Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 65: Puede estar muerto en una cuneta

Había sido divertido criticar a Dean a más no poder. Ginny se había desahogado bastante y con eso había vuelto a estar medianamente normal con Dean, que se había disculpado por reírse de la bludger que le había dado Harry. Atria no iba a admitir que había ayudado a la disculpa de Dean utilizando más de uno de los productos de Sortilegios Weasley que llevaba en el baúl. Y sobre McLaggen... Bueno, digamos que McLaggen, al final, había estado una semana sin dormir en su cama gracias a, de nuevo, los productos de Sortilegios Weasley. Eso sí, estos eran alguno de los prototipos defectuosos de los gemelos que Atria se había llevado a Hogwarts en un intento de ver si podía hacerlos menos peligrosos. Y sí, estaba mal, pero era McLaggen y le había provocado a Harry una ruptura de cráneo.

Los castigos con McGonagall no estaban siendo tan malos, solo tenía que hacer ejercicios para calmar su ira o algo así y algunas copias. Además de rondas extras y ayudar a los de primero. También tuvo que aguantar una charla con madame Pomfrey sobre la ira y formas mejores de canalizarla y los motivos por los que, últimamente, estaba mucho más agresiva de lo normal.

No iba a decirlo en voz alta, pero su teoría era Remus y los arañazos y mordiscos durante las lunas llenas, porque todo había comenzado poco a poco desde ahí. Y, desde agosto, se notaba mucho más... agresiva. La paciencia nunca había sido su punto fuerte, pero ahora parecía que había desaparecido por completo. Y también tenía la ligera idea de que había sido por Sirius y su muerte, pero no había querido hablar de ello.

Una semana después del partido, Atria se acercó a su hermano, Ron y Hermione, que no dejaban de hablar sobre el libro de Harry. O, mejor dicho, Hermione se quejaba del libro y Harry lo defendía mientras que Ron empezaba a hacer preguntas realmente extrañas sobre ortografía.

— Tienes una pluma de los gemelos, no vas a poder escribir nada bien —le informó, sentándose junto a ellos frente a la chimenea—. ¿Qué estáis tramando ahora?

— No estamos tramando nada, Atria —dice Harry, pero Hermione niega.

— Cuéntaselo, ella tiene buenas ideas —dice Hermione y entonces cuando Ron se gira para mirarla fijamente.

— ¿Tienes algo para que Lavender me deje en paz? Cada vez se parece más a salir con el calamar gigante y no pilla las indirectas.

— Lo suyo es que hables con ella, pero tengo cosas, sí.

— ¡Atria, eres Premio Anual!

— Bueno, Hermione, discúlpame, pero...

¡Crack! Hermione chilló, Ron tiró el bote de tinta y Atria casi le dio una patada al elfo.

— ¡Kreacher!

— El amo dijo que quería informes regulares sobre lo que estaba haciendo el chico Malfoy, así que Kreacher ha venido a dárselos.

¡Crack!

Y ahora era Dobby el que había aparecido y Atria ya estaba al borde del infarto, al igual que Hermione. A la única conclusión que llegó con toda la conversación entre los elfos domésticos y Harry era que:

1. Harry tenía una gran obsesión con Draco Malfoy.

2. Malfoy estaba usando la Sala de los Menesteres para lo que fuera.

3. Iba a matar a Kreacher si seguía estando delante de ella.

Luego la conversación escaló rápidamente y Harry soltó que Malfoy llevaba la marca tenebrosa en el brazo y Atria se puso en pie rápidamente, porque lo que estaba diciendo Harry era una completa locura.

— Tiene dieciséis años, ¿cómo va a tener la marca? Harry, creo que se te está yendo la pinza.

— ¡Y tú no le has escuchado ni la mitad! —responde Ron y Harry le mira mal, pero él sigue—. ¿Por qué no le cuentas a tu hermana todo?

— Porque ya tiene bastante —gruñe Harry, pero esta vez hasta Hermione niega.

— Si no lo haces tú lo haré yo —le advierte Hermione y Harry vuelve a gruñir, pero lo cuenta.

De lo primero que habla es de las clases de Dumbledore y y el gran pasado de Voldemort. Luego le habla de su teoría sobre Malfoy y, finalmente, acaba confesando qué es lo que tiene que hacer con Slughorn. Lo único de lo que no le habla es de la profecía porque no quiere decirle que tiene que ser él quien mate a Voldemort, ni quiere hablarle de los horrocrux.

— Dumbledore necesita que le consiga una memoria —dice y, de repente, se le iluminan los ojos—. ¡Tú sabes de eso!

— Estoy intentando procesar todo lo que me has contado sobre Voldemort, así que necesito al menos cinco minutos para que vuelva a funcionarme el cerebro porque no termino de asimilar eso de que nació con una poción de amor y que se dedicaba a aterrorizar a niños en el orfanato —así que esperan a que Atria termine de ordenar sus ideas mientras que Hermione corrige la redacción de Ron con toques rápidos de varita—. Pensaba que había nacido adulto, ya sabes, uno de esos niños que era un viejo, no un niño sádico, aunque tiene sentido.

— ¿Te centras en lo otro?

—Vale, necesitas un recuerdo de Slughorn, ¿no?

— Sí.

— Ninguno de mis hechizos hace eso, la verdad, todos acaban... bueno, conmigo desmemorizada o con demasiados recuerdos. Pero no tengo ninguno que te permita obtener recuerdos.

— ¿Y no podrías crear uno?

— Es que le prometí a Fred que no utilizaría más hechizos de memoria —se disculpa y Harry gruñe.

— ¡No lo utilizarías tú!

— Para crearlo sí, y no tengo ganas de discutir con mi novio, así que creo que vas a tener que recurrir a otros métodos, ¿no has probado a darle algo que de verdad quiera? A mi me haría mucha ilusión tener algo como lágrimas de fénix y Dumbledore tiene uno.

— ¿Crees que un soborno funcionaría? —vale, quizá estaba mejor que jugar con la memoria del profesor. En realidad, entendía por qué Atria no quería hacerlo.

— Probablemente, ¿le has visto? A ese hombre le encanta que le laman el culo —los tres arrugan la nariz y Atria no puede evitar reírse—. Sois unos bebés.

— No quiero saber que haces con mi hermano, muchas gracias.

— Bueno, yo no quería verte con Lavender en modo pulpo y me tocó verlo —le dice Atria y se levanta del suelo—. Creo que deberías probar a sobornar a Slughorn y, si no quiere las lágrimas de fénix, siempre me las puedes dar a mi. Buenas noches, chicos, que descanséis.

Hablar con Harry desde ese momento sobre algo que no fuera Malfoy se volvió imposible, así que Atria decidió que iba a evitarlo durante unos días para ver si se le pasaba. Con los entrenamientos de quidditch de antes del partido se había vuelto a despistar y había dejado grandes cantidades de deberes y apuntes que pasar a limpio sin hacer, así que le tocó ponerse al día.

El día de la prueba de aparición en Hogsmeade, como Hermione había ya aprobado y tampoco aguantaba a Harry y la obsesión por espiar a Malfoy, ambas se fueron a la biblioteca para intentar ponerse al día y estudiar un poco, pero el resultado fue una Hermione enfadada porque Atria no se centraba. Solo quedaba una semana para las vacaciones de Pascua, en una semana estaría en La Madriguera y podría hablar, por fin, con Remus.

— ¡Vete a correr un poco por los jardines, no puedo con tanta energía!

— ¡SILENCIO!

El grito de Hermione había atraído a madame Prince, así que Atria no tardó en disculparse por haber gritado y ella la echó de la biblioteca. No sonaba mal lo del paseo, así que tampoco le importaba mucho y Hermione agradecería que no la hubieran echado.

Con la mochila al hombro, Atria no tardó en bajar todas las escaleras hasta el patio. Tenía una idea, dejaría la mochila en la cabaña de Hagrid e iría a dar un paseo como loba. Le vendría bien estirar las patas y quizá podía jugar un poco con Fang de esa forma, sonaba bastante bien. Pero como no miraba por donde iba al emocionarse, salió corriendo y arrolló a la persona que también salía del castillo en esos momentos.

— ¡Ay, lo siento mucho, no te he visto! ¿Tonks? —el grito había parado al ver a la auror en el suelo y Atria le tendió rápidamente la mano para ayudarla a levantarse—. ¿Qué haces aquí?

— Venía a ver a Dumbledore —dice, pero por como aparta la mirada, Atria sabe perfectamente que está ocultando algo más. Así que le pone la mano en la mejilla y la obliga a mirarla. Está llorando.

— Ven aquí, anda.

Tonks parecía que se iba a deshidratar cuando Atria la abrazó fuertemente. Sabía que Tonks estaría trabajando, pero era imposible que pudiera trabajar en esas condiciones, así que Atria se la llevó hasta uno de los árboles cercanos, donde ambas se sentaron hasta que la auror pudo tranquilizarse un poco.

— ¿Me quieres contar por qué lloras? —se lo preguntó suavemente y Tonks negó.

— Es solo que es demasiado, Atria, todos los días... hay muertes y... no llegamos —sí, eso era una parte. La otra es que no había informes de Remus, unos informes que Dumbledore había dicho que ella tenía que recibir por parte de Remus porque era la que podía camuflarse más fácilmente, pero Remus no había acudido a ninguna de las citas. Así que Tonks había ido a hablar con Dumbledore para sonsacarle dónde estaba la colonia de hombres lobo—. Es muy cansado, Atria, no me esperaba formar parte de la guerra.

— Yo tampoco lo esperaba, ¿somos tontas por pensar que no habría? ¿O solo tenemos esperanza? —no tiene ni idea de cómo consolar a Tonks, así que solo sigue abrazándola—. Pero todo acabará, ganaremos y tú vendrás a los partidos de las Arpías en los que juegue como titular, ¿sí?

— Por supuesto —dice después de una pequeña risa—, tengo que irme ya, he dejado mi puesto de Hogsmeade mucho rato.

— ¿Me dejarías ir contigo? No como yo —se apresura a añadir y Tonks niega, pero Atria se pone incluso de rodillas—. Por favor, por favor, por favor. Sé desaparecerme ya y puedo utilizar el pasadizo que hay en Honeydukes para volver si pasa algo.

— No debería dejarte —murmura Tonks y mira al castillo, como si esperase que alguien le dijera que no. Pero nadie lo hace y suspira—. Venga, cambia antes de que me arrepienta. Pero solo una vuelta rápida, ¿eh?

— ¡Te quiero, eres la mejor!

Sí, sí era la mejor. No tenía muy claro que pasaba con sus cosas cuando cambiaba, pero siempre volvían así que se colocó la mochila a la espada y, detrás del árbol, cambio de forma. Y era liberador volver a ser una loba. Se estiró, bostezó y luego aulló en dirección al bosque, donde la manada de lobos que residía allí le respondió de forma casi inmediata. Eso era divertido, la verdad, porque no se esperaba entender que le estaban diciendo que fuera. Quizá un día iba con ellos a ver qué tal era estar en manada.

Tonks iba por el camino hablando sobre como estaba Hogsmeade, preparando a Atria para las calles desiertas, las tiendas cerradas y la poca gente en la calle a pesar de que todavía era de día. Últimamente siempre era así porque la gente tenía miedo y no era para menos, los ataques solo aumentaban y eso era algo que en Hogwarts todos sabían porque seguían recibiendo El Profeta.

— Y no sabéis todo, vais con bastante retraso —decía Tonks y Atria le dio en la mano con la cabeza, para que siguiera hablando—. Lo de Mundungus pasó hace un mes y lo del niño que le mordió un hombre lobo hace tres semanas.

Atria volvió a dar a Tonks en la mano y gimoteo, preguntando por Remus y ella pareció entenderla porque suspiró.

— No lo sé, la última vez que le vi fue en las Navidades, cuando os peleasteis. Creo que tiene que reportar lo que pasa a Bill —la mentira salió rápidamente de sus labios y Atria volvió a gimotear—. Volverá a La Madriguera en vacaciones, le verás allí. Creo que vas por red flu y deberías volver ya al castillo, has estirado las patas lo suficiente.

Prime gruñió, pero no sirvió de nada, así que gimoteó y tampoco. Lo único que le quedaba era suplicar como ella, así que salió corriendo hasta un callejón y se aseguró de que no venía nadie antes de cambiar.

— Tonks, porfa, necesito que me de un poco más el aire, el castillo...

— Te vas la semana que viene de vacaciones, ya saldrás entonces —la cortó de inmediato y Atria suspiró, de verdad que no le quedaba otra que volver.

Sabía que volver sería para pasar los días encerrada entre apuntes y poco más, pero tenía que ver a Remus, así que el primer día de las vacaciones de Pascua fue directamente al despacho de la profesora McGonagall para viajar por la red flu. El tren era demasiado peligroso ya que eran muy pocos alumnos, así que habían vuelto a habilitar la red flu y lo volverían a hacer para la vuelta. Tan solo cuatro alumnos de todo Gryffindor volvían a casa por las vacaciones y tres de ellos eran de primero, probablemente porque sus familias estaban preocupadas por ellos.

— Hola, Molly —dijo Atria cuando llegó a La Madriguera y abrazó rápidamente a la mujer, que sonrió y le devolvió el abrazo.

— Venga, te he preparado el desayuno, los gemelos vendrán esta noche para cenar.

— ¿Y Remus?

— A partir de hoy, cualquier día.

Atria asintió y se puso a desayunar tranquilamente. Ayudó a desgnomizar el jardín, avanzó con gran parte de sus deberes —que los hiciera no significase que tuvieran que estar completamente bien— y siguió haciendo apuntes para Katie. Había encontrado un hechizo para duplicar las cosas en la biblioteca, así que todo lo que hacía generaba una copia extra porque sabía que, en junio, le sería útil para los EXTASIS. Aunque realmente, con conseguir el EXTASIS de pociones para su plan secundario tenía más que de sobra. Bueno, el de herbología también le vendría bien, sí. Y era una pena que no hubiera uno de vuelo porque ese lo clavaria.

A pesar de estar ocupada, el día paso lento. Demasiado lento y Atria tenía una sensación extraña en el estómago, como si estuviera pasando algo y no supiera el que, pero definitivamente era algo malo, lo notaba.

Cuando los gemelos llegaron por la noche, la sensación seguía y poco importaron las conversaciones en la cena en las que se evitaba claramente todo lo que tenía que ver con la Orden y las desapariciones. El reloj Weasley seguía marcando "en peligro mortal" para todos ellos y, como mucho, podía llegar a cambiar a "viajando" en algunas ocasiones puntuales. Para los gemelos, por ejemplo, no había cambiado, pero para Arthur y Bill sí.

Preguntaron por Ron, por Ginny, por Harry, por el partido de Quidditch, por qué tal iban las clases, pero nada parecía distraer a Atria lo suficiente, seguía con esa sensación constante y no podía centrarse en nada. Y no ayudaba que, cada vez que intentase hablar con Bill sobre Remus, todos cambiarán de tema.

— Mamá ha dicho que te puedes venir con nosotros al apartamento, pero solo si te traemos pronto —Atria se estaba quedando en la habitación de los gemelos y Fred entró en ella, sentándose en la cama donde la chica ya estaba tumbada mirando al techo.

— ¿Seguro? —solo tuvo que girar la cabeza para ver la sonrisa traviesa de su novio. Obviamente no, se estaría escabullendo y tendría que volver antes del amanecer—. No sé si es buena idea.

— ¿Por qué no va a ser buena idea?

Decide tumbarse con ella, abrazándola y Atria suspira. Puede que mejore un poco la sensación de que pasa algo malo, pero no termina de calmarla.

— ¿Dónde está Remus, Fred? Me encontré a Tonks en Hogwarts la semana pasada y cuando le pregunté por él me dijo que no sabía donde estaba porque a quien reportaba las cosas era a Bill.

Todos se habían puesto de acuerdo para no preocuparla más de lo necesario sobre Remus, pero con lo que había hecho Tonks era imposible que pudieran hacerlo.

— Remus está bi...

— Si terminas esa frase me largo, dime la verdad —le interrumpe y se sienta en la cama, dejando de abrazarle y siente frío y vuelve todo con más ganas. Ganas de vomitar y ganas de llorar cuando Fred la coge de las manos suavemente.

— No lo sabemos, no ha ido a ninguno de las reuniones con Tonks.

— Pero Tonks dijo que...

— Te mintió para no preocuparte, Atria —se suelta, empuja las manos de Fred y se pone de pie.

— ¡No necesito que me digáis mentiras, quiero la verdad!

— Lo que no necesitas es estar también preocupada por Remus.

— ¡Sirius murió porque no se nos contó nada! ¡No necesito que pase lo mismo con Remus!

— ¡Y no va a pasar, sabes que está con los hombres lobo!

— ¡Pero no sé cómo está!

— ¡Ninguno lo sabemos, Atria, y no podemos mandar un patronus para ver qué pasa porque solo le quitaría la tapadera!

— ¡Pues puedo ir yo, pensaran que soy un lobo salvaje!

Los gritos de ambos habían subido tanto de volumen que Arthur subió las escaleras hasta la habitación de los gemelos, donde llamó suavemente al marco de la puerta. Los había oído al principio, pero solo estaban hablando fuerte y la puerta estaba abierta, así que no se preocupó. Pero el último había sido un grito de verdad y era una suerte que Molly estuviera duchándose o ya estarían discutiendo todos.

— Remus tiene que venir cualquier día de estos, Atria, y no tener noticias son, en realidad, buenas noticias, eso es que forma parte de la manada y no está marginado —iba a tratar de manejar todo con calma, dando buenos argumentos y, si eso ya no funcionaba... bueno, pues recurriría al método de Molly cuando se trataba de algo que los pusiera en peligro, un rotundo no.

— Puede estar muerto en una cuneta y nosotros pensando que no tener noticias son buenas noticias —responde Atria, tajante y Arthur va a hablar, pero Atria es más rápida y su mente ya está creando todas las tumbas posibles de Remus—. Qué digo una cuneta, enterrado en mitad del bosque. O se lo han comido y ya no quedan ni sus huesos. Le han podido entregar a Voldemort y está siendo torturado.

— Si tuvieran a Remus lo sabríamos, Atria.

— ¡No, no lo sabríamos! ¡No van a cortarle un trozo de brazo y dejarnoslo en la puerta! —pero cuando Arthur guarda silencio Atria nota como le empieza a faltar el aire—. No lo harían, ¿verdad?

Más silencio después del susurro y respirar es imposible. Intenta coger aire, pero no es suficiente y sigue intentándolo, sigue intentando llenar sus pulmones pero se ahoga y no lo consigue y necesita aire así que sigue intentando cogerlo.

— Vamos a la cama, ¿vale? Te voy a llevar en brazos y te vas a tumbar y vas a poder respirar de nuevo.

Sabe que asiente y que Fred la lleva en brazos y que se quiere alejar, así que busca su mano y no la suelta. Porque quiere espacio, pero no quiere estar sola porque sin Remus está sola. ¿Cómo pudo decirle que no quería que fuera su padrino? ¿Cómo pudo decirle que no volviera a hablarla nunca? ¿Por qué no dio su brazo a torcer?

— Estará bien, va a venir cualquier día de estos y lo vas a ver, que está sano y salvo y está bien.

Siguió susurrando cosas. Planes para cuando Remus terminase esa misión, que incluían sacarla de Hogwarts un día. Porque sí, Remus terminaría a mediados de junio y no estaría para siempre con los hombres lobo y volvería. Convencerían a Dumbledore de que Atria pudiera salir uno de los últimos días de junio, quizá el mismo treinta. Volvería a tiempo para la graduación el día uno y llevaría directamente a sus invitados. Sí, sonaba muy bien el plan y así lo harían.

— Y seguro que podemos convencerle para que Harry esté también, no creo que se oponga a que vaya a La Cueva si está allí Remus y estamos tú, George y yo. Quizá también se lo podemos decir a Tonks, Harry se lleva bien con ella y seguro que a Ojoloco le gusta la idea de montar guardia en la puerta.

— Ojoloco dirá que es una locura —murmura, mucho más tranquila.

— Y le diremos que que es la vida sin un poco de locura. También le invitaremos a tu graduación, por supuesto, que ganas tengo de que veas cómo es.

— ¿Por qué ninguno decís nada?

— Porque es sorpresa, ¿qué gracia tiene si te la contamos?

— No es justo, vosotros lo sabíais y Harry también lo va a saber —Fred no puede evitar reírse ante la protesta de Atria.

— Eso te pasa por haber nacido antes que él.

— Remus dice que tenía que haber nacido en septiembre, pero que tenía mucha prisa.

— Eso explica por qué nunca te estás quieta.

— Ahora lo estoy.

En realidad no lo está porque no deja de jugar con la mano de Fred y mueve los pies nada cinco segundos en un intento de que parezca una caricia suave, pero está quieta para ser ella. Busca el hueco perfecto y empieza a acomodarse, cierra los ojos y suspira.

— Te quedas conmigo, voy a quedarme dormida y tú también y así no te puedes ir.

— Me parece un plan perfecto.

Atria oye cómo algo se mueve por la habitación y de pronto está tapada así que supone que Fred ha levitado el edredón de George para taparlos. Y si antes estaba cómoda, ahora que está tapada es imposible que la saquen de allí.

Se mueve de nuevo, volviendo a colocarse y deja el brazo sobre el pecho de Fred. No lo hace adrede cuando se engancha en su jersey, estando ya más dormida que despierta porque el chico no deja de susurrar todo lo que van a hacer en verano ahora que ella puede hacer magia y puede desaparecerse. Porque ya no hay peligro para ninguno de los dos, ya son mayores de edad y no pueden decirles nada.

— Está vez Diggle no estará detrás de nosotros para vigirlarnos —susurra y Atria sonríe en sueños.

Es un buen sueño. Remus habla sin parar de cualquier cosa, Harry no deja de protestar cuando se mete con el porque le gusta Ginny, Fred finge que está terriblemente molesto con Harry aunque se está burlando de él. Sí, todo es perfecto, incluso cuando van a la biblioteca de cejas. No termina de entender por qué Harry quiere un cambio de cejas, pero al día siguiente, mientras que lo cuenta durante el desayuno, no puede dejar de reír.

— Os lo prometo, no tiene ningún sentido, ¿cómo haces eso de la biblioteca de cejas? Sé que había un catálogo, pero no termino de entenderlo, ¿te presta alguien sus cejas? ¿Son las cejas de alguien que cuando se ha cansado las ha dejado allí?

— Yo creo que tenías demasiado sueño y que no deberías darle tantas vueltas—opina Fleur y Atria solo la mira.

— Lo dices porque tus cejas son perfectas, ¿verdad? ¡Algunas podemos soñar!

— Eso es porque no te molestas en peinarlas, ¿qué esfuerzo dedicas a arreglarte?

— Eh... ¿cinco minutos? Es que no consigo controlar mi pelo y el resto...

Oh, mon dieu! ¡Ven aquí ahora mismo! ¡Bill, dile a los duendes que tengo el día libre! Tengo que enseñar a Atria a peinarse al menos.

— Suerte, mamá lleva años intentándolo —le responde, riéndose mientras que la cara de Molly cambia drásticamente.

— Atria no necesita que la enseñes nada, la belleza no lo es todo y ya tiene a Fred.

— Es que no la enseñaré a estar guapa para Fred, si no a estar guapa para sí misma, que es mucho más importante —la rubia se levanta de la mesa y Atria tiene que aguantar la risa cuando la ve mover el pelo de una forma completamente exagerada, hecho claramente para molestar a Molly—. Vamos, Atria, creo que tengo mucho trabajo contigo.

— En realidad con lo que tienes trabajo es con el pelo y te deseo suerte, solo la poción alisadora de mi abuelo consigue hacer algo y es durante unas horas, no un día completo.

Es otra forma de no pensar en lo mismo. Resulta que Fleur sabe bastantes cosas sobre pelo rebelde porque el suyo, a pesar de lo que parezca —por el cuarto de veela que tiene en sangre— lo es, así que aconseja a Atria los mejores champús y acondicionadores que hay en el catálogo vía lechuza y grita de terror cuando le dice que solo cogía lo primero que veía en el baño.

— Lo intento, ¿vale? Pero a veces tengo más prisa de lo pensaba y lo hago todo rápido.

Fleur no necesita saber que se ducha dos veces, una como humana y otra como loba y que probablemente que luego sacuda todo el pelaje tenga mucho que ver con lo desastre que es su pelo. Quizá debería ducharse primero como loba y luego como humana. O ducharse solo como loba los días que tiene que lavarse el pelo. ¿Quién sabe los misterios de los animagos?

El día es realmente entretenido y realmente aprende un montón de cosas de Fleur, como que adora cortar a Molly secamente cuando se pasa con ella —ya lo sabía, claro, lo había notado, pero la confirmación estaba más que bien— y bastantes cosas sobre la moda muggle. Resultaba que solo eran los magos ingleses los que seguían extremadamente anticuados en la moda, mientras que los franceses ya tenían túnicas espectaculares y cada vez era más normal que incorporasen la moda muggle al día a día.

Fue un segundo día de vacaciones bastante bueno, hasta que por la noche Remus siguió sin aparecer. No tenía muy claro como Fred y ella se estaban saliendo con la suya y estaban durmiendo juntos en La Madriguera, pero Atria suponía que era porque le daba pena a Molly. Pero ella no iba a decir nada, no cuando ganaba eso.

Ganaba sesiones de besos hasta altas horas de la madrugada, muchos mimos y dormir abrazada a su novio, algo que había echado muchísimo de menos durante esos tres meses de clases. Al menos ya solo quedaban otros dos y todo había terminado. Una parte de Atria no quería que acabaran porque eso era terminar Hogwarts, la otra lo estaba deseando porque terminar Hogwarts significaba empezar a vivir su vida. Y de eso sí que tenía muchas ganas.

Los días fueron pasando y llegó el cumpleaños de los gemelos, que se celebró con una pequeña fiesta en el apartamento de ellos. Fue un placer volver a ver a Alicia, Angelina y a Lee, además de que se enteró de que Katie estaba casi recuperada y dentro de muy poco podría volver a Hogwarts por completo, incluido el equipo de Quidditch si todo seguía yendo tan bien como hasta ahora y Harry también decía que valía. Atria sabía que su hermano no tendría problemas en aceptar a Katie y Atria echaría de menos a Delmeza en los partidos, pero no podía negar que estar con Katie era bastante mejor.

El whisky de fuego fue la bebida favorita de todos esa noche, aunque también la cerveza de mantequilla y la mezcla fue realmente explosiva para Alicia y Atria, mientras que los demás estaban bastante decentes. Por eso ellas dos no tardaron en quedarse profundamente dormidas en el sofá mientras que la fiesta continuaba.

Atria esperaba que, al volver al día siguiente, Remus estaría en La Madriguera, pero no apareció por allí. Ni ninguno de los días que quedaban de vacaciones de Pascua. Según iba avanzando el día de volver a Hogwarts Atria iba hundiéndose más en el sofá de los Weasley, mirando constantemente la puerta y saltando cada vez que entraba alguien hasta el punto de que, el sábado, logró asustar tantas veces a Molly que la acabó mandando a ordenar el garaje.

Y, sinceramente, eso estuvo bastante bien porque Fred apareció a los cinco minutos y la verdad es que el garaje ordenado no quedó, pero ¿cómo iba a quedar ordenado cuando habían pasado todo el rato besándose? Atria tenía que volver pronto a Hogwarts al día siguiente, así que cada vez les quedaba menos tiempo.

— Ten cuidado en Hogwarts, cuida de todos, no os metáis en líos y...

— Molly, ya lo sé, también les daré los besos a Ron y a Ginny de tu parte.

No dejaba de abrazarla, colocarla la ropa, el pelo y volverla a abrazar. Empezaba a resultar agobiante y ninguno de los Weasley hacía nada, de hecho tanto Bill como los gemelos se reían y Arthur negaba con una sonrisa, pero acabó también abrazando a Atria antes de que se fuera.

— No os metáis en líos —repitió Arthur y le revolvió un poco el pelo a Atria, a lo que ella gritó.

— ¡Quince minutos para que el moño esté perfecto, no lo desordenes!

Se arrepintió al instante de decirlo porque en cuanto Arthur se alejó, Fred la atrapó y George no tardó en quitarle el moño, a pesar de las protestas de Atria, que consiguió soltarse de los brazos de su novio y volvió a hacerse el moño para que fuera Bill quien se lo quitara, aunque esa vez fue Fleur quien le regañó y, con manos expertas, consiguió que todo volviera a estar perfectamente.

— Me voy antes de que hagáis algo más, os veo en la graduación.

¿Cuántas eran las posibilidades de que pudieran ir todos los Weasley? Realmente, pocas, pero tendría que confiar en que Dumbledore quería mantener a salvo a Harry así que, si él iba a ir, ¿qué mejor que tener a gran parte de la Orden del Fénix alrededor de su hermano?

____________________________________________

Cuando escribí este capítulo había soñado con una biblioteca de cejas, no preguntéis porque yo tampoco lo entiendo JAJAJAJAJAJA

Los títulos dramáticos son lo mío y si queréis que no siga con ellos podéis darle a la estrellita, por ejemplo, que así seguro que me convencéis para que deje de hacerlo. Bueno, la verdad es que no voy a dejar de hacerlo, pero me haría mucha ilusión que votarais y que es gratis!!!!

¡Nos vemos la semana que viene!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro