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Capítulo Dos

Eran días como los de hoy los que duplicaban el deseo de Jungkook de pelear profesionalmente y ganar lo suficiente para dejar su trabajo de día. Salir de un turno de veinticuatro horas era un infierno. Su ropa apestaba, estaba exhausto y el sol comenzaba a salir. A pesar de ser las siete de la mañana, todo lo que Jungkook deseaba era tomar una cerveza... bueno, y también una ducha. Se le escapó un gemido mientras se recostaba en el sofá y levantaba los pies sobre la mesa de café, estaba tan malditamente cansado que ninguna palabra era capaz de describirlo. Su teléfono sonó, sacándole un gruñido desde lo más profundo de su alma. Sacó el dispositivo listo para atacar a quienquiera que lo odiaba lo suficiente como para llamarlo en el momento en que había llegado a casa. Un número desconocido lo miraba fijamente desde la pantalla, y sus cejas se juntaron con confusión mientras respondía. — ¿Hola?

—Te llamé.

Al escuchar el tono suave pero mandón de Taehyung, el humor sombrío y el agotamiento de Jungkook desaparecieron, haciéndole reprimir una risita. —Así es, lo hiciste.

— ¿Eso significa que nos veremos esta noche?

—Hmmm —Murmuró Jungkook, fingiendo estar pensándolo—. Supongo que tendré que hacerlo, después de todo llamaste —Y eso que había estado preocupándose por si no volvería a saber del hermoso hotelero de nuevo. El bajo estruendo de una risa le acarició la oreja, y sus ojos se cerraron ante el sonido. Todo acerca de Taehyung era más que sexy.

— ¿Confías en mí esta vez para buscarte?

Jungkook no respondió de inmediato, le gustaba la idea de tener su propia forma de irse. Después de todo, no conocía a Taehyung. No realmente. Taehyung, con su dinero y poder, ya tenía la ventaja; todo lo que le quedaba a Jungkook era el poder de decirle que no.

—Tomaré tu silencio como una respuesta. ¿Qué tal si te doy una dirección y nos vemos alrededor de las ocho?

—Suena bien —dijo Jungkook, tratando de no demostrar su alivio. Necesitaba tiempo para dormir, y antes de que supiera lo que pasaba, su voz adquirió un tono seductor—. Me gusta tener el control.

Esa maldita risa sexy atravesó la línea telefónica una vez más, desafiando la capacidad de Jungkook para respirar correctamente. —No me opongo a entregarte las riendas por una noche, siempre y cuando pueda volver a verte.

— ¿Por qué hasta ahora? —Preguntó Jungkook antes de poder detenerse—. Después de haberme observado por seis meses —aclaró, en caso de que Taehyung no entendiera su pregunta.

—Porque estuve libre el fin de semana pasado —respondió Taehyung sin una sola pizca de validación en su voz; le gustaba cómo el hombre siempre era directo. Taehyung no se detuvo—. Es inusual para mí tener un fin de semana completo sin una sola reunión programada. Esperaba tener algo de tiempo a solas contigo. Me rechazaste, así que ahora hice más tiempo para ti.

A Jungkook le dolían las mejillas de tanto sonreír, tenía la sensación de que a Taehyung no le decían que no muy a menudo. El hombre necesitaba aprender que el mundo no funcionaba según su horario. —Para ser justos, no te rechacé por completo, te dije que deberías conocerme primero. Nunca se sabe, puede que una vez que lo hagas ya no quieras tener nada que ver conmigo.

—Es extraño —dijo Taehyung, sonando desconcertado—. Es casi como si quisieras que admitiera que quiero follarte y nada más, pero eso no es cierto. Si lo fuera, ya te habría tenido... ¿siempre eres así de difícil?

Jungkook se mordió el labio, tratando de ocultar su sonrisa a pesar de que Taehyung no podía verlo. El tipo estaba tan jodidamente seguro de sí mismo que resultaba casi abrumador. Afortunadamente, Jungkook amaba a los hombres seguros de sí mismos. Dejó caer los pies al suelo y se inclinó hacia delante, apoyando los codos sobre sus rodillas. —Cuando estés sentado a horcajadas sobre mis caderas, me dirás si valió la pena. Envíame un mensaje de texto con la dirección, allí estaré —Jungkook colgó sin darle tiempo a responder. Miró su teléfono, esperando, y Taehyung no lo decepcionó.

Taehyung: 400 puerto marítimo. A las 20:00.

Jungkook: Allí estaré.

Durante diez minutos completos, Jungkook miró al vacío mientras sostenía su teléfono. Desde ese beso, Taehyung había dominado todos sus pensamientos. El hombre ya había estado en su cabeza desde antes que el contacto lo volviera loco, pero ahora... mierda, no podía dejar de pensar en sus labios.

No estaba seguro de cuánto tiempo podría resistirse. Jungkook se echó hacia atrás, dejando caer la cabeza contra el respaldo del sofá y cerrando los ojos. Eran esencialmente desconocidos y sin duda no tenían nada en común. Una vez que Jungkook se diera por vencido y follaran, probablemente nunca más volvería a tener noticias sobre el sensual multimillonario, y un dolor se extendió por su pecho ante esa idea. Jungkook no había estado tan interesado en nadie en mucho tiempo. La vida se había sentido gris últimamente. Mundana. No estaba listo para volver a sentirse como que no había nada más que esperar.

Jungkook se desconectó de la depresión que intentaba abrirse camino en él. Desde que tenía memoria, había sufrido estados de ánimos sombríos e inexplicables; y en este momento, todo lo que quería tener en su cabeza era a Taehyung.

Demonios.

La autoconfianza del tipo era caliente como el infierno, y Jungkook nunca había conocido a nadie como él. Solo podía imaginarse como sería en la cama... ¿Sería un controlador o le gustaba ser dominado después de estar a cargo todo el día? Una sonrisa tiró de los labios de Jungkook. Era un poco loco lo mucho que deseaba someter a Taehyung a su voluntad. Jungkook siempre había sido una persona controladora, su necesidad de dominar lo había llevado por muchos caminos. Por eso luchaba, por una especie de liberación. Y también era esa una de las razones por las que estaba soltero, Jungkook era demasiado intenso para la mayoría de la gente. Pero Taehyung podría soportarlo, lo sentía en sus huesos.

Su cuerpo se agitó y Jungkook respiró profundamente. La palma de su mano se arrastró sobre sus jeans, acariciando. Esos ojos azules estaban en su cabeza, haciéndolo desesperarse. Necesitaba dormir o de lo contrario no valdría nada para cuando se encontrara con Taehyung en la noche. Su polla se sacudió y un gemido se elevó por su garganta... también necesitaba liberarse o más tarde terminaría lanzándose sobre Taehyung como un animal enloquecido. Jungkook ya estaba cansado de masturbarse, había estado soltero por demasiado tiempo y no estaba interesado en ninguno de sus conocidos. Sin pensarlo, se desabrochó los vaqueros; su erección creció en busca de su mano y Jungkook pasó saliva por ella.

Una imagen de Taehyung de rodillas cobró vida en su cabeza y su corazón se aceleró. Prácticamente podía sentir la boca caliente del hombre chupándolo. Se bajó la cremallera... y su teléfono vibró, matando la fantasía. Con un suspiro, lo revisó.

Yoongi: ¿Estás listo para una sesión de entrenamiento?

Jungkook bajó la mirada hacia su pene endurecido. Yoongi era un titular y entrenar con él siempre era un desafío; tal vez eso es lo que necesitaba: músculos doloridos y una mente vacía.

Jungkook: Sí. Dame quince.

Después de empujarse fuera del sofá, Jungkook dio cinco pasos antes de que su teléfono volviera a sonar. No se molestó en revisarlo hasta que llegó al dormitorio buscando su equipo de entrenamiento. Cuando abrió los mensajes, una sonrisa se extendió por su rostro al ver el nombre de Taehyung.

Taehyung: Duerme un poco.

Era como si el hombre lo mirara y supiera que Jungkook no tenía la intención de irse a la cama como debería hacerlo. Se mordió el labio inferior y reflexionó sobre su siguiente movimiento. Al final no pudo resistirse y envió un mensaje de texto para Taehyung.

Jungkook: No te preocupes. Descansaré lo suficiente para lo que sea que tengas reservado para mí.

No apartó la mirada de su teléfono, porque no quería perderse ni un momento de la respuesta de Taehyung. El hombre no lo hizo esperar demasiado.

Taehyung: No estoy preocupado por eso. Has tenido una larga noche. Vete a la cama.

Jungkook: Pronto.

Con un movimiento de cabeza, Jungkook arrojó su teléfono a un lado. Una parte de él quería irritarse porque le dijeran que hacer, pero la otra parte se estaba deleitando con la preocupación de Taehyung. Eso significaba que el hombre quería más de él que solo sexo, ¿verdad? Esa pregunta lo estaba volviendo loco. No fue hasta que se hallaba a medio camino del gimnasio, que surgió otra pregunta: ¿Cómo es que Taehyung sabía que había tenido una larga noche?


──── ∗ ⋅✧⋅ ∗ ────


El timbre sonó, resonando por toda la casa y Taehyung ya estaba de camino a la puerta antes de que Jungkook tocara de nuevo. Seguridad ya le había avisado antes de que Jungkook siquiera irrumpiera en su propiedad. Cuando la puerta se abrió y Taehyung se encontró con él, su mente quedó en blanco. Jungkook se había apartado el cabello del rostro, aun así, una hebra caía sobre sus ojos para el momento en que la puerta se había abierto. Taehyung sentía miedo de sí mismo en esos momentos, Jungkook debería estar asustado. No había nada a lo que Taehyung no estuviera dispuesto a hundir con tal de tener lo que quisiera; y considerando lo mucho que anhelaba a Jungkook, no había escusa alguna para que el hombre no saliera huyendo por su vida.

—Creo que apenas y escapé de un registro de orificios cuando pasé por seguridad —Dijo Jungkook, omitiendo los saludos.

Taehyung mantuvo su tono igual de suave. —No has escapado de eso, les dije que personalmente te registraría más tarde.

Incluso los ojos de Jungkook sonrieron mientras sus labios se curvaban en las comisuras. —Este lugar es impresionante.

Dado que la mirada de Jungkook nunca se apartó de su rostro, Taehyung no tenía idea de cómo sabría eso. Se hizo a un lado y lo dejó entrar. — Perdón por la locura de la seguridad, la próxima vez ya te conocerán y será mucho más fácil.

—Estás muy seguro de que habrá una próxima vez —La voz de Jungkook era un ronroneo bajo cuando pasó junto a Taehyung, lo que lo obligó a respirar hondo y controlar su necesidad de acelerar el juego.

Taehyung cerró la puerta. — ¿Te gustaría un recorrido? —Antes de que la pregunta abandonara por completo sus labios, Taehyung se encontró empujado contra la puerta principal ya cerrada. El gran cuerpo de Jungkook lo tenía inmovilizado contra la fría madera y mientras le sostenía la mandíbula con fuerza, cubrió la boca de Taehyung con la suya.

Su corazón palpitó en su pecho, apenas podía respirar bajo ese ataque.

La lengua del hombre se deslizó por su labio inferior y Taehyung no dudó en dejarlo entrar. Mierda. El beso de Jungkook era mucho mejor de lo que jamás imaginó, no se comparaba con el último beso. Es era...

maldita sea, no quería que se detuviera nunca, pero terminó tan rápido como empezó.

Jungkook se apartó. —Voy a tomar ese recorrido ahora mismo.

Taehyung no iba a aguantar, a este chico le gustaba empezar la mierda. Después de sujetarle la camiseta, jaló del hombre y tomó el control. Con el labio inferior de Jungkook entre sus dientes, Taehyung masajeó la erección a través de los jeans. Una vez que el rugido de satisfacción pasó por encima de la excitación de Jungkook, Taehyung se permitió un momento para impresionarse ante el grosos. Se apartó de él de un empujón y lo rodeó. — ¿Te gustaría empezar con la parte de abajo o el piso superior?

—Estoy a tu merced.

Sí. Lo estaba. Jungkook simplemente no sabía todavía cuán ciertas eran

sus palabras. En lugar de responder, Taehyung lo guió por la casa, mostrándole primero el último piso. —No vengo por aquí muy a menudo, para ser honesto —dijo mientras avanzaban por el escalón superior. Jungkook estaba tan cerca que Taehyung podía sentir el calor que irradiaba la piel del hombre, nunca había sido tan consciente de otra persona en su vida—. La mitad de las habitaciones están vacías — Se le escapó una suave risa ante la admisión—. Compré la casa por su ubicación, no por su tamaño —Encendió un juego de luces que iluminaban el balcón del tercer piso, con vista al océano y condujo a Jungkook afuera—. Probablemente no me creas, pero hubiera sido igual de feliz con una choza de una habitación siempre que tuviera esta vista.

El viento alborotó el cabello de Jungkook mientras observaba el océano, y Taehyung luchó contra el impulso de tocarlo. Jungkook no parecía un hombre que necesitara a nadie, ese era un pensamiento que tenía a Taehyung dispuesto a hacer todo lo posible para que dependiera de él. Los sensuales labios de Jungkook se levantaron en las comisuras mientras su mirada se dirigía hacia él. —No digo que no te crea, ya que esta es una vista increíble, pero no puedo imaginarte en una choza de una sola habitación. ¿Alguna vez has estado siquiera en algo que tenga una sola habitación?

El cabello de Taehyung voló sobre su rostro cuando giró la cabeza, y rápidamente lo empujó detrás de su oreja. —Te sorprenderías.

La sonrisa de Jungkook se desvaneció, su expresión tornándose seria. —Me encantaría escuchar esa historia.

—Tal vez si sigues viniendo, te lo contaré.

Con un movimiento de cabeza, Jungkook apoyó el codo en la baranda del balcón y miró a Taehyung. —No me estás poniendo fácil eso de conocerte.

El comentario dio en el blanco. Taehyung dirigió su mirada a las olas que se rompían y apoyó las manos contra la barandilla justo al lado de las de Jungkook. Lo más probable es que después de saber algo de él, a Jungkook no le gustaría tanto Taehyung. La cosa es, que él no estaba jugando, quería que este hombre lo conociera. Al verdadero él. Dejó que algo de su acento ruso se asomara, desechando años de cuidadosa práctica. —Al crecer, no teníamos nada. Pasé muchos días haciendo colas para pedir comida, rezando para que no nos muriéramos de hambre.

El calor de Jungkook presionó más cerca. — ¿Y cómo fue que terminaste aquí? ¿Con todo esto?

Taehyung volvió la cabeza y sostuvo su hermosa mirada. —Usando mis puños. De la misma manera en que tú lo harás. Una sonrisa tímida, una que Taehyung nunca había visto antes, tocó los labios de Jungkook. —Ya te lo dije, no soy un showman y está bien. No hay nada de malo en pelear en tus casinos. ¿Ya cenaste? —Preguntó, obviamente incómodo con el tema de conversación girando hacia él.

Taehyung lo encerró, apoyando las palmas de las manos sobre la barandilla a ambos lados del cuerpo de Jungkook. Dado que el hombre solo era unos ocho centímetros más alto, no tuvo que inclinar mucho la barbilla para sostenerle la mirada. No iba a dejar que Jungkook se le escapara. —Estás exhausto. ¿No dormiste como te lo sugerí? —Me lo ordenaste.

Taehyung se encogió de hombros. —Es la misma cosa. Veo que no seguiste mi consejo. ¿Tampoco has comido?

La boca de Jungkook se torció en una esquina, como si las preguntas de Taehyung lo divirtieran. — ¿Cómo supiste que trabajé en un turno de veinticuatro horas?

—Siempre asume que lo sé todo, de esa manera será menos probable que te vuelvas locos —Respondió Taehyung sin responder realmente.

—Si lo sabes todo, ¿qué es lo que deseo ahora mismo?

Una risa inesperada se elevó por su garganta y dio un paso atrás. — Alcohol. Vamos, te prepararé un trago.

—Esto es jodidamente extraño —se quejó Jungkook, siguiéndole los talones mientras bajaban las escaleras.

Taehyung lo llevó al interior de su oficina mientras ocultaba una sonrisa. Le indicó a Jungkook que se sentara en el gran sofá de cuero que cubría una pared entera mientras se dirigía al bar en la esquina. No importa cuánto lo intentara, no podía dejar de inspeccionar cada reacción de Jungkook a cada cosa nueva. El hombre se hundió en el caro cuero y miró hacia el sofá como si estuviera confundido por la pieza en sí, antes de tocarla varias veces.

—Santo cielo, este debe ser el mejor sofá que he visto. ¿Qué tipo de cuero es este?

Taehyung se sirvió unos centímetros de vodka en un vaso y se lo bebió antes de responder. —No tengo ni idea, todo lo que hice fue decirle al diseñador que no me defraudara y hacerle un cheque —Bebió otro vaso, saboreando la sensación de quemadura antes de llenar uno para Jungkook.

— ¿Es aquí en donde pasas la mayor parte de tu tiempo? — Preguntó Jungkook mientras que Taehyung cruzaba la habitación.

—Lamentablemente no. Paso la mayor parte de mi tiempo en uno de los hoteles, lidiando con cualquier mierda que esté sucediendo durante el día.

—No suenas muy feliz cada vez que pregunto algo acerca de tu vida —Aclaró Jungkook, como si Taehyung no lo entendiera. Él deseó no haber sentido ese reclamo hasta los huesos.

—Estoy feliz en este momento —Taehyung no podría haber detenido esa confesión ni aunque lo hubiese intentado. Amaba la forma en que la mirada de Jungkook recorría su cuerpo, como si fuera a convertirse en la siguiente comida del hombre. De hecho, esa mirada fue lo que hizo que Taehyung dejara los vasos de ambos a un lado.

Jungkook le había dicho que podría definir si valdría la pena una vez que estuviera a horcajadas sobre él, así que sin una palabra más, apoyó primero una rodilla y luego la otra en el sofá, hasta quedar de frente a Jungkook en su regazo. Él no lo empujó. Más bien, sus brazos lo rodearon acercándolo más a su cuerpo. Las palmas de las manos de Jungkook se deslizaron por la espalda de Taehyung, y a instancias, él se acercó lo más que pudo hasta que sus labios rozaron el caparazón de la oreja de Jungkook.

—Estoy a horcajadas sobre tus caderas.

— ¿Y valgo la pena? —preguntó Jungkook antes de besarle el hombro.

Escalofríos se elevaron a través de la piel de Taehyung. Su pene se agitó por el hambre que Jungkook le provocaba. —No tienes idea —Estaba seguro de que el hombre estaba por encima de todos los demás y que no había nada que Taehyung no estuviera dispuesto a hacer para conquistarlo.

Jungkook se movía más rápido que nadie a quién Taehyung hubiera conocido antes. En un instante, los movió a ambos y tenía a Taehyung atrapado bajo él en el sofá. Le cubrió la boca y cortó el oxígeno mientras entraba en ella a la fuerza. El toque de Jungkook se suavizó cuando sus lenguas se encontraron. Le rozó la mandíbula mientras exploraba la boca de Taehyung, jamás se había sentido más impresionado por otra persona. Jungkook era autoritario, su peso lo mantenía inmovilizado, sin embargo, su toque era suave... cosa que hacía que Taehyung quisiera ponerse a rogar. Ansiaba la dureza que siempre, prometía con su mirada, la autoridad que había visto escondido detrás de las sonrisas juguetonas de Jungkook.

—Deja de contenerte —suplicó Taehyung contra los labios del hombre.

Una risa baja vibró alrededor de sus lenguas entrelazadas cuando Jungkook profundizó su beso. Taehyung reprimió un gruñido, se estaba volviendo loco. Se consideraba un adulto que no tenía motivos para jugar, le gustaba lo que le gustaba y deseaba lo que deseaba. Sin vergüenzas.

Los dientes de Jungkook se hundieron en su labio inferior antes de rasparle la barbilla y seguir por su cuello. —No tienes paciencia —dijo contra la garganta de Taehyung. Su mano se movió lentamente por su cuerpo—. Todo lo que necesitas hacer es relajarte, no me iré a ningún lado.

No iría a ningún lado, ni siquiera seguiría adelante y eso era exactamente lo que Taehyung temía. —No me sorprende encontrarme a tu merced.

Jungkook no pareció molesto por la observación y apenas se detuvo para responder. — ¿Y eso por qué?

— ¿El por qué no estoy sorprendido o por qué estoy a tu merced?

Sin dudarlo, la mano de Jungkook se abrió camino debajo de la camisa de Taehyung, acariciándole el estómago. — ¿Por qué no te sorprende?

—Porque siempre ganas —Respondió, acariciando cada centímetro de Jungkook que pudiera alcanzar.

Él se quedó inmóvil. Su sexy mirada miel encontrándose con la de Taehyung. — ¿Qué?

—Te he estado observando durante meses —A Taehyung no le importaba si Jungkook sabía lo loco que estaba. Eventualmente iba a descubrirlo de cualquier forma—. Siempre ganas, y esto parece que no es diferente.

La expresión de Jungkook se volvió divertida. —No siempre gano. De hecho, a la vida le encanta patearme, especialmente cuando estoy en el suelo.

Taehyung le acarició los brazos, saboreando las líneas duras y los valles profundos. —Nunca lo he visto.

—Quédate y lo harás —Dijo Jungkook, regresando a morderle la garganta.

No si Taehyung tenía voz en eso. No permitiría que nada malo lo tocara nunca más.

Jungkook empujó la camiseta de Taehyung hacia arriba y el aire frío le rozó el estómago. —Maldita sea —Lo oyó susurrar—. Tu cuerpo es jodidamente asombroso. ¿En qué tipo de lucha dijiste que participaste?

Taehyung se retorció debajo de él. —En peleas callejeras, pero no por mucho tiempo. ¿Por qué todavía hablas con tanta sensatez?

Sin responder, Jungkook se deslizó más abajo. Su lengua encontró los abdominales de Taehyung, y antes de que tuviera tiempo de hacer algo más que tragarse un siseo, había regresado arriba y le mordía el labio inferior. —Mierda, ya estaba excitado antes de descubrir lo que escondías debajo de tu ropa. Ahora, ni siquiera sé qué pensar, eres demasiado hermoso como para que te follen en un sofá.

La frustración era real y él estaba listo para ponerse a gritar. Nunca había conocido a alguien que lo provocara tanto en su vida, y Taehyung no era del tipo que pedía permiso. Lo empujó hasta dejarlo sentado y luego se dejó caer de rodillas a los pies de Jungkook. —Soy capaz de elegir donde jugar —Le sostuvo la mirada mientras abría los jeans del hombre y liberaba su erección.

Se le hizo agua la boca cuando la suave piel de la polla de Jungkook llenó su palma. Jungkook no luchó, de hecho, se veía más excitado de lo que cualquier hombre debería estar por eso. Lo miraba sin pestañear, y Taehyung no quiso decepcionarlo. Acarició y los labios de Jungkook se separaron mientras que un rubor cubría sus mejillas. Todos los pensamientos dispuestos para discutir, parecía que habían desaparecido.

—Veía la forma en que me mirabas cuando salías de la jaula estos últimos meses. Siempre me has querido así —Se burló—. Sobre mis rodillas —Lamió el eje lentamente, mientras que Jungkook sostenía su mirada—. ¿Te pajeas en la ducha imaginándome de esa forma? — Taehyung le masajeó la polla, atormentándolo con el ritmo perfecto para obtener resultados rápidos—. ¿O te escondes debajo de tus sabanas, acariciando tu pene y follando tus juguetes mientras canturreas mi nombre?

La respiración de Jungkook se volvió laboriosa. Sus caderas se levantaron mientras corría hacia el orgasmo que prometía el bombeo rápido de la mano de Taehyung. Cambiando de posición, Taehyung se movió hacia arriba. Mantuvo un ritmo constante, masturbando la polla de Jungkook mientras provocaba al hombre con besos y succiones. Taehyung le mordisqueó el lóbulo de la oreja antes de repasar el caparazón con la punta de la lengua. —Puedo sentir lo cerca que estás. Te encanta cómo se siente mi palma tirando de tu dura polla. ¿Preferirías mi lengua? ¿O tal vez prefieras estar dentro de mi culo? Caliente y ajustado. Ordeñándote mientras me corro.

Los músculos de Jungkook se tensaron y su cuerpo se sacudió. Taehyung tomó medidas drásticas sobre la polla del hombre, deteniendo la descarga antes de que pudiera derramar una gota y robando el placer de Jungkook en el último momento. El grito de dolor que salió de sus labios fue como música para los oídos de Taehyung. Se sentía celoso, pero, cuando llegara el momento de dejarlo correrse, su orgasmo sería tan fuerte que lo agotaría por el resto de la noche. Taehyung no se había sentido de esta forma en años, le encantaba saber que podía hacer volar a Jungkook.

Lo hizo callar mientras besaba un camino por el cuerpo del hombre y se volvía a poner de rodillas. Instó a que perdiera los pantalones y una vez que estuvo desnudo de la cintura para abajo, Taehyung deslizó la lengua por la coronilla de Jungkook antes de comenzar a bombear su polla otra vez, atormentándolo con sus palabras. —Quiero que me folles la boca como si quisieras destrozarme el culo, Jungkook. Esta vez, te dejaré correrte siempre y cuando no te contengas. No te preocupes, puedo soportarlo. Muéstrame lo mucho que me deseas.

La mirada llena de ira de Jungkook sostuvo la de él mientras enterraba los dedos en el cabello de Taehyung y tiraba, forzándole la boca sobre su pene. —Eso es —Elogió Jungkook embistiendo en su boca y golpeando la parte posterior de su garganta con una fuerza magulladora—. Chupa más fuerte, Taehyung. Trágalo.

Obedeció cada orden porque conocía la verdad, aunque él estaba de rodillas, era quién estaba realmente a cargo. En ese momento era el dueño de Jungkook. Y Jungkook haría cualquier cosa por él siempre y cuando Taehyung le diera libertad.

—Jesús, eres increíble —dijo Jungkook, sonando desesperado mientras le follaba abiertamente la garganta. Echó la cabeza hacia atrás, enseñando los dientes mientras se esforzaba por llegar a su liberación. Taehyung le separó aún más las rodillas y empujó dos dedos dentro del trasero de Jungkook, tocándolo mientras chupaba. Saliva corría por su erección, empapándole las pelotas y el ano, facilitando la entrada. Todo estaba empapado, incluido el sofá bajo el trasero de Jungkook. Curvó los dos dedos dentro, buscando el punto que lo volvería loco y masajeó en cuanto lo encontró. Un Fuerte gemido llenó la habitación. Presemen empapaba la ropa interior de Taehyung, la lujuria que sentía era casi paralizante.

Un grito salió de Jungkook mientras que semen caliente llenaba la boca de Taehyung. El líquido rodó por su barbilla mientras se ahogaba. Tragó lo más rápido que pudo, pero dejó que la descarga de Jungkook se acumulara, forzando múltiples orgasmos en el hombre a la vez. No pudo tragarlo todo, así que lo dejó fluir, cubriéndole el regazo.

En un movimiento inesperado, la mano de Jungkook encontró la garganta de Taehyung. Apretó y lo hizo levantarse del suelo hasta que Taehyung quedó tendido sobre su pecho. El desorden entre ellos empapaba su ropa mientras que la lengua de Jungkook llenaba su boca.

Lamió y chupó como si estuviera buscando cada gota persistente de semen en la lengua de Taehyung. Él jamás había estado más excitado en su vida. Los dientes del hombre se hundieron en su labio inferior con la fuerza suficiente como para hacerlo probar el sabor de la sangre. Su polla se sacudió, goteando en sus pantalones. Apenas podía respirar por la lujuria.

Jungkook nunca soltó su agarre de la garganta de Taehyung. El movimiento no era asfixiante, pero Jungkook le estaba haciendo saber quién tenía el control. Se apartó lo suficiente como para encontrarse en una mirada. Los ojos del hombre nadaban en un deseo oscuro, en ese

momento era peligroso. —Cuando te folle haré que duela, pero aun así vas a rogarme por más.

Taehyung se tragó el gemido que subía por su garganta. Eso era lo que quería. Ansiaba el dolor.

—Límpiate —dijo Jungkook, acariciándole la cara y el cuello mientras lo observaba como si fuera a lastimarlo en cualquier instante—. Saldremos.

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