108.Utiliza un refrán integrado en un texto creativo.

06-07-2018

Despacio que llevo prisa.

—Padre quiere que vayamos a verlo, creo que espera que lo venzamos en el ajedrez —hablo mi hermano después de entrar a mi habitación. Yo deje de ver las gotas de lluvia que azotaban sobre el vidrio de mi ventana y lo vi a él.

—Graham, hermano, no estoy de humor para ver a padre, prefiero estar aquí observando la melodía que genera el gran músico de Dios con la lluvia. —le respondí, él me vio como si estuviera enloqueciendo, pero solo sonrió para sí y se fue. Suspiré.

La verdad es que no me interesa ver a mi padre después de cómo trató a David, mi amor David, no creo que nadie merezca ser tratado de esa forma, mucho menos si es el príncipe de uno de los reinos vecinos. Mi padre nunca debió de correrlo de tal forma solo por no poder vencerle en el ajedrez, nadie nunca ha logrado vencerlo, solo aquella ocasión en la que Graham y yo lo desafiamos juntos.

—Hija mía, Emma, linda, ¿Por qué no estás frente el tablero de ajedrez?, creí que tu más que nadie estaría presente. —dijo mi madre mientras se acercaba a mi closet buscando algo. La mire con curiosidad.

—¿Qué dices madre?, ¿por qué me interesaría jugar con mi padre?, estoy molesta con él, no estaría...

—Eso me suena a que tu hermano no te lo dijo, bien yo te lo diré —me interrumpió y se paró a mi lado observando la lluvia caer. La miré esperando que lo que fuera a decirme fuera una gran revelación— David, desafió a tu padre al ajedrez, asegurando que esta vez iba a vencerlo y demostrarle qué, en él no solo hay fuerza y músculos, sino que también es un chico astuto y valiente; digno de la mano de su amada hija. Emma, querida, ese chico de verdad te ama si desafía a tu padre de tal forma.

Yo la estaba escuchando mientras me veía en el espejo cepillando mis cabellos negros y observaba mi apariencia. Caminé al closet para buscar un vestido más decente, no puedo creer que mi amado David arriesgue su dignidad de tal forma, todos en el reino saben que es imposible vencer de esa forma a mi padre. Mi madre vino a ayudarme a sacar un buen vestido, mientras observaba con tranquilidad como perdía la calma.

—David, —suspiré—, no puedo creer que alguien haga eso por mí. Madre, dime que me veo bien. Ahh, madre, dime qué padre se apiadará de él. ¿Qué haré sin mi amado?

—Hija mía, no te desesperes, no es digno de una chica alterarse tanto. Y nadie sabe si David no tiene un gran plan el cual está siguiendo, tal vez pueda ganarle a tu padre y puedas casarte con él.

—Eso me parece casi imposible, pero creo en mi amado, tengo que ir a ver quien termina vencedor de aquel enfrentamiento.

Comencé a cambiar mí vestido color lila con celeste, y ponerme a toda prisa mi vestido rosa con listones blancos que amarraban mi corsé. Lo cierto es que me sentía muy torpe por la prisa que tenia, no lograba quitarme del todo el primer vestido y casi me caigo al quitármelo. Mi madre solo se estaba burlando de mí, parecía muy divertida. Me molesto un poco saber que mi desesperación lo causaba gracia. Observe el vestido sobre la cama, nadie nunca se ha atado el corsé sola, es una misión imposible de cumplir.

—Madre...

—Está bien, querida Emma, yo te ayudo —dijo ayudándome a ponerme todo el vestido lo más rápido posible, aunque ella parecía muy tranquila— Hija mía, la paciencia es una virtud, estarás arreglada más rápido cuando dejes de apúrate tanto, estar ansiosa solo entorpece tus acciones.

Me comenzó a cepillar mi cabello que se había desarreglado al quitarme y ponerme los vestidos. Madre estaba cepillando tan lento y suave que parecía que nunca iba acabar, pero en lo que menos me di cuenta, mi cabello había quedado tan lindo. Respire y me tranquilicé pensando en lo que dijo mi madre, aunque contradictorio, estaba lleno de sabiduría. Hay que hacer las cosas despacio cuando llevamos prisa, pues así estaremos haciendo las menos torpes.

Corrí, o mejor dicho caminé, junto a mi madre, lo más rápido posible que se puede en el castillo y llegamos a ver, por así decirlo, la segunda mitad el juego entre ambos. Me alegro saber que mi amado David, tenía muchas estrategias y que mi padre, al ver que sus movimientos fueron muy buenos, se dejó ganar. Estaba feliz, pues después de todo tenia la bendición de mi padre para casarme con mi amor.

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