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Capítulo 7: "La marca (primera parte)"

Luke

Camino con cuidado por las calles, no deseo hacer nada, no quiero pensar ni respirar. Estoy viendo todo lo que me rodea y con cada paso que doy puedo sentir que asesino a las plantas y lo que piso.

Quiero respirar hondo y aguantar todo lo que pueda para, de ese modo, llegar a ser alguien en esta vida de infierno.

Al llegar a mi casa, camino unos pequeños pasos para dirigirme al sofá, cuando llego me lanzo cómodamente pensando en lo sucedido anteriormente.

No entiendo la razón por la que no me puedo quitar de la cabeza a Rubby, deseo hacer lo posible para olvidar, pero no puedo. Todo lo que pienso me recuerda a ella, es algo diferente.

Es un nuevo día, un nuevo sentimiento, un inicio. Algo que explorar, algo que palpita por vivir. Ya no tengo que esperar más tiempo para lograr vivir esa vida, ya que estoy aquí y dispuesto a vivirla.  

Un viento terrorífico se levanta de la nada, produce que me olvide de mis pensamientos y me concentre en el sonido peculiar que produce al chocar con las cosas. El sonido del aire es mágico.

Una pequeña sonrisa ladina se dibuja sobre mis labios pensando y reviviendo cada momento del beso. Jamás había hecho tal cosa, quizás a ella no le gustó, jamás lo sabré o tal vez, solo tal vez, si le haya gustado. Solo espero que así sea.

Simplemente estoy viviendo algo que no debería de haber vivido, al menos, eso es lo que me dicen los expertos en la materia sobrenatural de la vida. Como siempre elijo hacer las cosas que se me dan la gana hacer y es por eso que hice lo que hice. Suena alguna clase de excusa, no puedo negar eso, pero no lo es.

No me doy cuenta de lo que hago, bueno, del mal que una acción sin pasarla se puede volver el fin del mundo.  Nunca es mi intención hacer este tipo de cosas, pero siempre salgo metido en la misma bolsa, supongo que es por ser el hijo de Lucifer.

No es justo que me hagan sentir que todo es mi culpa, yo nunca elegí a mis padres, pero son los que tengo. Las personas tendrían que darse cuenta de eso, pero no lo hacen, solo tratan de echarme la culpa de todo. Nada de eso es justo, ¿o sí?

El sufrimiento de mi ser se mantiene oportuno, pero trato de hacer todo lo posible para no caer. No quiero caer, no deseo morir en las manos de alguien que no conozco.

Soy una persona no una cosa, quiero que la gente se dé cuenta de las cosas que trato de hacer, quiero ser un ser diferente y mantenerme capaz de hacer lo que yo quiero, pero sin herir a nadie. 

Quiero mantenerme alejado de la gente que piensa que soy malo, pero no puedo hacer nada de lo que puedo pensar. No quiero lastimar a la gente, no deseo hacer el mal, pero para muchos seres eso está en mi sangre, yo no lo creo.

No creo que la maldad esté corriendo por mis venas, pero no estoy muy seguro de eso, con cada movimiento que hago, creo que me demuestro a mí mismo que estoy equivocado y que realmente hay maldad en mi ser.

Me quedo completamente dormido sin dejar de pensar en todo lo sucedido. No lo entiendo y eso que trato de pensar como los seres que han arruinado mi vida, ya que es muy cierto.

¿Por qué no puedo dejar de pensar en todo lo que me está pasando? Quiero un momento de paz, deseo que toda la vida se detenga, quiero coordinar lo que hago para no volver a herir a nadie.

—Hola, Luke.

Dice Jenna con una sonrisa sobre sus labios, esos labios que posee. No comprendo cómo aquella mujer tiene el valor de aparecer misteriosamente en mi casa, aquello no es posible y es mucho más imposible de creer.

Me quedo completamente estupefacto pensando el por qué de todo lo que sucede al mí alrededor. Nunca me ha pasado algo similar y tengo un poco de miedo al reaccionar en lo que pueda suceder si lo hago y lo hago mal.

Yo soy Luke y no debo estar pensando en dos o en una mujer que no me importa, esas cosas tontas y humanas que justamente eso son, son cosas mundanas que no debería de pensar, ya que yo no soy uno de ellos.

Evidentemente, hay una razón por la cual ella está allí.

—¿Qué haces aquí, Jenna? —Dejo de pensar en el beso para pensar ahora si pensar en Jenna.

«¿Por qué estarás aquí?» Pienso en mis adentros con el ceño más que fruncido.

Mi sonrisa desaparece misteriosamente para cambiarla por un ceño completamente fruncido. Enojado y sin explicación alguna, así es como me siento en este momento.

—Nada, solo vine... ¿Algún problema con eso?

Jenna alza una ceja y me mira fijamente a los ojos con una pequeña sonrisa sobre su rostro para acercarse lentamente hacia mí, hasta llegar a una distancia razonable.

Mi ceño se frunce aún más de lo que ya está y niego.

—Aléjate, ¿Qué haces? —Frunzo el ceño y con lentitud comienzo a retroceder.

Puedo sentir como Rubby en aquel momento, ya que había hecho exactamente lo mismo que ella me había hecho hace tan solo unos pocos segundos atrás.

Veo como Jenna imita mi accionar acercándose con rapidez hacia mí.

—¿Te asusta? —Siento como ella me toma del mentón con una sonrisa que se dibuja sobre sus labios.

—No, vete, por favor.

—Ay, Luke. Tienes miedo de mí.

—No, pero quiero que te vayas. —murmuro diciendo aquellas simples palabras.

Muevo mi rostro de las manos de Jenna con una mueca de repudio en mi rostro que no se puede evitar notar.

—Espera un momento. —Frunce el ceño al notar mi rostro de repudio ante su accionar, se acerca nuevamente a mí y toma mi rostro nuevamente.

Los ojos de Jenna se fijan sobre una pequeña marca en la comisura de mis labios.

—Tienes la marca... la marca, llegué tarde.

Ladeo la cabeza como nunca antes al oír lo que sale de sus labios, ya que no lo logro comprender.

No entiendo de lo que ella me está hablando, pero lo único que sé es que está un poco loca por todo lo que debe estar sucediendo.

—¿De qué hablas? ¿La marca?

—La marca de un Dios...

Definitivamente, Jenna está más loca de lo que me había imaginado, pero ahora cómo voy a cambiar su locura por algo bueno.

Mi primera idea es justo eso, lograr cambiar a Jenna, pero creo que ya eso es imposible. No está cuerda, sueña con cosas que no sé.

—¿La marca de un Dios?

—Sí. Alguien te besó o tú...

Me quedo pensando en lo que me dice, el beso de Rubby.

Ahora entiendo todo lo que está pasando, la razón por la que sus padres se enojaron con ella y ahora Jenna está completamente enojada conmigo.

—No, jamás.

Todo comienza a tener un poco de sentido, pero… ¿Y ahora qué?

—Sé que me mientes.

¿Por qué ella tiene que saberlo todo? No me agrada no poder tener secretos para mí mismo. ¿Tan difícil es eso?

—No, no te miento en lo absoluto.

Jenna me miró fijamente a los ojos con su ceño completamente fruncido. Evidentemente estaba realmente enojada, ya que su mirada lo decía todo.

—¿Tienes la decencia de mentirme en la cara? —Me pregunta haciendo cálculos mentales de lo que le estoy diciendo.

—Bien... sí, te mentí. Sí besé a alguien.

—¿La hija de la hermana de Dios? ¿La hija de la Oscuridad?

Bajo mi rostro sin saber qué decir, pero luego elevo la mirada y la miro fijamente a los ojos. No tengo nada que ocultar, me gustó haberla besado, no es justo que ahora tenga que mentir por miedo.

—¿Cómo lo sabes?

—Porque veo oscuridad en la marca.

Al escuchar lo que sale de sus labios me quedo completamente estupefacto. No sé qué le pueda decir para calmarla, creo que no puedo hacer nada para cambiar lo sucedido.

Es más, no pienso cambiar nada, fui y soy bastante feliz por ese beso.

—¿Sus padres y las personas sobrenaturales también pueden ver la marca?

Jenna asiente con la cabeza tan solo una vez.

Me siento completamente perdido ante aquella revelación.

No es justamente lo que espero, pero… debo afrontar lo sucedido.

—Así es. Me gustaría ver esa marca o tenerla... lastima que llegué demasiado tarde —Comenta la joven con una pequeña sonrisa sobre sus labios.

Me quedo pensando en lo que podría haber sucedido con Jenna si hubiera llegado a tiempo. Tengo un poco de miedo al comenzar a unir las piezas, creo que lo que pasó está bien, no me hubiera gustado un fin del mundo por un beso que no es para Jenna.

—Sí, llegaste dos segundos tarde.

—¿Dónde está el portal?

—No te lo diré. —respondo con seguridad.

—No hace falta que me lo digas.

Jenna se acerca a mí, tomándome de las mejillas aspirando así la información requerida, al obtener la dicha se dirige al ropero y se teletransporta hacia la habitación de la joven Rubby.

No tarda mucho tiempo en llagar, lo puedo sentir dentro de mi interior.

Me siento completamente inútil, ya que no puedo hacer nada para impedir lo que aquella mujer le podría llegar hacer a Rubby.

Claro que no quiero que Rubby salga herida y mucho menos por mi culpa, creo que no podría seguir viviendo sabiendo que le pasó algo malo por mi culpa.

Ella es una joven muy buena con la gente que conoce, no merece morir ni mucho menos.

Rubby tiene que vivir hasta el final de los tiempos, es la única que lo merece. Se merece más que el Cielo, no puedo dejarla partir tan joven y sabia a ese mundo celestial, no tiene que marcharse.

Rubby…

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