo, y muchos de los kitsunes del reino también lo tenían, solo que en vez de morado, eran en diferentes tonalidades en la zona baja del ojo. El Dios de ese mundo también tenía el cabello rubio, pero a diferencia del kitsune, si tono de cabello era menos anaranjado, era de un tono rubio hermoso, largo hasta los hombros, pero no iba más allá de eso, cubría uno de sus ojos al completo, su piel era ligeramente amarillenta, pero no tanto como el primo de William, era del mismo tono amarillento que Keenan, y su ojo era marrón tal y como mencioné anteriormente. Sus prendas eran cómodas, lo que para cualquier humano sería ropa deportiva, una sudadera ancha y un pantalón holgado, cómodo, pero formal sorprendentemente.
- Técnicamente, si esta no fuera una ocasión especial, Kenai...- señaló con la palma al Kitsune que ya se había repuesto del ataque de tos y el golpe.- Os esperaría aquí y simplemente tendríais que jugar contra él, todo para después dirigiros al centro de la ciudad, en la cascada y así es como yo os llevaría al lugar que tendría que estar al teletransportaros, jugaríamos al juego y en caso de resultar ganadores seríais los nuevos Dioses de este mundo después de yo entregaros el título formalmente.- explicó con suma tranquila.- Pero...- sonrió un poco.- La ocasión es muy especial, así que por eso estoy aquí y por eso os enfrentareis a los dos mejores jugadores de este mundo al mismo tiempo.
Los dos hermanos abrieron los ojos con sorpresa.
- Será, nuevamente, una partida de ajedrez... Esta vez yo también estaré en pareja, el juego estará más equilibrado y con un poco de suerte no quedaremos en tablas esta vez, solo porque durante este viaje habéis mejorado mucho como personas y como jugadores...- sonrió con tranquilidad.
- ¿D-Dices que podríamos ganar?
- Por supuesto...- asintió.- Como después de todo os estáis enfrentando a vuestro último oponente, las reglas serán iguales, habrá condiciones si nos ganáis o si perdéis...- musitó con un tono calmado.- si nosotros ganamos, vosotros regresaréis a vuestro mundo perdiendo la oportunidad de ser Dioses, en caso de que ganéis... Os explicaremos ciertas dudas que sé perfectamente que no comprendéis, que tenéis dando vueltas en vuestra mente y que no dejé que William o Tyrkelige os las respondieran...
- B-Bien...- ahora quien habló fue Keenan.- D-De acuerdo...- asintió con la cabeza.
- No estéis tan nerviosos, será fácil, una simple partida de ajedrez y ya está...- sonrió con calma el Kitsune.
"Ellos van a derrotarme".
Aquellas palabras llegaron a la cabeza del pelinegro mientras el tablero de ajedrez aparecía delante de ellos junto con algunos cojines para estar más cómodos en el suelo, un reloj de arena para medir el tiempo y finalmente las piezas se pusieron en su lugar casi de forma mágica y ordenada. Se acercaron y se agacharon a un lado, el albino se sentó y se apoyó contra él, en su pecho y abdomen.
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AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA por fin...
El enfrentamiento finaaaaaal :D
Ya están, ya están ya estáááááááán.
No quieran saber la de gritos contenidos que solté durante esta conversación.
Tenía muchísimas ganas desde que llegaron a ese mundo hasta que llegaron al palacio de los Kitsunes...
En serio...
Era la primera que estaba deseándolo más que ellos XDDDD
En fin...
El siguiente capítulo es el último y estaré MUY potente.
Probablemente también sea más largo de lo normal, y también el último, claro <:
Y por más largo de lo normal es que seguramente sean entre 2000 y 3000 palabras ewe
Así que sí, a gozarlo XD
uwu
Aquí las opiniones ----------------->
Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo
Bye~
By Silvia Line
[1618 Palabras]
P.D.: Tranqui todo el mundo, aunque la historia "acabe" mañana, todavía quedarían los 5 extras, así que no se preocupen uwu.
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