ʚ Miércoles.
— Ese idiota... – Murmuró mirando la hora, cinco minutos tarde, Chenle siempre llegaba quince minutos antes.
Cuando iba a encaminarse adentro, unas manos en sus hombros lo hicieron sobresaltarse.
— ¡Por dios, idiota, casi me sacas el corazón! – Chenle negó divertido en medio de una risa.
— Dramático – Una sonrisa. Se acercó a el y Jisung abrió los ojos con gran sorpresa al sentir los labios del chino dándole un pequeño beso en la frente — Vamos, es tarde.
Jisung lo miraba caminar hacia dentro con el ceño fruncido y la boca abierta, aún en shock pues había sido Chenle quien lo había besado sin el pedírselo... Wow.
Quizás esté enfermo, eso explicaría porqué llegó tarde.
Pero igual, no iba a desaprovechar eso. Alcanzó al rubio y tomó sus hombros.
— ¡Ahora mi beso en los labios!
— ¡No empieces, Jisung!
Recuperó algunos de los exámenes tras suplicarles a los profesores, pegaba brinquitos de aquí para allá, hablaba entusiasmado y con toda la escuela.
Pero Chenle no estaba para nada contento.
Todo aquello solo lo había hecho para que su mejor amigo no volviera a molestarse con el y estuviesen pegados, porque para el, Jisung ya había pasado suficiente tiempo con el moreno la noche anterior.
Tragó, que pensamiento tan egoísta. Suspiró.
— ¿Estás seguro de que no estás enfermo o algo? – Jisung, justo a su lado, tomó su brazo y lo abrazó — Estás... Extraño.
— Estoy bien – Una sonrisa que cualquiera diría que era genuina, pero Jisung, al tenerlo cerca y poder detallarlo, notó que no lo era.
— No dormiste bien, te sientes mal o pasó algo. No es normal que estés así – Chenle agradeció estar ya en los últimos asientos, pues de lo contrario seguramente ya les hubiesen dado alguna sanción.
— Estoy bien – Repitió y ahí fue donde Jisung notó que definitivamente algo iba mal.
— ¿Tiene algo que ver conmigo?
— que no – Si, si tenía que ver con el y lo supo. Así que soltó el brazo del chino y miró al frente, fingiendo que prestaba atención a la clase mientras pensaba en que pudo haber molestado a Chenle.
No podía pensar en nada y eso ya lo empezaba a frustrar.
— Chenle hyung. Ya que supuestamente estás de buen humor – Detuvo el paso y se colocó en frente del más bajo, quien alzó una ceja — ¿Por qué no me das un besito? – Apuntó sus labios para que el mayor entendiera, lo cual le sacó a este última una mueca.
— ¿No tienes ya a Donghyuck para esos? – Maldijo las palabras que salieron de su boca cuando logró escuchar como el menor gritaba un "¡Bingo!" En signo de victoria.
— ¡Estás celoso porque te dije que beso a Hyuck! – Acusó, un sonrojo adornó el rostro de Zhong e inmediatamente tapó la boca del más alto cuando sintió miradas ajenas observar la escena.
— ¡Cállate! ¿Por qué tienes que gritarlo? – Cuestionó avergonzado.
— ¡Embombes eb bielbo! – Chenle frunció el ceño pero había entendido perfectamente lo que había dicho el coreano, solo lo arrastró consigo a un lugar menos concurrido.
— No vuelvas a hacer eso, es vergonzoso – Pasó una mano por su rostro, intentando deshacerse también de el sonrojo en este.
— ¿En serio estás celos de Hyuck por besarme? – Cuestionó, medio en broma medio en serio — ¿Te gusto?
El calor en el rostro de la peliazul se hizo más intenso.
— ¡Por Dios, claro que no! – Jisung torció la boca y miró al suelo — solo pensaba en que... Ya sabes, son bastante cercanos...
Jisung lo abrazó, rodeando su torso con sus brazos y apretándolo con fuerza.
— No tienes que ponerte así – Una pequeña risa. Chenle correspondió el abrazo — Eres mi mejor amigo y jamás cambiaría eso de la nada.
Sintió su pecho doler al decir esas palabras, pero igualmente soltó una sonrisa triste.
— Si es por los besos. Podemos besarnos y así tener una amistad más fuerte – Colocó su rostro frente al del chino, peligrosamente cerca, poniendo nervioso al mayor.
Jisung se acercó, dispuesto a besarlo, pero Chenle puso una de sus manos en su boca, deteniéndolo.
Sin mirarlo habló. — Basta... – Murmuró, no molesto, sino un tanto débil debido a los constantes latidos de su corazón y por apenas arreglar un poco las cosas con sus celos.
Jisung sonrió enternecida por lo lindo y tierno que Chenle se veía, y más con ese gran rubor adornando su rostro.
Era el segundo del día que le negaba, así que solo sonrió y lo sumó a su deuda.
Oh, y también agréguenle a esa deuda el beso de despedida.
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