Practicando su puntería, Lisa se concentraba en acertar justo entre los ojos del muñeco de madera, los protectores de oídos no le dejaban oír con claridad alrededor y si a eso le sumaba el ruido ensordecedor era peor.

Bruscamente fue jalada hacia atrás y antes de disparar en dirección al aparente enemigo, unos cálidos labios se estrellaron contra los suyos en un beso salvaje, donde incluso sus dientes chocaban un poco.

En un dos por tres ya tenía el arma en el suelo y a su jefa Jennie contra la puerta que daba a la salida del lugar, sus labios recorriendo un camino desde su mandíbula hasta su cuello dejando marcas por donde pasaban.

- ¿Le han dicho que es de mala educación interrumpir? -preguntó Lisa mientras arrancaba la parte de abajo del vestido de su jefa- tengo trabajo que hacer -

- No pareces muy recia a la idea -Respondió Jennie sonriendo de medio lado antes de gemir, los dedos de Lisa estaban acariciando su zona baja y se introducían levemente antes de salir- N-no juegues -

- ¿Quien juega? -se burló Lisa haciéndose la inocente-

Cayendo de rodillas para quedar frente a la zona baja de su jefa, Lisa abrió un poco sus piernas antes de meter su cabeza entre sus ellas.
Comenzando a lamer todo su contorno con suavidad, su lengua acarició la húmeda vagina de Jennie antes de introducirse de a poco sin llegar a más, solo provocándole.

Los gemidos de Jennie se escuchaban bastante altos, a Lisa realmente no le importaba, ella solo estaba ahí, chupando la húmeda y apretada vagina de su jefa.

Claro, tenía que disfrutar un poco antes de la dichosa guerrilla, cuando comenzará la pelea no le quedaría de otra.