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Capítulo 20. Enfrentamiento inevitable

Escalé hasta las ruinas del castillo negro, llegué a la superficie plana y encontré a Maddy en una de las esquinas de lo que quedaba de la habitación, sentada con las rodillas dobladas y envueltas por sus brazos; con rostro afligido y conmocionado por lo que estaba sucediendo.

De pronto alcancé a atisbar el brillo de sus ojos como si se hubiera encendido algo en su interior, con solo verme su rostro se transformó.

—Gastón —el tono de su voz estuvo lleno de ilusión, ese tono que muchas veces usó antes de todo esto y que empecé a adorar y a convertirlo en mi sonido personal.

—Maddy —me impulsé con mis brazos para subir. Ella intentó levantarse y para evitar que se esforzara por el dolor en sus pies corrí hasta llegar a ella.

—Por un momento creí que estabas...

—¿Muerto? —acaricié su cabeza para ambientarme a su calor corporal, en la fragancia natural de su piel y en lo suave y dulce de su esencia—. Deberías de confiar en tu marido.

Aparté los mechones de su rostro y acuné una de sus mejillas rosadas con mi mano, el cansancio se reflejaba en su mirada.

—Me siento fatal.

Detestaba eso, no lo merecía.

—Estuviste mucho tiempo aquí, te llevaré a casa.

Sus ojos brillaron al instante.

—¿A casa?

—Sí, amor mío. Iremos a casa.

Un ruido me puso en alerta, el intruso volvió. Giré para colocar a Maddy detrás de mí como acto de protección. El infeliz de Warren apareció empapado y con sus ojos destilando rabia.

—No llegué hasta aquí para que el segundo hermano me derrote.

Era demasiado bueno para ser verdad, acabar con él implicaría literalmente cortarle la cabeza.

—Maddy, quédate aquí.

Mi mujer miraba fijamente a su controlador, esperaba que no fuera a reaccionar hacia él como una marioneta. Necesitaba asegurarme de que Maddy estaba limpia ante el control mental que Warren introdujo en ella.

—Bien, Warren, me tienes harto así que acabemos de una vez con todo esto.

Warren me atacó directamente. Lo retuve y en un impulso de odio utilicé mis garras para marcarlas en su rostro. Las violentas vibraciones se hicieron presentes cuando mis impulsos se acrecentaron contra Warren.

El bastardo golpeó mi estómago, justo en mi herida, sofoqué mi dolor para estrellarlo a la pared.

—Puse a las Draconias en tu contra, a nuestros hermanos, todos irán por ti —vociferaba como si su espíritu fuera la de un perro rabioso, completamente fuera de control—. Nadie te quiere con vida, nadie te quiso como un Le Revna, eres un caos como toda tu podrida existencia.

Lo miré, sus palabras eran parte de su juego sucio, envenenarme el alma para controlarme, su hipnosis era parte de sus dones más poderosos.

—Nunca fuiste competencia para mí, Warren, solo un problema que tiene que ser aniquilado.

—Dijiste que nunca amarías, y mírate siendo controlado por una humana insignificante. Me das asco.

Entrecerré mis ojos y torcí mis labios en una sonrisa.

—No es una humana insignificante, es una asesina de vampiros. Maddy, querida demuéstrale a este bastardo lo insignificante que eres.

Bastó con hacerme a un lado para que la misma lanza bendita atravesara el pecho de Warren. Soltó un rugido intenso. Maddy había logrado ponerse de pie y utilizar el arma que al imbécil de Warren se le olvidó desaparecer desde un principio.

Miré a mi hermano mayor vibrar por el dolor. Me apoyé de lanza, la parte que no estaba bendecida y le sonreí con malicia.

Este juego ya estaba bajo mi control, era como decir jaque mate.

—Ya escucho a Igor decir, ¿Qué diablos pasa contigo, Warren?, salúdalo de mi parte.

Mis garras salieron, escuchar la voz de Maddy suplicándome hace unos minutos y ver sus lágrimas derramándose fue lo que me dio el coraje para desgarrar el cuello de Warren hasta decapitarlo.

Podría sufrir una condena, pero no me importaba que el infierno me recibiera en algún momento, después de todo no soy un héroe. Nadie tocaba lo que era mío.

La repulsiva cabeza de Warren se desprendió de su cuerpo y el líquido oscuro brotó. La atmosfera se enfrió aún más cuando hilos de humo flotaban en el aire, era el don de el vampiro de la muerte que ya no tenía huésped, se fue disipando hasta estallar, rompiendo los vidros de las ventanas. Corrí rápido para proteger a Maddy de los cristales y de los escombros que cayeron por la explosión. Maddy se desplomó en el suelo, convulsionando y tuve que sostenerla con fuerza para evitar que se autolesionara.

—Reacciona, Maddy. Cariño vuelve.

De su boca salía una espuma negra que le cubrió todos los labios y fue cayendo como cascada, tosió, se desintoxicó de toda la mierda que había usado Warren en ella.

Cayó en mis brazos de nuevo y en cuanto sus ojos se encontraron con los míos, la ilusión me golpeó con muchas ganas. Sus ojos lanzaron un destello de asombro y de incredulidad, una mezcla a partes iguales.

Acaricié su cabello y limpié la mucosidad de sus labios.

—Maddy.

Sus lágrimas aparecieron en el borde de los parpados y me abrazó.

—Gastón —soltó en un llanto desgarrador que me partió el alma que pensé no tener.

La abracé con todas mis fuerzas y besé su frente más de una vez, Maddy estaba de vuelta. Jamás en mi puta existencia había sentido algo tan parecido a la felicidad, tocar y sentir a Maddy en mis brazos me llenaba de una manera exultante que me daba esa impresión de que todo estaba completo, por el momento.

—Aquí estoy, aquí estoy, Maddy.

—Oh, Gastón, fue horrible, creí que no acabaría.

—Vámonos a casa, querida.

La cargué en mis brazos, salí de la habitación y fui directo a las escaleras. Este no era un lugar apropiado para mi mujer, así que la regresaría a su vida y a mi lado. Sabía que no contaba con una salida sencilla cuando me encontré a las tres figuras que bloqueaban la entrada principal.

Me detuve en seco al ver a mis demás hermanos. Los odiaba, pero al único que me apetecía matar ya estaba fuera de mi vida. Si ellos intentaban algo más no iba a tentarme a responder de manera agresiva.

—¿Te vas tan rápido?

El cuerpo de Maddy se tensó y ejerció presión alrededor de mi cuello, yo la sostuve sin problema y miré a mis hermanos de muy mala gana.

—Si ya vieron a Warren, es preferible que me dejen ir.

Legder ensanchó sus comisuras para mostrar una sonrisa burlona de satisfacción.

—Es alineación de planetas, hermano mayor. Mataste al primer hermano, ahora nos toca matarte a ti.

Barnaby sonrió escandalosamente por la idea.

Su osadía picaba mi ego.

—Bien, quieren el mismo destino que Warren, adelante.

—El reino de Valfart nos espera solo a uno de nosotros —dijo Tebras—. Si tengo que matar a mis hermanos por eso, lo haré. Pero vámonos por orden, primer el mayor —me señaló con un acto de alta clase.

En pocas palabras, pasé a ser el hermano mayor.

Maddy me miró con ojos turbios y llenos de preocupación. Mi mirada suave la transformé en una más dura cuando me dirigí a mis codiciosos hermanos.

—Yo no tengo nada contra ustedes, la pelea fue con Warren. Pero si quieren seguir peleando entonces me veré en la necesidad de demostrar a quién le deben respeto.

Tebras encendió fuego en sus manos como señal de pelea. Ledger sonrió por su incitación a la guerra entre hermanos, Barbany suspiró con sus manos detrás de su espalda, dando esa imagen de inocencia fingida.

—A Warren lo cegó la venganza y las ganas de reinar con desesperación —señaló Ledger—. Siempre fue impulsivo, y precisamente lo que lo llevó a su muerte fue con lo que ahora cargas tú. En cambio yo, si tengo astucia y no me mezclo con sentimientos inútiles.

Tebras se cruzó de brazos con una sonrisa maligna.

—El amor te hace débil, Gastón. Acabarás igual que Warren por haberse enamorado —advirtió el vampiro de fuego.

Maddy temblaba del miedo, sus pies seguían malheridos y eso era lo que me preocupaba, no podía pedirle que se defendiera porque su cuerpo no estaba respondiendo con seguridad.

—Gastón —susurró Maddy muy cerca de mi oído—. Puedo hacerlo.

Como si de alguna manera me hubiese leído el pensamiento. La miré con atención, su comentario me descolocó, por supuesto que no.

—Jamás.

—Puedo hacerlo.

—Maddy.

—¿Van a discutir, tortolitos? Apenas se acaban de reencontrar, vaya, eso ya debe de ser un récord por sí solo —dijo Barbany con un dejo de burla.

Ledger puso los ojos en blanco y dio dos pasos al frente.

—Hay una batalla allá afuera, y no acabará hasta que yo lo ordene. Tenemos un asunto pendiente, Gastón, encontramos a una Draconia que nos puede servir bien para nuestros planes, no voy a dejar que te la lleves.

Mis entrañas hirvieron.

—Detenme y te mato.

Tebras dio el primer golpe de batalla al lanzarnos directamente una bola de fuego. Alancé a ponerme en cuclillas para esquivar la llamarada que estalló en las escaleras. Maddy seguía aferra en mi cuello y me desplacé por el castillo para ocultarnos de mis hermanos. Necesitaba algo de tiempo para llamar a alguna de mis gárgolas.

—Gastón puedo pelear.

—No, Maddy, eso no. Mira tus pies, pueden causarte problemas si los fuerzas. Tengo que conseguirte calzado.

Maddy torció la boca con un aire de inquietud.

—Oh, Gastón, esto es como jugar a las escondidas ¿Recuerdas? En el Bosque de fuego.

Ese era Tebras.

Tomé a Maddy del brazo para volverla a cargar y así desplazarnos sin hacer ruido. La neblina invadió el castillo. Mis emociones estaban sumamente controladas y me di cuenta de que se trataba del contacto con Maddy, en este instante ella me sujetaba la mano, la tenía de nuevo a mi lado después de tanto tiempo separados.

Busqué una de las salidas ocultas en el castillo y esperaba que no estuviese bloqueada por algo o por alguien.

La testaruda de Maddy insistió en caminar —para no molestarme en cargarla, joder que insulto—se empezó a quejar por el dolor de sus pies y cuando no pude más la pasé al frente de mí para sujetarla por la cintura y cargarla en mis brazos. Fue más sencillo bajar las escaleras hacia las mazmorras del castillo.

—Me duelen mucho los pies, lo siento.

Vaya, sorpresa. Ironicé en mi cabeza.

—Descuida, tengo que sacarte de aquí.

Escuchaba pasos muy ligeros, venían del oeste, reconocía el sonido que apenas era audible. De pronto el suelo bajo mis pies se desmoronó. Caímos, encajé mis uñas en el borde del concreto y con mi otra mano sujeté a Maddy, ambos quedando suspendidos por encima de un agujero oscuro que llevaba a algo más abajo de las mazmorras.

—Carajo —escupí—. Voy a subirte, Maddy, aguarda.

—Estoy bien.

Sabía que mentía, sus emociones estaban a flor de piel, podía percibir la agitación de su pobre corazón que latía debido al miedo y la adrenalina, sus cuerpo producía pequeños temblores que la hacían sudar del excesivo pánico.

Subí a Maddy sin ninguna dificultad hasta que lograra colocar una pierna sobre el concreto firme. Subió sin despegarse de mi lado, me ayudó a subir y antes de llegar a ella un golpe estrepitosamente doloroso me llevó hasta el fondo del castillo, alejándome de Maddy.

—¡Gastón!

Mis ojos lo vieron todo rojo, Ledger era mi contrincante por vencer, un feroz y despiadado vampiro que ama las peleas y alborotar a cientos de pueblos para que se mataran entre ellos. Solo por diversión.

Aterrizamos sobre mi espalda y lo alcancé por el cuello para girar y ponerme sobre su cuerpo.

—Te vas a arrepentir por ponerte en mi contra.

—No soy Warren.

El vapor negro se hizo presente para envolvernos en una enorme nube. Tebras se manifestó para atacarnos una y otra vez con bolas de fuego que salían de sus manos.

—No sigan sin mí, hermanos —canturreó el menor de los Le Revna sin dejar de incendiar todo a nuestro alrededor.

No era casualidad, él era el único que podía sobrevivir a las llamas.

Los colmillos de Ledger amenazaban como depredador salvaje. Yo no necesitaba de esas acciones porque sabía que no funcionarían en nada, en cambio, torcí su brazo hasta romperlo.

El aullido de dolor fue penetrante para mis oídos que tuve que taparlos con mis manos. Tebras dejó aún lado el fuego para cubrirse los orejas. De un movimiento veloz le propiné un puñetazo en la mandíbula para parar los desgarradores sonidos de agonía.

Ledger bufaba con vehemencia en el suelo, tomándose su tiempo para recuperar el movimiento. Tebras no lo dudó y se fue contra mí para desafiarme.

No tardé en detenerlo.

—Tú y tu maldito fuego se van a extinguir.

—Gastón, no puedes salirte de esto, estamos condenados.

El silencio de Barnaby no me gustaba, pero el aroma de Maddy seguía presente, muy cerca de mí. necesitaba deshacerme de mis hermanos para regresar con ella y salir.

—No me interesa la condena, solo quiero mi vida de regreso.

Tebras sonreía desquiciante, estuve a punto de encajarle mis garras en sus entrañas cuando el cuerpo de mi hermano se prendió en un fuego ardiente que fui obligado a soltarlo de golpe. Rugí exacerbado y logré conectar un puñetazo a Tebras para apagar el incendio. Ledger se había recuperado y con un solo brazo dio pelea contra nosotros.

El fuego que nos rodeaba se acrecentaba y con él, nuestras ganas de asesinarnos.

Despídanse de Gastón porque hemos llegado al fin de la parte en la que él narra la historia. Ahora lo hará nuestra querida Maddy❤️

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