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Capítulo Quince: Dawson, ten tu epifanía




Capítulo Quince: Dawson, ten tu epifanía.

Dawson.


—Él es mi hermano gemelo Drake y ella es Alaska, mi alocada vecina, amiga y cuñada. Sí, es la novia de mi copia mal hecha —presento.

—Oh, un gusto —dice Mérida estrechando la mano de Drake que tiene una sonrisa de complicidad en tanto me da pequeñas miradas.

—¡Ah! Gracias a ti conocí la canción de Paquita ¡Rata de dos patas! —El español de Alaska es un poquito mejor que el mío, tal vez porque su mejor amiga es latina y siempre le enseña malas palabras— ¡La amo! Y ahora obligo a Romina a enseñarme más canciones crueles.

—Oh, te gustaría en carne viva —Le dice—, la canción en inglés vendrían siendo "que te has creído tú, que yo no valgo, si tengo el corazón en carne viva, cobarde fuiste tú no aprovechaste de los mejores años de mi vida y ¡Vete! Ya no quiero verte, machista insignificante, te crees más hombres que todos, por tener muchas amantes."

—¡Qué genial! A mi hermana Alice le encantaría ¡La buscaré! Tal vez luego deberías darme más sugerencias musicales.

—Seguro —Le dice contagiada por la característica alegría de Alaska.

—Ahora, si no disculpan, me llevaré a Mérida conmigo —anuncio.

—Tú llévala a la luna si quieres —Me guiña un ojo Alaska haciendo reír a Drake que la atrae contra su cuerpo.

—Mi novia es...Sabia.

—Entrometida, eso es —Digo antes de girar, pero tomando la mano de Mérida para que no se pierda y tomando fuerte la caja de regalo.

Para mi fortuna y por pedido de mis padres que nos dejaron la casa libre, la mayoría de los invitados se encuentran en  nuestro jardín, creo que basándome en la cantidad de invitados, Drake y yo tendríamos que haber alquilado un lugar más grande, pero al menos no estamos en capacidad máxima, no por ahora.

Llevo a Mérida hasta la cocina en dónde se encuentra un equipo de chef y meseros porque fue el regalo de nuestro hermano Holden, apenas nos dan una mirada en tanto continúan en lo suyo, no estorbamos porque la cocina de mi casa es bastante grande.

Dándome cuenta que aun sostengo la mano de Mérida la libero y la usa para peinarse de manera nerviosa el flequillo. Trato de ser disimulado cuando veo la manera en la que le queda la falda ajustada de corte alto que moldea tan bien sus caderas y deja al descubierto parte de sus muslos, su piernas están cubiertas por unas medias negras, trae un top ajustado que muestra una pequeña franja de piel por encima de su ombligo y una chaqueta que aún no se quita. El delineado es más fuerte esta noche, acompañado de un poco de azul eléctrico combinado con los labios rojos.

Quiero tocarla, me lo admito.

Los últimos días han estado plegados de pensamientos extraños sobre ella y uno que otro sueño a los que llamo convenientemente pesadillas. Sé que somos algo así cómo amigos, que está saliendo con alguien y que estoy cerrado actualmente a las relaciones, pero tengo que admitirme que aquí está pasando algo que no me permite ignorarlo.

—Te ves increíble —Le hago saber y sonríe.

—Gracias.

—Pensé que traerías a Kellan contigo, no había problema si lo hacías.

Nos recuerdo a ambos su existencia y ella se sobresalta.

—Eso es amable de tu parte, pero sobre él, la cosa es que...

—¡Dawson! —grita una voz femenina detrás de mí segundos antes de que se estampe contra mi espalda y me abrace—. Te estás perdiendo tu propia fiesta, tontito.

Sonrío y sacudo la cabeza saliendo de su abrazo en tanto ella se detiene a mi lado dándome una amplia sonrisa.

—No me estoy perdiendo mi fiesta, solo conversaba con Mérida —asiento hacia ella.

Mérida ve de Ophelia a mí y luego despliega una pequeña sonrisa que luce un poco insegura en tanto mi amiga le devuelve la mirada y extiende la mano.

—Qué nombre tan peculiar ¿Cómo la princesa de Disney? —Le pregunta Ophelia.

—No —respondo—, cómo un Estado de Venezuela.

Y eso hace que la sonrisa de Mérida crezca.

—Soy Ophelia.

—Un gusto conocerte —dice estrechándole la mano.

—Entonces —Mi amiga voltea a verme sin perder la sonrisa—. ¿Vienes y bailas conmigo?

—Quiero abrir mi regalo —Hago ademán a la caja que sostengo.

—Oh, se ve cómo un gran regalo ¡Ábrelo!

Y estoy por hacerlo cuando noto la mirada nerviosa de Mérida de la caja a Ophelia, al menos puedo decir que soy bueno captando algunas señales así que me giro hacia mi amiga.

—¿Qué tal si te vas adelantando y luego te alcanzo, Ophelia?

Su ceño se frunce y ve de Mérida a mí, pero rápidamente se recompone sonriéndome y asintiendo.

—Claro, pero no tardes.

Espero hasta que está lo suficiente lejos para acortar la distancia entre Mérida y yo, ella se lame los labios y ve hacia sus manos.

—¿Tengo que preocuparme por lo que esta caja esconda?

—No, es solo que hay algo un poco personal en ello.

Totalmente intrigado, dejo la caja sobre el amplio mesón y la destapo, descubriendo tela color rosa con estampado y cuando la tomo, encuentro una camisa y pantalón quirúrgico con huellas en el.

—Son las huellas de Leona, Boo, Perry el Hamster y el Señor Enrique, te desean un feliz cumpleaños —dice.

Veo en efecto el estampado de sus patas en un fucsia que resalta sobre la tela rosada, alzando la vista la encuentro mordiéndose el labio inferior, trae las mejillas sonrojadas.

—¿Lograste conseguir sus huellas?

—Boo me hizo correr y conseguí un par de arañazos, pero se logró y conseguí que lo estamparan todos, tal vez te parece un regalo tonto, pero bueno, fue hecho con buenas intenciones.

—Es increíble, Mérida, me encanta. Es el regalo más dedicado y personalizado que he recibido, ya quiero usarlo en el consultorio.

—Tu nombre lo escribí, hice una tipografía para ti.

Detallo en efecto el "Dr Harris" sobre el bolsillo de la camisa y sonrío, creo que ha sido el mejor regalo de la noche y no puedo evitar notar cuánta dedicación ha puesto en ello. Es un regalo que tuvo que haber pensado muy bien y que tuvo que tener un significado especial.

—Estoy encantado con este regalo, Mérida.

Me pienso demasiado en hacer lo que hago a continuación,  porque nosotros nunca nos tocamos o al menos no de manera cariñosa, pero en última instancia me inclino y le beso la mejilla, percibiendo su increíble olor de algún perfume caro con la esencia del aroma de su piel. Es atrapante.

En cuanto retrocedo me da una pequeña sonrisa y una vez más, cómo ha sucedido en nuestros últimos encuentros, nuestras miradas conectan por una infinidad de segundos.

—Hay más —Me dice con suavidad y retrocedo doblando el traje para guardarlo, pero noto que hay una hoja especial.

Con sumo cuidado la tomo antes de dejar la ropa quirúrgica, que sé que utilizaré un montón, dentro de la caja y me enfoco en el arte sobre la hoja, porque es arte.

Me identifico con la persona dibujada pese a que parece ser en algún estilo que no reconozco, pero en el que sé que hacen algunas novelas gráficas. Soy yo usando el traje quirúrgico rosado que acaba de regalarme, sonriendo de costado y con los brazos cruzados a la altura del pecho. El detalle del color dispar de mis ojos, los lunares en mi cuello, la complexión de mi cuerpo e incluso la abundancia de mi cabello, es increíble y sonrío leyendo la burbuja de dialogo que le dio:

"Soy el doctor Harris, preparado y especializado en atender a las perras...Y otros animales."

Rio y trato de descubrir tantos detalles cómo puedo, porque está lleno de ellos. No me quedan dudas de que enmarcaré este dibujo y que tal cómo lo pensaba, Mérida está llena de talento.

Dejo el dibujo con mucho cuidado dentro de la caja y esta vez no le beso la mejilla, en lugar de ello la atraigo hacia mí, envolviéndola en un abrazo que nos toma a ambos por sorpresa en tanto recargo la barbilla de la coronilla de su cabeza y presiono la palma de mi mano en el centro de su espalda, con el otro brazo le rodeándole la cintura.

—Eres increíblemente talentosa y ese ha sido mi regalo de cumpleaños perfecto —murmuro, sonriendo cuando siento sus brazos deslizarse tímidamente alrededor de mi cintura.

Es la primera vez que nos abrazamos y me pregunto si será la última, me gustaría que ese no fuese el caso.

—Preparado para atender a las perras —repito riendo.

—Y a otros animales —agrega.

Soy consciente de que los segundos del abrazo se  nos deslizan en poco más de un minuto y cuando nos separamos somos miraditas y sonrisas.

—Iré a guardarlo a mi habitación ¿Quieres venir?

Y sé que suena insinuante, pero me niego a hacer el ridículo aclarándolo en algún tonto balbuceo.

—Me uniré a la fiesta y te veo en el jardín ¿De acuerdo?

—Me parece bien, siéntete cómo en casa.

Tomo la caja y avanzo, pero volteo para darle otra mirada y me hace una señal de despedida con la mano que me hace sonreír.

Una vez en mi habitación ubico la caja en un lugar seguro en dónde sé que no hay posibilidad de que se arruine o la arruinen y corro rápido, bajando las escaleras a toda prisa para llegar al jardín.

Hay más personas y conozco a la gran mayoría incluso cuando algunos son únicamente amigos de Drake o viceversa, rio ante cada "Drake" que recibo, hoy ambos tenemos los brazos cubiertos y supongo que no logran identificarnos a primera vista hasta que lo aclaramos.

Con la mirada busco a Mérida y la encuentro a un lateral con una cerveza en la mano y viendo alrededor cómo alguien que está divertida y curiosa sobre todo lo que sucede, pero hay una estudiante de la universidad que reconozco conversando a su lado y ella le sonríe asintiendo y entablando alguna clase de conversación a la que pienso unirme.

—¡Tardaste años! —dice Ophelia apareciendo frente a mí y envolviendo sus brazos alrededor de mi cuello—Ahora dame mi baile prometido, cumpleañero.

Veo detrás de ella a Mérida aun conversando con la misma persona y vuelvo la atención a mi amiga, sonriéndole y comenzando a moverme al ritmo de la música. Ella ríe y me permite hacerla girar, mi sonrisa vacila cuando sus dedos van a mi cabello para peinarlo porque ese siempre me ha resultado un gesto muy íntimo y no me gusta que lo hagan, así que con disimulo retrocedo lo suficiente para que su mano caiga sobre mi hombro.

Creo que la vida sería sencilla si viese a Ophelia cómo más que una amiga. Es hermosa, inteligente y dulce, congeniamos y sin duda tenemos química, podría incluso alegar sentir atracción, sería difícil no hacerlo, pero no hay nada más allá de ello y somos tan buenos amigos que eso es todo lo que veo cuando pienso en ella. Me pone algo nervioso saber que cada vez estamos más cerca de la inconfundible conversación sobre que todo lo que puedo ofrecerle es una amistad. No creo que alguna vez ella se sienta lista para confesarme sus sentimientos, aquella vez que besó a Drake estaba borracha, y todavía no es consciente de que lo sé. Tengo que ser claro más pronto que tarde, para que no pierda el tiempo en ilusiones sobre nosotros cuando podría conocer a alguien que realmente la quiera de ese modo.

—Tu amiga Mérida ¿Cómo la conoces? Nunca me hablaste de ella.

—Nos conocimos de manera peculiar —respondo sonriendo— y una vez nos topamos, parece que nos condenamos a vernos una y otra vez.

—Es muy bonita.

—Lo es —Veo detrás de ella a Mérida que nos observa antes de desviar la mirada.

—¿Son simplemente amigos o hacen más que eso?

—Ella sale con Kellan.

—¡Ah! Ella es la razón por la que preguntabas —Se relaja en mis brazos y su sonrisa se vuelve amplia—. Hace buena pareja con Kellan ¿No crees?

No respondo, simplemente me encojo de hombros y cuando la canción termina, le doy un pellizco en la mejilla antes de avanzar hacia Mérida y extender la mano hacia ella.

—Es tu turno de deleitar al cumpleañero con un baile.

—Te advierto, no soy el mito latino que baila todas las canciones, tengo ritmo, pero también puedo darte un par de pisotones.

—Decido correr el riesgo.

Y mis palabras sellan el trato porque ella desliza su mano en la mía y me deja guiarla a la que se volvió la pista de baile: el centro del jardín.

La canción no es romántica ni lenta, pero me permito pasar un brazo de manera tentativa alrededor de su cintura y sus manos se apoyan sobre mis hombros, entonces comenzamos a movernos con lentitud pescando el ritmo de la canción hasta que nos movemos el uno con el otro. Cada segundo que pasa nos acerca más, hasta que siento su torso contra el mío y su aliento cálido contra la camisa humedecida por el sudor.

Se siente cálida entre mis brazos y el corazón me late más rápido no sé si por bailar o por su cercanía, los ojos me traicionan y caen sobre sus labios entreabiertos y durante pocos segundos me digo que lo inevitable podría suceder, pero entonces alguien me abraza desde atrás haciéndome tropezar y casi tirar a Mérida al suelo, pero consigo sostenerla a tiempo.

—Feliz cumpleaños, cosita sexy —susurra una voz femenina seductora desde atrás que reconozco.

Su agarre me hace tener que liberar a Mérida en tanto Tanya viene delante de mí y se cuelga de mi cuello con un abrazo asfixiante. Le devuelvo el abrazo con torpeza viendo a Mérida que luce visiblemente incómoda.

—Te confundí con Drake, me disculpo, pero me guardé el beso para ti.

No hay tiempo de razonar cuando su boca está sobre la mía y no es un beso discreto, es profundo y con su lengua buscando entrada, es el tipo de beso que compartimos cuando tenemos sexo y nos enrollamos, porque somos casuales y generalmente no tengo problemas con muestra publica de afecta si acordamos pasar la noche juntos, pero ese no es el caso de hoy y mientras me saquea la boca mi mirada se encuentra en la de Mérida antes de que la aparte y yo retroceda.

—Wow, Tanya ¿Qué fue eso?

—Solo el principio de tu regalo —dice plantando un beso en mi barbilla luego gira y su expresión cae al ver a Mérida ahí de pie—. ¡Mierda! Lo siento, lo siento ¿Jodí algo? Porque si jodí algo puedo garantizarte que Dawson no es mi novio ni nada y que le he saltado encima.

Tengo que reconocer que pese a la situación incómoda, Tanya es increíble al intentar remediar lo que cree haber arruinado, nunca me haría pasar una mala situación o sería malvada sobre meterse en una relación si piensa que algo está sucediendo.

—La verdad es que Mérida y yo...

—Yo ya me iba —Me corta ella—, mañana tengo clases de francés online muy temprano y debo alimentar a mi hámster y verificar que tengan agua y así.

La peor excusa, pero ya está retrocediendo en tanto me da una sonrisa rara.

—Ten un lindo cumpleaños, Dawson.

—Espera —Avanzo tomándole la mano—. ¿Cómo se supone que vas a irte?

—Traje auto y en realidad ni siquiera me terminé mi bebida, estaré bien.

No estoy nada seguro de esto, pero tal vez solo quiere ir con Kellan o se siente mal de lo cerca que estuvimos cuando claramente está en algo serio con él y eso lo respeto, razón por la cual la libero de mi agarre.

—Avísame cuando llegues a casa, por favor.

—De acuerdo —Se alza sobre las puntas de sus pies y me deja un beso en la mejilla—. Me gustó verte.

—A mí también.

Y la veo irse hasta que se pierde de mi vista, dejándome con el deseo de haber tenido más que esos breves instantes.

Suspiro y vuelvo a la fiesta, recordándome que estoy soltero, que ella sale con alguien, que somos platónicos y amigos.

Me divierto con mi gemelo y mis invitados, bebo lo suficiente para saber que mañana tendré una resaca y luego termino en mi habitación con Tanya siendo traviesos, pero no llegamos más lejos de profundos besos y un manoseo intenso cuando le digo que no estoy en ello, por lo  ella decide irse  y yo me quedo acostado en mi cama viendo al techo antes de tomar mi teléfono y comprobar mis mensajes, encuentro uno de Leah.

Leah: ¡Felizzz cumpleaños súper atrasado! Espero tuvieses un día lindo y que celebres por lo alto. Gracias por existir y hacer del mundo un lugar mejor

El mensaje fue hace cuatro horas y me pregunto si estará despierta.

Dawson: gracias loquita, la pasé muy bien (aun celebro, fiesta en mi casa) me alegro que seas feliz de mi existencia

Un mensaje llega y veo que se trata de Drake.


Copia mal hecha: volverás a la fiesta? Vi que Tanya ya está de vuelta

Dawson: estoy pensando

Copia mal hecha: ¿En qué?

Es casi gracioso que estemos mensajeándonos estando en la misma casa.

Dawson: Si Mérida es mi amiga ¿Qué hago viéndole tanto la boca?

Dawson: ¿Por qué tengo pesadillas con ella haciendo COSAS conmigo?

Dawson: porque siempre la miro y la miro

Dawson: ¿Por qué me gusta?

Dawson: está saliendo con su crush y yo le dije que no estaba enfocado en una relación, básicamente hice una cita simulada con ella para enseñarle a coquetear con el otro

Dawson: y hago esta cosa jodida de preguntarle cómo va todo y decirle cuán feliz estoy por ella

Dawson: pero en el fondo me enoja y me hace sentir incómodo que esté con él (tóxico lo sé)

Dawson: ¿Drake?

Copia mal hecha: llegó la hora de que tengas tu epifanía sobre lo mucho que te importa

Copia mal hecha: ¡Ella supo que yo no era tú, Dawson! ¿Lo entiendes? Ni siquiera sabía que tenías un gemelo y simplemente lo supo

Copia mal hecha: eso dice mucho

Corrección: eso dice demasiado.

Ilustración hecha por

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