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Capítulo 31. Cita romántica

Mi vestido negro con detalles de encaje me quedaba a la perfección. La manga larga era fina y elegante y no trasparentaba nada. Mis tacones con correa le daban una mejor forma a mis piernas y el pequeño bolso negro que hacía juego con mi vestido me encantaba, la correa con exquisita cadena dorada me parecía muy coqueta.

Recogí mi cabello en una alta coleta para darle protagonismo a la mitad de mi espalda descubierta.

Una vez aprobando mi imagen en el espejo, salí de la habitación hasta las escaleras. Miré a Gastón al teléfono, probablemente con una llamada de sus negocios.

—Sí, la pista tiene que quedar restaurada a fin de mes. Ya supervisé las instalaciones y les di mis observaciones, quiero... —su mirada me localizó y se detuvo en plena conversación—. Espera mi llamada, Malcolm —colgó.

Sonreí y quedé en un amago para bajar las escaleras. Gastón llegó en un abrir y cerrar de ojos para quedar frente a frente.

—¿Sabes? La humana que me atendió en la tienda me dijo que el vestido te quedaría espectacular, que incluso se atrevió a decir que si no era así ella dejaba de ser asesora de imagen.

—¿Y bien?

—Quiero regresar a romperle el cuello —su mano acunó una de mis mejillas—. Espectacular no está ni cerca de lo que realmente proyectas, me mintió.

No pude evitar la risa cuando él se puso serio y gruñó.

—Creo que estás exagerando con la pobre chica.

—Probablemente.

Rodeé su cuello con mis brazos y me acerqué para besarlo. Gastón correspondió con hambre y deseo, sujetó mi nuca con una mano mientras la otra posaba en mi espalda bajo. Su lengua entró a mi boca y no pude evitar gemir cuando lo sentí tan voraz y apasionado.

Su mano descendió por mi trasero y pareció que tentaba todo lo que podía tocar, como si buscara algo.

—¿Llevas tanga?

—Podría ser ¿Quieres ver?

—Sí, pero terminaría por romperte el vestido y primero quiero que lo luzcas.

—Gastón, no —cubrí mi cuerpo con mis brazos para proteger mi prenda—, siempre terminas rompiéndome la ropa. Este vestido me encanta y no quiero ningún hilo fuera de él.

Refunfuñó.

—Te compraré todos los que quieras, más bonitos y caros.

—No, este me gusta demasiado.

—Pero lo compré para romperlo contigo puesto.

Fruncí mis ojos, su siniestra y perversa sinceridad a veces me dejaba sin palabras.

—Eres un salvaje.

Fuimos de la mano hasta la cochera donde sus flamantes autos de lujo nos esperaban. Para mi sorpresa nos detuvimos frente a todas las llaves que colgaban en los ganchitos de la pared.

—Escoge la llave para irnos.

Sonreí un poco ansiosa.

Identifiqué el logo como de un tridente y tomé la llave. Ese activó las luces de un Maserati MC20 blanco que estaba al fondo de la enorme cochera.

—Oh, por Dios.

Gastón me enseñó su hilera de dientes perfectos y blancos. Abrió la puerta del auto para mí, esta se elevó y casi caigo de la impresión, jamás había subido a un auto tan lujoso; bueno, desde que tengo a Gastón los autos lujosos han estado presentes, pero este Maserati robó mi corazón.

—¿Podré manejarlo?

—Cuando muera.

Una vez adentro miré a Gastón de mal modo cuando él sonrió por su maligna respuesta. Evidentemente no moría tan sencillo y la inmortalidad era parte de sus características como un ser que reencarnaba la maldad pura y eterna.

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Al ver por la ventana de mi asiento el lugar donde estábamos a punto de llegar, casi salto como niña pequeña en el asiento. Había unas cuantas personas celebrando la fecha; el lago Harriet era uno de los más conocidos en la ciudad por su pintoresco ambiente, un espacio precioso donde podíamos conectarnos un poco con la naturaleza.

Estaba realmente emocionada. Gastón aparcó y se quitó el cinturón de seguridad.

—¿Qué haremos? Cenar es algo que tú no haces.

—Pero tú sí, Maddy, y esta es una fecha importante para los humanos, quiero que sea también especial para ti.

—Eres muy atento, gracias. Aunque no era necesario, no quiero que te obligues a hacer cosas de humanos cuando tú no haces mucho de eso.

Puso los ojos en blanco.

—Hacerme pasar por humano de vez en cuando no me hará daño. Anda, nos esperan.

—¿Nos esperan?

Gastón salió del auto, yo quise abrir mi puerta, pero mi dominante novio-esposo la volvió a cerrar y a través del vidrio me lanzó una fulminante y terrorífica mirada de advertencia.

Me crucé de brazos y me quedé quieta. El vampirito tradicional me abrió la puerta y me tendió la mano para ayudarme a bajar.

—Maddy, que quede claro algo, cuando vengamos en auto yo abriré tu puerta ¿De acuerdo? Me importa un carajo que eso sea algo anticuado o que tu indignante y decepcionante generación haya dejado en el olvido —se señaló con la mano en el pecho—. Tal vez sea un demonio, pero no por eso dejaré de ser un caballero con mi mujer.

Mi respiración de cortó.

—Bien, señor caballerosidad ¿Qué tiene planeado para mí esta noche?

Gastón frunció sus ojos con un destello de ofensa.

—Compré un velero, cenarás ahí.

Ahora sí me dejó boquiabierta.

—¿Tú qué? ¡Joder! —tapé mi boca y no pude evitar dar brinquitos de felicidad, olvidándome de la elegancia por un momento. Gastón pasó el peso de su cuerpo a su lado derecho y metió una mano al bolsillo de su pantalón negro inmaculado sin dejar de verme—. Vamos a navegar, eso es ¡Emocionante! Llévame, quiero ir, anda.

Gastón sonreía.

—Vamos, mi amor.

Llegamos a un hermoso velero con altas velas blancas, era enorme y con un gran espacio para más personas. Gastón me ayudó a pasar del muelle al velero. Se encargó de encender el motor, de pagarle a los hombres que le cuidaron el velero y avanzamos al interior del lago.

La brisa de la noche era bastante fresca pero soportaba para mi manga larga. La luz de la luna era bloqueada por unas esponjosas nubes, el olor a agua dulce se sentía en el aire al igual que el aroma a salsa de albóndigas que me esperaba en la cubierta.

Gastón preparó todo esto para mí. Había una mesa con un mantel blanco y largo, un plato enorme de pasta con albóndigas y otros aperitivos más. Velas con esencias florales le daban otro aroma al ambiente. Por Dios eran hermoso.

De pronto, sus enormes brazos me rodearon por detrás y me atrajeron a él. Besó lentamente mi cuello, mi quijada, mi mejilla, mi sien y utilizó una de sus manos para hacer girar mi cabeza y plantarme un beso dominante y cargado de ganas por acabar conmigo.

Me detuve para recuperar el aliento, mi vampirito estaba imparable.

—Esto es... hermoso. Gracias, Gastón.

Sus ojos verdes me miraba con intensidad, había algo travieso en él que me hizo apenas darme cuenta de que había una caña de pescar profesional recargada detrás de él. La tomó y me guio a una orilla del velero.

—Nuestro comienzo fue repulsivo, me disculpo por mi comportamiento agresivo e inadecuado.

—Vaya, es bueno saber que te sientes culpable por eso.

Lentamente me acechó con la mirada y yo cerré mi boca. Lanzó la caña al lago. Confundida por eso, porque se pusiera a pescar en un lago que no debería me preocupaba. Gastón despedía confianza y seguridad, no entendía, quise ver más allá del agua, pero las luces del velero no eran suficientemente potentes.

Gastón encontró algo porque empezó a mover la palanquita de la caña para regresar el hilo.

—¿Gastón qué rayos haces?

—En la antigüedad el hombre salía a conseguir algo valioso para la mujer de su interés. Para ser más específico, piedras preciosas. La más grande y espectacular que encontraba el hombre se la llevaba a su amada como acto de amor y promesa de estar siempre juntos. Por eso a las mujeres se les acostumbra a regalar joyas.

Parpadeé y abrí los ojos como platos al ver que de verdad había sacado algo del lago. Se trataba de un cofre de un tamaño mediano, gotitas de agua escurrían de el mientras Gastón lo sacaba para sujetarlo.

Lo abrió sin ningún problema y después me miró.

—Una de las joyas más importantes es la del compromiso. Madeleine, la primera vez te obligué a contraer nupcias conmigo porque era lo que necesitaba. Pero... las cosas han tomado otro rumbo para ambos, no necesito un papel o una posición, te necesito a ti a mi lado —una cajita negra apareció en una de sus manos, me guio al centro del velero y nos detuvo, sin dejar de mirarme de esa forma que hacía que mi corazón y mi estómago enloquecieran—. Yo te amo de verdad, y mi amor es para toda la vida. Quiero que seas mi compañera, Maddy, que elijas estar conmigo porque me amas tanto como yo y no por obligación.

La cajita fue abierta para mostrarme un reluciente anillo con pequeños diamantes incrustados, era mucho más hermoso que el que me había dado antes.

—Te ofrezco el mundo entero, Maddy, una vida a mi lado, mi amor incondicional, mi lealtad, mi protección, lo que quieras será tuyo, incluso yo estoy a tus pies.

Llevó una rodilla al suelo y eso me hizo soltar por completo el cúmulo de lágrimas.

Gastón de verdad era un caballero.

—Dame el honor de ser para ti convirtiéndote en mi esposa, y ahora lo hago oficial... ¿Quieres casarte conmigo?

Tener a Gastón de rodillas era como si pudiera hacer cualquier cosa, este vampiro territorial y atemorizante ha luchado con sus demonios para ser digno de tener pareja, de construir una relación con alguien, fue capaz de pelear por mí cuando más lo necesitaba.

Con Gastón era una intensa vida y estaba dispuesta a seguirlo.

—Sí, sí, acepto ser tu esposa, Gastón.

El vampirito sonrió y no perdió tiempo para colocarme el anillo. Se levantó y me rodeó la cintura con sus manos para besarme. Todo este tiempo que pasé sin él fue una locura, llegué a sentirme perdida y con la sensación de que algo me faltaba, era él, siempre se trató de él.

Gastón tuvo sus altibajos y deseé matarlo en su momento por lo que me había obligado a hacer, sin embargo, ha demostrado que puede ser lo necesario y más para estar juntos y hacer que esto funcionara.

Juntó nuestras frentes y yo lo abracé más.

—¿Cenas o nos cenamos?

Solté una risa escandalosa mientras él solo sonreía. Su lado pervertido era único, a pesar de ser un anciano de otra época más conservadora, ha estado actualizándose para resultar ser todo un Adonis sin remedio.

—Creo que primero sería entretenido darte de cenar.

Sus ojos brillaron muy expectantes.

—¿Segura?

—Vamos.

Perdooooooon por la tardanza, de verdad que estos días han estado intensos y se los recompensaré. Esta semana termina este tomo❤️

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