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Capítulo único

La puerta de la pequeña cafetería se abrió dejando ver a dos chicos de edad similar, tomados de la mano y con enormes sonrisas en sus rostros.

—¡Taehyung! —Ese había sido Hyungsik, que de manera emocionada había alzado la mano moviéndola de un lado a otro para llamar su atención—. ¡Por aquí, Taehyungie!

El mencionado al escucharlo soltó una risa. Hyungsik siempre era así de ruidoso, por lo que siempre recibía regaños por parte de su otro amigo, Seojoon, el cual llevó una mano al puente de su nariz negando levemente, para después soltar un golpe en la nuca del chico.

Ambos eran sus mejores amigos cuando estaban en la preparatoria, pero al llegar a la universidad cada uno había tomado un camino distinto, perdiendo el contacto entre sí, hasta que hace un par de semanas ambos lo llamaron pidiendo encontrarse con él.

Comenzó a caminar emocionado hacia la mesa donde se encontraban esperándolos, pero un agarre en su brazo lo detuvo. Miró a su bonito novio, el cual mordía su labio inferior con nerviosismo. Jungkook solía ser muy tímido cuando de conocer personas nuevas se trataba.

—No estés nervioso, ellos te van a adorar —aseguró acariciando levemente su ondulado cabello castaño.

Al llegar a donde ambos estaban los tres se dieron un fuerte abrazo. Los había extrañado mucho y en verdad había resentido el haber dejado de lado su amistad de esa forma. Luego de separarse los dos miraron a Jungkook esperando que el rubio los presentara.

—¡Oh, perdón! —rió tomando la mano de Jeon—. Este es Jungkook, mi novio; Jungkook ellos son Hyungsik y Seojoon, mis mejores amigos.

—Un gusto. —Compartieron un apretón de manos y luego se sentaron dispuestos a pedir cualquier cosa mientras se adentraban en una profunda conversación.

—Así que este niño bonito fue el que te hizo convertirte en un macho azotador —sonrió Seojoon mirando las manos entrelazadas de la pareja.

—¡Oye! Yo soy el único que puede decirle niño bonito —reclamó infantilmente el rubio tomando al castañito de la cintura y apegándolo a él.

Jungkook se sentía especialmente tímido, estaba animado por conocer a esos amigos que eran los protagonistas y cómplices de disímiles aventuras junto a su novio cuando estaban en preparatoria, pero aún así estaba nervioso. Tae no era alguien que se relacionara fácilmente con las personas por lo que en verdad quería conocer a esos dos de los que tanto había escuchado hablar.

—Y díganme ¿cómo se conocieron? —esta vez preguntó Hyungsik.

Jeon y Kim se miraron fijamente, ambos sonrojados y totalmente avergonzados por tener que contar esa historia. Todo había sido tan vergonzoso que les apenaba contarlo, pero no importa como fue que se conocieron, lo importante es que ya llevaban un año juntos. Un año en el que habían derramado lágrimas, donde los besos y caricias no faltaron, donde los celos y discusiones fueron plato de cada día, pero principalmente, un año en el que habían abundado las sonrisas y el amor.

Juntos habían conseguido superar cada obstáculo que se les había interpuesto en el camino, sobrellevando su relación con paciencia y comprensión.

—¡Vamos! ¡Ya cuenten de una vez! —pidió emocionado nuevamente.

—Bueno pues... —comenzó a relatar Jungkook rascando su nuca.

Un año y algunos meses atrás.

Se miró en el espejo con un marcado puchero en sus finos labios. Ese día su cabello castaño estaba más que rebelde, y lo peor de todo es que ni siquiera tenía tiempo para arreglarse correctamente.
En realidad solo tenía pequeñas ondas que eran naturales en él, pero a su parecer, su pelo estaba encrespado a más no poder.

—Jungkookie te ves perfecto —alagó Namjoon observando a su mejor amigo.

No podía creer como era que Jungkook decía que se veía mal cuando este sin siquiera proponérselo siempre se robaba las miradas de todas...y todos, en cualquier lugar al que iba. Era una de esas personas que aún sin arreglarse mucho parecía que lo había hecho durante horas, tenía ese estilo desgarbado pero sensual que enloquecía a cualquiera.

Estaba esperando desde hace una hora para marcharse a la tan ansiada fiesta de la fraternidad de su primo Seokjin, el cual asistía a la Universidad de Artes Escénicas de Seúl. ¡Había estado esperando por ello desde hace dos meses! La fiesta de graduación de esa universidad era muy famosa por el descontrol que se formaba en ella. Mucha bebida, chicas y chicos jóvenes y sexys dispuestos a todo, música alta y una gran pista de baile. ¡Qué más se podía desear! Para Namjoon ese lugar era como el cielo.

—¡Mi cabello está horrible! —se quejó soltando un sollozo fingido—. No puedo ir así.

—Jungkook te ves bien —aseguró Namjoon soltando un suspiro cansado—, venga, ponte la chaqueta y vámonos de una vez.

—¡Hyuuung! —lloriqueó alargando la palabra, aún no conforme con su cabello.

Acomodó su camiseta blanca de mangas cortas dentro de su pantalón negro de cuero, y después se puso su chaqueta negra, comprobando que el conjunto se acomodara a su figura y gusto. Recibió varios empujones por parte de su amigo y segundos después de ya estaban saliendo de la casa y entrando al auto del mayor.

—Tienes que prometer que no me dejarás solo —señaló a Namjoon mirándolo con los ojos entrecerrados y los labios fruncidos.

Estaba advirtiéndole desde ahora porque cada vez que se iban de fiesta siempre sucedía lo mismo: tenía que irse solo a casa, o debía esperar por horas a que su amigo apareciera después de haberse escapado a algún lugar con cualquier chico o chica.

—Lo prometo —dijo de manera solemne llevando una mano a su pecho, para después soltar una risita tonta.

—Siempre dices lo mismo pero al final me terminas dejando atrás —se cruzó de brazos haciendo pucheros y mirando por la ventanilla.

—Te lo juro que no sucederá esta vez —el castaño asintió encogiéndose de hombros, no creyéndole absolutamente nada.

El trayecto en el auto fue corto pues la universidad no quedaba demasiado lejos de su hogar. Entre los tarareos graves y desafinados de su mejor amigo, y la vista fijada en la ventanilla observando los edificios y locales que dejaban atrás, el viaje se le hizo súper corto.

La casa de fraternidad de Seokjin sería la encargada de la fiesta, pero como él, joven inexperto de 18 años que recién acababa el último año de preparatoria, no tenía ni idea de lo que encontraría allí. Jamás imaginó que la dichosa casa de fraternidad pareciera una jodida mansión, sumándole también a eso que la celebración parecía la típica fiesta de las películas y series americanas.

Un montón de chicos y chicas de diferentes edades caminaban por la parte delantera del lugar con vasos desechables en sus manos, llenos de bebida. Hizo una mueca de puro asco al ver a un pelirrojo expulsando el contenido de su estómago en el césped podado, siendo atendido por otro muchacho igual de borracho que él.

Se bajaron del auto, caminando uno al lado del otro hacia el interior de la fraternidad. Varias chicas con poca ropa pasaron por su lado, causando que rodara los ojos al ver a Namjoon observarlas descaradamente soltando un silbido.

—¿Puedes concentrarte en buscar a tu primo? —lo miró un poco fastidiado.

—Bien, bien, no te estreses Jungkookie. Jin ya sabe que estamos aquí.

Al abrir la puerta la fuerte música les dio una bofetada imaginaria en el rostro. Si afuera había descontrol, no tenía palabras para expresar lo que ocurría en el interior. A pesar de lo enorme del lugar no parecía haber espacio para una persona más. Los universitarios estaban todos pegados, bailando al ritmo de la estridente melodía que sonaba, todos sudados y de seguro totalmente borrachos, disfrutando de su noche.

La mano grande de Nam se enredó en su antebrazo, comenzando a guiarlo entre la multitud enloquecida que gritaba a pleno pulmón el coro de la pegajosa canción. A base de empujones lograron llegar al centro del salón, observando un grupo de chicos sentados en un sofá grande de color negro.

Seokjin yacía sentado allí, con una lata de cerveza en la mano y hablando muy cerca con otro muchacho.

—¡Primo! —gritó Nam para llamar su atención.

De inmediato el Kim mayor se separó del chico con el que coqueteaba abiertamente, para  dirigir su mirada al lugar desde el cual escuchó la voz de Namjoon llamarle. Al sus ojos hacer contacto, una sonrisa enorme se dibujó en su rostro. Se puso de pie caminado de forma rápida hacia los menores, abrazándolos efusivamente en cuanto estuvo junto a ellos.

—¡Kook mírate, qué grande y precioso estás! ¡Yo te doy y no consejos! —soltó una fuerte carcajada viendo como el mencionado intentaba esconder un notable sonrojo.

—¡Hyung pero qué cosas dice! —chilló avergonzado llevando ambas manos a su rostro.

—No le hagas caso Jungkook, sabes que Seokjin es un comediante de primera y solo quería hacerte reír ¿cierto, primo? —Namjoon lo miró mal, con los ojos entrecerrados, una ceja alzada y el ceño fruncido.

Jin asintió automáticamente, recordando la amenaza que le había hecho su primo menor cuando comenzó a mostrar interés por su mejor amigo. Kim Seokjin era todo un Don Juan, así que los coqueteos al pequeño Jeon no faltaron desde que lo conoció, obviamente, eso terminó cuando Nam lo amenazó con cortarle el miembro con unas tijeras si no lo dejaba en paz, amenaza que seguía vigente en el presente.

—Vengan conmigo, les presentaré a mis amigos —los tomó de los brazos, guiándolos hacia donde estaba antes.

—¿Pero qué veo por aquí? Son caras nuevas —dijo en tono coqueto una chica castaña de rostro bonito.

—Cálmate un poco Seulgi, al menos deja que los presente —soltó Jin mirándola mal—. Chicos estos son mis invitados especiales, Namjoon y Jungkook, ambos recién terminaron la preparatoria así que vamos a mostrarles un poco de la vida universitaria.

Todos les sonrieron ante las palabras de Seokjin, y al segundo un par de latas de cerveza fueron puestas frente a ellos.

—Oh no, Jungkook no va tomar —se negó el Kim menor.

—Nam estamos en una fiesta —le susurró Jeon con el ceño fruncido—, por unos tragos que tome no sucederá nada.

—Ya sabes que tú y el alcohol no...

—Sí, sí, he mejorado un poco en esto, hyung, no te preocupes por mí y solo disfruta.

Se sentaron en el sofá, Jungkook estando un poco cohibido al no conocer a nadie. Solía ser un poco tímido cuando tenía que tratar con personas nuevas.
Le dio un trago a su bebida y miró al chico que se encontraba sentado a su lado. Era un muchacho de cabello rubio y ojos cetrinos*, con cejas pobladas pero depiladas a la perfección. Su nariz era fina y perfilada, con un pequeño lunar en la punta, y abajo de esta unos belfos finos y rojizos con una capa de brillo transparente cubriéndolos.

El rubio estaba entretenido con su teléfono, interrumpiendo su actividad de vez en cuando para darse un buen trago de cerveza y continuar en lo suyo.

—Ese es Taehyung, no suele socializar mucho, a menos que esté borracho —la voz de Jin lo hizo dar un salto, apenándose cuando cayó en cuenta de que había estado observándolo minuciosamente por tanto tiempo que el mayor lo notó.

—Yo...ehmm...

—No te pongas nervioso y solo disfruta de la fiesta —soltó una risa chocando ambas latas a forma de brindis.

Asintió pensando que al menos esa noche, quería soltarse un poco y gozar de la celebración. Y si hablamos a futuro, se puede decir que si gozó bastante.

Una hora después permanecía sentado en el mismo lugar, pero con varios vasos de bebida vacíos frente a él. Su cabeza daba vueltas y podía jurar que todos los presentes tenían al menos, un hermano gemelo. Sí, así de mal estaba solo con un par de tragos.

—Sabía que no debía dejarte tomar tanto —soltó su mejor amigo mirándolo con reproche pero él solo pudo reír. No sabía porqué, pero se sentía bastante alegre, aunque, un puchero se formó en sus labios cuando el rubio bonito sentado a su lado se puso de pie y se marchó de allí.

De momento "New face" de PSY comenzó a sonar, y sus ojos se abrieron en grande cuando el sonido inundó sus oídos y reconoció la canción.

Ya con el alcohol recorriendo sus venas, Jeon Jungkook se transformaba en una persona completamente diferente. Por eso no fue sorpresa para su amigo verlo subirse encima de la mesita con bebidas que estaba frente al sillón y comenzar a bailar la coreografía de la canción de manera entusiasmada. Seokjin y su grupito comenzaron a gritar animándolo, llamando la atención de los demás presentes.

—¡Jungkook baja de ahí! —ese era Nam, que lo miraba como si quisiera asesinarlo en ese mismo instante. Sabía que el menor se moriría de la vergüenza al día siguiente.

—¡Qué se quite la camiseta! —chilló la castaña, Seulgi, siendo secundada por el Kim mayor.

Jeon retiró su chaqueta de su cuerpo y la lanzó al aire seguida de su camiseta blanca, quedando completamente desnudo de la cintura para arriba. Varios chillidos de algunas chicas se escucharon y él solo rió, sintiendo el sudor correr desde su frente hacia sus mejillas y la euforia extenderse por su cuerpo.

—Ya se acabó el espectáculo —Nam lo haló escuchando los abucheos del pequeño público que se había formado, arrastrando a Jungkook escaleras arriba hacia la segunda planta de la casa—. No te muevas de aquí, te lo advierto Jeon.

El mencionado asintió viendo a Kim marcharse escaleras abajo, seguro en busca de su primo. Se quedó quieto en medio del largo pasillo, en el cual se observaban varias puertas, de seguro las habitaciones de los chicos que vivían ahí.

La curiosidad pudo más, así que mirando hacia ambos lados, tomó la manija de la puerta que tenía más cerca y la abrió, adentrándose en la habitación.

Lo primero que llamó su atención fue una enorme cama pegada a la pared, cubierta por sábanas rojas que hacían juego con las cortinas de las ventanas. En una esquina había un estante con varios libros y algunos retratos.
Casi tropieza con la alfombra que había en el centro de la habitación cuando intento llegar al estante para ver las fotos, apoyándose después en un pequeño escritorio que estaba al lado de la cama para evitar caer.

—¿Quién te...dio permiso para entrar aquí? —una voz grave se escuchó, hablando de manera entrecortada y arrastrando las palabras. Claramente alguien también había decidido embriagarse esa noche.

—¡Ohh, pero si es el rubio bonito! —exclamó caminando hacia el chico, intentando mover sus caderas sensualmente, pero fracasando en ello porque casi se cae de bruces al suelo. Digamos que en él, el alcohol y el equilibrio no hacían buenos ligues.

—¿Bonito?

—Ummm, sí, muy bonito.

Cuando finalmente lo tuvo enfrente cruzó sus brazos por detrás de su cuello, casi rozando sus narices debido a la cercanía que impuso.
No tenía idea de lo que estaba haciendo, sin embargo, ya tendría el día de mañana para arrepentirse de sus acciones...si es que llegaba a recordarlo.

—Rubio bonito... —Taehyung rió y Jungkook sintió claramente el olor a vodka en su aliento.

Fue cuestión de segundos para que sus bocas colisionaran con fuerza una contra la otra como si de dos huracanes se tratara. Por la forma tan apasionada en la que se besaban se podía decir que parecía el reencuentro de dos amantes que no se veían desde hace mucho tiempo. Era increíble la forma en la que sus labios se movían y encajaban, dejando entrever el deseo que comenzaba a apoderarse de sus mentes, un deseo impuro e implacable a partes iguales, que los hacía caer sin escapatoria a un inmenso agujero negro de pasión.

Un jadeo escapó de la boca de Jungkook cuando las manos de Taehyung apresaron su cintura desnuda, sintiendo cada vello de su piel erizarse por el toque. Caminaron hacia atrás sin dejar de besarse, cayendo el castaño de espaldas en la cama, con un coqueto Taehyung montado a horcajadas en su regazo.

—Tu eres el bonito aquí —profirió el mayor para acto seguido, dejar una mordida suave en su labio inferior y tomar las manos del castaño para llevarlas a su trasero—. Tócame —susurró en su oído dejando un par de besos castos allí.

Jeon frunció los labios un poco confundido por la actitud del contrario, pero no es como si el alcohol en su sistema lo dejara analizar bien la situación; así que acatando la orden del chico, apretó su trasero escuchándolo jadear levemente.

—Parece que Jungkookie es algo inexperto —su voz se escuchó melosa en extremo, como si estuviera hablando con un niño de tres años—. Déjame mostrarte.

Se separó un poco para desbrochar su pantalón y tomó la mano de Jungkook, guiándola hacia su trasero, directo a su entrada. El menor abrió los ojos de par en par y se sacó al rubio de encima de un empujón, mandándolo al suelo de golpe, escuchando el quejido que soltó poco después.

—¡¿Qué diablos te pasa?! ¿Por qué llevas mi mano a...allí? —exclamó viendo a Taehyung ponerse de pie con una mueca en el rostro.

—¿Es qué nunca has follado? ¡Eso es completamente normal! —replicó con clara irritación.

—¡Sí, pero lo normal es qué me lo hagan a mí! —excalmó con los brazos abiertos.

—Espera...¿tú eres pasivo? —el rostro del mayor era todo un poema.

—¡Sí!

—¿Pero serás tonto? ¿Es qué no me ves? —se señaló a sí mismo—. Parezco una jodida bandera LGBT andante y estoy maquillado.

—Oye no estereot...no esterotip...olvídalo, sabes a lo que me refiero —hizo un ademán con sus manos al no poder pronunciar correctamente la palabra—. El hecho es que aunque vaya vestido de negro no quiere decir que me guste meter mi cosa...ya sabes.

—¿Mi cosa? ¿Cuantos años tienes? ¿Trece? —bufó fastidiado rodando los ojos—. Pene, miembro, verga, llámalo por su nombre.

—¡Oh por Dios! Mejor me voy de aquí —frotó su rostro caminando hacia la puerta. Después de esa extraña conversación se sentía un poco más sobrio, dentro de lo que cabe, obviamente. 

—Espera... —se volteó en su lugar observando al contrario—, todavía estoy caliente.

—Yo también.

Ambos se miraron fijamente durante lo que pareció una eternidad, antes de caminar con rapidez hacia el otro, acortando la distancia con cada paso que daban hasta volver a impactar sus labios en un beso desordenado y algo salvaje.

Taehyung lo empujó hacia la cama nuevamente, llendo directo a su cuello a dejar un reguero de besos en el lugar, observando la nívea y suave piel del castaño.

—Yo...una vez fui el de arriba —comentó desabrochando con dificultad los jeans negros de Jungkook, y bajándoselos de un tirón junto con la ropa interior—. Voy a intentarlo.

Bajó los suyos segundos después y se acomodó entre las piernas del contrario, dispuesto a introducir su miembro en la estrecha entrada.

—¡Oye, oye! —Jeon llamó su atención alarmado—. ¡Debes prepararme primero!

—Tienes razón, lo siento —miró sus dedos y luego observó al castaño ladeando la cabeza—. ¿Por dónde debo meterlo?

—¿Como qué por dónde idiota? ¡Solo hay un agujero! —respondió aterrado, ya no estando tan seguro de querer continuar con ello.

—Apenas puedo verte el rostro y quieres que meta mi mini TaeTae en un agujero, estoy viendo como tres en este momento —dijo con los ojos entrecerrados intentando observar mejor—. Da igual.

—¡Hey! ¡Ten cuidado, por ahí no es!

El rubio suspiró y se dejó caer al lado del chico, pasando su mano por su rostro completamente frustrado por no poder saciar su necesidad y deseo por el lindo chiquillo de cuerpo escultural.
Una mano se posó en su pecho, por lo que ladeó la cabeza observando a Jungkook dormir pacíficamente. Una sonrisa se dibujó en su rostro, para segundos después cerrar también sus ojos, quedando dormido segundos después gracias a todo el alcohol que había ingerido antes.

Presente

—Al otro día lo hablamos, intercambiamos números...y míranos ahora aquí —terminó el relato Taehyung mirando con una enorme sonrisa a su precioso novio.

Seojoon y Hyungsik apenas y podían respirar apropiadamente por las fuertes carcajadas que estaban soltando. En serio no podían creer que la relación de su mejor amigo haya comenzado de esa manera tan graciosa, es que ya hasta les dolía el estómago de tanto reírse.

—Ok, basta de burlarse —Tae les dio un golpe en la frente a cada uno—. Nosotros tenemos una cita pendiente, así que nos vemos otro día.

—Por favor, no dejes de llamarnos, mantente en contacto —le pidió Seojoon tomando su mano.

—Bien, espero verlos pronto.

Se despidieron, saliendo de la cafetería tomados de la mano. Caminaron juntos en un silencio cómodo hasta llegar a un pequeño parque infantil, el cual se encontraba vacío, por lo que fueron a sentarse en una banca con sus manos entrelazadas.

—Tae ¿no extrañas...ser el de abajo?

—¿A qué viene esa pregunta? —cuestionó extrañado viendo a su novio encogerse de hombros—. No, soy feliz justo como estamos ahora. No importa que posición ocupe en la cama, Jugnkookie, mientras sea contigo, para mí tener intimidad siempre se sentirá como si pudiera tocar el cielo.

—Te amo, Taehyungie hyung —murmuró completamente enternecido por las lindas palabras.

—Yo también te amo, Jungkookie.

Unieron sus labios en un suave y casto beso, abrazándose con cariño y sintiendo la dicha inundar sus corazones...dos corazones unidos por un sentimiento tan fuerte capaz de superar cualquier barrera.



Cetrinos*: Dicho de un color: amarillo verdoso.

Disfruté mucho escribiendo este OS, espero que a ustedes también les haya gustado.
Estaba pensando hacer un cap extra pero no estoy segura de ello aún.

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