13. Encuentren a Sapphire
Alrededor de las 6 am. se asomó el resplandeciente sol de verano, ya faltaba cerca de un mes para que iniciara el Otoño y las hojas se tiñeran de castaño. Por suerte, aún era tiempo de disfrutar el bello paisaje y los agradables bosques de Hoenn. Claro, si tan solo pudiera disfrutar como ella tanto deseaba.
Ya llevaba una hora en pie, un poco melancólica contemplaba el amanecer junto al bello cantar de las aves pokémon, era difícil de imaginar que hace apenas unos días esa libertad de la que tanto amaba haya cesado.
De un problema surgía otro, concluyó Sapphire. Ya se cumplían tres días sin ver a sus compañeros y dentro de poco debía perfeccionar su habilidad para así cumplir con su misión.
- Con que la estatua de Zed en el fondo del océano podrá ser destruida si ataco con todo el poder que aún permanece en mí... - susurró a sí misma la castaña al mismo tiempo que miraba las palmas de sus manos. En la cumbre de un árbol recibía los primeros rayos del sol en sus orbes zafiros, su única compañía eran sus pokémons, que siempre demostraban su confianza y fidelidad a su entrenadora. Mientras su Wailord y Relicanth desconocían de su paradero, los 3 restantes apreciaban desde el suelo a la chica con pena en sus rostros.
Sapphire bajó del árbol con un salto limpio, aterrizando justo al frente de Toro, Dono y Rono. El trío se sorprendió unos segundos, para después suspirar aliviados.
- Bueno chicos hoy dependo de ustedes, especialmente de ti Rono, para perfeccionar el poder de Groudon... - dio media vuelta para apreciar varias esculturas creadas por ella misma a fin de practicar su habilidad, mala idea a decir verdad cada vez que observa su prototipo de Tropius confeccionado el día anterior. Era la mejor opción perder contacto con su compañero de vuelos por un tiempo, Ruby sabría cuidarlo bien.
- ¡Claro!
El tercer día daba inicio, y por supuesto para Sapphire aún le era difícil identificar si algún desconocido pisaba tierras cercanas, una suerte para Chris quien analizaba con cuidado a la adolescente. Utilizando una camiseta negra y calzas del mismo color comenzó a entrenar, el que fue su conjunto anterior quedó en sus manos incluyendo sus zapatillas ya que según ella era un regalo muy valioso. Que más daba. Lo importante era terminar con este asunto lo más pronto posible, y más si Yadira había regresado. Por desgracia, si debía mantener su ubicación en secreto no le quedaba de otra más que engañar a la chica seguida de los pokédex holders apenas se acercaran.
Las horas pasaron, en el hotel que hospedaba a ciertos jóvenes uno de ellos despertaba somnoliento. La noche anterior durmieron en conjunto dentro de una misma habitación, así que con cuidado de no golpear a alguno de sus compañeros se dirigió al baño. Realizó sus debidas necesidades y se encaminó al balcón del cuarto.
Según un reloj de pared, eran exactamente las 8:49 y la ciudad lucía bastante tranquila y pacífica para ser pleno Domingo. Bueno eso suponía hasta escuchar un impacto desde la primera planta. Exaltado este pokédex holder, miró hacia abajo para encontrar a la extraña chica en pie exponiendo su conjunto deportivo a la vez que entrenaba junto a su Infernape. Sonrió levemente y se encaminó a la cocina a preparar algo.
Los minutos transcurrieron, Yadira esquivaba los puños de su aliado sin dificultad, indicando a Flame la orden de aumentar su velocidad. Los reflejos de la castaña eran de admirar, por cada segundo que pasaba lograba acostumbrarse a la velocidad de los golpes y esquivarlos con mayor facilidad.
- ¡Yadira!
El puño que iba a su mejilla se detuvo, ambos giraron su rostro hacia la entrada del hotel para ver a una chica de coletas acercarse y portando en sus manos una pequeña bandeja. Crystal caminó hasta una banca y depositó la comida que preparó al par de luchadores.
- Espero no te incomode, yo también estoy acostumbrada a despertar temprano y noté su entrenamiento. Esperaba si me dejaban unirme...
- Pues - observó una gran cantidad de emparedados y comida pokémon en la bandeja con curiosidad, dudó unos momentos y accedió - que conste, no seré blanda porque nos hayas traído el desayuno.
- No hay problema, yo tampoco me contendré.
Lo que al inicio fue una batalla amistosa de Flame contra el equipo de Crystal, apenas Yadira notó esa grandiosa habilidad en las piernas de la peliazul la batalla cambió.
- ¿No se estarán excediendo? Crystal no está acostumbrada a defenserse con sus patadas.
- Supongo que puede funcionar, a todos nos serviría independizarnos de nuestros pokémons en algún momento.
- ¡Eso chica super seria! ¡Demuestra que tus patadas son una gran sufrimiento!
Emerald y Green giraron su rostro, para encontrar a un Gold con su cabello alborotado alentando a su compañera de región desde el balcón, con ese grito, ya todos estarían despiertos en menos de 3 minutos.
- ¡Eso chicas! ¡Se ven perfectas moviendo sus piernas!
- ¿Qué crees? ¿Le llega una zapatilla o una roca?
- Pues yo apuesto a la roca - se unió Silver, también con su cabello alborotado, a la nueva apuesta formulada por el rubio, punto para el pelirrojo pues una roca impactó perfectamente en el rostro de Gold.
Leves risas adornaban el ambiente para los recién despertados al notar la marca en el rostro del criador, aquella reacción hacia el azabache era de esperarse. Lentamente, Yadira comenzaba a ser más confiable.
Ya todos desayunados y renovados, fueron en busca de Red quien no traía nuevas noticias de la sanadora, pero al menos se le fue explicada el plan que estaban por realizar. Con provisiones listas, todos tomaron rumbo hacia los bosques con ayuda de pokémons voladores y guiados por Yadira quien saltaba de árbol en árbol junto a Flame. Eran las 12 del día cuando divisaron el bello campo de Ciudad Verdegal, su parada temporal.
- ¿No que no irías con nosotros?
- Pues resulta, - respondió al coordinador entregando una ración de agua a las flores del pueblo - que su amiga posee un pokémon bastante valioso para acabar con esto. Mi habilidad ya no me permite ir a las profundidades del mar como antes.
- ¿Relicanth? ¿y para qué lo necesitas? - mientras caminaban por el agradable pueblo, todos procedierona escuchar a la castaña.
- Agh... La razón de por qué tuve que viajar en el tiempo no se me explicó con detalles hasta hace unas semanas. En un sueño, recibí instrucciones de Mew junto con la ubicación de Zed y que cierto pokémon me ayudaría a llegar al paradero de ese idiota, hasta ahora el único Relicanth conocido le pertenece a Sapphire, y por supuesto, no servía de nada pedirte que lo llamaras. Sé con claridad que ese pokémon solo le obedece a la dueña.
Los pokedex holders se detuvieron a la entrada del bosque, comprendiendo ahora su objetivo principal; sin Sapphire no serían capaces de llegar al fondo del mar y acabar con el cuerpo petrificado del malvado.
- ¿Estás segura que no pueden llegar submarinos a esa ubicación? - preguntó esta vez Blue, estaba segura que Hoenn poseía una nave capaz de surmegirse grandes profundidades.
- Temo informar que no, una vez todo terminó el Team Mercury se disolvió por completo olvidando incluso que su líder cayó al mar y día a día descendió hasta llegar mucho más profundo que la cueva del origen. Además, intenté entrar a la guarida de ese equipo en busca de información adicional y llegué al mismo resultado; Sapphire debió quedarse con la habilidad de sumergirse en el mar. Mayor razón para convencerla de dejar sus jueguitos.
- Quizas debamos ir primero a esa guarida, puede servir buscar archivos o planes de eso de-
- La guarida del Team Mercury no es cualquier lugar como lo es del Team Magma o Aqua, en la ruta 131 inician los rápidos, que si un submarino cruza por ahí es más probable que impacte con una roca a que llegue a esa fortaleza con exactitud. Recuerdo la forma de llegar pero no aseguro que esa maquina llegue intacta. - interrumpió a Crystal sin titubear, las opción seguía siendo hallar a la chica salvaje. Resignados, no hubo de otra más que organizarse, Sapphire se hallaba por los alrededores y se dividieron en grupos pequeños decididos al azar, y si, el azar quería que Ruby y Yadira se fueran solos.
- ¿Todo en orden Ruby?
- Si Rald - respondió por cuarta vez a su pokégear - aún no he muerto y seguimos sin encontrarla, ¿qué tal ustedes?
- El equipo fantástico sigue sin encontrarla jijiji
- ¿Desde cuándo tenemos nombre? - Blue, Green y Silver conformaban el primer equipo, mientras Gold, Crystal y Emerald eran el segundo trío. Ruby guardó nuevamente su aparato y caminó apresurado hasta alcanzar a Yadira. El ambiente se había vuelto bastante tenso desde que Flame se adelantó en busca de pistas, logrando un silencio más que incómodo.
- Y... ¿Cómo estuvo tu viaje? - un poco dudoso, buscó la forma de crear un ambiente agradable, la chica bufó.
- Tranquilizate, creo que añadir tres años más me ayudó a madurar. Lo que pasó para ti hace unas semanas ya es cosa del pasad- - se detuvo de golpe cuando el coordinador se interpuso en su camino junto a un pokémon.
- ¿Madurar? ¿Tres años? Aún no confío del todo si nos dices la verdad - interrumpió Ruby en compañía de Nana mientras analizaban a Yadira, esbozó una media sonrisa.
- Es normal que desconfíes de mí al igual que los demás, ¿quién sabe si en realidad los quiero traicionar en el último momento? Por suerte, aún hay algo que me impulsa a luchar en contra de Zed - argumentó y dio un paso atrás, Nana gruñó, alerta a cada movimiento de la castaña.
Cerca de ahí, Sapphire trabajaba arduamente en su entrenamiento. No importaba lo eficaz que haya sido ese ataque, Chris lograba esquivar casa movimiento con destreza lo que la estaba hartando. De repente, un extraño escalofrío azotó su cuerpo provocando que su ataque se interrumpa, ya en el suelo recibió la ayuda de sus pokémons. La chica estaba mejorando.
- ¿qu-qué sucede? - dirigió su mirada al joven esperando la respuesta, este relajó sus musculos y fue a su encuentro.
- ¿Sientes algo extraño en el suelo? ¿Cómo si alguien estuviera cerca? - ofreció su mano, esta aceptó dudosa y de acuerdo a lo cuestionado por Chris procedió a cerrar sus ojos y concentrarse.
Por primera vez, además de sentir el flujo de los vientos y los olores del bosque, desde sus pies surgió un extraño cosquilleo, giró su rostro a distintos ángulos de su posición y en diversos sectores ese cosquilleo aumentaba.
- Sucede algo... mis pies...
- Sigue así, al fin estás aprendiendo a rastrear con ayuda de la tierra, Sapphire.
- Viene de distintas direcciones, pero todas son cercanas entre sí... - informó arrugando su frente, tomó una gran bocanada de aire y relajó su cuerpo. Pasados unos segundos ahora en su mente aparecían imágenes de diversos calzados, todos conocidos para la castaña. - ¡S-son ellos!
- ¿A quiénes te refieres?
- ¡Mis amigos! ¿¡Cómo me pudieron hallar!? - exclamó derrumbándose en el suelo, agarró su cabeza y comenzó a respirar agitadamente, no debían encontrarla de ninguna manera. Se detuvo al sentir el tacto de Chris en su hombro derecho, unas manos que no emanaban calidez.
- Escucha Sapphire, en realidad Chatot me alertó sobre esta situación pero anhelaba que tu lo descubrieras, tranquila, él buscará la forma de retrasarlos unos segundos. Si realmente deseas que no sean lastimados debes expresarlo directamente.
- Pero... ¿Cómo lograré eso? - Chris esbozó una sonrisa una vez se encontró con la mirada de Sapphire.
- Solo debes seguir al pie de la letra lo que te diré...
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