25/10/2023

Dentro de la inmensidad de “Hannam The Hills”, un amplio apartamento, con lujos y detalles, pero solo tres cuartos y siete chicos compartiendo espacio. Siete idols que se convirtieron desde su debut en uno de los favoritos de la industria del K-Pop y han conquistado un universo de corazones: BTS.

Después de la rifa de papelitos hace tres noches, Nam Joon y Seok Jin compartían la habitación uno, Yoon Gi y Ho Seok estaban en la habitación dos y, Ji Min, Tae Hyung y Jung Kook en la tercera, era la más amplia y quedaba cerca del baño.

—Jungkook… Tae, vamos despierten ya —Jimin sacudió primero un cuerpo, luego el otro; sus amigos dormían como angelitos, o como piedras.

—Mmnn —Jungkook se removió en la cama, abrió los ojos con pesar, se estrujó uno con una mano y luego se estiró un poco, para finalmente levantarse, sentándose en la cama.

—¡Tae, vamos! ¡¿Por Dios cómo puedes dormir tanto?! —Jimin sacó las sábanas de encima del cuerpo de Taehyung, las hizo una pelota y se las lanzó en la cara, con ligera molestia.

—Cómo te odio Jimin —habló Tae, ronco, somnoliento. Se colocó bocarriba en la cama, engurruñó las cejas y terminó por abrir los ojos, resoplando por la nariz.

—Sentimiento correspondido —mencionó el aludido y dio dos palmadas—. Venga, levanten sus traseros de una buena vez de esas camas, ¿se les olvidó que hoy tenemos que ir a Yoojung Shikdan?

Justo cuando Jimin terminaba de decir aquel nombre, algo se encendió en Jungkook y Taehyung; como si se hubieran puesto un par de cohetes en el trasero, se pararon en la cama, cogieron la toalla, bata de baño y salieron disparados del cuarto.

Si se bañaron juntos o separados Jimin no lo supo y tampoco se atrevía a preguntarles, la cuestión es que habían regresado juntos, tal y como se fueron. Eran las 6:00 a.m., el resto de los chicos seguía durmiendo.

Para las 6:30 ya los tres estaban listos. Salieron del apartamento y justo los esperaba su nuevo mánager con un par de guardias más. Se colocaron los cubrebocas de color negro y salieron del condominio.

Los chicos tenían que visitar el restaurante Yoojung Shikdan, en la ciudad de Gangnam, pues no solo era uno de los lugares más especiales para el grupo, sino también para sus fans, para sus ARMY. El restaurante, era al que acudían los miembros tras su debut y las largas y exhaustas prácticas que realizaban para poder ser el fenómeno global que son hoy en día. Pero iban allí por algo muy puntual: ordenar la cena, porque todos ayer decidieron que hoy querían degustar la gastronomía coreana de ese local.

La tarea era solo de Jimin, que mientras iba en el auto, soñaba con comerse una rica panceta de cerdo a la parrilla. En cambio, el chico no quiso ir solo y sus dos mejores amigos lo convencieron, más bien, se brindaron a ir con él.

Jungkook y Taehyung no pensaban en cerdo, ni en parrilla ni en ninguna otra cosa que se tradujera en comida, porque su verdadero objetivo era que, una vez estuvieran en Yoojung Shikdan, se escaparían e irían a la estación de Hakdong, que se encuentra cerca del establecimiento. Allí tomarían el primer tren para salir de la ciudad y luego, emprender un nuevo viaje hasta la parte norte de la capital del país.

Era muy importante hacer ese viaje, porque finalmente estaría terminado el proyecto en el que Taehyung ha venido trabajando desde hace años. Jungkook sabe de qué se trata, pero no lo ha visto nunca en persona y justo hoy, lo haría. Estaba feliz, abrazando la mochila que llevaba sobre las piernas, porque ahí guardaba su granito de arena, algo que quería aportar a tan gran proyecto.

El viaje tardó alrededor de una hora, ya estaban en el restaurante. El dueño, que los esperaba, los recibió muy alegre y condujo dentro. Tae y Kook fingieron tener ganas de orinar, así que fueron al baño, ya conocían el lugar a la perfección, entraron juntos sin que nadie los viera y escaparon por una ventanilla que había en la pared, a unos metros sobre la taza sanitaria.

Dejaron todo atrás, y viajaron hasta su destino, sin saber que allí, en ese lugar oculto de la sociedad, les aguardaba un proyecto mayor, que el que querían terminar.