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Reto 98 - Bajo el Agua

98.Realiza una historia que tenga lugar en el fondo del mar.

19-06-2018

Maiyin y la Atlántida

¿La Atlántida existió?, la otra vez viajé a un lugar que me hizo hacerme esa pregunta y no puedo creerlo, lo que encontré es aún más fascínate que otra cosa que jamás nadie habrá podido imaginar. Quién diría que el lugar exacto en el que se encuentra este lugar sea a un kilometro el noroeste del triangulo de las bermudas, demasiado cerca a mi parecer. La próxima vez investigaré que secretos oculta este lugar a tan poca distancia.

Pero ahora, me pregunto si los seres vivientes de este lugar me dejarán entrar y ver que enigmas ocultan en su ciudad bajo el agua y tal vez descubra el porqué de su hundimiento. Traté de moverme rápidamente hacia el lugar que claramente era una ciudad bajo el agua, pero me movía muy lento, creo que es la presión que se ejerce sobre mi cuerpo al estar tantos metros bajo el agua.

Parece que ser una mágica chica, inmortal y semidiosa no servirá de mucho por aquí, no a menos... que encuentre algún hechizo que me permita moverme y respirar bajo el agua, tal vez la burbuja de aire alrededor de mi cabeza y el escudo que protege a mi cuerpo no sea exactamente lo que necesito.

—Dexter, ¿oye crees que puedes encontrar algo? —le pregunté a mi novio por la pulsera con la que nos podemos comunicar sin importar en donde y que tan separados estemos.

Invento de él, con la que podemos hacer más cosas como saber nuestros signos vitales y en teoría saber si estaos bien. Dexter está en la en la superficie porque por alguna razón no quiso venir conmigo, lo cual es raro viniendo de él creí que sería el más emocionado.

—Mai, amor, veamos siempre quisiste ser una sirena, conviértete en una —Me contesto divertido, la verdad es que no podía convertirme en una sirena, no sabía cuál era la anatomía exacta de una, pero tal vez...— Bien, que tal si te pones branquias en tu cuello y para el movimiento...

—Puedo tele-transportarme o usar el hechizo que uso para volar pero de forma contraria —hable y no tarde mucho en poner mis branquias sobre mi cuello y usar los hechizos para moverme hacia la cuidad.

Algo de lo que cualquiera se hubiera dado cuenta al estar tan abajo del agua y dirigirse a la cuidad es que realmente la luz solar llega de forma muy limitada y que de alguna forma extraña lo único iluminado es la cuidad que de alguna forma obtiene toda esa luz para alimentar las casas y todo lo demás.

Me pare sobre el techo de un edificio y después fui al centro de lo que parecía ser una plaza con algas en vez de arboles, peces y tiburones en vez de perros o gatos y a personas muy parecidas a lo que conocemos como sirenas y tritones. De pronto una sirena con una cara muy linda pero con una expresión molesta se acerco a mí.

—De nuevo un humano por aquí, ¿que se traen los humanos últimamente?, ya le dejamos explorar toda la Atlántida a ese chico y le dimos un poco de... —estaba hablando muy rápido o tal vez era que ajustarme a su idioma fue más complicado de lo que había sido antes, no lo sé, lo que sí sé es que su voz sonaba muy melodiosa. Me miro de arriba a abajo— ¿qué quieres tu?, acaso los terrestres me nos quieren invadir, dejarme decirte que si su cuidad está en peligro no nos importa, es su problema no el nuestro, aunque espero que su contaminación...

—Hermana, oye no deberíamos abrumar y ser desconsideradas con nuestros visitantes, no sabemos la razón por la cual está aquí —llego una sirena que parecía más joven que tenia la voz aun mas melodiosa y que hablaba más calmado y lento. Me vio y me sonrió— soy Lanie y ella es mi hermana Acil, y si no me equivoco tu eres Maiyin Meic.

Por fin tuve tiempo de respirar y pensar cuando Lanie se puso a buscar un libro en la biblioteca de la cuidad y yo me senté en la roca más cómoda que jamás haya conocido. Ella conocía mi nombre y no es algo que me sorprendiera, soy hija de lo que al parecer un dios, muchas personas lo conocen, eso creo. Pero lo que me pregunto es sí, ese otro humano era Dexter, eso explicaría por qué no vino, ahora, ¿Por qué no me dijo antes?

—Aquí esta, según lo que dice este libro, tu eres la hija más poderosa de el dios del equilibrio —claro eso está mejor que "el dios genio", como él se llamaba a sí mismo— y las profecías decían que vendrías en algún momento, es genial que estés aquí, eres genial

—No es para tanto, apenas me conoces no puedes pensar que soy genial; Espera, ¿profecías?, ¿también tienen de esas en este lugar?, dime que no tengo que hacer algo heroico, digo no es que no me guste ayudar, pero comúnmente no me gusta cuando las personas esperan algo increíble y raro de mi.

—¿Qué?, ¿acaso son cuentos o relatos?, no te preocupes Señorita Maiyin, solo son los registros de los dioses que hay, digo hay que mantenernos informados. Y las personas en este lugar esperaban que nos visitaras en unos cien años más o menos, eso es lo que se hace comúnmente, ya sabes cuando los dioses como tú vienen a inspeccionar la tierra.

—Por favor dime Mai —Le respondí, realmente nunca nadie había logrado insultarme y a los terrestres tanto como hoy, pero ella es honesta, no puedo enojarme por eso, y me agradan las personas que lo son.

Lanie y su hermana, que se nos unió a la mitad, me mostraron toda la cuidad y contestaron algunas de mis preguntas. Realmente la cuidad era lo más parecido a una terrestre, con casas edificios y personas trabajando, había transporte, escuelas, museos, parques, monumentos hechos con rocas y metales preciosos, oficinistas, vendedores y artistas; de todo pero bajo el agua, lo más asombroso del mundo.

Era como si nosotros, los terrestres, evolucionáramos sobre la superficie y ellos bajo el agua. Ambas ciudades similares pero en situaciones geográficas diferentes.

Estaba a punto de ir a la superficie, ya había pasado mucho tiempo debajo del agua, creo que unas 11 horas, pero las hermanas sirenas me detuvieron, creo que hay una cosa más que quieren que vea. De pronto las luces del todo el lugar se apagaron y el paisaje se volvió aun más hermoso.

—Querías saber de dónde sacamos la luz de este lugar, es de esto, Estra, ¿hay de esto sobre el agua? —preguntó Lanie, yo estaba asombrada por el paisaje y solo asentí dudando que pudiera verme claramente.

El paisaje que se forma sobre el suelo o el fondo del agua, es lo más parecido a las estrellas en el cielo, pequeños destellos de luz brillando de forma irregular sin patrón alguno aparente y con una mezcla de colores increíble, que los hacían ver mágicos, y eso que ni siquiera se parecían a como se veía mi magia en un estado puro. No entendía mucho sobre como tomaron la poca luz de aquellos destellos y los pusieron a iluminar la Atlántida, pero lo que si entendía era que la luz que salía de ellas era lo que le daba a la cuidad por 12 horas ese toque mágico y brillante.

—Eres una terrestre ¿o diosa?, no importa, eres increíble y mejor que ese otro sujeto, ¿Cómo se llamaba?, Dex... Dex-ter, difícil nombre de pronunciar —hablo Acil, confirmándome lo que ya sospechaba, mi novio ya había venido aquí, y yo solo le sonreí, pues hablaba tan rápido que no me dejaba hablar— sabes él nos pidió, mejor dicho exigió que le diéramos esto, ya que sabrás que solo nosotros podemos tomarlo del suelo, pero tú te volviste nuestra amiga y creo que te daré un poco como muestra de nuestra amistad. —Iba a volver a hablar cuando su hermana la interrumpió. Dexter tiende a ser muy duro cuándo pide las cosas, no les agrado a las personas de este lugar, y no vino por eso. Aunque conociéndolo el desagrado, de seguro, es mutuo.

—Hermana, la estas abrumando de nuevo, aunque estoy de acuerdo, te daremos una muestra de Estra.

Vi como se acercaban a uno de esas pequeñas luces y la tomaban entre sus manos, parecía un diamante ahora que lo sostenían de esa forma, pero mil veces mejor que un diamante. Con una especie de alga, que tomaron de la tierra, Lanie lo hizo un collar y me pusieron en el cuello. Con lo que me gustan los collares, esto es hermoso, lo conservaré junto a mis posesiones más preciadas. Les agradecí, las abrace y me dirigí de vuelta a la superficie, quitando los hechizos sobre mí que había hecho antes.

Al final estaba tan asombrada que se me olvido preguntar la razón por la cual estaba bajo el agua. Tal vez siempre lo estuvieron.

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