Capítulo 33: ¿Quieres que vaya contigo?
Dean Thomas se levantó a las cinco de la mañana el día de la primera prueba para poder pintar a todos los Gryffindor un león en la mejilla o, si no querían algo tan detallado, los colores de las casas. Pero todos querían el león, así que a nadie le importó madrugar ni pagar. Sin duda alguna merecía la pena. Y, como no podía ser de otra forma, la habitación de los gemelos Weasley y Lee era el lugar elegido para ser el estudio de arte. Por cinco sickles Dean les pintaba la cara y por cinco extras Atria les hechizaba el león para que se moviese. No había sido un hechizo difícil de crear y los efectos duraban doce horas, así que estaba bastante bien. Y ellos estaban haciendo un buen negocio.
A las once de la mañana todo el mundo estaba ya pintado y en el estadio, muertos de nervios. Atria llevaba en la mejilla derecha el león de Gryffindor y en la izquierda el tejón de Hufflepuff, por la culpabilidad de no haber hablado con Cedric durante los últimos meses. Había estado tan centrada en Harry para nada, porque, como había demostrado la noche anterior en una nueva pelea, lo único que le importaba era que ella le contase sobre su cicatriz. Que le dieran, a él, al dragón y a su estupidez.
Ludo Bagman anunció como iba a ser la prueba y qué tenían que hacer los campeones, para luego anunciar a Cedric una vez el dragón estuvo en la arena. Atria empezó a chillar con todas sus fuerzas al lado de Julie y Cho. Todo el colegio contuvo el aliento cuando el dragón ignoró al perro-piedra y lanzó una bocanada de fuego hacia Cedric, quemándole la mejilla. A pesar de todo consiguió recuperar el huevo.
La siguiente fue Fleur Delacour y a Julie se le escapó un "Me he enamorado" cuando vio como hechizaba al dragón y lo ponía a dormir sin muchos problemas. Y luego gritó por ella cuando el dragón suspiró y le prendió fuego a su falda cuando estaba a punto de coger el huevo. Lo había hecho perfecto, solo se le había quemado un poco la falda, ¿por qué tenía menos puntuación que Cedric, que se había quemado la cara? No era para nada justo, merecía la puntuación máxima. O bueno, quizá no la máxima, pero sí más nota.
Krum fue el tercero y hubiera estado bien que fuera el último. Tuvo la idea de utilizar una maldición de conjuntivitis, una de las más efectivas contra los dragones debido a que sus ojos son su punto débil. Charlie lo había mencionado mil veces durante las comidas, hablando sobre la crueldad que era utilizarlo si no sabías hacerlo bien. El dragón de Krum cayó bruscamente sobre los huevos y Atria pudo ver como Charlie se llevaba las manos a la cabeza. Solo esperaba que no fueran huevos reales.
Y, por fin, salió Harry. Vale, quizá no le importaba tan poco. Primero levantó su varita y dijo algo, pero, durante unos minutos que parecieron agónicos, parecía que no iba a pasar nada. Hasta que apareció la Saeta de Fuego y Harry volvió a revivir. Cuando el dragón le desgarró la túnica con la cola Atria cerró los ojos de forma inmediata. Luego la gente volvió a gritar y ella volvió a abrir los ojos para ver como el dragón alzaba el vuelo y Harry se lanzaba en picado hacia el suelo y cogió el huevo dorado. Había sido el más rápido. Y quizá ella estaba un poco menos enfadada con él.
No pensaba ir a la carpa, pero Hermione apareció, con Ron detrás y ambos tiraron de ella hasta donde estaba Harry. Hermione fue la primera en entrar, luego fue Ron y, cuando Atria vio que Hermione se echaba a llorar de felicidad, entró para ver como los abrazaba y luego salía corriendo, chillando con alegría.
- Hay que ver como se pone -dice Ron, mirando como se aleja. Y luego mira a Atria-. Deberíais hablar, rápido, porque van a darle la puntuación en nada.
- No tengo nada de qué hablar si no confía en mi -responde Atria, cruzándose de brazos. Acababa de cambiar de opinión sobre su hermano al ver como le lanzaba una mirada a Ron de "cállate".
- ¿Por qué tendría que hacerlo si tú no lo haces?
- ¡No lo hago porque tú no lo haces!
- ¡Y yo no lo hago porque tú no lo haces!
- Eh... creo que es mejor que vayamos a ver la puntuación -murmura Ron, tirando de Harry para sacarle de la tienda.
- Es insoportable. Sencillamente insoportable -no debía haberlo pensado porque se oyó una risita a sus espaldas y, cuando se giró, Cedric estaba asomado por la cortina-. Cotilla.
- Sí, sí, lo que sea -responde Cedric, empezando a reírse más. Sí, Atria entiende por qué medio colegio parece estar interesado en salir con Cedric. Cuando sonríe parece que se vuelve aún más guapo-. ¿Vienes un momento? Madame Pomfrey no me deja moverme de aquí.
- Ah, sí, ¿qué tal tu cara?
- Creo que es peor escuchar a madame Pomfrey quejándose de los dementores del año pasado y los dragones de este -bromea Cedric, aunque luego se señala la pasta espesa que tiene sobre la cara-. Menos mal que hace milagros, lo que sea que me ha echado me va a dejar la piel perfecta.
- Seguía una pena que tu caga de bebé se echase a pegdeg, Cedgic -Atria no sabía si Fleur Delacour estaba hablando en serio hasta que vio como Cedric empezaba a reírse y Krum esbozaba lo que parecía ser una sonrisa-. Vamos, tenemos que volver a la tienda de los campeones.
- Tienen que decirrnos algo sobrre los huevos -aclara Krum y Cedric asiente.
- Vamos a ello entonces -dice, para luego inclinarse sobre Atria, de forma que los demás no le oigan-. Dale las gracias a Harry, no me dio tiempo cuando me avisó de la prueba, salió casi corriendo porque le llamaba Moody.
Tampoco le dio tiempo a volver a hablar con él porque Fleur tiró de Cedric para sacarle de la enfermería improvisada y luego madame Pomfrey la echó de allí. Quizá sí que podría hablar con Harry en algún momento, había avisado a Cedric de los dragones, algo que ni siquiera ella había hecho y quizá...
- ¡Atria Potter! ¿Alguna declaración sobre la maravillosa actuación de tu hermano? -una pluma se le metió casi en los ojos y lo único que llegó a ver fue el horripilante tono verde amarillento antes de tener que frotarse los ojos con fuerza.
- ¿Y tú eres...? -Atria responde sin mucho interés. ¿Declaraciones sobre su hermano? ¿Después de que haya invadido su espacio vital y le haya metido la pluma en los ojos? No, ni de broma.
- Rita Skeeter, corresponsal de El Profeta -dice la mujer y Atria la mira. Así que esa es la reportera que va por ahí diciendo que llora con Harry todas las noches.
- Ah, la mentirosa -dice, sonriendo y eso no parece gustarle a la mujer, que frunce el ceño-. Si tuviera algo que comentar, se lo diría a periodistas de verdad, no a ti. Si me disculpas, tengo cosas mejores que hacer. ¡Hasta otra, Ridley!
Quizá su nombre no era Ridley, ¿no? Bueno, tampoco importaba mucho, no es que se la fuera a cruzar mucho más. Ahora tenía cosas realmente mejores que hacer, como ir hasta las cocinas. Había quedado allí con los gemelos para robar toda la comida posible para la fiesta de Harry. Sí, estaba enfadada con él, pero no iba a rechazar una fiesta y menos una que iba a organizar ella misma. Los gemelos le habían asignado a Ron la tarea de distraer a Harry hasta la tarde, cuando ya tuvieran todo listo y el chico ni siquiera se había quejado por ello. Todos sabían que acabarían volviéndose a hablar y parecía que los dragones habían calmado bastante la furia de Ron.
Le volvieron a asignar a Dean pintar distintas escenas de Harry con el dragón y luego decidió añadir una de Cedric con la cara quemada que Atria no tardó en reclamar como suya. Pensaba llevarla a la sala común de Hufflepuff y colgarla en la pared. ¿Molestar a sus amigos? El pasatiempo favorito de Atria. Por eso se dedicaba en esos momentos a molestar a Lee pinchándole con el tenedor mientras cenaban. Hasta que Lee se cansó, lógicamente y decidió ir a por el huevo dorado.
- ¡Jo, cómo pesa! -dice una vez lo coge y Atria no puede evitar levantarse para comprobarlo.
- ¿Será oro de verdad? ¡Eh, Harry! ¿Cuándo acabe el Torneo crees que me lo podré quedar para derretirlo? He leído que el oro puede ser útil para las pociones -intenta que suene como algo amistoso porque le ha contado a Cedric sobre los dragones cuando ni ella misma lo ha hecho y, quizá, pueden dejar la pelea un rato.
- ¡Venga, ábrelo! -grita Lee, quitándole el huevo a Atria y llevándoselo a Harry-. ¡A ver qué hay dentro!
- Espero que no sea una piedra, sería una decepción.
Aunque, sin duda alguna, hubiera sido mejor que la piedra hubiera estado dentro del huevo y no ese horrible ruido que salió cuando Harry lo abrió. Todo el mundo empezó a gritar que lo cerrase, pero la única voz que se oía más clara sobre el resto era la de Fred. Y menos mal que Harry le hizo caso o se hubieran quedado sordos.
- No sé qué era eso, pero no quiero volver a escucharlo -dice Atria, cogiendo de nuevo el huevo de las manos de Harry y mirándolo fijamente. Puede ser que fuera una banshee, como decía Seamus, pero Atria lo dudaba porque una banshee era un augurio de muerte. Leah decía que solo aparecían cuando alguien iba a morir, y teniendo en cuenta que su familia tenía a la famosa Aibhill como banshee, Atria confiaba ciegamente en ella y si decía que no se podían capturar, es que no se podía. Aunque la idea de Seamus era mejor que la de Neville, la maldición cruciatus. Definitivamente eso era imposible, y eso que Ojoloco les estaba enseñando la maldición imperius, pero todo el mundo sabe que ese hombre está loco.
- A lo mejor es que tienes que atacar a Percy mientras que se ducha, definitivamente ese grito es bastante parecido a cuando cortamos el agua caliente en casa durante uno de los días más fríos del invierno -dice George y Atria asiente rápidamente.
- De nuestras mejores ideas, lo mejor es que Percy no supo que habíamos sido nosotros porque Molly acababa de poner a fregar los platos -dice Atria, sonriendo de oreja a oreja. E incluso Harry sonríe con eso. Victoria. Quizá todo puede seguir perfectamente entre ellos y pueden evitar sus problemas.
- Oye, Hermione, ¿un trozo de tarta de mermelada? -dice Fred y Atria no puede evitar mirar la tarta fijamente. ¿Seguro que no la ha hecho nada? -. Con lo que hay que tener cuidado es con las galletas, no con esto.
- ¡Qué asco! -grita Neville, escupiendo la que se acaba de meter en la boca y Atria reconoce la pasta inmediatamente. Una galleta de canario. Está realmente orgullosa de esas cosas, la forma en la que los gemelos la habían creado era realmente ingeniosa y no habían necesitado que ella crease ningún hechizo para ello.
- Era broma, Neville -dice Fred, pero Atria, a sus espaldas, niega rápidamente.
- No te comas ninguna más, las han hechizado, pero no se lo digas a nadie -le susurra y Neville sale casi corriendo escaleras arriba, probablemente para enjuagarse la boca. Así que solo tiene que buscar una nueva víctima.
Es perfecto. Cormac McLaggen vuelve a estar intentando ser el centro de atención, así que solo tiene que darle una galleta, fingiendo ser realmente amable con él -le va a costar, pero merecerá la pena por verle convertido en canario- y luego irse. O quizá se queda para ver cómo -le salen las primeras plumas.
- ¡Hola, chicos, cuánto tiempo! -dice, con el plato de galletas en la mano y lo pone delante de McLaggen-. ¿Una galleta, Cormac?
- Hola, Atria -dice Jack, sabiendo perfectamente que no debe aceptar nada de comida proveniente de ella. Y menos cuando se la ofrece directamente a McLaggen, llamándole Cormac. Todo el mundo sabe que no le soporta. Todo el mundo menos él, claro.
- ¿Qué tal todo? -pregunta Seth y ella solo sonríe cuando ve como McLaggen coge la galleta.
- Maravilloso, todo realmente maravilloso. ¿Y vosotros? -pregunta, pero no los escucha, porque lo que le interesa ahora es ver la transformación de McLaggen en canario. Ya hablará con ellos cuando no esté el otro pesado delante.
- ¡Atria!
- Uy, Hermione me llama, mejor voy para allá, ¡hablamos luego, chicos! Espero que te haya gustado la galleta, Cormac.
- Deliciosa, Atria, gracias.
- De nada -dice, sonriendo de oreja a oreja. Sí, sin duda alguna esto es divertido y más cuando, de repente, McLaggen se vuelve un canario-. ¡Es maravilloso!
Las carcajadas de todo el mundo llenaron la sala común, incluso las de Neville que ya había vuelto del baño. Y Cormac salió corriendo, escaleras arriba de vuelta a su habitación. Todo estaba saliendo de maravilla.
- ¡Estoy tan orgullosa de vosotros! -Atria chilla cuando llega hasta los gemelos, abrazándoles a la vez y haciendo que sus cabezas choquen-. ¿Qué querías, Hermione?
- Tienes que decirle que no entre en las cocinas, ¡va a poner en huelga a los elfos! -dice Fred y Atria se encoge de hombros.
- Bueno, no lo va a conseguir, me gustaría ver como lo intenta, ¿te llevo a las cocinas? Quiero hablar con los elfos de todos modos, tengo que proponerles una cosa -dice, y todos la miran fijamente.
- Tiene que ver con tu extraño y repentino gusto con la carne cruda, ¿verdad? -le pregunta George y Atria acaba asintiendo-. ¿Qué es lo que te pasa? No soportas la carne. Y mucho menos cruda.
- Ya, parece ser que cierta cosa me afecta más de lo que había planeado -dice ella, a la defensiva y todos parecen pillar lo que dice, menos Harry.
- ¿Qué cosa?
- ¿Es en serio? -le pregunta y, cuando él asiente, no puede evitar poner los ojos en blanco-. Tengo que confirmarlo, el Sombrero Seleccionador no consideró mandarte a Ravenclaw, ¿verdad?
- Eh... no -dice Harry, poniéndose un poco rojo-. ¿Por qué?
- Por nada, por nada -responde Atria, para luego cogerle de la mano y llevarle a un rincón más apartado. Tampoco va a hablar de ello en mitad de la sala común-. Vale, a ver... por lo visto puedes adquirir ciertas cosas del animal que te transformas. Papá era vegetariano por ser un ciervo, Sirius tiende a marcar su territorio y Peter... bueno, creo que no necesita explicación, ¿no? Se comportó como una rata al traicionarlos.
- Oh, eso, claro, los lobos son carnívoros -murmura Harry y Atria asiente.
- Ahora prefiero la carne casi cruda, como Remus. Creo que es asqueroso vernos comer, pero por lo visto mi estómago piensa que el pastel de verduras es asqueroso y creo que si me lo como vomito por mucho que me guste. Aunque sigo pudiendo comer tostadas -dice, sonriendo. Si tiene que dejar de comer cosas dulces le dará algo. ¿Cómo va a dejar las plumas de azúcar?
- Sí, al menos puedes comer tostadas.
No es un silencio agradable. Para nada agradable. Atria tampoco tiene muy claro qué se supone que tiene que hacer ahora. ¿Darle las gracias por avisar a Cedric? ¿Fingir que no ha pasado absolutamente nada y que todo está bien? Sí, la verdad es que no solucionar los evidentes problemas con su hermano suenan bastante bien, quizá puede enfrentarse a ellos más tarde.
Cerca de la una de la mañana todos vuelven a sus habitaciones, cansados de la fiesta y Atria recoge rápidamente el dibujo de Cedric para llevarlo al día siguiente hasta la sala común de Hufflepuff. Y lo hace justo en la hora de la comida. Julie, en cuanto lo había visto, no dudó en secundar la idea de Atria y, entre las dos, lo colgaron en mitad de la sala común. Sí, era divertido, pero más divertido fue pasar la noche allí, donde las risas por el dibujo estaban garantizadas.
Cuando llegó el sábado a medio día, a Atria se le cayó el alma a los pies. Se había olvidado completamente de avisar a Angelina de la cita y Fred no dejaba de hablar de todo lo que había conseguido de las cocinas. Ron le había distraído cuando iba a hacerlo y luego... bueno, con eso de que Harry casi había sido sopa de dragón tampoco lo había pensado mucho. Eso y que había pasado más tiempo en las otras salas comunes que en la suya propia para evitar a su hermano, así que tampoco se había cruzado mucho con sus amigos. Últimamente con quien más tiempo pasaba era con Leah y no era algo que a Atria le desagradase, le ayudaba a centrarse en eso que parecían ser sentimientos por ella. Y parecían reales, sí. Y estaba claro que, si le gustaba alguien, tenía que ser Leah, no podía ser Fred. Pero estaba claro que no tenía sentimientos por nadie. Mucho menos por Fred. Por Leah, quería decir por Leah.
Siguió pensando en el tema durante todo diciembre -después de haber arrastrado a Angelina hasta la torre de Astronomía sin decirle nada, aunque su corazón se paró cuando la dejó allí con Fred y vio todo lo que el chico había conseguido para la cita-, y estuvo tentada de preguntar a Hermione qué pensaba ella sobre sus problemas amorosos cuando bajaron a las cocinas, pero olvidó la idea rápidamente cuando Hermione se puso a hablar con un elfo que parecía ser que conocía a Harry. Y luego se enteró de que él era el famoso elfo que le había quitado sus cartas dos años atrás y algunas cosas más que le comentó mientras que Hermione se iba. Como, por ejemplo, todo eso de la bludger que casi le mata durante el partido. Acabó decidiendo no querer saber qué más había hecho Dobby, así que salió de las cocinas con un montón de magdalenas bajo el brazo y la promesa de los elfos de que le dejarían algo de carne cruda solo para ella y decidió que, por esa noche, volvería a la sala común de Gryffindor. Aunque eso supusiera compartir su botín con los gemelos. Que fue lo que la salvó durante el anuncio y primera práctica para el Baile de Navidad.
La profesora McGonagall reunió a todos los alumnos de Gyffindor en una de las aulas en desuso más grandes del castillo, puso un tocadiscos y luego pidió a Ron un baile. Por supuesto, los gemelos a un lado y Atria y Ginny en el otro no podían dejar de reír. Ninguno de ellos pensaba dejar que Ron olvidase en su vida ese momento, e incluso Hermione no podía parar de reír al ver la cara de terror de Ron cuando tuvo que poner una de sus manos sobre la cintura de la profesora McGonagall.
- Un baile, ¿de verdad vamos a tener un baile? -le susurra Leah a Atria, visiblemente emocionada y ella asiente.
- Supongo que para eso eran los vestidos y las túnicas de gala que teníamos en la carta -le susurra de vuelta-. Iremos todos juntos, ¿no?
- Claro -murmura ella, pero por dentro se decepciona. ¿Todos juntos? ¿No buscarían pareja? Leah tenía claro con quien le gustaría ir y en sus planes no estaba ir con todos sus amigos a la vez, si no con una única persona. Atria.
- ¡Todo el mundo de pie! -dice la profesora McGonagall y es casi instantáneo, todas las chicas se ponen de pie-. ¡Chicos, vamos!
Neville es el primero en reaccionar y va directo hacia Ginny, que sonríe y acepta el baile. Eso parece animar a algunos de los chicos, que deciden empezar a buscar pareja. Aunque el momento favorito de Atria es cuando Seamus y Dean empiezan a bailar juntos y luego Lavender y Parvati. Son un desastre, pero son un desastre demasiado gracioso.
- ¿Me concede este baile, señorita Potter? -y, por supuesto, Fred no tardó en aparecer, haciendo una reverencia-. Supongo que el vestido que llevabas en brazos era para esto.
- La verdad es que, ahora que lo pienso, tiene más sentido, pensaba que sería para la celebración final, ya sabes, cuando entregasen la copa y eso -dice, agarrando su mano para empezar a bailar. Pero son, sencilla y llanamente, un desastre-. Creo que esto no es lo nuestro, ¡perdón, te he vuelto a pisar!
- Anda, sube a mis pies, creo que estarán mucho mejor si sencillamente los pisas todo el rato -responde Fred y parece que eso les hace mejorar bastante y pueden empezar a moverse por la sala sin tropezar.
Harry sigue en un rincón, mirando a todo el mundo moverse y Atria le saluda cada vez que pasa por su lado, pero su hermano ni siquiera se mueve, así que decide pasar a la acción y, la siguiente vez que pasan, le agarra de la mano.
- ¡Vamos a bailar!
- ¡No, Atria, no quiero!
Pero poco importan las quejas de Harry porque pronto está bailando también con ellos. Cuando pasan al lado de George y Alicia, Atria consigue tirar de ella para que ambos se unan y luego pasan al lado de Hermione, que bailaba con McLaggen y Atria se apresura a salvarla de él y dejarla con Ron, cuyas orejas se ponen completamente rojas.
- Me agradecerás más tarde haberte salvado -le dice, mientras que la profesora McGonagall empieza a perseguirles porque ya ha dejado de ser un intento de baile.
Ahí es cuando se vuelve realmente divertido porque Harry sigue intentando escaparse, pero ninguno de ellos les deja. Es realmente divertido ver como Harry está completamente atrapado entre ambos. Al menos, hasta que suena el timbre.
- ¡Habrá lecciones todos los sábados por la tarde! -grita la profesora McGonagall cuando ve que la mayoría de los alumnos empiezan a salir corriendo, Harry entre ellos-. ¡Potter, espera un segundo!
- No me he ido -dice Atria, pero la profesora McGonagall niega.
- Tú sí que puedes irte y, por favor, Atria, durante el baile inicial intenta bailar con una única persona y no con cuatro a la vez -si no fuera porque ve como intenta contener una especie de sonrisa, Atria pensaría que la está regañando.
- Lo prometo, pero solo durante el baile inicial -le dice, también sonriendo. Pero en cuanto sale del aula, entra en pánico porque eso significa que tiene que pedirle a alguien que baile con ella durante el baile inicial.
- Venga, avanza, no tenemos todo el día -protesta George, pero Atria se gira y le agarra de la camiseta.
- George, tenemos que elegir parejas para bailar -le dice, totalmente aterrada y George asiente.
- Es la gracia de un baile, sí. Eliges a una persona y le pides que vaya contigo, no es para tanto, Atria.
- ¿Qué no es para tanto? ¿¡Qué no es para tanto!? ¿Y de dónde voy a sacar a alguien para que vaya conmigo? -chilla, entrando completamente en pánico. Ni siquiera espera una respuesta, solo sale corriendo para esconderse en alguno de los pasadizos.
Había contemplado la posibilidad de salir corriendo a casa y perderse el espectáculo de Harry bailando -porque Cedric ya le había contado que los campeones abrían el baile- cuando McLaggen le preguntó, tres veces seguidas en la misma noche, que si iba con él al baile. No parecía pillar las indirectas, ninguna de ellas y Atria estaba considerando meterle dentro de la chimenea para ver si así pillaba que no le soportaba.
Al final, resultó que encontrar pareja no iba a ser tan complicado, sino que lo complicado iba a ser rechazar a la gente. Lo estaba comentando una tarde en la sala común con Angelina, Alicia y Katie, que no dejaban de hablar de cómo iban a organizarse para el baile. Ginny ya tenía pareja y Hermione también, así que subirían a la habitación de sexto para poder prepararse todas. La idea de Atria parecía haber encajado bastante bien con todos sus amigos, que se mostraban completamente a favor de ir todos juntos y prescindir de ese baile inicial. Al menos era lo que pensaba Atria, completamente ajena al verdadero plan de sus amigos.
- ¡Eh, Angie! -grita en mitad de la sala común y las cuatro giran la cabeza para mirar a Fred.
- ¿Qué? -le pregunta, sabiendo qué va a hacer. Está todo planeado. Solo falta que Atria no vuelva a salir corriendo y se esconda por el castillo. Tiene que invitar a Leah y, para ello, todos tendrán pareja. Aunque duela, lo hace por su bien.
- ¿Quieres venir al baile conmigo? -dice y Harry teme por su vida cuando ve la cara de su hermana. ¿Por qué, si estaban juntos, Fred se lo decía a Angelina?
- Acepto -dice Angelina y todo sucede muy deprisa. George le grita a Lee que si va con él al baile, este acepta y luego Alicia se lo propone a Katie, que también acepta.
- ¡No, no, no, no, no! -chilla ella, poniéndose de pie. No puede ser real, no pueden estar haciéndole eso-. ¡Prometisteis que íbamos a ir todos juntos! ¡Traidor, eres un traidor, Fred Weasley, sé que esto lo has organizado tú! ¡Te voy a matar!
- Pues ya sabes que tienes que hacer -le dice Fred, que con solo estirar el brazo y poner la mano en la cabeza de Atria consigue pararla para que no siga avanzando y le ataque. ¿Cosquillas en la sala común? No, gracias.
- ¡No he rechazado a dos búlgaras, tres franceses y a McLaggen diez veces como para que ahora me hagáis esto! -grita y, lo peor, es cuando saca la varita. Harry decide retroceder y esconderse detrás del libro de los Chudley Canons, para ver si así puede evitar la furia de su hermana. Aunque luego se da cuenta.
- ¿Cuánta gente dices que te ha invitado? -dice, sacando de nuevo la cabeza por encima del libro. Y Atria solo bufa mientras sigue apuntando a Fred con la varita.
- ¿Acaso importa? Me invitan porque soy tu hermana, no por otra cosa -dice, y entonces es cuando sus amigas se levantan del suelo y se ponen delante de ella, como si estuvieran enfadadas por lo que ha dicho.
- ¿Por ser la hermana de Harry? ¡Pero si le odia todo el mundo! -dice Katie y luego mira a Harry-. Uy, perdón, no quería decir eso, Harry, no es que te odie todo el mundo, pero... ya sabes.
- Eres una de las cazadoras del equipos, estás siempre con esos dos -dice Angelina, señalando a los gemelos- y siempre estáis gastando bromas o llamando la atención. ¡Si te sientas en las mesas de las otras casas!
- ¿Y qué? -contesta a la defensiva, pero de repente, decide que no quiere saber nada más del tema. Son sus amigas, las amigas dicen esas cosas. Levanta las manos y, sencillamente, se gira para salir por el hueco del retrato, sin decir nada más.
- Pues hoy no duerme aquí, ¿apuestas sobre la túnica que lleva mañana? -pregunta Katie y las tres vuelven delante de la chimenea, apostando cada una por una casa distinta.
- Pensaba que irías con Atria -le dice Harry a Fred antes de que se vaya con George, pero él solo se encoge de hombros. Y Harry no lo entiende.
- Quiere ir con Leah, pero necesita un empujón que, amablemente, le hemos dado. Además, todo me va bien con Angie, ¿por qué iría con Atria? -George, a sus espaldas, solo niega con la cabeza y Harry consigue entender que deje el tema-. Bueno, nos vamos, si la veis decidle que invite a Leah.
- No están juntos -le dice Ron cuando los gemelos se van y Harry le mira fijamente-. Me lo han dicho ellos, cuando estábamos en Hogsmeade. ¿A ti te ha contado algo, Hermione?
- No, y si lo hubiera hecho no lo hablaría con vosotros, que os importa más el aspecto físico que la personalidad o los sentimientos-dice ella, cerrando el libro de Artimancia de golpe-. Me voy a la cama.
Y si Harry pensaba que Atria saliendo de la sala común sin decir nada era raro, era porque no había visto nada. Al día siguiente apareció con la túnica de Slytherin, se sentó en la mesa de Slytherin y gritó, en mitad de la comida, que renunciaba a Gryffindor. A Dumbledore le hizo mucha gracia la situación, y más aún cuando vio a los gemelos Weasley coger a Atria en brazos y llevársela del Gran Comedor a pesar de los gritos de la chica. Que no pararon ni cuando llegaron a la habitación de los chicos.
- ¡Dejadme salir, ahora soy de Slytherin!
- ¿Tenías que elegirlos a ellos? ¿No te podías haber ido a Ravenclaw? -le pregunta George y Atria niega.
- No soy tonta, sé que sabéis responder a los acertijos del águila y tampoco tardaríais en descubrir cómo se entra a la sala común de Hufflepuff -dice, pero cuando mira a George se lo piensa mejor-. No, estoy segura de que ya sabéis entrar allí, ¿os lo ha dicho Mara?
- Nos gusta tener a nuestra competencia controlada -dice Fred y Atria pone los ojos en blanco. Solo vende artículos muggle y había empezado recientemente, igual que ellos. Atria ya le había comprado un par de bolígrafos porque era mucho más rápido que escribir a Remus, que tenía que ir a la tienda a comprarlos y luego enviarlos. Podían pasar fácilmente dos semanas entre que le escribía y Remus se los mandaba. Mara era mucho más eficaz.
- Pues ya sabéis por qué me he ido a Slytherin, allí no podéis entrar sin contraseña -les responde, cruzándose de brazos. La túnica de Cassie le está un poco grande, pero era mucho mejor que las de Lia o Beth, una demasiado corta y la otra demasiado grande.
- ¿Quieres quitarte eso? Me pone de los nervios -dice George, pero Atria solo se quita la corbata y, con un sencillo hechizo, se la pone a George.
- Te queda bien el verde -le dice y no tardan en empezar a pelear. Y cuando Lee vuelve a la habitación y los ve intentando arañarse en el suelo, decide que no va a lidiar con eso hoy.
- Cuando acabéis hablamos del problema de Atria sobre no aceptar sus sentimientos -dice Fred y entonces es George el que para de golpe.
- Ah, no, me niego a escuchar esto. No, lo siento, no puedo aguantaros a ninguno de los dos con eso -se levanta del suelo, dando un pequeño empujón a Atria, que le intenta poner la zancadilla y, cuando está en la puerta, se gira para mirarlos. Abre la boca porque quiere decirles que admitan sus estúpidos sentimientos por el otro, pero viendo lo tontos que están siendo ambos, decide que no merece la pena, así que se va de la habitación sin decir nada.
- ¿Qué le pasa? -Fred solo se encoge de hombros y va hacia su armario.
- No lo sé, pero quítate el verde, no te queda bien -dice, para luego lanzarle uno de sus jerseys. Atria gruñe, pero aun así se quita el jersey de Cassie y se pone el de Fred. Un jersey Weasley siempre es mejor que un jersey escolar-. Ese le quiero de vuelta, es mi favorito.
- Ahora es mío, lo siento por ti -le responde ella y, a pesar de que no quiere sonreír, Fred lo hace.
- ¿Por qué no quieres invitarla? -le pregunta suavemente y Atria solo se encoge de hombros-. Te va a decir que sí.
- Eso no lo sabes.
- Sí lo sé, vi lo decepcionada que estaba cuando propusiste el plan de que fuéramos todos juntos -dice mientras se sienta a su lado, en mitad de la habitación. Oh, es tan molesto tener que estar hablando de esto. No, no es molesto, él está con Angie.
- No estaba decepcionada, no sabes lo que dices -murmura, mirando al suelo. No le gusta hablar de esto, es horrible hablando de sentimientos porque ni siquiera los entiende-. No le gusto, no me diría que sí si le digo que venga conmigo al baile.
- ¿Por qué no quieres admitir que te gusta?
- ¡Porque no lo hace! -chilla, poniéndose de pie inmediatamente. Quiere salir de allí. Tiene que salir de allí. A ella no le gusta nadie y no va a hablar de ello. No, no va a hablar de ello, no va a pensar en ello porque entonces tendría que aceptar cierta cosa que se niega a aceptar.
- ¡Sí que te gusta, Atria, y está bien que te guste alguien! -pero no llega a salir de la habitación porque Fred es más rápido que ella y no tarda en hechizar la puerta.
- ¡No me gusta nadie!
- ¿Por qué te asusta tanto? -Atria lo nota. Esa pregunta no es por Leah, es por algo más. Algo que no sabe qué es-. ¿Por qué te asusta tanto la posibilidad de enamorarte de alguien? De que te correspondan. ¿Por qué, Atria?
Pero no lo sabe. No hay respuesta, así que no responde. Porque en cualquier momento puede meter la pata y no es capaz de aguantar nada en esos momentos. No cuando la están casi obligando a que le pida a Leah que vaya al baile con ella.
- Esto me lo quedo -la varita no tarda en desaparecer de sus manos y Atria gruñe-. No, explícamelo. ¿Por qué te da miedo que te correspondan? ¿Por qué no te crees que te han estado invitando por ti y no por Harry?
- No me obligues a quitarte la varita -le responde en cambio. Y Fred niega, así que Atria se transforma, tener el pelo más largo sin duda ayuda a que no se le noten porque el pelaje ha crecido lo suficiente para tapar las cicatrices. Quizá puede saltar por la ventana, ¿no? Bueno, quizá no era buena idea, estaban demasiado alto. Definitivamente hubiera sido mejor ser un pájaro.
- ¿Acaso me vas a morder para que te devuelva la varita? -Fred interpreta el gruñido como un "si me obligas lo haré", pero decide guardarse la varita de Atria en el bolsillo trasero y ella vuelve a gruñir-. ¿Te quieres comportar? Vuelve a ser tú y te la doy.
- Pues dámela -la transformación es inmediata y Atria extiende la mano, pero la varita no llega-. ¡Fred!
- Dime por qué no quieres pedirle a Leah que vaya contigo al baile -insiste, pero ella solo niega. ¿Y sí...? Tiene que preguntárselo-. ¿Quieres que vaya contigo?
- ¿Qué?
- A Angie no le importará, si eso es lo que te preocupa -duda. Primero duda y quiere asentir. Quiere aceptar la invitación, aunque sea egoísta y estropee la cita a Angelina. ¿Por qué quiere aceptarla? No tiene sentido, no puede tener sentido. Porque si quería ir con alguien era con Leah, ¿no? Quizá sí que puede mirar un poco en sus sentimientos, al menos en los que respecta a Leah. Sí que le gusta, al menos un poco.
- No, no, tú ve con tu cita, he invertido mucho tiempo en que todo salga bien -ha hecho lo correcto. Sí, lo ha hecho. Aunque una parte de su conciencia esté llamándola loca y le esté diciendo que está cometiendo el peor error de su vida.
- No has invertido nada -sabía que le iba a decir que no, claro que lo sabía. Se esfuerza en sonreír ante las palabras de Atria. Claro que ha intentado que salga con Angelina, porque no le interesa.
- Si Ginny pregunta dile que sí, cree que la estoy saboteando. Aunque viendo lo rápido que ibas a cambiar a una de mis amigas, Weasley, creo que eres tú quien la está saboteando -Atria se cruza de brazos e intenta parecer seria, pero no lo consigue en cuanto ve como Fred empieza a reírse. Ojalá lo estuviera saboteando. Oh, no, no, no. No ha pensado eso. No.
- Si mi mejor amiga me necesita voy a estar ahí, lo sabes, ¿no? -sí, es su mejor amiga. Siempre lo será. Solo son amigos, porque a él le interesa Angelina, sí.
- Claro -mejores amigos. A ella le gusta Leah. Tiene que repetírselo unas cuantas veces para evitar que sus pensamientos la traicionen y acaben diciendo la verdad.
- Vale, pues no me mates -tiene que hacerlo. Por ella. Aunque le duela.
Fred sale corriendo escaleras abajo y Atria tarda lo justo en reaccionar para que, cuando llegue a la sala común, Fred esté hablando con Leah sobre el baile de navidad. Y la señala.
- Claro que voy con ella, vamos todos juntos, ¿no? -oye decir a Leah y Fred niega.
- Cambio de planes, hay que buscar pareja y ni tú ni Atria tenéis. A no ser que queráis ir con Ron y Harry deberíais ir juntas -y Atria quiere matarle. Realmente quiere matarle. Tiene la suficiente fuerza en las mandíbulas para arrancar una cabeza humana sin problema ninguno, le gustaría probarlo en esos instantes-. ¿Qué dices? ¿Vas con ella?
- Sinceramente, no entiendo nada, pero vale -responde Leah y entonces Atria empieza a ponerse roja. ¿Está pasando esto de verdad? Sea como sea, está mal.
- ¡No! ¡Así no! -grita, para luego salir corriendo escaleras arriba de nuevo.
Leah se cruza de brazos y mira a Fred, frunciendo el ceño.
- ¿Qué le has hecho y por qué parece que Atria se ha roto?
- ¡Nada!
- ¡Fred!
- ¡Solo la estoy dando un empujón! -intenta defenderse, pero no parece funcionar. De verdad parece que Atria se ha roto un poco. Aunque tampoco importa porque Atria baja rápidamente, con un pequeño ramo de rosas. Vuelve a estar roja, pero no al menos no como antes, es un rojo que tira más a... me gustas y estoy haciendo esto porque me gustas. Y Fred no puede evitar pensar en que, así, Atria está adorable. Mierda.
- Perdona lo de antes, pero quiero hacerlo bien -murmura ella, acercándose hasta Leah, que es quien está roja en esos momentos. Y Fred se da cuenta de que sobra. Ignorar el pequeño pinchazo en el corazón no es fácil, pero aun así se aparta y las observa desde lejos-. ¿Quieres venir conmigo al baile de Navidad?
Había rebuscado en los baúles de sus amigos hasta que había dado con unas cuantas agujas de las que utilizaban para las clases de transformaciones. Primero las había duplicado y luego las había transformado en un montón de rosas de distintos colores. Verdes porque eran perfectas para nuevas relaciones, azules por la paz que Leah le transmitía a Atria. Y, en el centro, una rosa roja. Amor y admiración. Le gustaba Leah y se iba a esforzar por hacer que funcionara.
- No sé si te gustan las rosas, puedo cambiarlas si no te gustan o puedo cambiar los colores o... -empieza a balbucear, pero Leah niega y coge el ramo, sonriendo.
- Claro que no tienes que cambiarlo y por supuesto que me gustan -dice, y luego las huele, para hacer una mueca-. Lo que no entiendo es por qué huelen a metal.
- Ah, son agujas, no se van a morir -dice, sonriendo. Atria sigue estando un poco roja, pero poco a poco va recuperando su color natural-. No me daba tiempo a ir al invernadero, te prometo que el sábado te doy unas de verdad.
- ¿El sábado?
- Si aceptas venir conmigo al baile, el sábado tenemos una cita -responde y Leah no puede evitar sonreír aún más-. Me han dicho que en la torre de Astronomía hay muy buenas vistas para el atardecer.
- Las mejores -dice Fred, metiéndose en la conversación desde el otro lado de la sala y ambas chicas le miran-. Angie decía que nunca había visto los terrenos de Hogwarts más bonitos.
- De nada por la sugerencia -Atria vuelve a girarse, ignorando ese pequeño pinchazo ante las palabras de Fred, para mirar a Leah y vuelve a sonreír al ver como la chica toca las flores de nuevo. Sí, le gusta Leah. Va a ir con ella al baile. Va a funcionar. Los pinchazos son casualidades-. Entonces... ¿es un sí?
- Claro que es un sí, Atria. ¡Verás cuando se lo cuente a mis primas!
Es realmente divertido verlas ya que Leah intenta darle un beso en la mejilla a Atria antes de irse, pero ella también lo intenta así que ambas acaban chocando sus cabezas. Empiezan a reírse y, cuando lo vuelven a intentar, acaban en el mismo resultado. Al final, lo consiguen y Leah no tarda en irse de la sala común para contarle todo a sus primas. Definitivamente ya no iban a vestirse en la misma habitación y, ahora que Alicia y Katie iban juntas, ellas tampoco podrían.
- Estoy realmente orgulloso de ti, ¡has superado tu pánico! -aunque los pinchazos siguen. Angie le gusta, es en lo que tiene que centrarse. No en Atria con sus mejillas rojas y ese brillo en la mirada que le encanta.
- Oh, déjame en paz -murmura y vuelve a notar como empieza a ponerse roja. Genial. Lo que necesitaba, que se metiera con ella por estar roja.
- Venga, vamos a hablar con los elfos, hay que avisarles para el picnic.
Y hubieran ido, de no ser porque, a mitad de camino, se encontraron a Cedric hablando con Harry. Y le estaba invitando al baile de Navidad. El pánico de Cedric empezó a ser muy similar al que había tenido Atria tan solo un rato antes y, finalmente, al ver que Harry no hablaba, Cedric se dio por vencido y, totalmente rojo, desapareció en una esquina.
- ¿Te acaba de pedir Cedric Diggory ir al baile con él y tú no has contestado nada, Harry Potter? -chilla Atria, todavía en el otro extremo del pasillo y Harry tiembla-. ¡Te estoy hablando!
- Le estás asustando -dice Fred, hablando de una forma mucho más tranquila que la de Atria, que parece estar a punto de explotar.
- ¡Mis habilidades de celestina!
- ¿De verdad que eso es lo que te preocupa ahora?
- Bueno, parece que no funcionan porque Cedric acaba de invitar a mi hermano al baile, así que creo que llevan mintiéndome desde hace bastante, pensaba que estaba saliendo con Cho, lo último que sabía era que estaban saliendo -responde Atria, cruzándose de brazos-. Ahora me dirás que Angie y tú también estáis mintiendo.
- No, no estamos mintiendo -dice, poniendo los ojos en blanco. No lo están haciendo, de verdad que Angie le gusta. Es buena amiga, es fácil hablar con ella, le gusta tanto el quidditch como a él y es agradable pasar tiempo con ella, que pasa casi tan rápido como cuando está con Atria-. Bueno, Harry, ¿qué se siente al ser invitado por Diggory?
- ¿Entonces Cho no tiene pareja? -pregunta en cambio Harry y Atria solo puede empezar a reírse.
- ¡Esto es genial! Cedric se lo pide a Harry, Harry quiere ir con Cho y me voy ahora mismo a buscar a Cho para que me diga que quiere ir con Cedric y poder reírme con ganas de esto.
- No la tomes en serio -dice Fred, viendo como sale corriendo en la misma dirección en la que había ido Cedric-. Luego se dará cuenta de que te gusta Cho e irá a preguntarte por ello.
- No sé si quiero que me pregunte por ello -murmura el chico y Fred se ríe-. Tampoco quiero que me pregunte por lo que acaba de pasar, ni siquiera me ha dado tiempo a decir nada.
- Pregúntala por su cita con Leah, he tenido que decírselo primero a Leah para que ella se atreviese luego -le aconseja-. Seguro que si le preguntas sobre el ramo de rosas que le ha regalado no creo que consiga hilar una sola palabra seguida.
- ¿Le ha regalado un ramo de rosas? -pregunta Harry, totalmente sorprendido y Fred asiente.
- ¿Quién nos iba a decir que era una romántica?
- Bueno, tú seguro que podrías haberlo dicho.
- ¿Por qué yo?
Se suponía que lo había pensado, pero definitivamente no lo había hecho y había hablado en voz alta.
- No importa. Tengo que irme.
Y no tarda en irse. No corre, porque a diferencia de Atria, todavía quiere fingir que le queda un poco de dignidad antes de meter la pata, pero en cuanto cruza la esquina, sale corriendo hacia la sala común de Gryffindor. Desde luego que no va a hablar con Atria sobre su vida amorosa. O la ausencia de ella, mejor dicho. ¿Quién era peor de los dos? ¿Su hermana que parecía estar ciega o él, que no se atrevía a hablar con Cho? Aunque no iba a negar que ahora no podía dejar de pensar en la invitación de Cedric. ¿Qué le estaba pasando?
Para cuando Atria encuentra a Cho, está con Cedric y ambos están hablando del baile. Y acaban de quedar para ir juntos. En el fondo, piensa en Harry y la mala suerte que tiene, pero también en que parece que su plan como celestina ha funcionado algo.
- ¿No tenéis nada que contarme? -les pregunta, cruzándose de brazos y ambos se dan un pequeño susto.
- ¡No! -chilla Cho, para luego esconderse dentro de su bufanda. Sí, claro.
- ¿Seguro? -insiste y ambos niegan-. ¿No acabas de invitar a mi hermano al baile de Navidad, Diggory?
- ¿Puede? -dice, para luego empezar a justificarse-. Mira, lo intentamos, no nos funcionó, así que hemos estado probando a salir con otras personas.
- ¿Y vosotros decís que sois mis amigos?
- Te veías muy emocionada con eso de ser celestina, ¿qué querías que hiciéramos? -le pregunta Cho, poniendo los ojos en blanco al ver lo dramática que está siendo Atria.
- Solo queríamos hacerte feliz.
- Oh, que bonito -murmura, para luego negar y fruncir el ceño-. ¡No, espera! Estoy molesta con vosotros porque no me lo habéis contado.
- Lo íbamos a hacer si conseguíamos otras citas para el baile -dice Cho, pero luego mira de nuevo a Cedric-. Pero lo hablamos, si no conseguíamos a nadie iríamos juntos y volveríamos a intentar nuestra relación.
- ¿De verdad?
- No te voy a negar creo que tu hermano me gusta, Atria -dice Cedric, para luego ponerse rojo-, pero Cho también.
- Y empezamos a salir un poco por presión, así que es normal que no nos fuera muy bien, pero ahora lo hacemos porque de verdad queremos. O lo haremos porque de verdad queremos -dice ella y Atria no puede evitar sonreír y luego abrazar a ambos.
- En realidad, sois los mejores, gracias por mentirme y no quitarme mis ilusiones -cuando se aleja, mira a ambos fijamente y luego intenta adoptar la expresión más seria que puede-. No volváis a hacerlo, ya soy mayorcita como para asumir mis fracasos.
- ¿Cómo no invitar a Fred al baile?
- ¿Fred? ¡Oh, me he olvidado de Fred, íbamos a ir a las cocinas! ¡Hablamos más tarde!
Y tal y como había llegado, se va, directa a las cocinas. Como siempre, los elfos están encantados con la visita y se dedican a darle todo lo que pide y, por supuesto, lo que no pide. Fred ya estaba allí sentado, hablando tranquilamente con alguno de los elfos, que se habían ofrecido para darle lo más parecido a una conversación que podían dar los elfos de Hogwarts. Al final consiguen que los elfos solo preparen el picnic para el sábado, a pesar de los intentos de los pequeños seres de llenarles el estómago.
El viernes por la noche, Atria olvidó completamente la cita del día siguiente con Leah y sus nervios porque a Ron se le había ocurrido la idea de invitar a Fleur Delacour al baile de Navidad y no esperar una respuesta antes de salir corriendo. Cedric le había contado qué había pasado exactamente y Atria no había podido parar de reír, sobre todo cuando llegó a la sala común y vio a Ron en un rincón, blanco como la nieve y con Ginny intentando hablar con él para tranquilizarle o algo así. Poco importaba, la verdad, luego llegó Harry, que también parecía estar totalmente hundido y fue cuando se enteró de que le había pedido una cita a Cho. Sin duda alguna los dos la estaban sorprendiendo de una forma espectacular, aunque quien se cubrió de gloria fue Ron cuando intentó invitar, de forma realmente cutre, a Hermione. Atria no había conseguido averiguar quién era su pareja, por mucho que lo había intentado Hermione decía que si se lo contaba los gemelos acabarían sabiéndolo y no quería arriesgarse, así que Atria iba lanzando nombres al azar para ver si, con alguno de ellos, lo conseguía averiguar. Por supuesto, siempre fallaba. Nadie podía esperarse que Hermione Granger fuera a ir al baile con el mismísimo Viktor Krum porque nadie los había visto si quiera hablar.
- Siempre podéis ir juntos, ¿sabéis? No sé por qué montáis tanto drama por un baile -dice Atria cuando ve como Ginny rechaza a Harry porque ya va con Neville y Harry ve el momento.
- Bueno, lo estás diciendo tú, que te han tenido que organizar tu cita -y definitivamente Fred tenía razón, Atria empieza a ponerse roja, así que decide continuar-. Enséñame de donde has sacado las rosas, para que se las pueda regalar a Ron cuando le pida ir al baile conmigo.
- Vámonos a cenar -dice Ginny, viendo como su amiga es incapaz de volver a hablar. Sí, definitivamente Atria tenía un problema con las citas y el amor si la involucraban a ella misma. Ginny tenía muchas ganas de ver como reaccionaba cuando se diera cuenta de lo suyo con Fred. Eso sí que iba a ser divertido.
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Espero las denuncias porque no van juntos al baile, venga, podéis ponerlas aquí, las aceptaré y todo. pERO ES POR LA TRAMA LO JURO, SI HASTA ATRIA SE ESTÁ DANDO CUENTA DE QUE HAY ALGO MÁS AHÍ QUE UN SOLO AMIGOS. Era necesario, de verdad. Eso y que quería hacer un poco de heterobaiting porque ya que en las series me hacen queerbating pues yo, aquí, al revés.
Comentarios... la banshee que tiene la familia O'Brien es una banshee real y creo que cualquier día me voy a poner a leer más sobre ellas porque hay un montón de cosas???????? También tenemos mención a Rita Skeeter, a quien Atria llama Ridley a saber por qué. Oh, y como olvidar el pánico de Bi!Harry kfjewkfwfwejfkw mi cosa fav del mundo, de verdad, como la innombrable lo hizo bi sin darse cuenta.
Ah, y también lo siento por los capítulos eternos JAJAJAJAJA Prometo que intento hacerlos cortos, pero es que se me van muchísimo de las manos, así que mil gracias por leerlos y aguantarlos de verdad ♥♥♥♥♥♥
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