Capítulo 45: No necesitábamos volver
Para suerte de todos los que estaban en el equipo de Quidditch consiguieron tener el permiso para poder jugar durante todo el curso. Lo que les dejaba con solo una organización ilegal a la que pertenecer y menos tiempo para hacer todo. Porque, siendo honestos, los entrenamientos con Angelina eran incluso peores que los de Oliver y la prueba estaba en el de ese día, que llovía sin parar y Angelina estaba totalmente convencida de que tenían que jugar. Los gemelos no querían entrenar porque, gracias a los toffes de fiebre, habían acabado produciendo unos grandes granos llenos de pus en lugares no recomendados para montar en escoba. Atria seguía riéndose de las caras de dolor de los gemelos cada vez que recordaba cuando los habían probado la primera vez. Ya estaban trabajando en una nueva versión que, en esos momentos, seguía generando los granos, pero ya eran de menor tamaño, además de una poción que los eliminase.
Estuvieron una hora bajo la lluvia, fingiendo que entrenaban porque con aquel tiempo era imposible hacerlo. Angelina finalmente se rindió y todos fueron hasta los vestuarios para secarse. Y allí fue cuando Atria se quedó completamente parada en mitad del vestuario. Tenía que cambiarse delante de Angelina y Alicia. Verían las cicatrices. Esta vez no podía fingir que se distraía hablando con ellas para quedarse con la túnica de Quidditch y decir que iba enseguida.
— Atria te vas a poner mala y no estoy dispuesta a perder a una cazadora antes del partido contra Slytherin —dice Angelina, pero Atria sigue sin moverse para cambiarse—. ¡Atria, que te quites esa túnica mojada!
— Déjala en paz, Angie —George es el primero que se da cuenta de cuál es el problema de Atria—. ¿No ves que no se quiere cambiar aquí porque están su hermano y su novio en la misma habitación?
— ¿Y por qué lo ha estado haciendo hasta ahora?
— Menuda mentira, si Harry siempre sale casi corriendo delante de los entrenamientos —dice George, fingiendo que sabe de lo que habla—. Además, en los últimos Harry no ha estado.
— ¡Os dije que no quería que la relación se interpusiera en el equipo!
— Madre mía, eres peor que Oliver, ¿sabemos si sigue vivo? Porque parece que su fantasma te ha poseído. Es solo una túnica mojada, como mucho acabará con un constipado.
Angelina empieza a ponerse roja ante el comentario de Fred y todos ven como se pone a respirar profundamente antes de salir del vestuario. Alicia no puede evitar soltar una carcajada y, negando, se va detrás de Angelina.
— Ya puedes cambiarte, Atria, pero tienes que encontrar algo —dice George después de asomarse para ver si las chicas se habían ido del todo y ella suspira.
— Ya lo sé, ¿vale? Ya lo sé —dice, quitándose por fin la túnica mojada y lanzándola contra el suelo con furia—. Lo odio, odio tener que estar pendientes de que no vean las estúpidas cicatrices. Odio no poder explicar de dónde las he sacado porque decir que soy una animaga ilegal que se pelea con un hombre lobo no es algo que pueda ir contando a todo el mundo.
— Pero si solo tienes la del costado, ¿no? —pregunta Harry, que se estaba secando la cabeza con la toalla en esos momentos y no llevaba puesta las gafas. Pero cuando nota el silencio de todos en el vestuario, se la quita y se pone las gafas. No es solo una cicatriz en el costado.
Atria tiene nuevas cicatrices en la espalda. Sigue teniendo la cicatriz que le recorre toda la espalda, pero tiene nuevas mucho más pequeñas. Harry diría que el costado ha mejorado, pero casi no le había dado tiempo a verlo el año anterior así que no sabría qué decir, pero sin duda alguna se veía fatal. En el hombro también tenía marcas de uñas y algunas de ellas también estaban por su estómago.
— Deja de mirarme así, yo no te miro fijamente la cicatriz —sabe que está siendo borde, pero no puede evitarlo, así que les da la espalda a todos.
— Ya lo hace todo el mundo, no te preocupes —nota el tono amargado de Harry, ¿si sabe lo incómodo que es por qué lo hace?
— ¿Y qué haces mirando las mías?
Si no estuviera lloviendo hubiera salido a medio vestir del vestuario, pero no puede hacerlo porque sí que se pondría mala. Así que se termina de cambiar de malas formas y cierra su pequeño armario con fuerza antes de irse del vestuario. Oye como su hermano dice un pequeño "Ay", pero lo ignora totalmente. Si se ha hecho daño de alguna forma se lo merece, ojalá y se haya clavado la patilla de las gafas en los ojos. Y encima ahora está molesta con Harry. ¿Por qué tenía que quedarse mirando? No le importaban las cicatrices, ahora que Harry se había fijado tanto en ellas la incomodaba. Muchísimo. Nunca había sido insegura sobre su cuerpo, por Morgana, sus padres eran James Potter y Lily Evans, ¿de dónde iba a sacar la inseguridad? No lo sabía, pero ahora le daba vergüenza que vieran sus cicatrices. Todos. Y eso la molestaba. Porque las había llevado con orgullo hasta ahora, eran una muestra de que haría lo que fuera por Remus.
Esa noche se aseguró de pedir a Remus que le comprase base de maquillaje muggle en grandes cantidades porque no podía soportarlo en esos momentos. Luego se arrepentiría o algo así, pero no podía soportar la visión de las cicatrices y se dio cuenta mientras que se duchaba. Fue inconsciente intentar eliminar las cicatrices rascando sobre ellas, como si fueran costras y así fueran a desaparecer, pero solo lo empeoraba. Cada vez que pasaba las uñas sobre cada una de sus cicatrices estas se ponían más y más rojas, logrando que Atria estuviera aún más nerviosa y siguiera rascando con más fuerza.
Consiguió parar cuando vio la primera gota de sangre caer al suelo de la ducha.
Y entonces empezó a llorar.
No quería seguir mintiendo y ocultando cosas a sus amigas. No quería tener que ser una animaga. No quería seguir en el equipo de quidditch. No quería luchar en una guerra que podría separar aún más a su familia. Quería ser normal, todo lo normal que una bruja podía ser. Envidiaba a Marietta, con su preocupación por los chicos y las notas; a las primas O'Brien, siempre estando ahí para las demás. Envidiaba a Angelina, completamente centrada en el quidditch, envidiaba a Alicia y Katie con su relación. Solo quería tener una vida normal, ¿era tanto pedir? Quería poder jugar tranquilamente al quidditch, cambiarse delante de sus amigas, volver a dormir con ellas, planear bromas con los gemelos, crear hechizos y pociones. Quería disfrutar de su relación con Fred, volcarse por completo en Sortilegios creando nuevas pociones con George, meterse con Lee cuando se perdía con la lista de productos de Sortilegios. Quería entrenar lo suficiente, estar completamente centrada en los partidos y dejar alucinados a los cazatalentos para que no dudasen en llamarla cuando acabase Hogwarts.
Quería a sus padres con ella en esos momentos.
Y estaba en la ducha, llorando mientras se hacía heridas de forma inconsciente. No estaba en su mejor momento.
— ¿Atria? ¿Por qué has cerrado la puerta? Tengo que entrar al baño, por favor —¿no se suponía que Leah iba a estar con sus primas esa noche también? ¿Por qué había vuelto?
— ¡Ya voy!
Pero no podía ir y se dio cuenta cuando vio que no había llevado la ropa al baño. Lo único que tenía era la toalla, que no la taparía los hombros y dejaría al descubierto las piernas. Si bien los muslos no los tenía tan mal, las pocas cicatrices que tenía ahora se notaban más porque estaban rojas. No podía dejar que Leah la viera así.
— ¿Estás bien, Atria? —vuelve a preguntar y oye murmullos fuera. No está sola—. ¡Voy a abrir!
— ¡No!
Pero es tarde. Atria sale corriendo de nuevo hacia la ducha, abriendo el grifo rápidamente. Se le moja la toalla, pero no le importa porque es mejor eso a que la vean.
— ¿Qué pasa? ¿Te da vergüenza ahora que tienes novio o qué? —pregunta Ciara, entrando también al baño y casi dentro de la ducha.
— No, es que me había quedado jabón en el pelo todavía —más mentiras. Siempre son mentiras. ¿Cómo puede decir que es su amiga si lo único que hace es mentirlas?
— ¿Qué tal ha ido el entrenamiento? —y esa había sido Julie, pero no había entrado al baño sola, si no con Beth.
— Con esa lluvia es imposible que haya ido bien —comenta Beth y Atria se esfuerza por reírse.
— Tendríais que habernos visto, no sabíamos ni donde estábamos lanzando la quaffle, Harry no veía la snitch, los gemelos no sabían dónde estaban las bludgers y Ron... bueno, es Ron, ya mejorará, lleva poco entrenando —intenta aparentar normalidad, como si siempre fuera eso de lo que hablasen—. Espero que mañana el tiempo mejore y, si no lo hace, que Angie cancele el entrenamiento.
Las chicas se quedan otro rato en el baño mientras que Atria sigue hablando desde la ducha. Hasta que se cansan y Beth va a por ropa para Atria para que salga de ahí al menos. Todas ven raro que se cambie dentro de la ducha, y cuando Ciara va a comentarlo, Beth le da un gran pisotón para que se calle. Ciara nunca ha sido buena leyendo los momentos, por eso siempre tienen que intervenir. Relajan poco a poco la conversación hasta que Atria dice que va a irse con los gemelos para ver que tal van con el surtido saltaclases que iban a vender ese día y entonces, las cuatro se miran en cuanto ven que la puerta se cierra. Han visto las cicatrices, han visto los ojos rojos de Atria y saben que entre ellas hay una gran brecha en esos momentos, una que no van a poder cerrar. Ni siquiera uniéndose al grupo de Harry.
La primera reunión fue al día siguiente, para suerte de todo el equipo de Quidditch de Gryffindor el entrenamiento de ese día había sido suspendido y se organizó la pequeña reunión en una sala que Atria nunca había visto en el colegio y que tampoco estaba en el mapa del merodeador. Los gemelos sí que la conocían porque se habían escondido de Filch más de una vez allí, pero nunca la habían llegado a mencionar porque pensaban que solo era un escobero. Remus tampoco le había hablado nunca de ella, Harry la había llamado Sala de los Menesteres y nunca había salido en las historias de los merodeadores. Y a Atria le extrañaba porque ellos habían mapeado todo el colegio.
— ¿Qué pasa, Hermione? —pregunta Harry y Atria vuelve a la reunión, dejando de lado a los merodeadores. De momento. No habían vuelto a hablar de su nombre clave, pero sin duda alguna Aca le gustaba. Empezaba también con A y tenía mucho más simbolismo con el nombre de Remus que Lupi.
— Tenemos que elegir un líder, ¿no? —dice ella y Harry asiente.
— Harry es el líder —las palabras de Cho son fieras y ponen a Harry completamente rojo. Además, Cho le dedica a Hermione una mirada que dice algo como "¿Acaso crees que alguien más podría ser nuestro líder, loca?". Curioso. Todo estaba siendo muy curioso.
— Sí, pero deberíamos hacer una votación en toda regla —dice Hermione, ignorando la mirada de Cho—. A ver, vamos a votar, ¿quién cree que Harry debería ser nuestro líder?
Es inmediato. Todas las manos se levantan. Pero Atria decide saborear el momento cuando ve como Harry la está mirando.
— Mayoría de votos, por lo que veo, Atria, ¿algún problema? —Hermione teme por lo que vaya a pasar, pero aun así pregunta.
— Solo quería ponerle nervioso —dice y Hermione suspira aliviada. Ron le había contado lo que había pasado después del entrenamiento y, por cómo había dicho Ron que Atria se había ido, esperaba una pelea entre ambos. Los dos la esperaban en realidad, porque la relación entre los dos hermanos no parecía estar en los mejores términos.
— Bien, bien, entonces decidido, Harry será nuestro líder. Ahora lo segundo que quería comentar...
Y empiezan a discutir sobre el nombre. Los hay malos, como la Liga AntiUmbridge y los hay peores aún, como el Grupo Contra los Tarados del Ministerio como había propuesto Fred. Alguien sugiere Clases de Verdad de Defensa Contra las Artes Oscuras y, finalmente, llegan a la abreviatura ED. Cho propone Entidad de Defensa, pero Ginny niega y levanta la voz. Ejército de Dumbledore. Porque es lo que más teme el Ministerio. Y esa vez ni siquiera Atria dice nada, porque el nombre es de verdad bueno.
Empiezan a practicar con el hechizo Expelliarmus. Atria diría que es un desastre, pero no es nada en comparación con los desastres que hacen algunos de sus compañeros porque incluso ella se las apaña para desarmar a Lee unas cuantas veces. Fred y George estaban jugando a desarmar a la pareja de Zacharias Smith y Atria y Lee no podían evitar reírse cada vez que la varita salía volando hasta el techo. Ginny y Luna tenían sus propios problemas ya que, mientras que Ginny lo estaba haciendo bastante bien, Luna tenía problemas y a veces lo que conseguía era que el pelo de Ginny se pusiera de punta. Hermione y Ron tenían sus propios problemas, en los que Hermione fruncía el ceño cada vez que Ron conseguía desarmarla. Y cuando llegó Harry a revisar que tal lo estaban haciendo, Atria no dudó.
— Expelliarmus —dice, apuntando a su hermano y el silbato sale volando de sus manos—. Ja, he desarmado al gran Harry Potter, eso no lo ha hecho ni Voldemort, que se chupe esa.
— Quizá deberías intentarlo en un duelo real, Atria —responde Harry, cogiendo el silbato de nuevo y ella le saca la lengua.
— ¡Eh, Harry! ¿Has visto la hora? —Hermione grita desde el otro lado de la sala y entonces Harry mira el reloj. Eran más de las nueve. Así que se apresura a tocar el silbato para que todo el mundo pare.
— Ha estado muy bien —dice y Atria se plantea utilizar el hechizo amplificador para que se le oiga algo—. Nos hemos alargado más de lo previsto, así que vamos a dejarlo aquí. ¿La semana que viene a la misma hora?
— ¡Antes! —grita Dean y algunos lo corean, entre ellos los gemelos.
— ¡La temporada de quidditch está a punto de empezar y tenemos que entrenar!
— ¡Angelina, suelta el alma de Oliver por Morgana! —le chilla Atria—. ¡Al final dejo el equipo!
— ¡Oh, no te atreverás! —Angelina cruza rápidamente la sala y Atria aprovecha para esconderse detrás de Harry—. ¡Quítate del medio, tengo que hacer entrar en razón a tu hermana!
— A mí no me metas.
— ¡Harry, defiéndeme! —pero Atria se está riendo cuando Angelina la consigue sujetar para empezar a hacerla cosquillas. Esa era Angie, la que todos querían y apreciaban, no la que se había convertido en una versión loca de Oliver Wood.
Harry consiguió que todo el mundo volviera a prestarle atención para seguir hablando del ED y quedaron para el miércoles siguiente. De momento no tenían modo para comunicarse las reuniones, así que normalmente se lo acababa diciendo a Atria, que era la única que se paseaba libremente por las mesas de todas las casas. Se lo decía a las primas O'Brien y ellas se encargaban de pasar las noticias a los miembros de sus respectivas casas. Llegó un momento que, entre tener que cuadrar los entrenamientos de tres equipos de quidditch y la cantidad de deberes que mandaban los profesores, Harry tenía que cambiar las reuniones cada dos por tres y Atria gruñía cada vez que le tocaba hacer de lechuza. Aunque era agradable ver como Harry le contaba algo más. No había vuelto a sacar el tema de las cicatrices, aunque sí que habían hablado y Harry parecía que se había disculpado por quedarse mirando. Sus conversaciones solían ser bastante raras y esa había sido, hasta el momento, la segunda más rara. La conversación a gritos en Grimmauld Place había sido la primera.
Por suerte, los viajes como lechuza se acabaron una semana antes del primer partido de quidditch de la temporada. Hermione había encantado unos galeones que mostraban en el canto la fecha y hora de la siguiente reunión, algo mucho más sencillo de comunicar que su actual método de contacto. La gente era de todo menos cuidadosa, por eso no dudaban en levantarse en mitad de las comidas a preguntar a las primas O'Brien cualquiera de las últimas noticias sobre las reuniones. Al menos habían conseguido evitar acercarse a Harry, eso solo lo hacían los de Gryffindor y Atria ponía los ojos en blanco cada vez que pasaba.
La semana antes del partido fue sencillamente horrible. Alicia acabó en la enfermería por un hechizo que le había lanzado Bletchley mientras que estaba estudiando en la biblioteca, Angelina se había roto un brazo por una zancadilla de Montague y Warrington había intentado empujar a Atria por las escaleras, algo que funcionó, pero Atria no dudó en agarrarle y los dos se cayeron varios tramos de escaleras hasta llegar al Gran Comedor. Crabbe, Goyle y Malfoy se dedicaban a molestar a Harry y Ron con comentarios dirigidos para disminuir la confianza de Ron, algo que no ayudaba.
La mañana del primer partido amaneció despejada, algo que contrastaba con el tiempo que habían tenido durante toda la semana. Habían entrenado siempre bastante tarde ya que Snape siempre reservaba las mejores horas para Slytherin, lo que dejaba a Gryffindor en las horas con más frío. Pero eso les beneficiaría en el día de hoy, al menos era lo que pensaba Atria mientras desayunaba. No había sentido las manos en los entrenamientos, así que no era de extrañar que hoy tampoco las fuera a sentir.
Salió antes del Gran Comedor para poder cambiarse tranquilamente en la habitación y cuando llegó Angelina estaba subiéndose por las paredes porque Atria no aparecía por ningún lado.
— ¿Por qué no puedes cambiarte en los vestuarios como todos los demás? ¡Es Slytherin contra quien jugamos, no Ravenclaw o Hufflepuff! ¡Si llegas tarde no esperarán y perderemos!
— Estoy aquí, ¿no? Pues vamos al campo.
Definitivamente tenía que hacer algo. La carta de Remus no había vuelto todavía —probablemente estaba en alguna estúpida misión de la Orden y no en casa, quizá debería escribir a Molly para que fuera ella. O quizá a Tonks. No, espera, Tonks era demasiado sospechosa, se suponía que no se conocían— y Atria esperaba que no la hubieran interceptado y ahora estuvieran pensando que base de maquillaje muggle era un código secreto. O, peor, que hubieran interceptado el envío y estuvieran metiendo la mano en los botes de base, contaminándola. Tendría que proponérselo a los gemelos para la hora de hacer envíos, esconder los artículos de broma en artículos muggle que no levantasen sospechas.
Cuando salen hacia el estadio Atria suspira. No podría dejar el quidditch ni aunque Angelina fuera peor que Oliver. Quizá no tenía tanta pasión —obsesión— como ellos dos, pero sin duda alguna le encantaba la sensación de salir al campo y oír los gritos de la gente. Y esa sensación no la quería cambiar por nada del mundo.
— ¡Capitanes, daos la mano!
Y el partido comienza. Atria decide solo centrarse en la quaffle y esquivar las bludgers, pero es imposible volver a hacerlo cuando Lee menciona la canción que se oye en el campo. Y escucha con atención, al igual que hace el resto del equipo. Por eso no es de extrañar que una bludger le dé en la cabeza y rebote contra el palo de la escoba.
Atria se asegura de que el partido no pare —aunque sienta que el mundo de vueltas—, no pueden parar ni aunque Ron esté siendo un coladero, tienen que centrarse en marcar todo lo posible para reducir la distancia y que Harry atrape la snitch. Sigue jugando con el gran dolor de cabeza que se le ha puesto en cuestión de momentos. No sabe cómo, pero consigue robar algunos pases a Montague y se los pasa rápidamente a Angelina o Alicia para que ellas marquen.
Por suerte, Harry no tarda en coger la snitch y él también recibe un golpe de la bludger que lo tira al suelo. Madame Hooch ya volaba hacia Crabbe mientras que el resto del equipo de quidditch de Gryffindor iba hacia Harry, que intentaba ignorar a Malfoy. La cara de asco del buscador de Slytherin no podía pasar desapercibida por nadie, y mientras que Atria abrazaba a Harry —y aprovechaba para sujetarse en él porque el dolor de cabeza iba a peor— él rubio seguía hablando sobre su estúpida canción.
— No se nos ocurría nada que rimara con gorda y fea para hacer mención a su madre —dice Malfoy y Atria considera seriamente ir a por los bates de los gemelos—, pero claro, tuvimos que dejar fuera "pobre perdedor" para referirnos a su padre, así que...
El plan de coger los bates de los gemelos para darle a Malfoy en la cabeza pasó a ser coger los bates de los gemelos para evitar que le dieran a Malfoy en la cabeza. Al primero que consiguió quitárselo fue a George, al que Harry no tardó en sujetar y, con el bate en el hombro, Atria fue hacia Fred, que estaba siendo sujeto por Angelina mientras que Alicia le quitaba el bate.
— A ti te caen bien los Weasley, ¿no Potter? Por eso dejas que tu hermana se líe con los dos, ¿no? —y a la que tuvieron que sujetar para que no se lanzase a por Malfoy fue a Atria. Alicia tiró de ella bruscamente y la consiguió sujetar de la cintura mientras que Atria se revolvía—. No entiendo cómo puedes soportar el hedor de la casa donde viven, aunque bueno, teniendo en cuenta que tu propia hermana vive con un híbrido...
Ahí fue cuando Angelina gritó algo y Fred pasó también a sujetar a Atria con mucha más facilidad que Angelina y Alicia, que se pusieron delante de ambos porque Malfoy se estaba riendo a carcajadas en esos momentos.
— Ignórale, ¿vale? —susurra Fred al oído de Atria y la abraza un poco más fuerte. No quiere relajarse, pero no puede evitar hacerlo porque cuando alguien la abraza se relaja. Se apoya en él y el dolor de cabeza le da una punzada que la hace cerrar los ojos. Quizá tenía que ir a ver a Madame Pomfrey luego porque todo seguía moviéndose de forma demasiado inestable.
— Los dos, tranquilos, ¿vale? ¿Estás bien con el golpe en la cabeza, Atria? —ella asiente, aunque sea mentira, pero en esos momentos lo que menos importa es su cabeza y parece que a Angelina le relaje que esté bien—. Malfoy lo están haciendo para provocaros a todos y... —las palabras de Angelina se fueron perdiendo poco a poco hasta que se quedó completamente callada porque había vuelto a oír a Malfoy.
— Bueno, Potter, ¿es verdad que la casa de los Weasley es una pocilga? Supongo que después de vivir con muggles agradecerás el cambio, aunque dime...
— Tú lo has dicho, ignórale —repite Atria intentando que Fred deje de mirar a Malfoy y la mire a ella.
Sigue hablando, intentando que su voz se oiga por encima de la de Malfoy, pero sabe que algo ha pasado cuando ve como la cara de Fred cambia y Angelina y Alicia gritan. No termina de entender como consigue que no avance para que no vaya a por Malfoy, pero le sujeta tan fuerte que Fred no es capaz de moverse.
— ¿Puedes sola? —pregunta Alicia y Atria asiente. No quiere ni hablar porque perderá toda la fuerza que está haciendo para mantener a Fred quieto, pero oye los pasos de sus amigas corriendo y los gritos de la gente en el estadio. Ha pasado algo y debe de ser muy fuerte porque Fred vuelve a intentar superar su agarre para ir hacia Malfoy.
— Sé que quieres que te suelte, pero por favor, para, Fred, para, necesito que pares porque me voy a caer al suelo en cualquier momento.
No sabe si lo que hace que se calme son sus palabras o que de verdad empieza a notar como se cae y entonces la agarra. Ahora sí que le duele la cabeza y ni siquiera está entendiendo qué grita la gente. Maravilloso, al final sí que tenía que haber parado el partido. Lo que le faltaba era un golpe en la cabeza para estar aún peor. Oh, y la enfermería, Madame Pomfrey iba a ser un problema, querría ponerla un camisón o algo así. Bueno, quizá Fred se ocupaba de dejarla en su túnica de quidditch, prefería cerrar los ojos un rato. Aunque los vuelve a abrir de golpe.
Se incorpora tan rápido que todo se vuelve negro y chilla porque no ve, aunque poco a poco la vista de Atria se vuelve más clara y a quien ve es a Madame Pomfrey empujándola de vuelta en la cama y prácticamente insultándola. Sí, se lo esperaba. Aunque no tenía claro que hacían Angelina, Alicia y Fred alrededor de la cama de la enfermería.
— ¿Me explicáis que ha pasado? Porque ahora mismo todo está borroso —y Angelina está furiosa también, genial, lo que faltaba. Si la última vez parecía más tranquila.
— ¿Por qué no has querido parar el partido?
— Ah, eso, estaba bien, solo me dolía la cabeza.
— Atria, no puedes darte golpes en la cabeza, te lo dije y te lo dejé bien claro —Madame Pomfrey vuelve a acercarse a ella y agita la varita. Atria supone que la está viendo la cabeza o algo así.
— Tengo que confesar que no me acuerdo de eso, aunque no me acuerdo de muchas cosas —es un intento patético de broma, pero lo intenta. Tiene que quitarle hierro a todo eso—. Bueno, ¿qué ha pasado? No podía mirar porque tenía que sujetar a Fred.
— Pues no tenías que haber hecho ese esfuerzo —y Madame Pomfrey vuelve a regañarla. Eso cuadra mucho más con su actitud normal hacia ella cuando acaba en la enfermería—. Sé lo que eres.
El susurro hace que de un respingo y mira rápidamente a Madame Pomfrey, que sonríe amablemente. Eso es nuevo. Ella se gira para mirar a Angelina, Alicia y Fred y solo señala la puerta. Los tres protestan, pero Madame Pomfrey no se deja manipular por sus caras de pena y los echa a los tres para luego volver con Atria después de asegurarse de que la puerta está bien cerrada.
— Tienes que controlarte, el Ministerio está en Hogwarts y, si no me equivoco, eres tan ilegal como tu padre.
— ¿Cómo sabe lo de mi padre? —susurra Atria y Madame Pomfrey se ríe.
— Sé tratar a mis pacientes y te conozco, Atria —no puede evitar abrazar a la mujer. Porque lo sabe un adulto y lo primero que ha hecho no es gritarla, si no decir que tenga cuidado—. Bien, bien, ahora escúchame.
Y empieza a darle consejos que le hubieran venido muy bien antes de llamar tanto la atención de Umbrigde. Mantener el perfil bajo, no ser capaz de sujetar a un chico que la saca casi dos cabezas sin apenas esfuerzo, no contestarla cuando hable de Remus y que cuide su alimentación. Porque si ella, que no almuerza casi nunca en el Gran Comedor se ha dado cuenta de su dieta de carne casi cruda, puede hacerlo Umbridge. Entonces, cuando pensaba que todo podría estar bien llaman a la puerta suavemente. Contiene el aliento hasta que Madame Pomfre abre y la que entra es la profesora McGonagall, que cierra la puerta con un movimiento de varita y va tan rápido hacia la camilla que Atria se asusta.
— ¿Sujetar tú sola a Fred Weasley delante de todo el colegio? —no gritaría si no fuera porque había hecho algo más a la puerta que solo cerrarla y Atria se baja de la camilla para mirar a la profesora McGonagall—. ¡Atria Potter, responde ahora mismo!
— No estaba pensando con claridad, me dolía la cabeza y el mundo daba muchas vueltas—murmura ella y la profesora McGonagall asiente.
— ¡Claro que no lo estabas haciendo, sujetar a alguien que te saca casi dos cabezas sin apenas esfuerzo! —repite las palabras de Madame Pomfrey y Atria no puede evitar reírse—. ¡No me hace gracia, Atria, la profesora Umbridge está encima de todos nosotros!
— Ya, ya lo sé, perdón, ya me lo ha dicho Madame Pomfrey, que intente esconderme a partir de ahora, no destacar.
— Sí, no destacar, ¿sabrás hacer eso? —Atria se apresura a asentir rápidamente y la profesora McGonagall suspira.
— Espero que sepas, por tu bien. Tu hermano y los gemelos Weasley han sido suspendidos del equipo de quidditch y tú estás en periodo de prueba, a la mínima que hagas algo te sacará del equipo —las palabras de la profesora McGonagall caen sobre Atria como si fuera un cubo de agua fría lanzado por Peeves.
— ¿Qué?
— Los ha suspendido de por vida. Tú has quedado libre no sé cómo, por Morgana, supongo que has tenido suerte y solo te ha visto cuando estabas sujetando a Fred y no cuando te has querido lanzar hacia Malfoy.
Madame Pomfrey protesta cuando ve que Atria se va hacia la puerta, pero no es capaz de pararla porque Atria va sin control. Tiene que ir a ver dónde están y qué está pasando y por qué lo ha hecho. No entiende nada. ¿Qué pasaba ahora con el equipo si habían perdido al buscador y a los dos golpeadores? ¿Qué pasaba con ella si hacía cualquier cosa que la profesora Umbdrige considerase como mala?
Cuando entra en la sala común lo que ve es un ambiente de derrota. Da igual que hayan ganado el partido, todo el mundo parece tener el ánimo por los suelos. Harry está sentado junto a la chimenea, mirando el fuego y Atria no duda en ir hacia su hermano.
— ¿Qué ha pasado? —susurra, pero Harry parece que la entiende porque se ríe de una forma espeluznante.
— Suspendido de por vida. George también y Fred ha pagado por si acaso. Lo siento, porque tú estás en periodo de prueba, quería quitarte también a ti el privilegio, pero de alguna forma la profesora McGonagall la ha convencido de que te habías dado un golpe muy fuerte y que lo que te pasaba era que no querías ir a la enfermería, no atacar a Malfoy —Harry coge un hilo de la alfombra y empieza a tirar hasta que lo arranca, para luego hacer una bola y lanzarlo al fuego.
— No entiendo nada, ¿qué pasa ahora con el equipo? ¿Dónde están todos? ¿Y Ron? ¿Por qué Ron no estaba con nosotros en la pelea? —no entiende nada. Claro que no lo hace porque no tiene sentido—. ¿Por qué de por vida? Ella no puede hacer eso, ¿no?
— Supongo que Angelina tendrá que volver a hacer pruebas, ¿no? —Harry se encoge de hombros y vuelve a lanzar otro trozo de hilo hecho bola al fuego—. Ahora tiene más poder que incluso los profesores, no le gustó que Dumbledore la obligara a aprobar el equipo de quidditch de Gryffindor.
— Menuda cabrona —murmura Atria y Harry solo asiente.
— Deberías ir a cambiarte, no creo que sea buena idea que vayas ahora con el uniforme de quidditch.
No le sorprende encontrarse a Alicia y Angelina en la habitación, esperando. Angelina parece estar ausente mientras que Alicia la abraza y le va susurrando cosas. Atria no tarda en ducharse y luego se sienta con Angelina, también intentando reconfortarla. Pero no parece funcionar nada.
— Mi año como capitana y pasa esto, soy horrible, creo que voy a dejar la capitanía, no valgo para esto, Oliver hubiera sido capaz de parar la pelea.
— Oliver tampoco hubiera podido parar la pelea, no hubiera podido sujetar a George y a Harry a la vez. No te martirices, ¿vale? —Alicia vuelve a acariciarla la espalda y Angelina niega.
— Al menos hubiera parado a uno de los dos, ¿sabes? Así no tendría que estar pensando en la pesadilla que está siendo este curso.
— Piensa que al menos no estás en periodo de prueba.
— Haz algo que te saque del equipo, lo más mínimo, y te aseguro que no vuelves a ver la luz del sol.
— ¡Esa es la Angelina que conozco! —Atria se lanza a abrazarla y, por fin, parece que ríe algo—. Vale, este es el plan.
— ¿Ya tienes un plan?
— Siempre tengo un plan, Alicia —responde, sacándola la lengua y luego mira a Angelina—. Está claro que es una locura tener que organizar pruebas ahora, pero no nos queda otra porque hay que encontrar dos golpeadores y un buscador cuanto antes. Pero esta vez vamos a hacerlo bien, Angie, las dos te ayudaremos.
— ¡Atria, yo no quiero estar en la capitanía!
— ¡Tú cállate y escúchame! Por Morgana, que es importante. Está claro que tenemos que estar unidas porque va a por Gryffindor —dice, refiriéndose a Umbridge—. Así que, encontremos lo que encontremos en las pruebas, tenemos que mantener al equipo unido, ¿vale? Y lo haremos teniendo la capitanía compartida. Sé que no te gusta, Angie, y sé que eres perfectamente capaz de hacerlo, pero no tenemos nuestro equipo de siempre.
— No lo tenemos porque lo han suspendido —murmura y Atria suspira.
— ¡Y por eso tenemos que demostrar que somos mejores que ella! ¿Por qué no te vas a dormir y mañana termino de contarte? Porque creo que ahora mismo estás un poco...
— Agobiada —dice Alicia y Atria asiente.
— Intenta descansar, ¿vale, capitana?
Eso hace sonreír a Angelina, que sube tranquilamente hasta su habitación. Katie debía estar arriba ya esperando, probablemente no queriendo interrumpir el momento entre las cazadoras del equipo. Era una pena que no pudieran ser cuatro cazadoras.
Cuando vuelve a bajar para ir a la habitación de los chicos, Ron parece que ya ha vuelto de donde sea que estuviera y está con Harry y Hermione frente a la chimenea, hablando. Solo oye la palabra abandonar, pero no tarda en ir y darle un pequeño empujón.
— Como se te ocurra abandonar, Ronald Weasley...
— No lo haré.
No ha necesitado terminar la amenaza. Eso está bien porque no tenía claro cuál iba a usar. Abraza a Ron, le revuelve el pelo a Harry y entonces suspira. Ahora vienen los gemelos. Cuando había visto a Fred no le había dicho nada de la suspensión, ¿se la habrían dicho luego, cuando Madame Pomfrey les había echado de la enfermería? ¿O se lo habrían tenido que decir George y Harry?
No le sorprende el labio roto de George cuando entra en la habitación, al igual que tampoco le sorprende ver las caras que tienen y que estén tirados en las camas de cualquier manera. Cada vez que Lee dice algo, se mueven lo justo para fulminarle con la mirada y Lee pone los ojos en blanco.
— ¿Te quedas tú con ellos? Creo que voy a acabar aceptando la oferta de irme a la habitación de McLaggen porque esto apesta —dice, levantándose de la cama y metiéndose dentro del baño.
— Sabéis que no es culpa de Lee —les dice a ambos, pero ninguno responde—. Conseguiremos que os deje jugar de nuevo, ya veréis.
— No va a hacerlo, tendrías que haber visto su cara de satisfacción cuando lo ha dicho —casi lo gruñe y luego mira a Fred—. ¿Se lo dices tú o lo digo yo?
— ¿Decirme el qué?
Ambos se miran y luego vuelven a mirarla. Por fin se sientan en sus camas. Y Atria tiene miedo de lo que van a decir.
— Sabes que no necesitábamos volver, ¿verdad? —Fred lo pregunta lentamente y Atria asiente—. Bueno, ahora nos ha quitado el equipo y...
— ...estamos pensando en irnos. No nos costaría nada no volver después de la próxima excursión a Hogsmeade.
Atria se queda callada. Porque no pueden ir en serio. ¿Cómo se iban a ir? ¿Cómo iban a dejarlos a todos allí, sin ellos?
— ¿Atria?
— No, no os podéis ir, no... no tiene sentido, no... ¡LEE, SAL DEL BAÑO!
Primero empieza a golpear la puerta con fuerza, pero viendo que Lee no abre no duda en abrirla ella misma para que Lee vuelva a cerrarla de un portazo, dándola en la nariz.
— QUE NO ENTRES AL BAÑO SIN LLAMAR, LOCA.
— QUE SE QUIEREN IR, DEJATE DE TONTERÍAS.
Y eso basta para que Lee abra la puerta. Tiene los pantalones del pijama puesto, pero la camisa está a medio quitar y se ha dejado la corbata puesta.
— ¿Cómo que os queréis ir? Es una broma, ¿verdad? ¡No os podéis ir!
— ¿Y qué quieres que hagamos? ¿Qué nos quedamos aguantando las miradas de superioridad de Umbridge porque nos ha conseguido echar del equipo? —George se levanta de la cama y empieza a dar vueltas por la habitación—. ¡Fred ni siquiera ha pegado a Malfoy y le ha sacado!
— ¡Vais a huir, eso es lo que vais a hacer si os vais! ¡Dejaréis el ED, dejaréis Hogwarts, nos dejaréis a nosotros! —Atria dice nosotros, pero lo que quiere decir en realidad es ella. Porque no está preparada para que los gemelos se vayan antes de tiempo—. Es vuestro último curso en el castillo, no vais a volver el año que viene.
— ¿Y qué más da que lo adelantemos? —pregunta Fred y Atria se ríe—. No, en serio, ¿qué más da que nos vayamos ahora a que nos vayamos en junio?
— ¡No estoy lista para que os vayáis! —lo chilla mientras se le llenan los ojos de lágrimas. Porque solo puede chillarlo y los gemelos no pueden evitar sonreír—. Tengo asumido que el año que viene no vais a estar. Ni vosotros, ni Lee, ni Angie, ni Alicia. Pero no tengo asumido que os vayáis antes de tiempo.
— Vale —dicen ambos a la vez y Atria no puede evitar sorprenderse de lo fácil que ha sido. Lee empieza a reírse y se tira en la cama.
— ¿Queríais que Atria rogase o qué? —sigue riéndose a carcajadas y Atria se quita un calcetín para lanzárselo a la cara—. ¡Asquerosa!
— ¡Me los acabo de poner limpios!
— ¡Pues ya los tienes sucios, si vas descalza por la torre de Gryffindor!
— Es que he perdido mis zapatillas —pero resulta que no las ha perdido, solo están debajo de la cama de Fred, que las saca y se las lanza—. ¿Cuál era el hechizo que utilizabais para mis gafas?
— No se lo pongas a todas tus cosas, Atria, por Morgana —dice George, para luego lanzarse encima de Lee, que se queja con un grito. Y Atria aprovecha para lanzarse encima de los dos, que gritan.
— ¡Brutos de mierda, fuera los dos, idos con Fred!
Y ambos salen corriendo para lanzarse encima de Fred. Es mucho más divertido cuando llega Lee y también se lanza sobre ellos. Atria chilla porque tener encima a George y a Lee es demasiado y le falta el aire entre la risa y que la están aplastando. No duran mucho encima porque Fred empieza a quejarse y consigue pellizcar a George, que se levanta tan rápido que tira a Lee de la cama.
— ¡Otra vez!
— ¿Tú no te habías dado un golpe en la cabeza? —Atria no puede evitar mirar mal a Lee, porque eso es lo que la faltaba. Que lo recordase. Entonces los gemelos no parecen tan a favor de que esté jugando con ellos.
— Estoy bien, no tienes que...
— ¿No puedo cuidar de mi novia o qué?
Atria pone los ojos en blanco, pero sonríe de todas formas. Lee da un chillido agudo porque todavía no se acostumbra a que estén juntos y lo admitan abiertamente —aunque le extraña no haber visto ni un solo beso todavía teniendo en cuenta que Atria dormía en la habitación con ellos todas las noches—, mientras que George sonríe al ver como se miran ambos. Había merecido la pena esperar tanto tiempo para verlos juntos viendo cómo estaban ahora. Quizá si hubieran empezado antes hubieran acabado rompiendo porque eran demasiado pequeños. O quizá seguirían juntos. Nunca iban a saberlo, pero George tenía clara una única cosa. Ahora que Fred y Atria estaban juntos no habría forma de que rompieran.
_____________________________________________________
Yo me quedo con que la ha llamado novia denkjnedkwedwf los quiero mucho a mis niños a pesar de que se quieren ir y dejar sola a la niña. Si ya está demostrado que eso es una mala idea es que yo no sé en que piensan.
También tengo una pregunta, ¿qué creéis que va a pasar con el equipo? ¿Algún cambio de puesto? 🌚🌚
Último capítulo del año, por cierto kjfnwkjefn parece que fue ayer cuando estabamos todavía en marzo y esto es como el día 290 de marzo (lo he calculado je). Nos vemos la semana que viene ♥♥♥
¡Feliz año adelantado!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro