Reto 90 - ReMake de Cuento Clásico
90.Reescribe un cuento de hadas clásico.
27-05-2018
La Joven Vampiro (Ariel y Eric)
En lo más profundo de un oscuro y tenebroso bosque existe un enorme castillo donde viven una familia de vampiros, un padre y sus siete hijas. No son sus hijas biológicas, pues él era un vampiro desde hace muchos años y no podía procrear, pero ellas eran las únicas a las que había convertido en vampiro; a todas las rescato de un destino cruel y por eso ellas le tienen un gran cariño. Él las ve como si verdaderamente fueran sus hijas.
Ariel, la más joven de todas y la última que se convirtió en vampiro, tiene una hermosa voz la más bella que cualquiera en ese castillo haya oído. También tiene un deseo, o tal vez curiosidad, por volver a estar entre los humanos, volver a ver la luz del sol que apenas se asomaba entre los frondosos árboles y fingir un poco que no era un vampiro. Justo como todos en su hogar lo hacían para buscar sangre que comer.
—Aún eres muy joven, Ariel, no hace mucho que te convertiste en vampiro, todavía tienes que aprender muchas cosas —le dijo su padre cuando comento sobre que quería salir más allá de los alrededores del castillo. Sus hermanas asintieron estando de acuerdo con lo que decía.
A la joven, le gustaba ser un vampiro, no podía negarlo su vida había mejorado desde entonces. Caminaba hacia las grandes paredes que rodeaban el castillo, justo al límite de donde podía ir, donde guardaba objetos que usaba cuando humana y que ya no podía usar como vampiro, podía verlas más cerca cada vez.
—No entiendo por qué haces eso, simplemente te estás torturando más de lo necesario —Hablo uno de sus amigos, Sebastián— además, sigo sin entender la razón por la cual quieres salir de este lugar, es tan acogedor —él era un demonio que le gustaba a las afueras del castillo. Se volvieron muy amigos después de la frecuencia con la que la chica iba a ese lugar.
—Lo dices porque tu si puedes salir a voluntad de este lugar, cuando quieras y donde quieras, Seb. No lo entiendes realmente.
—Yo creo que solo tienes que esperar un tiempo más, Ari —se escucho del otro lado de los muros, los dos ya sabían quién era, Flounder, su amigo hombre lobo. No pasó mucho para que una cabellera amarilla se viera por encima de la pared y acto seguido todo su cuerpo se encontrara dentro de los límites del castillo.
La joven vampiro, los miro a ambos, ellos se habían convertido en sus mejores amigos desde que había llegado a aquel lugar. El joven demonio, que tenia apariencia de un típico chico pelirrojo, con pecas, ojos azules y lo único que no concordaba con un humano, era sus cuernos sobre su frente y que cuando se enojaba sus ojos de ponían rojos; a ella siempre le pareció que tenía miedo de sí mismo por ser un demonio. Y el joven hombre lobo, rubio, con piel bronceada y ojos verdes, que siempre vestía de azul y blanco, siempre era tan positivo y sabia que decir. Ambos hacían que no fuera tan insoportable su estancia en ese lugar del que aún no podía salir.
Después de mucho insistir por días, su padre accede a que la joven vampiro salga y este con los humanos y le advierte sobre los caza-vampiros que habían estado cerca los últimos días. Ella se va tranquila, pues no había muchas posibilidades de encontrarse con uno. Caminaba hacia el inicio de una de las ciudades que rodeaban su hogar cuando, olfateo humo y vio fuego lejos.
Se cuestiono en sí, ir a ayudar o no, pues el fuego podría asesinarla y no sabía en qué posición estaba para ayudar a un humano, aunque no pasó mucho tiempo para que fuera directo a donde estaba el fuego. Lo hizo después de recordar que su padre vampiro la rescato a ella y a sus hermanas de morir. Llego rápidamente y rescato a un chico de cabello negro y ojos azules, sus poderes como vampiro si le servían en estas ocasiones, ni siquiera el fuego logro tocarla realmente.
—¿tú me has rescatado? —pregunto el chico en medio de la tos que le provocaba el humo del fuego justo antes de desmayarse totalmente. La chica aún lo sostenía en sus brazos y lo dejo delicadamente recostado a los pies de un árbol.
Ariel busco la forma de apagar el fuego, se sentó a lado del joven muchacho y, después, como si fuera lo más normal del mundo, comenzó a cantar para él y para sí misma. No le importo mucho que tuviera que volver pronto al castillo, algo le decía que se quedara ahí, entre más cantaba más quería quedarse.
Observo el lugar y vio algo que la hizo levantarse e irse de ese lugar de inmediato. Había estacas de madera al borde de lo que quedaba de la casa y no solo eso sino que también había más cosas para asesinar vampiros, lo más seguro es que él fuera un caza-vampiro.
—Tienes una voz hermosa —hablo el chico, mientras despertaba y observaba a su alrededor en busca, sin éxito, de la chica que lo había enamorado con su voz.
Durante su camino a casa, Ariel se preguntó que debería hacer, nunca se había sentido de esa forma por nadie, era amor a primera vista ¿o solo sus sentimientos aumentados por su reciente vampirismo?, no importaba, él era un caza vampiro, lo mejor era alejarse y eso era justo lo que estaba haciendo. Pero, ¿Qué era esa sensación extraña que tenía?, no podía evitar pensar que quería conocerlo más a fondo.
—Yo puedo darte lo que quieres —escucho la vampiro entre los arboles— te volveré humana de nuevo y así podrás conocer a ese chico, a cambio de algo.
Como si estuviera hechizada, ella fue directo hacia donde se escuchaba la voz, ni siquiera se cuestiono que tipo de persona le hablaba y porque sabía exactamente lo que quería. Llego a una pequeña choza, donde se encontró con la bruja de buen aspecto pero de una voz horrible, la cual le dijo que se llamaba Úrsula, después de una no muy larga charla, la bruja la convenció de darle su hermosa voz a cambio de volverla humana por tres días y pudiera conocer a ese chico sin el temor de que la matara o la rechazara, lo mejor del trato, o peor, era que si lograba obtener un beso de amor verdadero de él, ella seria para siempre humana y tendría de vuelta su voz. La bruja nunca menciono que es lo que pasaría si no lograba obtener ese beso, tampoco es que le convendría.
No paso mucho desde que ella bebió la poción para que los cambios se volvieran notorios, o por lo menos para ella, sus sentidos habían disminuido y sus sensaciones son extrañas. No paso mucho para que ella regresara junto al joven chico de la cabaña. Ambos sienten una conexión cuando se miran y sonríen mutuamente.
Ya habían pasado dos días y la familia de Ariel no sospecho mucho porque les había dejado una nota y escrito una carta por día, diciéndoles que estaba bien, aunque por esos momentos no podía volver a su hogar. El que no tuviera lugar donde ir, la obligaba a quedarse en la casa del chico que rescato, estando todo el tiempo juntos. Solo se podía comunicar a base de notas, pero aún sin poder hablar y mucho menos cantar, Eric comenzó a sentirse enamorado de la forma de ser de la chica y ella de la de él; aunque el chico no podía evitar pensar que algo no estaba bien con la situación.
Para la chica todo iba a la perfección y pronto podría ser una humana, recuperaría su voz y podría estar junto, al que se había vuelto una de las personas más importantes de su vida, aunque solo lo conocía hace dos días. Aunque extrañaba su parte de vampiro y era obvio que no la iba a recuperar, renuncio a ella por este chico, esperaba que valiera la pena la decisión tonta que hizo, ni siquiera recuerda porque la hizo desde un principio, pero los sentimiento que tenia eran verdaderos y esos no los cambiaria.
Mientras el chico pelirrojo que habita en los alrededores del castillo, sabe por sus intuiciones como demonio que algo no va bien con la pequeña hija del dueño del su hogar así que junto con, Flounder, salen en búsqueda de su amiga y de, sobre todo, la causante de los malos presentimientos del joven demonio.
Caminando por el bosque ambos chicos se encuentran con una mujer hablando consigo misma sobre una hipnosis, una poción y una hermosa voz. Y es que ella había confesado que había hipnotizado a Ariel después de haberla oído cantar para que sintiera amor a primera vista por el chico, para así poder engañarla para robarle su preciosa voz. Estaba molesta ya que a pesar de que dejo su hechizo los sentimientos entre los dos se volvieron reales. Los chicos la siguieron hasta donde una escena dejo a todos un tanto confundidos.
Ariel y Eric, estaban tan cerca, con sus labios rozándose un milímetro más y ambos se besaban. La bruja, que estaba bajo un hechizo para verse como otra chica, más que nada para que Ariel no la reconociera, interrumpe la escena comenzando a cantar con la voz robada de la chica, evitando que ambos lograran besarse.
—No te preocupes, Ari, resolveremos esto —dijo Flounder viendo hacia una dirección donde se encontraba Sebastian en medio de al parecer un hechizo.
—Volverás a ser vampiro y recuperarás tu voz —exclamo el joven demonio.
Eric está confundido por la situación nunca había visto nada igual en toda su vida, siempre había pensado que vampiros, demonios y demás seres de ese tipo, solo servían para asesinar y no tenían sentimientos, pero lo que alcanzo a comprender de la escena cambio su precepción de todo eso. Después de todo se había enamorado de un vampiro o eso parecía.
La voz de Úrsula que aún seguía cantando, comenzó a cambiar poco a poco hasta volverse una más rasposa y desafinada, no paso mucho para que ella desapareciera de la nada. La joven sintió como sus poderes y sentidos como vampiro volvían a ella, y por fin se sintió ella misma después de esos dos días. Eric, la observa detenidamente viendo sus enormes colmillos sobre los labios rojos de la chica.
—Soy un vampiro, se lo que piensas sobre eso... —dijo su la linda y melodiosa voz Ariel y observándolo a los ojos. El chico simplemente se acerco a ella juntando sus labios.
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