EXTRA 3
Su primo siempre había tenido problemas de vista, y siempre los había escondido o disimulado rechazando amablemente ofertas en los juegos o en las prácticas de tiro con arco. Solía tropezar con las piedras o con salientes en la arena cuando salía por los jardines o subía escaleras y la gran mayoría del tiempo iba pegado a las paredes, equivocándose bastante de habitación cuando había remodelaciones. O incluso cuando tenía que guiar a los visitantes por el palacio solía perderse y perder a los invitados y después pedía mil disculpas totalmente arrepentido por la furia y la impaciencia de dichas personas que acababan encontrar el la salida muchísimo antes que él. Conforme fue creciendo su problema en la vista aumentó gradualmente, impidiendo que hiciera las cosas normales y que le costará muchísimo disimular sus problemas de visión.
De un día a otro, después de una bronca de su padre que le dejó la cara roja y no precisamente por la vergüenza, su primo Gilbert desapareció del palacio, provocando caos y desesperación al no poder determinar si se había escapado del palacio o seguía en el interior. Aún después de las amenazas no decía nada, no contestaba, se quedaba allí donde sea que estuviera, en caso de que no hubiera huido del palacio, por ejemplo. El pelinegro lo buscó por todo el palacio, igual que todos allí, mientras su propio padre se quedaba en el mismo salón del trono tomando una copa relajadamente y de vez en cuando gritaba con voz potente que lo golpearía hasta la muerte.
No le importaba donde estuviera su hijo. De todos los que estaban buscando, el único que estaba verdaderamente preocupado era el moreno.
Llegó a su habitación para buscar pistas por cualquier lado, sorprendiéndose al ver algo moviéndose. Se acercó a la cama donde vio el movimiento, debajo de ella había un compartimento secreto disimulado, movió esa puerta y escuchó un jadeo y un sollozo disimulado.
- Gil...- sonrió ampliamente al encontrarlo.
- Shhh...- susurró él.- E-Entra y cierra.
Así lo hizo, el lugar secreto era enano pero lo suficientemente grande para que ambos pudieran entrar algo estrechos y agachados, es decir, con el cuerpo de centauro tumbado. Cerró ese lugar secreto y miró a su primo.
- ¿Estuviste aquí todo el tiempo?- asintió con la cabeza apoyándose en la repisa de una pequeña ventana tintada y con efecto espejo, él podía ver el exterior, el exterior no podía verlo a él.- ¿Por qué no sales?
- No quiero estar aquí...- susurró enterrando la cabeza en sus brazos, miraba hacia el suelo.- Quiero irme del palacio pero no puedo sobrevivir...
- Gil...
- ¿Qué ves?- señaló la ventana, hacia el paisaje.
- ¿A qué viene esa pregunta?- alzó una ceja.
- Solo responde, por favor...- pidió.
- Hmph...- miró por la ventana.- La muralla que delimita el palacio, casas, arena, el desierto más allá, y algunas setas gigantes en el fondo... ¿Por qué lo preguntas?
Abrió el doble fondo que había en la cama, como una especie de cajón y le tendió una roca descolorida blanda donde dibujaban y coloreaban, como si fuesen hojas de papel. Se la mostró dejándola sobre la repisa de la ventana.
- ¿Y aquí qué ves?
- Un montón de manchas amarillas, tonos terrosos y azul...- dijo con extrañeza en su voz.- ¿Por qué me lo preguntas?
- Técnicamente es ese paisaje...- señaló la ventana.- Lo que yo veo...
El pelinegro se quedó con un punto en la boca, procesando lo que había dicho en la parte final.
- ¿Tienes problemas de visión?- preguntó abriendo los ojos en shock.
Asintió con la cabeza.
- Nadie lo sabe porque no se lo dije a nadie... N-No puedo jugar a tiro con arco porque ni siquiera veo la diana.- apretó los labios.- Cada vez veo peor... Cada vez me tropiezo más y me cuesta más trabajo ser príncipe y fingir que no me pasa nada.
- No lo finjas... No te separes de mí...- dijo con firmeza y una sonrisa tranquila.- Tú padre...
- Me odia porque soy "torpe" y un "mal príncipe" o porque no sé ser un don Juan porque ni siquiera veo a mis pretendientas hasta que no me acerco casi hasta romper el límite de cercanía y ellas se incomodan, me rechazan y se van ofendidas...
- ¿Por eso te golpeó?- asintió con la cabeza.- Ya veo...- frunció el ceño.- No te separes de mí entonces... No voy a permitir que tu padre te vuelva a golpear...- sonrió con calma.
- B-Bueno...
A partir de aquel día los dos fueron más cercanos de lo que ya eran. Salieron de su escondite y la madre de William los abrazó. Cuando el padre lo vio alzó el brazo para golpearlo y William se puso en medio con el ceño fruncido, dejando claro que no permitiría que lo golpease, de hecho, lo empujó ligeramente con el hombro antes de tomar la muñeca de su primo y llevárselo lejos de él.
...
El día que llegaron los jóvenes aspirantes ya todo el palacio sabía que Gil tenía problemas de vista dado a que unas criadas los escucharon hablar a escondidas cuando estaba terminantemente prohibido y de forma anónima hicieron saber a los reyes, desde eso el padre del castaño lo estuvo tratando peor incluso de lo que ya lo trataba, William acabó por llevar una espada siempre colgada a la espalda, pero nunca la usaba porque el asesinato estaba prohibido pero no le impedía amenazar a alguien.
...
Se encontraba con una mano en la pared en busca de su primo, había regresado desde la aldea de mecas y más le valía estar cerca suyo antes de que su padre lo encontrase a solas. Todo para escuchar una conversación desde el pasillo y cuando llegó al jardín pudo escuchar a su tía decir.
"Ya he tomado mi decisión" con voz firme y amenazante.
- ¿Qué sucede?- preguntó con timidez entrando en la conversación, se acercó instintivamente a su primo al notar el olor y ver de forma borrosa a su padre.
- Ellos vienen a retar a mi madre.- dijo el moreno mirando a los humanos.
Hacia algunos años que Gilbert había crecido y era más alto que su primo William, la cosa es que su tía y él eran bastante bajos, pero ambos tenían ese carácter temerario y amenazante característico de la familia.
- Si ellos ganan, debo irme con ellos, si pierden, serán nuestros sirvientes...- resumió cruzándose de brazos.
Apretó los labios y dejó la vista pérdida, tembló ligeramente al asumir que podría perder a su primo y quedar expuesto ante los abusos o los maltratos de su padre, no quería... Negó con la cabeza internamente, se acercó un poco más al pelinegro, este suspiró profundamente.
- ¿Y si hay problemas en el reino durante el tiempo que no estés?- alzó una ceja lentamente.- ¿Implica que seré yo el rey?
- No.- dijo la madre del pelinegro.- Si ellos ganan, William irá con ellos, y si ellos se convierten en los nuevos Dioses, tu primo será el rey en tal que llegue.- el castaño apretó los labios y asintió con la cabeza.- Si ellos pierden aquí o en cualquier enfrentamiento, William y tú os disputaréis el título...- el castaño asintió con la cabeza.
- Él me ganará... Será rey de todas maneras.- musitó con seguridad.- No tengo puntería...
- Eso te pasa porque no eres más que un estúpido e. . .- se escuchó un sonido chirriante que cortó esas palabras con amenaza.
Los dos hermanos aspirantes se tensaron al ver al pelinegro sacar su espada y amenazar a su tío con el ceño fruncido interponiéndose entre el castaño y el hombre que había alzado la mano, con insinuación para darle una bofetada un golpe al centauro castaño, el pelinegro estaba de parte del castaño, este se acercó y se escondió en el cuerpo del pelinegro abrazándose a su brazo aunque no fuera del todo posible.
- Ni se te ocurra tocarlo.
- Puedo hacer lo que quiera con mi hijo.
- Y por eso tiene los problemas que tiene.- entrecerró los ojos.- Si tu hijo tiene problemas de visión no es motivo para que lo trates como lo tratas. Si no quieres que acabe como Jessica, no te atrevas a tocarlo.- apretó el mango con un rostro totalmente amenazante.
Jessica era la hermana mayor de Gilbert, ella, por culpa del padre y su maltrato psicológico por el simple hecho de haber nacido como una hermosa yegua y según él no poder tomar el trono, causaron que ella tuviera problemas psicológicos y huyera del palacio porque todo el reino la rechazaba por esos mismos problemas, todo para que nunca regresase. Nadie sabía donde estaba o si estaba viva... Pero... Lo más seguro es que hubiera fallecido... Porque sino alguien la hubiera visto...
- William, Miguel, basta. No es momento de discutir problemas familiares delante de nuestros invitados.- los dos se resignaron en mirarse fulminantes y alejarse mutuamente.
El centauro moreno guardó la espada en su casaca y miró al castaño que seguía temblando mientras se escondía en él, lo abrazó de vuelta cuando los dos hermanos atendieron a su madre para iniciar el juego.
Tomaron un arco cada uno, al ser dos hermanos serían dos rondas con la reina. Los resultados de los primeros tres disparos dieron ventaja a la reina por un solo punto. Pero en la siguiente, era Keenan quien tiraba, inspiró profundamente después de los tiros de la reina que los dejaban bastante mal. Para ganar, tenía que golpear las tres veces en el nueve o en el diez, preferiblemente en el diez. Carraspeó y apuntó, inspiró y aguantó la respiración, solo soltó el aire cuando soltó la flecha, un ocho, hizo una mueca con el labio, una mueca frustrada, tomó la siguiente flecha y realizó el mismo procedimiento, un diez, su hermana sonrió ampliamente. Al tomar la tercera flecha hizo un cálculo rápido de lo que tenía que sacar, tenía que dar al diez si o si... Si no, quedarían empatados. Apuntó y entrecerró los ojos, inspiró profundamente y disparó. Suspiró el aire.
- Nueve, empate.
- Es un diez...- la madre se acercó.- Está en la línea, pero está más cerca del diez... Por lo tanto, ganaron...
El moreno se puso pálido y negó lentamente, miró a su primo que había empezado a temblar al escuchar que ganaron.
- No puedes decidir eso así.- dijo el tío del pelinegro.- Es un empate, o es nulo, en ese caso perdieron.
- Soy yo quien manda aquí y soy yo quien decide.- contraatacó la mujer.- Ellos ganaron.- dijo con ferocidad. Desvió los ojos hacia los humanos.- Fueron unos increíbles lanzamientos, chicos... Me sorprende vuestra puntería... De hecho, si ganaron a los minotauros en lo mismo y participaron en el torneo de los mecas y también lo ganaron, no me extraña nada que también ganaran este enfrentamiento.
El adulto se marchó refunfuñando durante las palabras de la mujer, nadie le dijo nada, solo una mirada furtiva de la mujer, hubo una breve conversación entre ellos y finalmente la reina se despidió de su hijo y deseó todas las suertes en su viaje.
- Menuda suerte tienes...- comentó Álex para hacerlo rabiar.
- Odio a los humanos a partir de este mismo instante...
- Pensaba que odiabas a todas las especies...- bromeó su primo, quien los acompañaba hasta la salida de la ciudad.
- Y lo hago, pero ahora odio más a los humanos.- dijo con un tono rancio.
El castaño se despidió de ellos, no se había soltado del brazo de su primo en ningún momento, casi como si tuviera miedo a que si lo soltase pudieran darle un golpe, el pelinegro le prometía que cuando regresaste encontraría el remedio para sus ojos, Gilbert sonrió amargo como si eso fuera un adiós para siempre o un agradecimiento pobre y regresó al palacio para refugiarse en su habitación y cerrar la puerta con seguro para sentirse a salvo y para que su padre no entrara. Después se escondió en su lugar secreto bajo la cama y allí se quedó horas enteras.
Tiempo después, no sabía cuánto, pues lo pasó encerrado en su lugar secreto donde robó comida para no tener que salir.
Cuando su primo regresó al palacio. Salió corriendo y tropezando con todo, literalmente; para salir del palacio donde también tropezó por los escalones y en vez de abrazarlo casi acabó comiéndose el suelo con los morros de no ser porque su primo lo recogió antes riéndose a carcajadas.
- ¿Estás bien?
- Si...- desvió los ojos.
- Pfff... Bueno, vale, vale...- lo ayudó a levantar.- ¿Tu padre te hizo algo en mi ausencia?- negó con la cabeza.
- ¡Holap!- el pelinegro giró los ojos con sarcasmo hacia los mellizos.- Volvemos a vernos.- dijo la mayor.
- Hmph...
- Y tenemos una cosa... Tú primo nos dijo que tienes problemas de visión y nosotros conocemos el remedio, aunque te queden raras...- con un movimiento de muñeca el menor hizo aparecer unas gafas.- Con esto podrás ver bien.
- Eso es ridículo.- dijo el azabache.
- Pero al menos podrá ver algo.- dijo el hermano menor.
El castaño tomó los lentes y se los puso, cerrando los ojos por instinto, sintiendo que podría hacerle daño en los ojos y ya de por si estaban dañados, no quería dañarlos más; y al abrirlos parpadeó incrédulo, abriendo los ojos con sorpresa, miró a su primo fijamente y sonrió radiante.
- ¿Ves? Ahora puede ver.- dijo la chica con una sonrisa.
- Os dejamos...- dijo el otro hermanos.
Se despidieron con un ademán y los dos desaparecieron de allí.
El pelinegro sonrió un poco y los dos entraron en el palacio juntos, cuando vio a su madre sonrió ampliamente y asintió con la cabeza diciendo: "son los nuevos Dioses", el castaño sonrió un poco por la expresión de haber visto un fantasma, William le explicó lo que eran esas gafas y para qué servían.
- Ya veo... Ahora sí que puedes jugar con tu primo, ¿no?- los dos asintieron y rieron un poco.
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WOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOW una historia en la que Gilbert y William se llevan bien :00000
XDDD
Okay ya paro uwu
Me gusta mucho este extra porque William y Gilbert tienen muy buena relación dado al problema de visión de Gil...
ajdnwjkdnwejfkwf
*happy*
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Los que no conozcan a Will y Gil en paradise (historia original), ellos son primos que se llevan MUY mal y se odian por culpa de la xenofobia del padre de Gil.
Will es hijo de una madre española (vasca) y un padre colombiano. El padre (y hermano de la madre de Will) de Gil es xenófobo y siempre odió tanto al padre como al hijo.
Will y Gil a los tres - cinco años se llevaban de perlas.
Pero Miguel Ángel (el padre de Gil) empezó a meter mierda, insultar a Will y a Carla (la madre de Will), porque el padre de Will fue extraditado por diferentes crimines a Colombia y encerrado en la cárcel (donde falleció asesinado por las deudas y por intentar hacerse con el negocio de la droga en la cárcel) y bueno, Miguel Ángel empezó a decir que Will sería igual, que era cuestión de tiempo, que tenía los genes de un drogadicto y un traficante de droga, que acabaría siéndolo, y otras cosas de abuso psicológico a Carla y a sus hijos.
Gil empezó a sentir miedo y asco hacia su primo porque el padre le comió la cabeza después de años y años diciendo lo mismo, y empezaron a odiarse mutuamente. Will no entendía porque, pero como Gil lo trataba mal, también empezó a odiarle.
Y bueno, digamos que el padre de Gil le causó todos los problemas psicológicos que tiene Gilbert. (Pero eso es otro tema muy extenso xD)
Bien, después de explicar todo esto, creo que ya todos entendéis el O D I O que le tengo a Miguel Ángel <:
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Aquí quién tenga preguntas sobre paradise (la historia original) --------->
Aquí las opiniones -------->
Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo extra
Bye~
By Silvia Line
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