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Capítulo Tres: La Virgen


Capítulo tres: La Virgen.

Mérida.


La expresión de Sarah no me está diciendo demasiado, no sé si está sorprendida, asustada o si le da igual. Simplemente me mira mientras chupa su piruleta de manera obscena.

—¿Cómo te hiciste ese delineado gatuno tan grueso exactamente igual en ambos ojos? Está increíble —Es lo que dice luego de tanto silencio.

—¡Te hablo de una crisis! ¿Y eso es lo que me dirás?

—Lo siento, es que podría enfocarme en cabrearme sobre cómo nunca me dijiste que ese imbécil estaba enviándote fotos de su polla y desbloqueándose cada vez que lo bloqueabas —gruñe.

Y esta vez me encojo en mi asiento porque tiene razón, fue un movimiento estúpido mantener para mí lo que ciertamente se estaba volviendo un acoso. Tuve la fortuna de toparme con el dueño de las fotos y que éste sea una persona decente, pero el escenario pudo haber resultado muy diferente.

—Es que no pensaba muy bien —Doy una pobre excusa.

—Quiero gritarte, por eso me concentro en lo increíble que está tu delineado. Recuérdame de nuevo por qué no haces tutoriales de maquillaje en Youtube.

—Porque me da vergüenza estar frente a la cámara y miedo a los comentarios que puedan hacer.

—Es que a mí se me hace difícil entender que seas tímida cuando conmigo a veces puedes resultar una autentica hija de puta.

—Me das confianza.

—Pues mira que la confianza parece que a veces no es muy bonita si te ganan insultos —resopla haciéndome reír.

—Decían en Venezuela que la confianza da asco.

—¿Cómo que da asco?

—Es un refrán, una manera de decir que la confianza a veces hace que te salga el tiro por la culata.

—¿Cómo que la culata? —su rostro adquiere una graciosa expresión de confusión.

—Que las cosas no son salen cómo lo esperas.

—¿Y qué tiene que ver eso con la confianza?

—Bueno, creo que se perdió el chiste y el significado en el proceso en el que no entendías nada —Le recrimino.

—¡Perdóname por no ser latina y entender dichos y refranes!

—Te perdono, Sarah —Le palmeo la mano.

Eso la tiene riendo finalmente antes de volver a dejarse caer de forma desordenada en el sofá de mi casa.

—Así que éste joven apuesto no era Martin, pero resultó ser su amigo que es veterinario y a quien le gritaste un montón y terminó atendiendo a la perra mimada de tu mamá —dice y asiento—. Suena hasta romántico.

—¿Romántico? ¡Fue vergonzoso! —Me cubro el rostro con las manos recordando el sentimiento—. Nunca soy capaz de hablarles a los chicos guapos o a las personas en general cuando no las conozco y con él no pude callarme.

—Pobre chico y ni siquiera había confianza para que diera asco.

—¿Qué? —pregunto desconcertada y ella hace un ademan con la mano.

—Por eso de que la confianza da asco.

—Así no es cómo funciona, Sarah —Me rio.

—¿Ves? No entiendo lo dichos y refranes.

—Seguiré instruyéndote sobre ello hasta que lo entiendas —Vuelvo a darle una palmadita en la mano—. Ahora volviendo a Dawson...

—Nunca conocí a un Dawson.

—No sabía qué hacer luego mientras le cortaba el pelo a Leona —Sacudo la cabeza recordando la consternación—, pero él llenó el silencio diciendo que no era la primera vez que Martin lo hacía, pero que esta vez lo había llevado demasiado lejos y tenía que darle una lección.

—De acuerdo con nuestro guapo desconocido.

—Pero ahora me da algo de nervios enfrentar al verdadero Martin, pero ya me comprometí con Dawson.

—Es necesario que lo confronten o seguirá haciéndole eso a otras chicas y el que sale perjudicado es Dawson, solo hay que recordar que le diste un puñetazo en el estómago.

—¡Cállate!

—Pero es muy en serio lo de darle un escarmiento, Mérida.

Permanecemos unos minutos en silencio y me es inevitable no cuestionarme cómo terminé en esta situación cuando solamente buscaba amistades. Resulta que terminé hablando con un mentiroso y encontrándome con la persona real de la foto que además de ser incluso más atractivo que en fotos, fue bastante amable aunque receloso porque después de todo yo había sido malvada con él.

Solo de acordarme me entra tanta vergüenza. Me salvó en una piscina de tamaño olímpico y le di un puñetazo mientras le gritaba pervertido, atendió a Leona y no dejaba de insinuar sobre su perversión ¡Jodido, Martin! Por su culpa esto está pasando.

Luego de que él hablara de ello, el silencio fue bastante vergonzoso mientras cortaba el pelo de Leona y hasta me sentí mal de que tuviese que cumplirle el capricho a mi mamá siendo que no era su trabajo, pero al parecer no lo suficiente mal porque luego le dije que mi mamá había cambiado de idea y quería que le cortara más pelo a la perra, cosa que no era cierta, pero es una broma para mi mami. Después de ello, fue incómodo y cuando me pidió mi número de teléfono, solo me le quedé viendo lo que lo volvió más incómodo antes de que me explicara que era para ponernos de acuerdo en el plan "lección a Martin."

Eso fue ayer y desde entonces tengo que admitir que he estado chequeando de tanto en tanto si está en línea o cambia su sexy foto de perfil: en un jardín, riendo con un jean ajustado cayendo bajo en sus caderas, la banda del bóxer visible y sin camisa. En efecto es de complexión delgada, pero tonificada porque su torso —lo poco que vi haciendo zoom— tenía la insinuación de abdominales aunque no estuviesen muy marcados. Es endiabladamente atractivo.

Cuando se supone que era Martin me pareció atractivo, pero no me despertó ningún interés porque no hice clic de una manera que no fuese amistosa cuando hablamos, pero en persona sabiendo que no es un pervertido y que de hecho es bastante decente y que todavía muchísimo más atractivo —que creí imposible— ando en un comportamiento extraño, pero no significa nada.

No tiene que significar algo ¿Quién no se deslumbra un poquito por un chico guapo, dulce con los animales, buena persona y con un cuerpo así? Cualquiera estaría momentáneamente aturdida.

—Dime la verdad, Mérida —Capta mi atención Sarah—. ¿Estás exagerando cuándo dices que es más lindo que en fotos? Porque en fotos ya se ve increíble.

—Es en serio y sus ojos de diferentes colores son súper lindos —Tiro de un hilo de la abertura de mi jean a la altura de la rodilla—. También es bastante alto...Aunque todo el mundo es más alto que tú.

—Mido 1.48 lo que es una estatura bastante respetable —Se defiende.

—El punto es que es más guapo que en fotos y eso ya es decir bastante.

—Y tú también eres mucho más bella que en tus escasas fotos.

—Tampoco exageres y es el maquillaje.

—Solo usas ese delineado y los labios, claro que cuando te maquillas cómo profesional te vuelves inalcanzable, pero en fotos eres bonita y en persona un bombón.

»Pero bueno, para concluir esta historia que debo irme a trabajar ¿Cuál es el plan con Dawson contra Martin?

—No lo dijo, aun no lo tenía claro.

—Bueno, me pones al día — Se pone de pie y se acomoda el sujetador—. Te prometo que creo que cada vez que duermo me crecen más los pechos.

—¿Segura que no te causa dolor de espalda?

—Ya tengo planeado hacerme una reducción cuando tenga treinta años que ya haya tenido a Diana, mi futura bebé. Por ahora, vivo bien con ellas, mientras no me acueste boca abajo e ignore a los pervertidos con sus comentarios, todo bien.

»Te veo pronto, querida —Hace una pausa—. Y hoy aprendí que la confianza da asco.

—Y que el tiro te puede salir por la culata.

—Sí, eso también —se ríe y luego ve a la perra que desde la esquina la ve con mirada juzgona—. La dejaron muy fea, Mérida, tu mamá se volverá loca.

—Es una broma —digo con una risa nerviosa porque ahora no estoy muy segura de que la bromita me salga también.

—Te va a salir la culata por el tiro.

No la corrijo, todo lo que hago es reír mientras la veo salir. Mi mirada se cruza con la de Leona que me ladra antes de darme una mirada odiosa e irse a uno de sus lugares cómodos, luego hay un rasguño en mi pie antes de que la gata del demonio maúlle.

—¿Qué quieres Boo? Tú al menos eres más educada que esa perra malagradecida.

Maúlla y mueve la cabeza de esa forma en la que sé que quiere que la siga. La verdad es que a ella le entiendo su odiosidad porque es una gata que me cree su esclava, pero lo de Leona en serio es personal y la cosa es que quiero a esa perra mimada aunque no lo parezca y aunque ella no me quiera. Sigo a Boo y descubro que su agua se acabó y no hay manera en la que tomé de la de Leona.

—Oh, lo siento, su majestad, una torpeza de mi parte.

Maúlla cómo si estuviese en acuerdo y eso me hace reír. Le sirvo agua y un poco de comida; mientras come le acaricio el pelaje y se deja. Boo tiene tanta personalidad que podría ser uno de esos gatos con miles de seguidores en redes, pero mami no quiere.

—¿Y si te hacemos una cuenta a escondidas, Boo?

Hay un gruñido y volteo encontrando a Leona que me ladra y me ve con desprecio, tal vez sabe que por mi culpa tiene un corte feo.

—Oye, creo que en verdad esta vez admitiré que no fue una buena idea, Leona. Lo siento —Extiendo mi mano en ofrenda de paz y gira yéndose— o tal vez sí te lo merecías.

Mi teléfono suena en el bolsillo trasero de mi pantalón y no dudo en sacarlo, pero cuando veo el nombre en el identificador de llamada no sé si responder porque esto de conversaciones telefónicas con hombres guapos a los que insulté y golpeé no se me da bien.

—Hola... —digo con lentitud y hay dos segundos de silencio.

—¿Mérida cómo el Estado de Venezuela? —pregunta una voz masculina y sonrío.

Creo que no dejará ir eso.

—Esa soy yo. Mérida del Valle.

¿Del Valle? —suena desconcertado.

—Es algo muy común ponerlo de segundo nombre en mi país natal, además hace honor a una Virgen muy querida... Bueno, no creo que lo vayas a entender.

—Dame unos segundos, espera.

Boo termina de comer y me hace un gesto de que la deje antes de irse con elegancia y dejarme sola al teléfono. Salgo del lugar y subo las escaleras para llegar a mi habitación, la verdad es que lo que sea que Dawson haga toma más tiempo que un minuto así que saco una de mis hojas bristol y tomo un marcador de punta fina comenzando a dibujar al azar.

—¡Listo! Lo entiendo —Vuelve al teléfono.

—¿El qué?

—Lo del Valle, es de un Estado llamado Nueva Esparta y una advocación de la Virgen María, pero se le venera en muchos otros Estados —recita otras pocas palabras más que me tienen en silencio.

—¿Lo buscaste en internet?

—Eh...Sí, quería entender.

—¿En Wikipedia? —Hay silencio—. ¡Lo hiciste totalmente en Wikipedia!

—¡Fue el primer enlace que me salió!

—No puedo creerlo —Me tapo la boca con cuidado de no mancharme con el marcador mientras me rio.

—Entonces, tienes de segundo nombre del Valle cómo la Virgen ¿Quiere decir eso que eres una Virgen?

Se hacen unos incómodos segundos de silencio en los que procesamos sus palabras y no puede verme, pero estoy sonrojándome.

—¡Mierda! ¡Maldición! Yo no quise decirlo así, no quise preguntar si tenías sexo o no, sobre tu himen o... ¡Oh, Dios! Estoy sonando muy Drake y no puedo parar, pero no quería insinuar que no lo habías hecho nunca y...Cállame, por favor, cállame.

—No soy virgen... —silencio incómodo—, quiero decir que no soy una advocación de la Virgen María. No podría serlo...Yo...Eh...tuve mucho sexo... Quiero decir.... ¡¿Por qué nos hiciste caer en esta horrible conversación?!

—Solo quería entender tu segundo nombre —responde igual de exaltado.

Me tengo que abanicar con la mano porque en serio mi rostro está demasiado caliente, agradezco que no estemos frente a frente ante esta vergonzosa conversación.

—Bueno —dice rompiendo el silencio.

—Bueno.

—¿Podemos olvidar que eso sucedió?

—Podemos —Estoy de acuerdo de inmediato y lo escucho reír.

—Mañana es viernes...

—Y pasado sábado —No puedo evitar decir antes de volver a los trazos en la hoja.

—Qué inteligente —dice con ironía y sonrío—. Mañana iré a la universidad porque necesito hacer una revisión de mi carga de notas...

—¿No estás ya graduado? Es decir, ya estás trabajando en tu especialidad.

—Es una historia larga, pero en resumen terminé mi carga académica, pero aun no programan mi graduación porque esperan al otro curso, en mi curso fuimos muy pocos los que lo logramos —suspira— y no tengo muchos pacientes realmente.

—Oh.

—Sí "oh" —Se aclara la garganta—. El punto es que iré a la universidad y quedé de verme con Martin.

Frunzo el ceño recordando a ese bastardo sin rostro que me mintió y acosó con fotos feas y no pedidas de su polla.

—¿Cuál es el plan? —Me encuentra preguntando y gracias al cielo él responde con algo súper sencillo que tiene cero riesgos de que lo arruine—. Pensé que sería más dramático.

—Nah, creo que Drake es más dramático que yo.

—Claro —digo cómo si supiera de quién habla.

—¿Cómo está tu hámster, Mérida del Valle?

—¿Por qué dices mi nombre así? —Me encuentro riendo y él también lo hace de forma baja.

—Es que para mí suena muy extraño y nuevo, pero bonito ¿Lo pronuncio bien?

—No exactamente porque tienes tu acento inglés, pero no está mal.

—¿Cómo se dice?

Mérida del Valle —digo con mi acento.

—Wow suena muy bonito.

—Y en la escuela se reían, tal vez debería publicar en Facebook: "a todos los que se rieron, sepan que hoy un muchacho ingles aseguró y se maravilló del nombre del que se reían sin parar...Desgraciados."

—¿El desgraciados es necesario?

—Sí, le da el toque final de "no lo superé y te odiaré toda mi vida, besos."

—Impresionante —Se ríe.

—Respondiendo tu pregunta, Perry el hámster está bien...Yo creo que no te agradecí de forma correcta el habernos salvado. A cualquier puede resultarle divertido incluso ahora me puedo reír de eso, pero en el momento me asustó mucho.

»Puede que Leona me odie y sea una perra mala conmigo, pero la quiero y nunca dejaría que un perrito muriera, pero no me di cuenta que tenía a Perry conmigo cuando salté, lo que me hizo asustarme y al entrar en pánico no pude actuar cómo debía. Además ella se movía mucho y luego el calambre...

—Pensaste en salvarlos primero.

—Fue lo primero que vino a mi mente. Mamá ama muchísimo a Leona y Perry es especial. En fin, muchas gracias, Dawson y lamento haberte dado ese puñetazo y haberte gritado.

—Me alegra haber ayudado incluso si la recompensa fue un puñetazo.

—¿Podemos olvidar eso también?

—Definitivamente no.

Bajo la vista a la hoja y me doy cuenta de que tengo el bosquejo de la forma de un rostro sospechosamente parecido al de la persona con la que hablo. De inmediato dejo de dibujar.

—Leona también está bien aunque tengo serios arrepentimientos del corte de pelo que te hice darle.

—No le digas a nadie que le di ese corte o no traerán a sus mascotas.

—Demasiado tarde, ya te hice publicidad en Facebook con una foto suya —bromeo.

Está riendo cuando un grito de horror viene desde el piso de abajo, yo cierro los ojos con fuerza. Mierda.

— ¿Qué fue eso?

—Esa es la furia de Miranda Sousa viendo a su Pomerania con su nuevo corte.

—Mierda —dice riendo por lo bajo—. Déjame fuera de eso porque me obligaste a ello.

—Tranquilo, asumiré la culpa...

¡Mérida del Valle! ¡Ven aquí ahora mismo! —Se escucha el grito por toda la casa.

— ¿Escuchas cómo habla en español? Es indicación de que está muy cabreada, si no sobrevivo, lucha en mi honor contra Martin.

—Cuenta con ello. Hasta luego, Mérida.

—Te veo luego, Dawson.

—Si sobrevives.

—Tienes razón. Reza por mí.

— ¿A la Virgen del Valle? —pregunta y sonrío antes de finalizar la llamada.

¿Qué ha sido eso? ¿Acaso he hablado trece minutos —según el teléfono— con un hombre? El mundo se tiene que estar acabando.

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