Dois
- la jefa se va a enojar -dijo Rosé quitándose los zapatos para no ensuciar la alfombra, no le dio tiempo de quitarse la ropa pero la sangre ya estaba seca, no iba escurrir, Jisoo a su lado la imitó cargando a la niña quien solo miraba todo con atención-
- le hace bien enojarse, para que la sangre fluya -se burló acomodando a Limario en brazos, según Rosé ese era otro nombre feo, lo sabía, pero le gustaba molestarla-
Observándose en el espejo de un costado se dieron cuenta completamente de sus fachas.
Rosé tenía la ropa rota y agujereada debido a las balas que todavía seguían en su chaleco y estaba salpicada de sangre de la cara, las botas militares que se había quitado con un resto de lo que parecía ser carne en la suela.
Jisoo quien cargaba a la niña que también se había empapado de sangre el traje de patito que portaba, estaba de pies a cabeza repleta de sangre seca, casi parecía que de hubiera bañado en ella.
Restándole importancia ambas se sonrieron antes de decidir entrar.
Ambas pasaron bajo la mirada expectante del guardia personal de su jefa quien las miró con una mueca, el padre de su jefa hablando con ella mientras está asentía sin emitir palabras y recorría con la mirada a ambas mujeres parando un poco en la niña.
- Ya volvimos jefesita -se anunció Jisoo aguantando una carcajada cuando la vio poner cara de espanto al volver a ver a la niña- y trajimos un premio -se burlo, Rosé a su lado la golpeó por igualada-
- espero una explicación -se cruzó de brazos, su voz infantil sonando molesta, apenas tenía 12 años y ya estaba al tanto de los negocios de su padre acostumbrándose a ver siempre a las mayores llegar con una sonrisa algo cínica y con pruebas de su trabajo-
- fuimos a lo que nos mando -dijo simple Jisoo- los matamos y les quitamos a la niña, la iba a matar, pero se llama Pranpriya Manoban -completo, alzándose de hombros le resto importancia al asunto mientras acomodaba a la niña que jugaba con su cabello algo pesado debido al espeso líquido rojizo, se veía extraña-
- ¿Podemos quedarnosla? -preguntó Rosé suplicante, la niña viendo todo con ojos curiosos- diga que si, la vamos a cuidar y no le dará problemas -
Suspirando Jennie asintió, esas dos eran sus más fieles trabajadoras y la respetaban aunque sólo tuviera 12 años, aunque era bastante burlescas y picaras.
- ¿como se llamara? -preguntó Jennie acercándose tratando de no ensuciarse, las pisadas de ambas marcandose de poco en el piso-
Su padre nunca las regañaba, así que asumía que estaba bien.
- Jisoo le quería poner Limario, pero la llame Lisa -dijo orgullosa Rosé acariciando la mejilla de la pequeña- tenía un papelito con ella -continuó, sacando el papel se lo mostró- Pranpriya Manoban, 27 de marzo, 11 años, Pranpriya es un nombre raro así que lo cambiamos -Jisoo asintio-
- Aunque es algo pequeña para tener 11 años -dijo poniéndola en el piso, esta a penas llegaba a su pecho- y habla muy poco, pero le enseñaremos bien -dijo ladeando la cabeza, la pequeña trataba de comprender sin entender nada-
- Si no les entiende es porque es tailandesa -dijo el padre de Jennie quien hasta el momento había permanecido callado sólo observando- la mafia Manoban es tailandesa -
- Pero ella ni siquiera sabe que significa eso -justificó Rosé escondiendo a la niña tras ella y cambiando su gesto a uno más duro, Jisoo a su lado poniéndose a la defensiva al captar la postura de su pareja-
Quizá Jisoo solo quería venganza.
A ninguna de las dos les agradaba el padre de Jennie pero como su jefe lo respetaban.
Observando a las dos mujeres el hombre alzó las manos en señal de rendición, no le convenía dejar a esas dos sueltas y dudaba poder matarlas en un territorio mejor conocido por ellas que por el, sin olvidar la manera en que Jisoo se ponía cuando se enojaba y tocaban a Rosé.
- Pero se puede quedar, solo bajo su cargo -dijo consiguiendo que ambas se relajaran sin bajar la guardia-
Tenían unos ojos temibles si las miraba bien, tan vacíos y sin miedo, como si en cualquier momento estuvieran listas para comérselo vivo, ninguno de sus subordinados se atrevían a verlo de esa manera a excepción de ellas y aunque no lo admitiera nunca, le provocaban miedo.
- Entonces nos retiramos -respondió Jisoo después de un denso silencio sonriendo de una particular manera- vamos bombón, que las cosas de Lisa no se arreglaran solas -
- Tienes razón debemos enseñarle a hablar bien -dijo Rosé sonriendo de regreso antes dejar un beso en sus labios y tomar en brazos a Lisa-
- Como siempre fue un placer estar con ustedes jefes -se burló Jisoo antes de salir y empujar al guardaespaldas que la miraba extraño- vuelve a mirarle el culo a mi mujer y te castro - escupió la frase en una clara amenaza antes de salir detrás de Rosé quien hablaba emocionada con la niña-
No sabían lo que él destino les deparará, pero ellas ya habían visto demasiado como para asustarse de eso.
Gangster esta conecta a Sweetie, una historia de mi perfil, si la leen entenderán mejor la actitud de Jisoo o quizá se confundan más
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