#Dreizehn
Su voz llega llena de burla a mis oídos y aun así no me queda de otra mas que obedecer, odiaba las malditas mordidas de alfa.
- Si cariño, eres muy buena chica -sonrió socarronamente dándole una palmadita en la cabeza- ¿en que utilizas el dinero que tu alfa te dio? -pregunto recargándose sobre la palma de su mano, sin embargo la omega se negó a emitir palabra- no quiero que esto sea difícil bebé, tu alfa se preocupa, así que contéstame-
- Estoy ahorrando y utilizándolo en necesidades básicas-respondió sin poder evitarlo, sus manos comenzaron a temblar y sin poder evitarlo todo su cuerpo lo siguió-
- Pobre de mi bebé ¿Necesitas más dinero? -dijo y del cajón a su lado sacó tres sobres dorados, pasandolos frente a sus ojos sonrió con burla-
- Si... -contestó a regañadientes-
- Debes ganarlos -dijo con una mueca de satisfacción abriendo las piernas-
- Trabajaré horas extra por ello señora -trago saliva sabiendo perfectamente a que se refería con sus gestos-
- Tu sueldo se triplica cuando te portas bien, ya deberías saberlo -guardando los sopbre de nuevo volvió a hablar- dorado de excelente, plateado de bueno y blanco simple -volviendo a recargar su cabeza en su brazo la miró fijamente-
El aire se tornó denso en la oficina y en un momento que no sabía cómo descifrar se encontraba acorralada contra el vidrio, parecía fuera de si, sus ojos ahora eran completamente azules.
- No me gusta que te reveles omega -la voz demandante que usó la puso a temblar de nuevo contra el cristal- quiero algo y tu lo tienes -paso lentamente su dedo por su estomago sin despegar la mirada de la suya-
Su mano entró por debajo de su falda y la levanto para hacer a un lado sus bragas, un escalofrío recorrió su columna vertebral ante eso. Primero introdujo un dedo y lo movió suavemente, mientras la omega contenía la respiración permaneciendo quieta.
Se llevó una sorpresa la observar que uno de sus ojos se tornaba café de golpe.
- No creo que sea tiempo de esto -la soltó de golpe- largate, ¡largate! -comenzó a gritarle mientras retrocedía, apenas tomó distancia la omega bajo su falda y casi corrió a la puerta- ¡déjame tranquila! ¡No quiero esto! -abriendo la puerta con brusquedad sintió la mirada de la alfa posarse en su espalda y antes de siquiera dejar que la tocara corrió en dirección al elevador-
- ¡Ayúdame omega! -escucho su grito cuando entró al elevador, sintió todo su cuerpo estremecerse de pies a cabeza-
No podía con eso ella sola, necesitaba llamar a seguridad.
No me dejes... No estoy lista para estar sola...
(...)
¡Huye! ¡Corre por tu vida! - la voz me impulsa a correr-
Pero en esta habitación solo estamos ella y yo, no puedo ir demasiado lejos.
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