¹¹ 𝘷𝘪𝘷𝘪𝘳.
THE AMAZING TEAM RED.
MARZO 2015, LUNES 30.
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—¡Ya llegamos! —Avisó el conductor del camión a los de traje rojo en la parte trasera. Ambos salieron de allí.
—¡Perdónenle por sangrar en su basura! —se disculpa el arácnido ayudando a Wade a bajar debido a que tenía una sola mano.
—Agua carbonatada con limón para quitar la sangre —dice el mercenario antes de que los conductores pusieran en marcha el vehículo.
—¿Esta es tu casa, Wade? ¿Con quién vives aquí?
Este tomó aire profundo antes de hablar—. Para lamer tus heridas, no hay mejor lugar que tu hogar. Y comparto ese hogar con una anciana ciega que conocí en la lavandería, Al —tomó un pañuelo para envolver su mano cortada—. Es la Robin de mi Batman, salvo porque es vieja —miró al castaño—, y negra, y ciega. Y creo que está enamorada de mí.
Wade tocó la puerta repetidas veces.
—Espera... Creo que Robin también amaba a Batman —Peter rió entrando detrás del mayor—. ¿Al? —cuando la vio, estaba agachada para tomar algo, dándole espalda a la puerta—. Agh —gruñe asqueado Wade al ver el trasero de la mujer.
—Por fin llegas. ¿Trajiste a alguien? Huele diferente, huele bien.
—Aquí apesta a pantis viejas de dama. ¿Estás diciendo que huelo feo?
—Sí, soy vieja y uso pantis —Wade se quitó la máscara al igual que Peter.
—Pero no eres una dama —atrajo a Peter a él para rodear sus hombros con su brazo y presentárselo a Al—. ¿Recuerdas a Peter? ¿Del que te hablé?
—¿Al que describiste como tu novio y aún sigues diciendo que no eres gay? Sí. Lo recuerdo —Peter estrechó manos con la dama ciega, sonriendo algo tímido.
—Un gusto, soy Peter.
Wade corrió hasta los zapatos que tanto amaba usar en casa—. ¡Ah! Qué cómodos.
—Una de las ventajas de ser ciega, es que jamás lo he visto con crocs —le dice Al a Peter, logrando hacerle reír.
—¿Hablas de mi zapatos masturbadores de goma?
—Sí, lo sé. Las desventajas de ser ciega: es que escucho todo en este dúplex —Peter la llevó hasta el sofá para después sentarse en el suelo con cansancio.
El mercenario se lanzó el suelo soltando el aire que tenía en sus pulmones—. Ya deja de joder.
—Estás muy insoportable hoy. ¿Qué es lo que le pasa? —Wade se sentó para verla con los ojos entrecerrados.
—Recapitulemos. El desgraciado que me convirtió en este fenómeno escapó de entre mis manos —miró su brazo izquierdo—. Una —se corrigió—. Atraparlo era mi única esperanza de volver a ser guapo, recuperar a mi sexy mujer y no dejar que esto le ocurra a alguien más.
El mayor miró a un despeinado Peter.
—Sí, hoy fue tan divertido como un consolador de lija.
El menor negó—. Estás trastornado.
Francis soltó un gruñido quitándose la chaqueta que traía—. Ya sé quién es nuestro amigo del traje rojo que va correteando con el Hombre Araña. —Le dijo Ajax, entrando a la habitación que compartía con la mujer a quien llamaba Angel—. Wade "el deforme" Wilson. Yo también usaría máscara si tuviera un rostro así.
Pausó.
—Ojalá sanara como él —se sentó en la cama para que ella curara sus heridas—. Ahora sí, acabaremos con su sufrimiento a nuestro modo.
—Sí, ¿y cuándo sane qué pasará?
—No lo hará, no si no queda nada por sanar —ella asiente—. Es curioso. Casi extraño a ese infeliz. Sabes que me gustan los retos pero él es malo para el negocio, así que hay que buscarlo.
(...)
Wade arrugó su nariz, sintiendo como su mano comenzaba a crecer.
—Rogers no se salvará de esta, ¡tampoco Maximoff!
—Ya déjalo pasar. Tu mano crecerá, no sé de qué te quejas —dice Peter sentándose junto al mercenario, tomando de una malteada de chocolate para después entregarle una al mayor.
Este se recostó en su hombro, acariciando su barbilla con su mano diminuta. El castaño apretó sus labios para no reír mientras veían a Al pasar frente a ellos.
—Se queja por todo. Es horrible vivir con él, no te lo recomiendo —murmura la morena sentándose del otro lado de Wade, este llevó su mano diminuta a la barbilla de la anciana—. ¿Estoy loca o tu mano es muy pequeña?
—Del tamaño de un tenedor desechable —Al ríe ante el comentario del arácnido.
—Entiendo por qué estás molesto pero tu humor no va a cambiar hasta que le digas a esa mujer lo que sientes.
—Por fin alguien me entiende —dice Peter, negando.
—¿Qué te he dicho, Sra. Magoo? No va a aceptarme. Si me vieras lo entenderías...
—La apariencia no lo es todo —murmura el castaño.
—¡Claro que lo es! —exclama luego de tomar un trago de su bebida—. ¿Has oído a David Beckham hablar? Es como si se hubiera tragado un tanque de helio completo. ¿Crees que Ryan Reynolds llegó a dónde está por su talento como actor?
—El amor es ciego, Wade —intenta consolarle Al.
—No. Tú eres ciega.
—¿Y qué? ¿Te quedarás ahí acostado lloriqueando? —el mercenario se levantó.
—No. Tú y yo iremos a dormir porque mañana haremos un nuevo plan navideño —se dio la vuelta sin esperar respuesta de ninguno.
Weasel dejó los tragos de los clientes en la barra—. El médico dice: "La mala noticia es que le queda poco tiempo de vida". Y el paciente dice: "¿Cuándo me queda?". El doctor le contesta: "Cinco". Y el paciente: "¿Cinco qué?". Y el doctor dice: "Cuatro... Tres... Dos..." —los hombres comenzaron a reír ante el chiste del barman.
El rubio dirigió la mirada a la entrada, en donde estaba un hombre calvo junto a una mujer de cuerpo ancho.
—¿Las puedo ayudar? —pregunta.
—Eso espero —le responde Ajax, viendo como Angel entraba por detrás de la barra y examinaba cada cosa que había allí—. Entiendo que tú podrías indicarme dónde se encuentra un amigo mío. Se llama Wade Wilson.
Weasel proceso unos segundos lo que dijo—. Lo siento, pero no conozco ese nombre.
Francis le hizo una seña a la pelinegra, a lo que esta apartó al dueño del lugar y tomó la fotografía que estaba en el estante.
—Conozco a esta chica. —Le entregó la fotografía. Cuando Ajax la vio, sonrió.
—Debe ser Vanessa. He oído mucho de ti.
Angel tomó del cuello a Weasel, para después estrellarlo contra el mostrador. Eso hizo que todas las personas en el lugar sacaran sus armas y los apuntaran a los dos.
—Linda, ¿podrías voltear a ver? —alcanza decir el rubio con trabajo—. No es el lugar indicado para hacer algo así.
Francis lo pensó unos segundos, guardando la fotografía en su bolsillo.
—Tranquila, Angel. Baja al hombrecito. Ya tenemos todo lo que necesito —le hizo una seña para que salieran, a lo que ella obedeció de inmediato.
—¿Seguro? —murmura Weasel—. ¿No quieres ropa que no sea monocromática. Diviértanse en la función de noche de Blade II.
Peter se removió algo incómodo en la cama.
—Deja de moverte. —Le regaña Wade, intentando acomodarse.
—¡No quiero dormir contigo!
—Ven, durmamos de cucharita.
—¡No! ¡Aléjate!
—No te hagas el difícil...
Peter lo golpeó.
—Te odio, Deadpool...
—¡Sé que te refieres a amar!
Cuando el castaño por fin pudo cerrar sus ojos y comenzar a caer en los brazos de Morfeo, el teléfono de Wade comenzó a sonar.
—Debes estar bromeando. Llevas media hora fastidiándome y cuando por fin te quedaste tranquilo vienen a joder —el mercanario tomó aire sorprendido ante la mala palabra que dijo Peter.
—Juntarte conmigo te está haciendo mal —Wade tomó el teléfono y lo puso sobre su oreja luego de leer el nombre de su amigo Weasel—. ¿Holaaa?
—Wade, tenemos un maldito problema. —Se escuchó la voz del rubio al otro lado de la línea—. O más bien, el problema es tuyo.
Weasel y Peter aceleraron el paso para intentar caminar a la misma velocidad de Wade.
Este gruñe—. No puedo creer que haga esto. ¿Hay una palabra para medio temeroso y medio enojado?
—Sí. Temejado, supongo —murmura el castaño metiendo sus manos en su abrigo para mantenerlas calientes.
—¿Qué vas a decirle? —Cuestiona el rubio de lentes.
—Si no podías hablarle antes no te imagino ahora, que debes hacerlo obligatoriamente —dice Peter escuchando a Wade maldecir. El mayor abrió la puerta y pasaron los tres.
La música del club invadió los oídos de cada uno de ellos. Peter comenzó a buscar junto a Wade a Vanessa, intentando diferenciarla entre todas las mujeres en lencería que rondaban por allí ofreciéndoles de su servicio a los clientes.
—Hay que encontrarla antes de que ese idiota lo haga. —Avisa Wade.
—¿Estás seguro de que está aquí, Wade? —pregunta Weasel, dando unos pasos.
—Que siempre la estoy acosando, Weasel.
Wade y Peter comenzaron a caminar por el lugar, buscándola. Y por cada minuto que pasaba, Wade se alteraba cada vez más.
—¡Wade, Wade! Allí está —el mercenario se volteó al escuchar lo que dijo Peter. Miró la dirección que este señalaba y todo para él se paralizó por unos segundos—. Ve por ella.
Este comenzó a caminar hasta ella con lentitud. No recordaba la última vez que la había visto así de cerca, ni así vestida. La pelinegra traía puesto un vestido corto, con su cabello más largo de cómo lo recordaba cayendo por su espalda. Servía diversas bebidas para dárselas a los clientes y así recibir su paga.
Vanessa sintió la mirada de alguien a sus espaldas, por lo que se volteó por inercia y no encontró a nadie allí. Pues Wade se había ido lo más rápido que pudo al baño, aún no tenía el valor de hablarle.
Peter cubrió su rostro con la capucha de su chaqueta para que Vanessa no lo reconociera y corrió siguiendo a su mejor amigo. Al entrar, lo vio lavándose la cara para después mirarse al espejo.
—¡Soy un debilucho hijo de puta! —se grita a sí mismo.
—Venga, Wade. Tienes que controlarte. Esto no es por ti, esto es por Vanessa —el castaño palmeó su espalda—. Máximo esfuerzo, ¿no?
Este asiente frenéticamente—. Aquí vamos.
Vanessa se volteó al escuchar que alguien la llamaba. Se acercó al hombre y dejó algunas bebidas en la mesa para después anotarles lo que debían pagar.
—Oye, hay alguien que te busca por la puerta de atrás. Dijo que era tu ex-novio o algo así —la pelinegra se quedó paralizada en su lugar.
Lo más rápido que pudo, fue por su abrigo y corrió a la puerta trasera del lugar. Al abrirla y entrar al callejón, miró a los lados buscando a la persona a quien había estado esperando desde hace ya casi dos años.
Se adentró a la lluvia para buscar mejor, y al voltearse, pudo ver una silueta de un hombre recostado en la pared del establecimiento.
Sonrió un poco—. ¿Wade? —Dice Vanessa, recordando los preciosos momentos que vivió con Wade.
Pero, cuando el hombre de la silueta se acercó, su sonrisa se borró al ver a un hombre desconocido para ella.
—Dale gracias a Wade Wilson por esto.
Wade corrió alterado hasta Weasel, quien hablaba con algunas chicas en lencería sobre la barra.
—¡Weasel! Ya le he dado varias vueltas al lugar, ¿sabes dónde está?
—¡Wade! —Lo llamó Peter, intentando correr hacia él debido a las personas que habían en el lugar—. La vi salir por atrás.
Cuando ambos fueron hasta la puerta trasera, no encontraron a nadie en el callejón.
—No, no, no. Debe haber algo por aquí. —Peter suspiró viendo al mercenario buscar entre los charcos que la lluvia creaba, sintiendo como su cuerpo comenzaba a mojarse ya que la lluvia había aumentado.
La vista del mayor viajó hasta un pequeño monedero que estaba siendo cubierto por un charco de agua. Lo tomó con las manos temblorosas al reconocerlo.
Bernadette.
—Oh, no... —comenzó a desesperarse—. ¡Puto de...!
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