Capítulo único
Eran finales de marzo, tal vez inicios de abril cuando la vió, era semana santa, aquella hermosa semana en la que los jóvenes tenían fiesta, y, hasta el jueves, los adultos debían trabajar. Era una mujer hermosa. Era una tarde lluviosa, había olvidado su paraguas ignorando el consejo y la advertencia de su madre y hermano mayor. Decidió aventurarse despreocupado con la frase de: "¡Pero, mira qué sol hace! ¿Cómo podría llover en un día así?". Subestimó el consejo y ahora se arrepentía de no haber tomado su paraguas, la próxima vez tendría en cuenta que en semana santa siempre llueve. Se encontraba bajo el porche de una tienda de barrio que en ese momento estaba abierta, como muchas otras tiendas que había en aquella calle.
El dependiente salió solo para extender dicho porche de forma manual y comentó con voz amable si necesitaba ayuda, que podría darle un paraguas sin problema. Se negó. No quería molestar, no quería tomar algo que no era suyo, después tendría que devolverlo, y no le apetecía molestar. Mucho menos seguir cerca y en contacto con ese hombre, tal vez era solo por su mala pinta física, tal vez era porque se trataba de una tienda de tatuajes, ese hombre tenía perforaciones, tatuajes y unas pintas bastante poco confiables, además de un cuerpo robusto que hacía que se fiase menos de él.
No tenía nada en contra de las personas tatuadas, ni con sobrepeso, ni con piercings, ni extranjeras. Sólo era que tenía mala pinta. Tal vez fuese una persona amable y no fuera nadie problemático.
Igualmente siguió en el porche de la tienda unos minutos más, a ver si la lluvia aflojaba un poco, hasta que vio llegar a un hombre que llevaba una sombrilla apoyada en su hombro, se fijó principalmente porque era llamativo y porque iba directo hacia la tienda. Se vio obligado a apartarse y desviar su mirada con un poco de incomodidad.
El hombre que entró en la tienda tenía el cabello por los hombros de color blanco, aunque no parecía ser un anciano, de hecho, parecía alguien joven, llevaba un corte de pelo bastante jovial, sería una de esas personas... "albina", alguien que tenía la piel de porcelana, una singularidad desde luego. Llevaba una falda por las rodillas, medias de rejilla y tacones, unos tacones de plataforma, unas botas por el tobillo, aquello le hizo tener aquella reacción que tuvo. No es que le resultase asqueroso, raro, incómodo; es que era poco común para él, pues un hombre con falda y tacones en mitad de la lluvia, pues como que no era muy habitual y claramente si se lo decía a sus amigos se reirían de él por haberse fijado en esa persona. Su mirada se coló en la tienda y vio al dependiente dar un beso al hombre que acababa de llegar. Lo vio quitarse la chaqueta, dejar el paraguas en una papelera que había bajo la mesa de tatuajes donde se apoyaba el brazo o uno se tumbaba para ser tatuado; y después sentarse detrás del mostrador.
Oh, ¿Trabajaba allí? Qué curioso. Y eran conocidos, bueno, pareja, se habían besado... así que... ¿Eran pareja? Mientras el hombre de cabello blanco seguía la conversación con el pelirrojo de la tienda, ambos tenían una sonrisa de esas tontas en la cara. . . Serían una pareja feliz tal vez...
No tenía nada en contra de los homosexuales. Bueno, no desde que Saimon estaba saliendo con su novio Francis (Aunque todavía no tenía confianza del todo en ese tipo), así que no tenía nada en contra ni los iba a criticar porque fuesen dos personas que no tenían los mismos gustos que las... "habituales", aquello había sonado raro... Bueno, el caso, que no estaba en contra de la homosexualidad, fin de la discusión mental; pero, desde luego, lo que si tenía claro que él sí que no saldría con un hombre. No le resultaba cómodo. Pensar en que un hombre lo besase no le resultaba cómodo. No le resultaba asqueroso, pero tampoco le provocaba comodidad o curiosidad.
Oh. La lluvia estaba cesando, aun seguía lloviendo, pero, parece que un poco menos, tendría que regresar a casa aprovechando ese momento. Total, iba a mojarse igualmente, mejor llegar a casa, ducharse para quitarse el frío y estar allí tranquilo, que no quedarse allí hasta que pare la lluvia... que a lo mejor no paraba aquel día...
Empezó a correr intentando mojarse lo menos posible, aunque era imposible; sip, tendría que haber agarrado no solo la sombrilla, sino también una chaqueta, tenía la piel de gallina, hacía subestimado completamente al tiempo y este se lo había devuelto, maldijo el karma; corriendo entre los balcones, los salientes y los porches de las tiendas, resbalando de vez en cuando al cruzar la carretera con la pintura mojada de los pasos de cebras, hasta que pudo llegar a estar a dos calles de su casa. Lo malo de eso es que tenía que atravesar un parque y estaba todo descubierto, solo con algún árbol que lo cubría, pero era una minoría, así que más le valía correr.
Y entonces la vió. Una mujer hermosa de cabellos rubios y unos intensos ojos naranjas por la claridad del sol cubierto entre las nubes que hacía que la claridad fuese óptima para verse casi como una diosa al tener la luz que venía desde sus espaldas. Cargaba con unas bolsas de la compra y el paraguas, no parecía tener dificultades en absoluto para llevarlo todo, de alguna manera se las apañaba para no mojar las bolsas de papel reciclado y no empaparse ella. Se la quedó mirando fijamente y cuando ella pasó a su lado como una persona más, siguió con su camino con normalidad, aunque Jackson se quedó quieto mirándola con los ojos abiertos.
Al darse cuenta de que estaba lloviendo, más que nada porque recordó que estaba empapado y se iba a resfriar, salió corriendo hacia su casa, pero con el recuerdo de aquella chica en su mente totalmente fresco y reciente, después de todo acababa de pasar, así que sería absurdo especificar cosas evidentes, pero ya saben como soy. Tal vez le sonaba haberla visto en algún momento, pero... ¿Cuándo? Podría apostar lo que fuese a que acababa de verdad por primera vez, pero, algo en su interior, su mente, tal vez algún recuerdo dormido que pudiera tener, una visión borrosa, le decía que ya la había visto antes en algún lugar. Lamentablemente no recordaba ni donde, ni cuando.
Durante aquella semana de fiesta se la pasó encerrado en su casa por culpa del resfriado que atrapó por la lluvia. Así que todo su brillante plan de pasar todos los días jugando con sus amigos al béisbol o al fútbol en el parque que había a dos calles de su casa se vio frustrado con no poder salir de su cama ni siquiera para acariciar el caparazón de sus tortugas. Las cuales solo podía ver cuando salía de la cama arrastrando los pies y envolviendo una manta por encima de su cuerpo, casi como un burrito humano por el frío que sentía. Su madre lo estuvo mimando toda la semana y haciendo sus comidas favoritas. Lo único que odiaba era que su madre hiciera verdura al menos una vez a la semana y no tuvo piedad con él ni siquiera aunque estuviera enfermo.
Su hermano adoraba burlarse de su sufrimiento mientras él devoraba el plato de verdura para poder pasar al segundo plato, su hermano adoraba la comida en general, pero lo que más amaba era la carne. En su caso podría comer todo lo que le pusieran en el plato y más, pero odiaba todos los tipos de verduras, no había excepción, también odiaba la fruta, pero tenía excepciones que eran más o menos comestibles para él, pero no solía comer fruta de todas maneras. Precisamente por eso tenían peleas constantes su familia y él por la obviedad de que odiaba la comida sana y adoraba la comida basura. No era estúpido, todos los seres humanos del mundo adoran la comida basura, la comida chatarra, la comida de mierda, la comida que no tienes que hacer esfuerzos para cocinarla. Comida enlatada, comida pre-cocinada, pizza, hamburguesas, soda, refrescos, ese tipo de comida era la que todo el mundo amaba, obvio.
Así que él no iba a ser la excepción mundial e iba a amar las verduras. De hecho, le resultaba completamente estúpido que alguien pudiera ser vegano o vegetariano; esas personas no sabían lo que se perdían, si probaran o al menos degustaran la carne mandarían el veganismo a la mierda.
- Eres un carnívoro. No sabes apreciar la buena comida. La patata cocida con judías y aceite está deliciosa.- habló el de cabello anaranjado de nacimiento, liso, ojos lima y una altura considerable, aunque tampoco sobrepasaba la altura de su pareja.
- Asqueroso.- sacó la lengua con una mueca de asco.
- ¿Oh? Eres un intolerable.- se cruzó de brazos.- ¿Qué harías si tu hermano fuese vegetariano o vegano?
- Mandarlo a la mierda y gastarle bromas para que comiera carne.
- Eres muy mala persona.
- Y tú marica.- reprochó.
- Bebé con masculinidad débil.- le sonrió con sorna mientras entrecerraba los ojos de forma divertida, casi como si lo estuviera provocando.
- Niña.
- Enano.
- Tetona.
- Jackson, cállate.- Saimon intervino en la discusión mientras las demás suspiraban al verlos pelear otra vez.
Las peleas entre Jackson y Francis eran el pan de cada día, uno era muy cabezota y orgulloso como para quedarse callado y el otro era un cabeza hueca que se calentaba rápido a la mínima que lo provocaban. ¿Conclusión? Siempre acababan discutiendo por lo mismo y repitiendo los mismos insultos una y otra, y otra vez.
- ¡Empezó el marica de tu novio!- exclamó con el ceño fruncido y los puños apretados.
Saimon entrecerró los ojos dejando claro que lo golpearía como no se callase y siguiera insultando a Francis. Jackson tuvo que cerrar la boca, él era verdaderamente intimidante cuando miraba a la gente así. En realidad Saimon se llamaba Sa, pero nadie lo llamaba así realmente, solo Francis; tenía el cabello negro con un brillo que hacia que se viera azulado oscuro, por casi siempre se referían a él como peli-azul, tenía los ojos verdes bastante oscuros y era extremadamente alto, llegaba al metro ochenta con tranquilidad. Saimon tenía un pequeño defecto, bueno, no era un defecto, solo era una manía, bueno, no, era... bueno, era raro, dejémoslo ahí, Jackson consideraba a Saimon un bicho raro dado a que este era muy popular entre las chicas por su altura y sus pintas de chico malo al llevar pantalones prestados, camisetas rotas por el cuello y los brazos, camisetas de manga corta; pero este no solo era gay, sino que encima le gustaba la danza interpretativa artística y se dedicaba como extra escolar a eso.
Francamente eso le resultaba muy raro e incómodo; Jackson había aprendido a aceptarlo con el tiempo, es decir, que en su momento rechazó a Sa por la incomodidad y el asco que le producía que un hombre tan masculino como Sa bailara ballet. Había aprendido su lección en su momento, y ahora Francis y él estaban empalagosos y azucarados en la escuela, sin importarle que le dieran diabetes al resto de gente de la clase.
Jackson era alguien que se dejaba llevar por los estereotipos, por la muchedumbre, por las decisiones de otros y creía en ellos, tal era así que etiquetaba a las personas y las juzgaba negativamente desde el primer vistazo.
Por eso rechazó a Francis cuando a este le empezaron a crecer los pechos al llegar a la pubertad dado a que era intersexual y su cuerpo era andrógino, tal vez femenino.
Por eso rechazó a Saimon cuando el vídeo de él bailando ballet les llegó a todo el instituto a través de un teléfono anónimo.
Por eso rechazó a la pareja en un primer momento cuando empezaron a salir y mostrarse públicamente ante la escuela como pareja romántica.
Por eso miraba a Blume con desconfianza, porque ella tenía la piel oscura, era mestiza, pero seguía teniendo la piel oscura, y la miraba con extrañeza porque tuviera un padre rumano y este no le hiciera llevar el burka.
¿O acaso ellos no lo llevan? ¿O acaso se lo quitaba cuando llegaba a la escuela para no ser criticada?
Por eso seguía teniendo prejuicios sobre las personas que se sentían atraídas por el mismo género o sexo o como se llamase.
Por eso seguía siendo un poco mente cerrada con depende que tema y por eso, sobre todo, se peleaba con Francis, porque en el fondo envidiaba que este fuese tan valiente por no ser como los demás y ser alguien diferente, no solo por nacer así, sino por estar saliendo y mostrar afecto a un hombre.
No sentía celos, no sentía asco, no sentía rabia, solo sentía envidia.
Envidia por porque Francis, porque Sa, porque todos tuvieran sus amoríos y él no pudiera tener a alguien de quién enamorarse. Todo hasta que vio aquella chica aquel día lluvioso. Aquella primera semana de Abril. Aquella semana santa.
Aquella chica simplemente fue un subidón, una hermosa sensación de asfixia, si, sonaba raro, pero se sintió abrumado, asfixiado, pero, muy en el fondo se sintió terriblemente bien. Fue un sentimiento muy masoquista al mismo tiempo que frío por la lluvia que caía sobre sus hombros y cabeza.
Fíjate tú, el caprichoso destino los tenía más cercanos de lo que esperaban y acabaron por juntarlos. Aquel tercer trimestre el destino decidió darle un capricho. El karma había sido cruel con él, pero ahora le daba tregua, alzaba la bandera blanca, le mostraba una sonrisa cálida y una chica con mala suerte fue cambiada de clase, alejada de sus amigos, y fue sustituida por una chica que había estado sufriendo bullying en su clase, decidieron cambiarla a esa clase y, no era nadie más y nadie menos que aquella hermosa chica que vio aquel día bajo la lluvia.
¿Iban al mismo instituto?
¿Cómo no se había dado cuenta antes de la presencia de esa hermosa chica?
¿Cómo era posible que fuera tan despistado que no se hubiera dado cuenta antes?
Quería golpearse la cabeza contra un árbol por ser tan increíblemente despistado a veces.
Se odiaba a veces.
¡Definitivamente tenía que hablar con ella!
Tenía que hacerse amigo.
Ganarse su confianza.
Poder preguntarle su nombre.
Poder pedirle salir.
¡Si! Ese era su plan y nadie se lo iba a destrozar.
- Se llama Elizabeth Smält- dijo Francis con indiferencia cuando estaban por salir de la escuela, todas las chicas se habían reunido alrededor de su nueva compañera, nadie más había podido acercarse.
Así que decidieron que la dejarían conocer a otros y luego al día siguiente se presentarían con ella.
- ¿Cómo lo sabes?- preguntó Jackson entrecerrando los ojos.
- Mis padres y su padre se conocen, amigos de la infancia. Mi hermano era nuestro niñero y jugaba con nosotros.- dijo encogiéndose de hombros.
- ¿Y su madre?
- Padre soltero, solo su padre sabe dónde está la madre, o a lo mejor ni lo sabe, escuché decir a mis padres una vez que la madre de Elizabeth la abandonó en el hospital y rompió con su pareja por carta.
Saimon, Jackson, Gina y Blume lo miraron con escepticismo y sintieron lástima por la pobre chica. Ella no parecía afectada. Tal vez lo estuvo en su momento. O tal vez no supiera la verdad. O tal vez sí, pero ya lo había superado.
- ¡Francis!- exclamó Elizabeth acercándose al de cabello naranja, le sonrió.- Hacía tiempo que no nos veíamos por los pasillos, y ahora somos compañeros de clase. Te eché de menos, mi niñaaaaaa- lo abrazó.
- ¡Eli!- hizo un puchero.- Pensé dejarte claro que no soy una chica.
- Sigues siendo mi niña chiquitita.
- Soy más alto.
- Sigues siendo mi niña chiquitita dije.- tiró de su oreja como si fuese un regaño para bajarlo y que fuese de menor altura que ella. Después miró a los amigos de Francis mientras éste se sobaba la oreja con una mueca dolorida.- Uy, ah, bueno... Soy Elizabeth Smält, una amiga de la infancia de Francis. Perdón por la intromisión.
- Descu-
- No importa, no pasa nada.
Elizabeth sonrió un poco y escondió una risilla mirando a Jackson cuando interrumpió a Gina, grave error, interrumpir a Gina siempre era un grave error, pues ella tenía muy mal carácter cuando la interrumpían.
- Soy Gina Atxa.- sonrió ella mientras pasaba un brazo por los hombros de Jackson y le hacía la guillotina al doblar el brazo y despeinarlo con la otra mano, sin dejarlo respirar apenas.
Gina tenía el cabello castaño, la piel algo oscura, mestiza tal vez, por ese apellido... no sabía cuál era su origen, pero no sonaba de por allí cerca, tal vez fuese extranjero; tenía los ojos castaños y parecía ser la típica chica que no se dejaba machacar por nadie, fuese hombre, mujer, non binary o lo que quisiera. Al menos tenía un buen gusto para la moda. Pero no entendía porque llevaba un cascabel colgando de su cuello como si fuese un collar, ni que fuera un gato...
- Yo soy Blume Taie.- musitó sonriendo con un poco de incomodidad por los sonidos agónicos y las súplicas por auxilio de Jackson porque lo estaban asfixiando.
Blume tenía el cabello negro liso y corto, pero con los mechones a su lado de la cara largos que se reposaban en sus hombros, y estos mechones, junto con su flequillo recto teñidos de morado lavanda. Igual que sus prendas que eran moradas, negras o lavandas. Definitivamente a esa chica le gustaba el color morado. Tenía la piel oscura, era mestiza, con la piel oscura, casi pareciendo de raza negra. Finalmente tenía unos grandes ojos verdes que miraban intensamente, con curiosidad, grandes ojos apasionados, tenía ojos bonitos.
- Él es Jackson Sunset.- presentó Francis al ver que este no estaba en condiciones para hablar si acababa de ser torturado por Gina.- Y finalmente mi novio Sa.
- Uh, ¿Novio? No te creía así, FranFran.
- O-Oye, solo Sa y Kay pueden decirme así.- hizo un puchero.- ¿De verdad te pensabas que nuestra amistad iba a ser de la prometernos casarnos en el futuro y hacerlo?
- Que cruel.- musitó Blume con tono maternal, casi como si lo estuviera riñendo.
Ella dejó escapar una risilla.
- De acuerdo, Francis.
Bueno recapitulemos, había quedado en ridículo delante de su crush. ¿Cómo recomponerse de algo así?
Luego lo buscaría en internet.
Al día siguiente ella volvió a reunirse con ellos, tenía una sonrisa bonita, Jackson no podía parar de mirarla, bastantes veces debía hacer el esfuerzo de bajar o apartar la mirada para no quedársela mirando y hacer que ella se sintiera incómoda. No le gustaría nada que ella se sintiera incómoda a su lado.
Las pocas veces que sus ojos se cruzaban él acababa bajando la cabeza bruscamente, tanto que más de una vez se había golpeado la frente contra el pupitre interrumpiendo la clase y haciendo que todos lo mirasen con extrañeza. Todo para disculparse, mirar a Elizabeth y que está se riera con dulzura por el enrojecimiento de su frente y por la torpeza que cometió al llamar la atención de toda la clase al apartar la mirada.
Eso le hacía sentir como un verdadero idiota, pero al menos era un idiota que sabía hacer reír a su Crush.
Algo es algo.
Ella era tan dulce y amable que cuando hacían trabajos en grupo, en vez de hacerlo con sus amigas o con Gina y Blume, iba con él y le pedía hacer el trabajo aún sabiendo que él era un completo desastre, que tenía mente de pez, que se olvidaba de todo, que era irresponsable y que una vez que hicieron el trabajo juntos se dejó la cartulina en casa y tuvo que llamar a su hermano, a su madre y a su padre para rogarles que alguien le llevase la jodida cartulina antes de que Elizabeth se enterase de que se había dejado el trabajo en casa.
Y ella lo acababa descubriendo y se reía.
Tenía una risa muy bonita.
Uno de los trabajos lo tenía que hacer en su casa porque ella había comprado las cosas y para asegurarse de que no se lo volviera a dejar en casa, decidieron que lo harían en su casa y ella lo guardaría.
Le resultaba imponente la idea de ir a casa de Elizabeth.
Si bien, en casi todas las series de mierda del Netflix o historias cutres de Wattpad que leía Gina, cuando una chica tiene madre o padre soltero, siempre resultan ser abusadas ya sea sexualmente o físicamente, y cuando iban a su casa se formaba un tremendo problema porque el chico quería hacerse el valiente y ayudarla y acababa haciendo el ridículo delante de la chica y del padre porque este le daba una paliza con el cinturón o con los puños sin piedad.
Pero aquello no era una novela o una serie mala de televisión.
Aquella era su vida.
La vida que estaba viviendo y la quería vivir al lado de Eliza.
Elizabeth era amiga de Francis y Francis no había dicho nada más que era huérfana de madre. Si Francis hubiera dicho que estaba preocupado por ella, o que sus padres no se fiaban del padre, entonces otro gallo cantaría. Además, si los padres de Francis y Kay eran amigos del padre de Elizabeth era por algo.
Así que tomó una gran inspiración cuando entraron en la casa después de subir los dos o tres pisos del bloque.
- ¡Ya estoy en casa!- dijo ella al cerrar la puerta principal.
- ¡Hola, mi niña!- se escuchó desde la cocina.
- ¡Tengo visita! ¡Un trabajo de la escuela!
¿En serio la casa era tan grande que tenían que hablar a gritos? ¿O era costumbre suya gritar en casa? Fue el pensamiento que tuvo el chico de cabellos claros al ver la conversación mantenida a gritos. Escuchó los pasos desde el pasillo que había a la izquierda después del recibidor y casi sufrió un infarto al ver al padre de Elizabeth. No pudo evitar abrir la boca con impresión y después cerrarla, carraspear y presentarse como era adecuado... si es que le salía la voz...
- S-Soy Jackson...
"Oh, si, que gran hombre eres Jackson...", ¿¡Quién no se ponía a tartamudear si ese hombre de casi metro noventa podía reiniciarle la existencia de una bofetada!?
- Toketa Smält.- sonrió amable y estrechó su mano.
Jackson tembló de pies a cabeza y bajó los ojos de forma instantánea e inconsciente a la mano del hombre, más que nada porque sintió un tacto frío además del agua de sus manos, pues traía un trapo que secaba sus manos y que había impedido verlas hasta ese momento y definitivamente sentía que iba a morir si enfadaba a ese hombre... ¿Por qué?
¿Por qué podía morir?
El padre de Elizabeth tenía brazos metálicos.
"Oh, genial, ¿No pude meter la pata más al fondo, no? ¿Tenía que tener un Crush con la hija de coloso, no?"
Escuchó una risilla por parte de Elizabeth, otra por parte del padre.
¿Lo había dicho en voz alta? Rezó Internamente por no haberlo dicho en voz alta, por favor.
- Tranquilo, muchacho, no hace falta estar tan tenso, no muerdo.
Sonrió por cortesía mientras soltaba su agarre, estaba terriblemente tenso, podría apostarse lo que sea a que estaba pálido y, casi de forma cobarde y patética tomaba refugio al lado de Elizabeth. Ella notó esto.
- Estaremos haciendo el trabajo, después te explico cómo fue el día.- sin esperar respuesta tomó de la manga a Jackson y lo sacó de su rigidez y su temblor constante.
Se sintió bendecido por los dioses.
Al mismo tiempo que muy humillado y pisoteado.
Sentía como su masculinidad era pisoteada cruelmente.
Pero es que a ver, ¿Quién no acababa siendo un flan cuando alguien tiene un mastodonte por padre?
El padre de Elizabeth era alguien imponente por su altura y la anchura de sus hombros. Era alguien grande, cuerpo grande, esbelto, fuerte y el tema no mejoraba cuando uno se daba cuenta de los brazos que tenía, es decir, por lo que había visto, tenía los dos brazos de metal, fríos, en ese momento húmedos por el agua, estaría lavando los platos... tenía una intensa mirada de ojos anaranjados, Elizabeth había sacado los ojos de su padre, ambos tenían unos ojos hermosos y singulares. Toketa tenía el cabello rapado de un lado, de un rubio cenizo y su acento era extranjero aunque se disimulase por los años que llevase residiendo en España; no le sorprendería nada si Elizabeth le dijera que su padre era ruso.
- Sueco.
- Oh...- musitó haciendo una mueca sorprendida, pensó que era ruso.
- ¿Por qué la pregunta?
- Curiosidad, el apellido no es de aquí.
Ella sonrió un poco y después siguió mirando el ordenador en el que estaban buscando la información. Trató de centralizar sus pensamientos, enfocarse en el tema y mirar la pantalla, mirarla a ella, concentrarse y no perderse en el apasionante y bellísimo color de ojos y después mirar la cartulina que tenía delante a medio llenar, después sus ojos se giraban hacia la impresora que había en el escritorio, después volvió a mirar la pantalla y repetía el ciclo una y otra vez, sintiéndose útil al mirar de lado a lado como si fuese un niño pequeño que estaba ayudando a su madre con algo importante mientras ella lo hace todo.
Se sentía mal porque ella estuviera haciéndolo todo.
Bueno, él estaba poniendo pegamento y recortaba lo que imprimían cuando el papel todavía estaba calentito y daba gustito ponerlo contra la mejilla, se sentía verdaderamente tentado de hacerlo. Pero no quería verse infantil y ridículo delante de su Crush, así que contenía sus ganas de hacer esas acciones que, quieras que no, todo el mundo las había hecho alguna vez o en algún punto de su vida. Se mordía la carne interna de la boca cuando sus manos dirigían de forma autónoma el papel hacia su mejilla o su cara, se contenía al morderse el labio; y después empezaba a recortar la hoja y después poner el pegamento, le entregaba el pedazo a Eliza y ella lo ponía con cuidado en la cartulina, justo donde lo habían planeado antes de todo.
Así estaban las cosas...
Incómodas y silenciosas.
Ah, y no olvides que de vez en cuando sentía la penetrante mirada de Toketa en su nuca, puesto que en casa de Elizabeth las puertas estaban solo porque tenían que estar, porque no se usaban para nada, ni siquiera para un mínimo de privacidad. Por lo tanto tenía que aguantar el sudor frío en su nuca cuando sentía la presencia del padre, estaba atento a todos los sonidos y claro, se ponía muy nervioso cuando lo escuchaba pasar por la habitación. Inspiró profundamente para calmarse al exhalar.
Ella lo miró preguntando si estaba bien o si le pasaba algo. Negó con la cabeza en respuesta.
- ¿Tu también te aburres, verdad?
¿También?
¿Ella estaba aburrida?
Qué bien lo disimulaba, pero ahora tenía un pequeño problema, si, pequeño, minúsculo, casi nada, no era casi un problema...
...
... ¿Qué debía contestar a eso?
- A-Ah... s-si.. digo no, ósea, no me aburres tú, di-digo el trabajo, d-digo, si, el trabajo, e-es solo...- ella empezó a sonreír por las tonterías que estaba diciendo, bueno, no sabía lo que estaba diciendo, había perdido el control hacía ya un largo rato, así que ya no sabía lo que estaba diciendo, y por su reacción estaba diciendo estupideces, eso lo puso más nervioso todavía y acabó diciendo más incoherencias.- A-Ah, y-yo, ah, no... ¿Cuál era la pregunta?
Ella estalló en hermosas carcajadas que tapaba con las manos en sus labios, pero que igualmente dejaba ver a la perfección que se estaba siendo a más no poder, un verdadero ataque de risa. Se sentía humillado, pero al mismo sentía que era una humillación algo placentera, dado a que estaba haciendo reír a su crush, pero se estaba riendo de las incoherencias que estaba diciendo por su nerviosismo y su enamoramiento. Por lo tanto... No tenía de otra que simplemente callarse y no objetar nada, solo admirar sus carcajadas, su sonrisa, ella siendo feliz... Bueno, no era tan mal cómico si era capaz de hacer reír a la chica que le gustaba.
Lo que lo sorprendió fue que, entre sus risas, se escuchara repentinamente un: "Como se nota que te gusto" y eso lo aturdió y dejó tirado en la silla como si le hubieran dado una paliza de las que te dejaban destrozado no, lo siguiente. Se sintió peor que una ducha cuando la caldera no funcionaba, se sintió peor que un montón de puñetazos en el estómago, se sintió peor que las discusiones que tenía con Francis, que los insultos hacia su persona... ¿Cómo podían seis simples palabras tener tanta fuerza y hacer tanto daño?
- ¿P-Perdón...?- cuestionó con el cuerpo entumecido, estaba temblando, sentía un repentino frío en su columna, no era agradable.
- Se te nota mucho, Jackson...
- ¿E-Eso qué significa?
Estaba preparado para acabar en la friendzone, solo esperaba que no fuera tan doloroso como parecía o se veía en las series o en las películas. Inspiró profundamente, estaba listo, totalmente listo, la miró esperando su respuesta.
- Que eres adorable.
Vale, okay, no había sido un rechazo...
- Pero...- MIERDA.- considero que vas demasiado rápido...
- ... ¿E-Eso q- que s-significa...?- se estaba poniendo cada vez más nervioso, ahora no hacía nada más que preguntarse cómo alguien podía tartamudear tanto por el nerviosismo que sentía, se sentía patético.
- Que todavía no estoy del todo lista para una relación...- ¿Qué significa eso? ¿Friendzone? ¿Rechazo temporal?- Pero no es un rechazo... E-Es solo que... bueno...
- Entiendo...
No, no lo entendía, quería saber porque no estaba lista, pero no iba a ser impaciente y desconsiderado, aunque quisiera saberlo de todas las maneras posibles o que ella le diera una explicación que le sirviera.
- Jackson, lo siento... Es por mí, no por ti...
- ¿Qué quieres decir con eso?
- Pido un poco de tiempo... Necesito aclararme...
Acabaron en un silencio incómodo, sin hablar, sin decir nada, nada más que trabajando y cuando acabaron, solo hablaron para despedirse, ella lo acompañó a la puerta por cortesía. Entonces se fue de la casa con la moral en los pies.
- ¿Jackie?- su hermano lo miró con extrañeza al no haber escuchado nada por su parte como un "ya he llegado" o su típico: "tengo hambreeeee", pero no, no escuchó nada más que la puerta al llegar, hizo una mueca extrañada.- ¿Te pasó algo?
- No.
- Mientes muy mal.
- Déjame en paz.
- Eso suena a rechazo. ¿O acaso te peleaste con tus amigos?
- No te importa.
- Si lo ha. . .
- Eres un metomentodo, por eso Dwight dejó de juntarse contigo. ¡Déjame en paz, gordo!- se fue a su habitación y cerró de un portazo.
Jason se mostró sorprendido desde el umbral de la cocina donde estaba cuando llegó el hermano pequeño. No estaba comiendo, estaba preparándole la merienda a su hermano, él ya había comido y hasta las seis y media de la tarde no volvería a comer, y si apuraba mucho, cenarían a las siete y cuarto, como siempre. Con el carácter que traía su hermano, lo mejor era no decirle nada. Hizo una mueca, después tomó una hoja de lechuga y caminó hacia la pecera con la base llena de agua y una parte de arena, otra de tierra, palmeras falsas de plástico y piedras en el agua. Partió en pedazos el alimento crujiente y lo dejó dentro para que las dos pequeñas tortugas se lo comieran, acarició el caparazón de ambas y después fue a la habitación de su hermano.
- Jackson, la merienda.
- ¡Que te follen, morsa!
Ahí tenía la respuesta, su hermano no comería su merienda, y mira que se había esforzado en hacer crepes para su hermano. Suspiró profundamente y miró la torre de crepes, guardó la nata que montó con sus propias manos él mismo, en la nevera, las fresas y el plátano. El que ya había hecho y tan bien había decorado tuvo que comérselo él para no desperdiciarlo.
- Jacks-
- ¡Que me dejes en paz!
- ¡Oye! Vale ya, ¡No tengo la culpa de lo que te haya pasado!
- ¡Eres un metomentodo! ¡Déjame en paz!- pateó la puerta para dar la impresión de ir a salir y golpearlo, pero no lo hizo, menos mal.
Aquello era más grave de lo que parecía, no tuvo de otra que hablar con sus padres cuando estos llegaron. También sobre los insultos que su propio hermano le decía cuando estaba muy molesto. No era su culpa, lo pagaba con él siempre cuando él solo se preocupaba por él. Es cierto que era un poco metomentodo, pero tampoco era como para tratarlo así.
- Jackson Sunset! Get out immediately of your bedroom!- la voz de la madre sonó demandante mientras golpeaba la puerta con los nudillos de forma brusca: estaba muy molesta porque uno de sus bebés hubiera insultado de forma tan cruel al otro.
Jason, en medio del salón, miró a su padre, sentado en el sofá; este hizo lo mismo con los ojos abiertos, los dos se sintieron bendecidos de no ser los que iban a recibir esa regañina.
La madre de Jackson y Jason era británica, se habían conocido por casualidad cuando el padre estaba siendo maestro de español en una escuela de Londres, y a partir de ahí empezaron siendo amigos de trabajo, pues la madre trabajaba en el mismo colegio, ella era la co-directora y surgió cierta química; tuvieron a Jason y después se mudaron a España justo cuando nació Jackson. ¿Por qué se mudaron? La familia del padre enfermó gravemente, por ello decidieron mudarse y empezar a vivir en España, ya de paso para que Jackson empezase la escuela en un ambiente nuevo y Jason pudiera integrarse en la escuela desde la primaria y aprendiera español. El padre había pedido el traslado de una escuela inglesa a una española, y la madre entró en el mismo instituto siendo auxiliar de la maestra de inglés y ayudando a la secretaría en sus labores, pues más o menos se asemejaba a lo que hacía antes en la otra escuela.
- Jackson Sunset!- Digamos que cuando tuvieron a sus hijos estuvieron dialogando y decidieron que sería Sunset el apellido que tendrían, es decir, ambos tenían el apellido de la madre en vez del del padre, lo cual era bastante curioso y dejaba claro que eran británicos.
- I wanna be fucking alone!- fue el grito que llegó desde la habitación. Jason tragó saliva lentamente, el padre se levantó del sofá y decidió ir también porque las cosas se estaban poniendo graves, la madre ardió en rabia por la mala palabra de su hijo.
Jason decidió irse a su habitación para no llevarse un regaño por culpa de su hermano, suspiró pesado.
En realidad, lo que a Jackson le pasaba podría considerarse algo normal, después de todo, él era un adolescente que se había enamorado y que cuando había "expresado sus sentimientos" le dijeron que debía esperase que todavía no estaba lista cuando se notaba desde hacía tiempo que estaba enamorado de ella. No quería esperar. Quería una respuesta inmediata y quería que fuese un sí. Realmente le gustaba Elizabeth, pero su impaciencia no le permitía esperar el tiempo que fuese necesario para que ella estuviera lista para dar el paso siguiente e iniciar la relación.
Mientras él siguiera encerrándose en los sentimientos y sin decir nada a nadie, la madre estaría furiosa y el padre exigiría saber porque estaba hablando y diciendo tales malas palabras delante de su madre. Además de porque insultaba a su hermano por tener un poco de sobrepeso y porque estaba siendo tan agresivo. Sin llegar a imaginarse que era por una chica que muy probablemente lo rechazaría porque no era bueno, lo único para lo que podría ser más o menos bueno, no era para nada más que para insultar.
Sus amigos notaron como este estaba deprimido, notaron que su humor estaban rancio y amargado en la mayoría del tiempo, notaron también como se mostraba indiferente antes las bromas, los chistes o incluso les sorprendió que Francis lo picara con alguna de sus ocurrencias para discutir sobre cualquier cosa, como siempre, y que este no reaccionara o contestase. O en caso de hacerlo, mandarlo a la mierda de la forma más vulgar posible e irse de allí para encerrarse en el baño y no salir en un buen rato. Casi sin asistir a las clases por su berrinche.
Sus amigos contactaron con los padres, y estos dijeron que no sabían porque estaba siendo tan rebelde últimamente, tampoco comprendían porque actuaba como estaba actuando y ellos solo decían que cada día les decepcionaba más, porque estaba bajando las notas, faltaba a muchas clases, su hermano no era capaz de intentarlo hacer razonar y siempre lo acababa llamando cualquier insulto relacionado con su peso o su mala costumbre de meterse donde no lo llamaban. Pidieron ayuda a cualquier adulto que les pudiera aconsejar sobre lo que le estaba pasando a Jackson. Elizabeth, al enterarse, se mostró sorprendida y no en el buen sentido, pues confesó que tal vez Jack estuviera así por su culpa.
- Por un posible rechazo.
- ¿Por un rechazo amoroso está así?- alzó una ceja Saimon.
- Ni siquiera lo rechacé, le pedí tiempo porque no estaba preparada para empezar una relación, que quería conocerlo, pero él se lo tomó a mal.- dijo ella de forma entristecida, la verdad es que no quería hacer sentir mal a Jackson, al contrario, quería estar completamente segura de sus sentimientos para no equivocarse a la hora de decirle sí, o decirle no.
- No es tu culpa, Eli.- dijo Francis.- Sa, vamos a darle una golpiza a ver si se aclara.
- Me apunto.- la salvaje Gina sonrió con malicia.
- No hace falta golpear a nadie.- dijo Blume negando lentamente con la cabeza.- No sean unos salvajes.
- Oh, vamos, ¿Vamos a permitir que siga insultándonos cuando nosotros solo queremos ayudarlo?- dijo con sarcasmo el de cabellos naranjas.
La chica de piel morena suspiró derrotada y los miró fijamente.
- Pero nada de enviar a nadie al hospital.
- Gracias, mami Blume.- sonrió Francis dándole un achuchón.
- Si, como quieran, pero no le dejéis la cara amoratada.
- No prometo nada.- dijo Gina con una sonrisa de oreja a oreja, una sonrisa maliciosa en toda regla...
Iban a matarlo.
- ¿Van a matarlo?
- Seguramente.- contestó Blume a la pregunta retórica de Elizabeth.- Deberíamos ir a detenerlos, pero odio meterme en peleas...
- Yo también las odio...- confesó ella.- ¿Podemos ir a ver si están bien? O llamar a algún maestro...
- Pfff... no, no, no, no, ¿Qué quieres? ¿Qué luego nos echen la bronca a nosotras?- comentó con sarcasmo.- Prefiero que se maten a golpes antes de que nos pongan la cara roja.
- Vamos a por un maestro.- la tomó del brazo y se la llevó arrastrando hacia la sala de profesores.
Ah, diablos, los chicos se iban a meter en un buen lío. Jackson acabó en la enfermería, pero no porque estuviera herido, sino para recoger el justificante que la mujer le entregó por haberse saltado las clases al haberse "peleado" con sus amigos. En realidad no llegaron a darse ni un golpe, pero como los maestros os pillaron dándose empujones, la situación acabó como podría haber acabado cualquier otra. En fin...
Llegó a clase y entregó el justificante.
Al llegar a casa simplemente dejó las cosas en el suelo, los zapatos por medio y se tiró en la cama boca abajo de forma perezosa, dejó escapar un sonido aburrido e irritado. Su hermano apareció por la puerta y preguntó qué le había pasado, le dijo que lo dejase en paz, sin mover la cabeza. No cedió, se levantó con el ceño fruncido y lo empujó fuera de su habitación, después le cerró la puerta en las narices. Volvió a tirarse en la cama.
- Jackson! Why is the door closed?- preguntó su madre con cierto enfado al haber llegado a casa y que su hijo mayor le dijera que había vuelto a encerrarse en la habitación sin dejarlo entrar.- I'm going to enter aaaaaand, we'll talk about your behaviour.- así lo hizo, entró en la habitación sin temer a la muerte o a un adolescente con las hormonas revolucionadas.
Jason suspiró con pesadez.
Esperaba que su madre encontrara respuesta a lo que le pasaba a su hermano Jackson. Después de algunas horas, la madre salió y entró en la cocina para empezar a poner la mesa mientras el padre y Jason hacían la cena. El adulto preguntó a su esposa si había descubierto algo, ella mantuvo su expresión suavizada, pero la mandíbula tensa, relajó su mandíbula y forzó una sonrisa, negando con la cabeza después de eso. El padre suspiró derrotado.
- ¿Comerá algo?- preguntó el padre, ella negó con la cabeza.
- He doesn't want to...- respondió ella acabando de poner la mesa para tres personas.
- Probably he'll eat at midnight, when we were asleep...- musitó Jason.- Don't worry, Mum...- musitó para después sentarse en la mesa al poner los tres platos de pescado a la plancha con una pequeña ensalada en el centro de la mesa.- It's not the first time he does that...- musitó con sarcasmo.
- I can't be relaxed, Jason...- replicó la madre.- He doesn't want to explain to me what is happening at school or whatever is happening to him...- suspiró.
- Yeah... It 's true... It 's not easy to be calm in that situation. He could be in serious troubles...- musitó el padre con un suspiro derrotado.
- I'll try to talk to him later again...- dijo la madre con determinación.
- Of course, mum...- asintió Jason.
Cuando Jackson llegó al día siguiente a la escuela seguía con aquel aire depresivo e indiferente, solo que ahora tenía el añadido de haber sido irritado o molestado recientemente, esto se sabía porque estaba más cascarrabias que de costumbre, incluso insultó a Gina sin importarle las consecuencias que tenía humillar a la castaña. Elizabeth fue a hablar con él cuando este huyó de la situación cuando Gina iba a golpearlo hasta dejarlo en una cama de hospital.
- Jackson, te estás pasando. Eso fue innecesario y estuvo fuera de lugar. ¿Por qué eres tan cruel?- lo riñó ella.- ¿No te das cuenta de que haces daño emocionalmente?
- ¿Y tú qué sabes de daño emocional si fuiste la primera en hacerlo, eh?
- No te rechacé en ningún momento, te dije que necesitaba tiempo, pero viendo que ese es tu verdadero tú, no quiero tener una relación contigo, estúpido.- ella se tapó la boca después de decir aquello.
Jackson se quedó mudo, después apartó la mirada y salió de aquella sala cerrando de un portazo.
"Lo he estropeado más..."
Varias semanas después
Jackson no había ido a clase ninguno de aquellos días, y no es porque estuviera enfermo en casa, más bien es porque se estaba saltando las clases deliberadamente porque no tenía ningún tipo de interés en ir a clase, y cuando iba, Francis y él acababan dándose puñetazos porque Jackson solo intentaba humillarlo de alguna manera. Los chicos decidieron hablar con el hermano mayor de Jackson, este no pudo ser de gran ayuda porque él estaba en la misma situación de no entender que le pasaba a su hermano; igualmente compartieron la información que tenían mutuamente los padres y ellos; descubriendo que lo más probable es que su comportamiento actual se debiera a un rechazo de Elizabeth, la chica que le gustaba a Jackson y que había estado enchochado con ella desde que la vió por primera vez aquella semana de abril en el parque bajo la lluvia.
Demasiado cliché cabe mencionar.
El caso, que una vez que los padres estuvieron al corriente de lo que pasaba con su hijo, supieron cómo aplicar medidas más específicas, que no sirvieron de mucho porque Jackson empezó a llegar tarde a casa para evitar estar con sus padres y cuando llegaba se encerraba en la habitación comiendo cualquier cosa que hubiera comprado, comida rápida en su mayoría... Empezó a engordar dado a todos los alimentos terriblemente malos que estaba consumiendo y, de repente, dejó de cenar y tampoco podían confirmar si comía algo, pues no estaba en casa para la hora de comer.
Aquello que había engordado se redujo en poco menos de un mes, quedándole desagradables marcas en la piel, estrías al haber engordado y adelgazado tan rápido.
La madre empezó a preocuparse severamente al ver que la ropa que usaba su hijo repentinamente empezaba a quedarle grande, lo cual empeoró un día que abrió la puerta de sopetón y el chico solo tenía los calzoncillos puestos, que por cierto, también le quedaban algo grandes.
Tanto drama por un rechazo de una chica...
Eso fue lo que empezaron a pensar en el colegio cuando faltaba y no atendía y encima se metía en problemas graves cuando asistía, acabando en graves peleas entre Francis y él. La realidad era algo distinta y no era más que una combinación de factores, el rechazo de Elizabeth y aquel "estúpido" solo fueron los detonantes que le indicaban que ya nada debía importarle en aquella vida porque nadie lo iba a querer, o ese era el drama que su cabeza empezó a obligarle a pensar sin parar.
Sumado a eso estaba los malos hábitos alimenticios porque no sabía cocinar y no tenía interés en aprenderlo, la comida basura, el haber engordado tanto y verse como su hermano mayor, lo cual aborreció e hizo que empezara a odiar su cuerpo y finalmente dejar de comer por completo y engañar al estómago con agua, café y té. Adelgazando tan drásticamente que la madre tomó la decisión de que estuviera internado en el hospital hasta que se resuperase, con ayuda psicológica y con todo lo que necesitase para superar lo que estaba pasándole.
Pasaron como... quien sabe, nadie sabía determinar el tiempo exacto que Jackson estuvo en el hospital porque nadie se enteró hasta que no llevaba varios meses interno, obviamente sus amigos, en tal que se enteraron, fueron todos los días a verle al menos media hora o una hora al día, a veces, los viernes, se quedaban dos o tres horas, hasta que los médicos le pedían que se fueran que se acababa el tiempo de visita y que tenía que tomarse las medicinas y las pastillas que tuviera recetadas. Jackson no se negaba a que se fueran, de hecho, había veces, las primeras que fueron a visitarlo, que lo deseaba porque quería estar solo y no ser solo una atracción de circo que iban a ver ahora que estaba mal...
Lo cual sentó bastante mal a sus amigos y algunos dejaron de ir con tanta frecuencia, entre ellos Gina y Francis, principalmente porque la chica tenía cosas que hacer y responsabilidades en casa ahora que sus padres estaban los dos trabajando y tenía que encargarse de su hermana menor.
También se ahorraba empezar discusiones y peleas en el hospital dado a que el carácter de Jackson no mejoró, más bien se mantenía igual de insufrible e inaguantable. Elizabeth, en cambio, no dejó de ir a verle, ningún día faltaba, todos lo días estaba allí con él, igual que Blume, y Saimon a veces iba, pasaba una media hora o así y se despedía. En resumen, pasaba el tiempo con las chicas, una que tenía la disponibilidad de poder pasar tiempo allí y la otra que se preocupaba intensamente por él y tenía miedo que resultase peor de lo que ya estaba el pobre chico.
Obviamente, con tanto tiempo que pasó, Elizabeth acabó cambiando los sentimientos de preocupación intensa por un sentimientos igual de intensos un múltiples ámbitos.
Sí, Jackson era un patán, era torpe, era rudo la mayoría de veces, era muy orgulloso, odiaba a su hermano, lo insultaba y lo ignoraba la mayoría del tiempo, pero era gentil con las chicas y no porque las percibiera como más débiles, sino que les tenía mucho respeto porque en ellas veía reflejada a su madre, que peleó firmemente por intentar ayudarlo, por ayudarlo a recuperarse y por brindarle todo el apoyo posible.
Admiraba a las chicas y admiraba a Elizabeth porque ella era una chica fuerte, responsable y amable. Aún así seguía respetándola más que al resto porque le daba miedo el padre de la chica y sobre todo su mente a veces trataba de imaginar qué tipo de dolor debería sentir su cuerpo si le daba una bofetada con esos brazos metálicos... Debía ser tremendo...
Tremendamente doloroso.
Las navidades pasaron rápido y Jackson pudo salir del hospital al estar más o menos estable para poder celebrar con la familia yendo al Reino Unido de vacaciones, donde estaba parte de la familia de su madre. Después de año nuevo, regresaron a España y celebraron con la familia del padre, y, por ende, regresaron a clases después de aquel periodo de descanso.
Pudo regresar a clases de forma normal y empezó a recompensar el tiempo perdido los anteriores meses y lo que perdió durante aquel año. Pasó enero, pasó febrero donde regaló un ramo de flores a Elizabeth de forma anónima para el día de San Valentín, pasó marzo y llegó aquella emana de fiesta de semana santa. Un año entero desde que conoció a Elizabeth.
Haciendo reminiscencia de todo lo que había pasado a su lado, simplemente se sentía patético, lo admitía... Se sentía patético por lo que hizo, por lo que no hizo, por lo que dijo, por lo que no dijo, si... Había cometido muchos errores, había insultado mucho a su hermano, había casi destrozado su vida con un periodo anoréxico y había pasado poco menos de medio año en el hospital internado por culpa de ese periodo.
- Al final sigues siendo un patán, pero... un patán aceptable...- musitó ella sentada sobre un banco de un parque, el mismo parque en el que la vió por primera vez.
- Lo soy.- confirmó encogiéndose de hombros de forma relajada, despeinó sus cabellos que después de teñirlos a un azul marino como Saimon, ahora se desteñían hacia un tono azul violáceo, tal vez un tono azul acero... No sabía cómo definirlo. El caso, que no le disgustaba la verdad... Giró sus ojos hacia ella, se estaba riendo de su confirmación y lo miraba con ojos entrecerrados por su risa.
- Si pretendes que estemos juntos tienes que dejar de ser tan torpe.
- Lo siento, eso no va a ser posible...- musitó con tristeza fingida en su tono de voz, después sonrió cuando ella lo hizo.- Soy demasiado torpe, y así me quieres... Creo...
- Tal vez lo haga...- se encogió de hombros.- Mi padre quiere nietos...- Jackson se atragantó con su propia saliva y empezó a toser como si fuese a morirse ahí en medio.- ¡Jackson!- exclamó sorprendida.
Después empezó a reírse y mencionó que era broma, pero eso no quitó que al pobre chico le dieran taquicardias y casi se fuese al otro barrio después de tanto toser.
Aquella semana de abril el tiempo estaba calmado, el inicio de aquella semana de fiesta fue pacífico, quitando que casi se ahogaba con su propia saliva en una cita con su novia por un broma pesada, él la acompañó a casa por la tarde, y regresó a su casa con un paso tranquilo y dubitativo.
Iba pensando en todo lo que había pasado aquel día, y aquel año.
Francamente... Agradecía haber decidido correr bajo la lluvia y querer acortar su camino por aquel parque en la que pudo verla por primera vez y perderse en aquel camino que no pensaba que tomaría nunca... el camino del amor...
Iugh... Aquello sonaba tan cliché que le daba náuseas...
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HOLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
Literalmente mientras estoy publicando forasterx estoy aprovechando para acabar todas las historias de OCs... (Hoy 17 / 6 / 21, acabo de publicar el capítulo 21 de la historia... y hay como 49 o así XDDDDD)
Ya llevo tres >:D (Humo de cigarro - Polyamorous - Aquella semana de abril)
Súper original con los títulos /?
Nah, no lo soy XD
Creo...
No tengo ni idea XD
Literalmente hasta que no termine de publicar forasterx no empezaré a publicar estas historias que mencioné... bueno, igual lo veréis, cuando leáis esto, las otras historias ya estarán publicadas XDDDDD
En resumen, quisiera saber vuestra opinión sobre este one-short ------------->
uwu
Ahora me toca hablar sobre la historia... porque voy a ser sincera... estuve a punto de cancelar esta historia porque me resulto MUY complicado entrelazar los temas y al final ni siquiera terminó como quería, sí, es una historia y técnicamente acaba como el autor quiera, pero no, no acabó exactamente como quería <:
De hecho, sí, los últimos párrafos si son como yo quería, el dialogo final no fue como quería...
Suele pasarme, no suelo quedar satisfecha por mis propias historias sobre todo cuando entran en el lienzo temas clichés...
A mi me parecieron clichés <:
De todas maneras, espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en un próximo one-short
Bye~
By Silvia Line
[8951 Palabras]
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