Mazmorra (22)
- Después de eso nos dirigimos hacia el reino de las nagas, donde estuvo presente pero transformado en animal escondido en el interior de la sala del trono... Llegamos a la aldea vampírica al pie de la montaña y después a tu reino... El resto ya lo has vivido en tus propias carnes.
- ¿Un Kitsune y un humano realmente han podido. . .?- no siguió hablando, pero se comprendía perfectamente a qué se referían, el pelinegro asintió con la misma cara en shock que él.
- No le doy explicación. Aunque sea Dios, es un varón, no han podido...- hizo diferentes gestos con las manos, gestos obscenos y después otros tipos de gestos que el otro comprendió.
- Kelverly es la prueba de que si pueden... No suele ser vista, pero... Existe...
Hubo silencio en la habitación y giraron sus cabezas hacia los dos hermanos, el chico se giró, seguía durmiendo, suspiraron con alivio.
- ¿Entonces como ellos vienen de otro mundo?- se encogió de hombros en respuesta.
- No sé cómo lo hizo. No sé si ser Dios en este mundo le da ventajas sobre el mundo humano, pero... Ellos provienen de allí... Igual que SG11 también es originario de ese mundo.
- ¿Qué sentido tiene que ellos tengan que enfrentarse a todas las especies si el resultado será una derrota para todos los reinos? Es completamente inútil, si SG11 realmente estuviera seguro de que ellos pueden derrotarle, hubiera informado al mundo entero de que iba a traer a dos humanos de su mundo para derrotarle y ya está, no sería necesario que peleasen contra todas las especies esenciales para tener que llegar al palacio de los Kitsunes y, boum, sorpresa, "sois Dioses porque podéis derrotarme fácilmente al tener genética de hackers".
- No me dijo nada de eso. Pero estoy seguro de que él preferiría que ellos pelearan justamente por su título.
- Así es, papá quiere que lo derroten justamente.- escucharon una voz aniñada cerca.
Los dos giraron la cabeza inmediatamente pensando que alguien había entrado en la habitación y había escuchado todo lo que estaban hablando, pero sus ojos se abrieron en shock al ver a un niño con gorra, el cabello corto, ropa de infante con un chaleco, pantalones cortos y una sonrisa radiante en sus ojos, estos mismos brillaban y de por sí emitía cierto brillo celestial.
- ¿K-Kelverly?
Pero con un parpadeo aquel infante desapareció de la habitación como si nunca hubiera estado allí. Los dos se quedaron pálidos y sin dormir toda la noche por aquella aparición casi fantasmal.
Cuando los dos hermanos despertaron vieron al albino y al moreno con unas terribles ojeras bajo sus ojos y aunque ellos insistieron que estaban perfectamente mientras desayunaban, los dos hermanos no se tragaron absolutamente nada de lo que dijeron y simplemente se miraron entre ellos con preocupación respecto al carácter de ambos. Decidieron dejarlo estar dado a la insistencia de los dos chicos, pero realmente estaba sucediendo algo. Lástima que no pudieran saber qué era lo que realmente estaba pasando, casi como si se hubieran saltado un capítulo de una historia los dos hermanos se sentían perdidos.
Por lo que no tuvieron de otra que obedecer a los dos chicos y continuar con el camino agradeciendo a la posadera que les permitió pasar la noche en aquel hostal. Continuaron con su viaje con normalidad estando un paso más cerca de llegar al reino de los elfos. Aprendieron que el camino corto era una trampa, por lo que decidieron tomar el camino que parecía más largo solo para evitarse problemas, pero cayeron de lleno en uno. En vez de ir directamente a una aldea que parecía de inofensivos elfos y que pensaban que era una ilusión para atraerlos a una trampa, cayeron de lleno en una mazmorra al pisar un suelo falso.
- ¡Me cago en toda la existencia!- gritó William y el eco de la cueva lo repitió varias veces.- ¡Keenan! ¡Álex!- llamó intentando levantarse del suelo, sus patas traseras respondieron con torpeza, es posible que se hubiera hecho daño al caer por las rocas de la pared o los escombros que cayeron junto a ellos.- ¿¡Dónde estáis!?- se habían separado, los dos hermanos cayeron por un lado y ellos dos cayeron por el otro.
- ¡Estamos delante de una especie de lago subterráneo!- escucharon la voz de la hermana mayor.
- ¡Quedaos allí! ¡Vamos a por vosotros!
- No se por donde...- mencionó con sarcasmo el frost.- No funciona mi magia aquí abajo...- alzó sus manos con las palmas hacia arriba y estas mismas se iluminaban, pero no salía nada ni rastro de hielo, además, sus avambrazos y las puntas de sus orejas, las cuales estaban de tonos azulados perdieron dicho tono y se volvieron como el resto del cuerpo.- Este sitio no permite usar magia de ningún tipo...- arrugó su expresión con algo de miedo.- Hay que salir de aquí...- susurró en bajo.
- ¿Por qué tanta prisa de repente?- entrecerró los ojos.
- No puedo pasar mucho tiempo sin refrigeración en un ambiente tan cálido.- dicho esto empezó a andar hacia una grieta en la pared.
William fue detrás de él.
- ¡Keenan! ¡Álex! ¡Vamos de camino!- exclamó el pelinegro para que el eco se encargara de informar a los dos hermanos.
- ¡Intentaremos movernos, así podremos encontrarnos más rápido y salir de aquí!- el eco llegó con la voz de Keenan.
- ¡Bien!- exclamó el frost.
Pasaron lo que podría considerarse horas recorriendo túneles y llamándose a gritos mutuamente, pero es que realidad el problema que tenían no era solo estar perdidos y tener que encontrarse, sino que es posible que se estuvieran alejando cada vez más. Para el moreno era una situación estresante porque era demasiado sobreprotector con los dos hermanos como para perderlos de vista más de cinco minutos, para los dos hermanos era inquietante estar en una cueva que a su parecer estaba helada y sin ropa suficiente para cubrirse del frío dado a que William era el que llevaba la ropa abrigada en las alforjas o la manta sobre su lomo. Para el frost la temperatura del ambiente, aunque fuera fresca, era como si tuviera bajo el sol andaluz en pleno verano, pronto empezó a tener una respiración pesada y sus pasos se volvieron torpes, tanto que el pelinegro tuvo que aguantarlo antes de que se cayera al suelo al tropezar con una piedra un poco salida.
- Estás ardiendo...- susurró en bajo con ligera sorpresa.
- Te dije que no puedo pasar demasiado tiempo sin refrigeración.- habló con torpeza, con voz débil.
Verlo en esa situación le recordó a los dos hermanos cuando estaban llegando a la ciudad de los frost, esa sensación de sentir que en cualquier momento uno de los dos hermanos podría morirse en sus brazos se le hizo terriblemente angustiosa, apretó los dientes frustrado.
- ¡Chicos!- llamó con un grito.- ¿¡Estáis cerca!?
- ¡Te escuchamos más cerca que antes!- el grito de Álex captó su atención.- ¡Hemos encontrado la salida! ¿¡Dónde estáis!?
- ¡Quedaos ahí! ¡Ya vamos nosotros! ¡Haced eco con piedras en la pared todo el rato, estamos cerca!- gritó de vuelta.- Robert...- lo miró.- Intenta caminar un poco más, aguántate en mi...- tomó su brazo y lo pasó por su lomo, aguantándolo allí dado a que sentía que no era capaz de agarrarse.
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Ouh, shit...
Esta parte me da miedo y al mismo tiempo la amo <:
En verdad lo de la mazmorra me gusta porque es un momento de desarrollo emocional y psicológico para los personajes.
Me gusta mucho cuando los personajes crecen emocionalmente jeje
uwu
Aquí las opiniones ------------->
Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo
Bye~
By Silvia Line
[1271 Palabras]
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