ʚ Domingo.
Estaba seguro ahora.
Iba a hacerlo, ese día.
Ya había estado todo el día anterior pensando en todo, en que quería con Jisung y en que sentia por el.
Y ahí llegó a la conclusión, le gustaba, mucho.
Desde su molesta personalidad hasta su más hermosa sonrisa. Se había carcomido la cabeza durante horas pensando en razones por las cuales esos sentimientos son algo más y razones por las cuales no.
Y definitivamente hubieron muchas más en la primera categoria.
Tragó.
Era una mañana de domingo normal, el último día de la caótica pijamada de los cuatro coreanos, dos chinos y un canadiense.
Estaban todos mirando una película antes de cada una irse y seguir su rumbo.
Jisung se encontraba con su cabeza en el hombro del rubio.
— Jisung... – Llamó en voz baja. El menor levantó la mirada.
— Dime.
— ¿Quieres salir conmigo un momento en la tarde? – Las mejillas de Jisung se enrojecieron, pero aquello no se notó por el ambiente oscuro de sala de películas.
— Claro – Asintió con una sonrisa.
Chenle plantó un pequeño beso en su mejilla, haciendo el corazón de ambos latir frenéticamente.
— Te buscaré en tu casa luego de que te arregles, por ahí de las cinco ¿Sí? – Jisung asintió y se abrazó siguió abrazando al rubio, volviendo a mirar a la pantalla.
Limpiaba constantemente el sudor de sus manos con el pantalón que cargaba puesto, mientras esperaba impaciente a qué su mejor amigo pasara a por el.
¿Le daría una respuesta?
No, no puede ser. Es muy rápido. Quizás solo es una pequeña salida de domingo casual.
El timbre sonó y se sobresaltó. Tomó con rapidez y torpeza su mochila y sus cosas y corrió hasta la puerta.
Una vez se paró en frente de el madera, suspiró y acomodó un poco su cabello.
¿Qué estaba haciendo? No es como si fuese a ir a una cita.
Pero un "Te ves lindo" de Chenle no estaría mal...
Suspiró, intentando alejar el calor de rostro ante haber imaginado aquello y golpeó suavemente sus mejillas para despertarlo de su propio sueño, y nuevamente el timbre lo hace sobresaltar.
Abrió, sonrió al ver a su mejor amigo al otro lado y se sonrojó al ver su pelo rubio algo alborotado, seguramente secado al aire.
— Creí que te pondrías lo primero que vieses – Una pequeña sonrisa y Jisung se arrepintió. ¿Se notaba mucho que quería algún cumplido suyo? — tranquilo, te ves precioso.
Jisung lo míró con ojos abiertos y mejillas rojas, sorprendido y al darse cuenta de lo que dijo, Chenle también se sonrojó.
— G-Gracias. – Se abofeteó mentalmente ante su propio tartamudeo.
Chenle recuperó la compostura y estiró su mano hacia la del menor.
— Vamos – Jisung, disimuladamente, limpió el sudor de su mano y tomó la del rubio, con una pequeña sonrisa incapaz de borrarse y rubor natural en su rostro.
Cuando el moreno cerró la puerta y caminó hacia el, Chenle se acercó a Park y plantó un repentino beso en su mejilla antes de empezar a caminar juntas, dejando a Jisung con un fuerte rojo en su rostro que se posó en el segundos después.
¿Por qué hacía eso? Solo agregaba más besos que quería obtener de el y lo ponía nervioso. ¡Chenle lo sabía!
"Idiota, idiota, idiota." Pensaba mientras poco a poco se acercaba a el hasta abrazar su brazo, inconscientemente.
Amaba demasiado a aquel idiota. Y "aquel idiota" podía decir que también lo amaba a el.
Tras caminar varios minutos, a Jisung ya le entraba curiosidad saber a dónde iban.
— ¿Por qué querías salir conmigo? – Se atrevió a preguntar.
— ¿No puedo simplemente hacerlo?
— No es eso, solo que me entró, ya sabes, curiosidad – Miró al suelo.
— Ya sabrás. Falta poco.
Unos cuantos minutos y finalmente habían llegado a la playa.
Jisung se sorprendió una vez se detuvo el paso de el chino ahí y caminó por encima de la arena.
El sol ya estaba casi oculto en su totalidad y el cielo tenía una hermosa mezcla de colores entre naranja, rojo y amarillo.
Caminó lentamente detrás de Zhong, hasta estar más o menos cerca de las olas.
Chenle sacó de su mochila una manta delgada doblada, que desplegó y colocó con cuidado y suavidad sobre el suelo.
— Ven – Jisung sonrió y quitó sus zapatos para pararse en la tela y sentarse. Posteriormente, Zhong hizo lo mismo, sentándose a su lado — ¿No te parece lindo?
Jisung asintió sin despegar su mirada del atardecer.
— Es hermoso, pero no tanto como tú – Volteó hacia el menor y Jisung se tornó del mismo color rojo del sol. Chenle sonrió ante eso — Quise traerte aquí para darte una respuesta – Devolvió su mirada al atardecer a la vez que el moreno ahora lo miraba a el.
— ¿T-Tan rápido?
— Era algo que venía pensando un poco, solo necesitaba un par de horas para terminar de procesario – Se volteó completamente hacia su menor.
— Hyung, es muy pronto, a penas ayer te hice pensar en eso. No puedes tener una respuesta tan rápido – Una pequeña mirada de preocupación, le daba miedo que Chenle no hubiese organizado bien sus ideas y terminara lastimándolo.
— Pero lo pensé lo suficiente, ya lo dije, Jisung – Τοmό el rostro del menor con ambas manos y empezó a acariciar sus mejillas con sus pulgares.
Poco a poco, la vergüenza de lo que iba a decir lo invadía, hasta que su rostro se tornó rojo y miró al suelo.
Jisung, ante aquellas reacciones, se hizo pequeñas ilusiones, pero tampoco quería darse tantas.
— Jisung...– Joder, que dificil era decir esas palabras.
Suspiró, ahora tomaba los hombros del moreno.
— M-Me gustas... Ya sabes, también... – Su voz se había vuelto un susurro que causó una sonrisita en Jisung.
Hasta que cayó en cuenta de los que había dicho el rubio.
— ¿En serio? – Cuestionó con mejillas sonrojadas y un corazón latiendo a mil. Chenle, timidamente, asintió.
Y reinó el silencio unos segundos, pues Jisung realmente no sabía cómo reaccionar.
— ¿Te gusto?
— ¡Ya basta! – Le reprendió — me gustas, sí, me gustas.
— Entonces... ¿Nos gustamos? – Seguía sin comprender y Chenle solo lo sacó de todo pensamiento de que aquello era un sueño besándolo.
Sus labios se estrecharon con los de su menor, tomando de nuevo el rostro de este con sus manos.
Jisung abrió los ojos por sorpresa, pero tras un par de segundos, tomó la cintura del rubio y correspondió el beso.
Latidos frenéticos y revueltos en el estómago era lo que había en los cuerpos de ambos chicos al sentir los labios de la otro.
Jisung estaba feliz, demasiado feliz. Estaba besando a Chenle, no a Chenle dormido, a Chenle, un Chenle completamente consciente que lo había besado primero.
Una pequeña sonrisa en sus labios al pensarlo.
Chenle gustaba de el también.
Con eso en mente, abrazó la cintura del mayor, y separó levemente sus labios para volverlo un pequeño beso de media luna que hizo que se separaran.
Jisung pudo llorar de felicidad ahí mismo. Había cumplido uno de sus múltiples sueños: besar a Zhong Chenle.
Ambos pegaron sus frentes con los ojos cerrados aún.
— Jisung... – Chenle fue el primer en romper el silencio — ahora que ambos... Nos sentimos igual... ¿A ti-...?
— ¿Quieres ser mi novio? – Soltó sin pensarlo dos veces. Chenle sonrió.
— Iba a decirte de salir primero. Pero si quieres ir a ello directamente, no me voy a quejar – Ahora ambos tenían sonrisas bobas.
— Ahora ese beso solo va a la deuda. Dame el primer beso de novios.
Entró y, al ir a cerrar la puerta, se impresionó al ver a Chenle parado del lado del interior de la casa.
— ¿No me puedo quedar un rato? – Sobreexageró un puchero que hizo a Jisung soltar una pequeña risa.
— ¿Por qué no?
Tras entrar, Chenle se sentó en el enorme sofá de la sala de los Park.
— Ven – Llamó a su ahora novio y este, sin pensarlo mucho más, hizo caso y se sentó al lado del chino.
Ambos, con sus cabezas y torsos pegados al espaldar del mueble, voltearon a mirarse.
— Hey, sé bien que tienes la cuenta – Jisung lo miró confundido — ¿Cuántos besos te debo?
— Mas de doscientos – Respondió sin chistar y Chenle negó divertido.
— Esta semana.
— Um... – Recapituló — Veintiuno. Me debes Veintiún besos en toda la semana, Chenle – Una sonrisita.
— Son muchos... – Se acercó más a su menor y tomó su mejilla con su mano — Debería empezar a pagar la deuda ya.
Con una sonrisa boba y sus mejillas sonrojadas, Jisung respondió — Sí, deberías.
Con una sonrisa, Chenle volvió a pegar sus labios a los contrarios.
Una sesión de pequeños besos para pagar esa deuda que había acumulado. Veintiún besos que se aseguró de repartirlos en Veintiún minutos.
Veintiún besos que Jisung estaba esperando gustoso y que recibía con toda la felicidad que tenía en su cuerpo.
Amaba a Chenle, amaba sus labios y ahora, estaba segura de que también amará besarlo hasta el cansancio, amará ya no recibir tontos besos en las mejillas, sino finalmente poder recibirlos en sus labios.
Simplemente amaba a Chenle, y Chenle también lo amaba.
Y aquellos Veintiún besos que se dieron sin parar lo demostraban.
Fin
💔 DES-TRO-ZA-DA 💔
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