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Único

Esta historia contiene escenas sexuales explícitas (+18), sexo oral, exhibicionismo leve, degradación, dirty talk y narraciones que podrían ser perturbadoras para cierta gente; así que si no estás de acuerdo con esto te invito a irte porque aquí no eres bienvenidx :) gracias 
 


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Lo único que se puede escuchar al interior del auto es el sonido del motor. JungKook y JiMin van en camino a su departamento, el trayecto es rápido pues al ser las 2:00 am casi no hay autos en las calles silenciosas. El ambiente entre ambos chicos es pesado, ni siquiera la música de la radio fue suficiente para cortar la tensión entre ellos, así que JiMin decidió apagarla. El chico se siente parcialmente responsable por el espeso silencio entre su novio y él. Los dos fueron a una cena familiar, por motivo del cumpleaños de una de las primas de JungKook. Todo marchaba tan bien y parecía que la noche sería perfecta, pero oh sorpresa, su velada tenía que arruinarse.

Después de brindar por la joven cumpleañera, la madre de JungKook hizo indirectas muy directas sobre la relación de su único hijo. La señora Jeon está en total desacuerdo en que su pequeño retoño tenga como pareja a alguien dos años mayor que él, lo que es totalmente incongruente cuando ella y su esposo se llevan por cinco años. Pero claro, esa es una excusa barata y tonta para disfrazar su verdadera molestia: sigue sin aceptar que su hijo es gay.

JungKook siempre estuvo consciente de eso, incluso la estrecha relación que tenía con su madre cambió desde que salió del closet a los veinte años; pero esa decepción de la persona que le dio la vida no fue impedimento para comenzar una relación con Park JiMin, ni para presentarlo con su familia como su pareja oficial, tampoco para llevarlo a los eventos familiares ni para empezar a vivir con él. Jeon siempre ignoró las caras de fastidio de su madre, los cuchicheos de sus tías y las sonrisas forzadas de sus primos. El joven de 26 años siempre ha sido una persona fuerte y fiel a sí mismo, respetuoso con su familia y con su pareja, siempre dándole su lugar a su novio de sonrisa radiante.

Desde que comenzaron a salir hace cuatro años y su relación se fortaleció más, ambos hombres fueron conscientes de la actitud pasivo-agresiva de la señora Jeon. Sin embargo, su amor siempre fue más fuerte que las miradas recelosas de la mujer. Trataban de evitar ir a reuniones de la familia Jeon, pero a veces era imposible. Entonces en momentos como esos, ambos se apoyaban silenciosamente; con un sólo apretón de mano sabían que no estaban solos, estaban ahí para superar todo juntos. Pero esa noche, la paciencia de JungKook explotó.

"Espero puedas conseguir un gran novio, HyungSeo. Por favor no vayas a seguir los pasos de tu primo JungKook, tú eres bastante lista y bonita, seguramente tienes a varios jovencitos tras de ti."

Esas fueron las palabras expresadas por la dulce señora Jeon durante la cena. Hizo un énfasis en "novio" y "jovencitos", mientras les sonreía falsamente a JiMin y JungKook, haciendo que todos los presentes voltearan hacia ellos, mientras la pareja se encontraba tomada de la mano.

La impotencia por decir algo puso rojo a JungKook. Su madre siempre soltaba comentarios ignorantes e incluso llegó a presentarle a chicas más jóvenes que él para que "se hicieran amigos". En esos seis años la mujer había hecho muchas cosas, desde correrlo de casa o negarle salir con amigos varones, pero nunca lo había humillado de esa forma frente a toda su familia. Y lo peor es que Kook estaba solo, pues ni su padre ni sus demás parientes se atrevían a llevarle la contraria a su madre.

De reojo podía ver como JiMin mantenía su sonrisa amable de siempre, su semblante apacible y el porte gallardo que tanto lo distinguía; aunque el agarre en su mano aumentó, transmitiendo la incomodidad y coraje que sentía. El pelinegro estaba tan furioso, JiMin no tenía por qué sufrir esas humillaciones por parte de su madre. Con el tiempo, él mismo creó una barrera entre sus sentimientos y las palabras de su progenitora, así aprendió a alejarse de ella y no dejar que nada le afecte. Pero con su JiMinie era diferente, Kook tenía la necesidad de protegerlo siempre.

JungKook quiso irse de la tonta celebración, pero el rubio lo convenció de quedarse un rato más. Ambos sabían que si se iban en ese momento, la señora Jeon estaría feliz y se saldría con la suya, pero los dos querían demostrarle a ella que sus actitudes inmaduras nunca los derrumbaría, aunque en el fondo la ira burbujeara incesantemente.

Después de bailar y tomar un poco, la pareja decidió que era tiempo de abandonar la reunión. Y aunque el mal sabor de boca desapareció por un tiempo, al momento de salir de la casa y escuchar cuchicheos a sus espaldas, la sonrisa forzada abandonó el rostro de JungKook, siendo reemplazada por un semblante serio y enojado. Estaba cansado, se sentía inútil y cobarde por no poder defender a su novio, era una impotencia enorme y se sentía decepcionado de sí mismo.

Por otro lado, JiMin prefería pasarse esos comentarios y actitudes por el culo. Sí, le afectaba un poco, pero prefería enfocarse en cosas positivas en vez de personas mediocres. Lo único que sí le importaba era su novio, verlo así de decaído y serio lo ponía triste. JiMin no sabía qué hacer para levantarle el ánimo al pelinegro, le partía el corazón no ver la singular sonrisa en su bello rostro y que su risa angelical sea reemplazada por un ceño fruncido.

En ese momento, la mandíbula de Kook está apretada, su vista atenta en el camino y sus manos apretando el volante. Viste un traje color azul marino a la medida y una camisa blanca. La tela se ciñe de manera perfecta al cuerpo del menor, apretando los muslos gruesos y marcando el pecho fornido. Rara vez asistían a eventos totalmente formales, y por eso toda la noche JiMin se la pasó viendo de reojo a su pareja, queriendo tocar las piernas por debajo del mantel y morder los brazos de Jeon. Se veía tan atractivo e intimidante con ese traje que le fue difícil guardar la compostura en esa estúpida reunión, se sentía en el paraíso al ver a su chico vestido de esa manera.

Además, su corto cabello negro peinado perfectamente hacia atrás, deja descubiertas sus facciones fuertes y elegantes. El mismo JiMin también peinó su cabello rubio con esmero, quitando las hebras de su frente. Los dos parecen una pareja de modelos, listos para caminar por la pasarela.

JiMin desvía la mirada del cuerpo de JungKook, al mismo tiempo que pasa saliva por su garganta. Él viste un traje de color gris plomo que hace resaltar su cabellera rubia. A ambos chicos les gusta hacer ejercicio, así que Park también tiene unos músculos firmes y marcados, aunque su complexión es más delgada que la de su novio, pero eso no importa ahora; lo que llama la atención del rubio es el leve bulto que se formó en su entrepierna. JiMin suspira, apretando sus puños y observando al frente. Bueno, se había puesto duro de sólo imaginar a JungKook con ese tremendo traje, mientras él desnudo monta su gran polla, sintiendo a su novio tocar su próstata una y otra vez, haciéndolo ver miles de galaxias. Puede que haya encontrado algo con que distraer a Kook y quitarle esa cara larga.

El mayor comienza a acariciar su polla por encima del pantalón, no le interesa ser discreto, el punto es que Jeon se de cuenta y se detengan por ahí para follar dentro del auto. Después de varias caricias, JiMin gime y su novio voltea a verlo. Están en un semáforo en rojo, el rubio toma la mano tatuada de Jeon y la acerca a su erección. JungKook jadea, apretando el gran bulto.

—Me puse duro de imaginarte follándome con ese traje. Te ves tan bien, JungKookie. Mira como me pones, cariño.

—Mierda, JiMin —responde mientras quita el freno, pues el semáforo cambió a verde—. Estoy manejando, bonito. Espera hasta que lleguemos a casa, ¿de acuerdo?

La voz de JungKook es ronca, seductora. Y JiMin no puede evitar jadear.

—No puedo. Toda la noche me la pasé pensando en tu polla llenando mi culo. ¡Detén el auto y jódeme! Es que ese traje te queda tan bien que es imposible no-

El rubio no puede terminar de hablar, pues Jeon da una palmada sobre su erección, causándole un grito.

—Te dije que estoy manejando. No me distraigas.

JiMin se queda callado, pues la acción repentina le sorprendió. Sin embargo, gracias al golpe, su hinchado miembro resalta mucho más que antes sobre la tela del pantalón. Así que no le importa lo dicho por JungKook, se desabrocha la prenda y baja un poco la ropa, dejando expuesta su vigorosa erección.

Voltea hacia JungKook, que tiene la lengua chocando contra su mejilla interna y su pene resaltando sobre el pantalón azul. JiMin sonríe y comienza a acariciar la punta de su pene, hace círculos con la yema de su pulgar y deja escapar suspiros quedos.

JiMin no sabía cómo iba a reaccionar su novio, pero al parecer su pequeña distracción funcionó.

—Por favor, JungKookie. Fóllame duro. —Termina de hablar con un gemido, comenzando a mover más rápido su mano por toda su extensión.

De nuevo están en un semáforo en rojo, esperando para dar vuelta a la izquierda.

—Eres una perra caliente, JiMin. —La voz de Jeon es jodidamente grave, mientras sus grandes ojos oscuros lo ven con reproche y deseo.

A JungKook le está costando la vida no apagar el auto y enterrar su polla con brusquedad en las nalgas de su novio.

—Sólo contigo, Jeon.

JiMin se acerca al rostro ajeno, lo toma de la nuca y lo besa lento, de una manera tan tortuosa que a JungKook se le eriza la piel del cuello; Jimin acaricia los labios suaves y saca apenas su lengua, saboreando el rastro de vino tinto de la boca ajena y disfrutando el aroma natural de Jeon.

JungKook se deja hacer, las caricias sobre su nuca y pecho adormecen sus sentidos, los labios mágicos de JiMin lo hacen suspirar y querer probar más de él. Quiere tocarlo, hacer que gima su nombre una y otra vez. Los segundos pasan paulatinamente, pero la pareja sólo se concentra en besarse y en descubrir quién gana esa batalla pasional y tiene el control del beso.

El semáforo ha cambiado a verde, pero el carro sigue detenido en ese cruce. La calle está desolada, la única señal de vida son las erecciones goteantes de líquido preseminal y el incesante latido de sus corazones. JungKook aprieta el muslo de JiMin y muerde esos labios gruesos, acaricia su sedoso cabello rubio y se inclina más sobre él, quiere que su pedazo de cielo se someta a él. Sin embargo, el sonido de un motor que se va acercando los distrae y el pelinegro regresa a la realidad. Una motocicleta pasa a su lado a toda velocidad, es entonces cuando JungKook se separa del cuerpo delgado, pone en marcha su propio coche y gira a la izquierda.

—Abróchate el pantalón, hyung —menciona en un firme susurro, tratando de respirar controladamente y alejando cualquier pensamiento lascivo.

Pero claro que es imposible cuando a su lado está su pequeño novio, tan expuesto y tocándose sólo para él.

El tono autoritario que JungKook utiliza eriza la piel del rubio, nunca le habla de esa forma a menos que estén desnudos en la cama y Jeon saque su lado dominante. Le gusta el juego que tienen, así que JiMin sonríe y obedece, deja de masturbarse y cubre su hinchada erección. Se siente desfallecer cuando sube el cierre y cierra el botón, su miembro está tan apretado y acorralado, tiene la necesidad de frotarse contra algo antes de que esa sensación lo mate. Dejando que sus sentidos ganen esta vez, JiMin acerca su mano para acariciarse de nuevo pero es interrumpido por la mano tatuada de JungKook, que le da un apretón a su pene por sobre la ropa.

—No tienes permitido tocarte hasta que lleguemos a casa, ¿entendiste, bebé?

JiMin jadea en respuesta y acaricia la mano ajena, delineando la tinta negra con su pulgar. Ama las manos grandes y los dedos largos, le encanta cuando su novio lo masturba y al momento de llegar al orgasmo, los tatuajes se manchan de su esencia blanquecina. Lo excita demasiado.

—JungKook... —gime el nombre de su amado, mientras el pelinegro lo sigue acariciando por encima del pantalón—. Más rápido...

Pareciera que justo dijo lo contrario, pues JungKook quita la mano y la pone en la palanca de velocidades. JiMin se siente desorientado, necesita más contacto, quiere subirse encima de su novio y restregar su erección contra la contraria, justo como una zorra necesitada. Lo necesita, necesita de JungKook. Sin embargo, siente su boca salivar cuando ve cómo Kook se desabrocha el pantalón y baja las prendas lo suficiente para que el pene duro se libere; choca contra su camisa y el menor suelta un jadeo al sentir el aire frío de la noche sobre su extensión caliente.

—Mira qué duro estás, Kookie. ¿Se te puso así de gruesa al imaginar mi culo rebotando contra ti?, ¿al pensar en mi apretada entrada lista para recibirte?

JiMin acerca su mano al pene caliente y lo rodea, apretando un poco. Sube lentamente por el tronco y toca el glande rojizo, siente esa zona suave y húmeda, presiona un poco y acaricia con sutileza. Escucha a JungKook gemir, tan sensual y excitante.

—Cállate y chupa, rápido.

De nuevo ese tono dominante. JiMin ve el perfil de su novio, quien tiene la vista atenta en el camino. Su piel brilla gracias a la luz de la luna, su cabello oscuro sigue peinado en su lugar, sus labios están entreabiertos y tiene ganas de comérselo a besos. JiMin siempre ha pensado que JungKook es precioso, podría pasarse minutos observando sus facciones y admirando su singular belleza. Más aún cuando la lujuria y deseo adornan su bonito rostro.

—¿Qué no escuchaste? Anda, chúpamela. Es lo único bueno que sabes hacer, así que muévete.

Con su mano derecha, JungKook toma de la nuca a JiMin y acerca su cabeza a su entrepierna. El rubio ama la belleza de su novio, así como también ama todas sus facetas; desde la más tierna y cariñosa cuando despiertan juntos cada mañana, hasta ese lado dominante y autoritario a la hora de tener sexo. Pero siempre era JungKook, su pequeño y apreciado dongsaeng JungKook.

Le gusta complacerlo, aunque también le gusta hacerse el difícil cada que puede, hacer el juego más dinámico.

—Pero JungKook-ssi, estás manejando. —El tono con el que habla es bastante tierno y fuera de lugar con la situación. Su rostro está cerca del pene ajeno, y al momento de hablar, el aliento caliente roza la cabeza rojiza; sacándole un jadeo a Kook—. No quiero distraerte, cariño.

Aunque eso sólo hace que el pelinegro gruña y agarre de los cabellos al rubio, jalandolo hacia arriba. JiMin gime por la acción, y aprovechando que el semáforo está en alto, se acerca a su novio para besar sus suaves labios. Pero JungKook lo detiene.

—Esa boquita tuya está muy filosa hoy. ¿No, hyung?

JungKook acerca su rostro al ajeno, acaricia con su nariz el borde de la mandíbula, presiona sin fuerza sus labios contra el cuello del mayor; con sus manos acaricia el pecho ajeno rozando los pezones erectos. Muerde y chupa la oreja de su pareja, y queda satisfecho cuando escucha la melodía de gemidos que suelta JiMin.

Con tan sólo unas leves caricias puede hacer que su novio llegue al límite y eso le encanta. No importa si él tiene el pene duro y goteante entre sus cuerpos, mientras escuche esa voz sedosa soltar gemidos ahogados, el cuerpo de JungKook tiembla y se siente desfallecer.

—Tócame, JungKook...

JiMin habla en un murmuro, el toque suave en sus pezones y la respiración ardiente de su menor en su oído, lo está destrozando poco a poco; siente su pene tan caliente cual infierno.

—Eso es, precioso, di mi nombre.

JiMin tiene la ropa húmeda, está muy mojado y excitado. JungKook lo está rodeando con sus fuertes brazos, casi dejándolo inmovilizado, pero eso no le impide acariciar los muslos de Jeon, dejando apretones y clavando sus uñas en la tela. Los juegos previos siempre son emocionantes para el rubio, pero la situación es la que lo tiene como puberto en su primer encuentro sexual, ansioso por tener una polla dentro.

Están en la calle, el auto en medio del asfalto y cualquier persona puede verlos. Están exponiendo su intimidad y eso lo hace ponerse jodidamente duro. Sabe que a JungKook también le gusta eso, su novio es un exhibicionista de primera y está viviendo su fantasía; aunque estén varados en la madrugada con sólo el sonido del motor y el de los grillos a su alrededor, en cualquier momento alguien los puede ver.

Es su primera vez juntos haciendo un "acto inapropiado" en la vía pública. Y eso los anima a hacer más, a unir sus cuerpos hasta que la respiración les falle. Aunque no les importaría morir juntos de esa manera.

Entre jadeos y gemidos, la pareja escucha a la lejanía el sonido de una sirena. Juntando las fuerzas necesarias, JungKook se aleja de su novio, y al abrir las ventanas de su alma, las luces de la calle le lastiman por tener los ojos cerrados por mucho tiempo. Pone en marcha el auto, y a los pocos segundos una ambulancia pasa a toda velocidad junto a ellos, el sonido de la sirena es molesto, pero lo suficientemente fuerte para que JungKook se despabile un poco. El pecho de ambos sube y baja con rapidez, la adrenalina y el calor hace que sus corazones latan rápidamente.

Dan vuelta en una avenida un poco más concurrida, falta poco para que lleguen a casa. Pero JiMin no está satisfecho con lo que han hecho hasta ahora, él necesita más. Así que se desabrocha el pantalón de nuevo y comienza a tocarse, sin importarle lo que su novio le dijo minutos antes.

—Vamos, JungKookie. Quiero sentirte, no me dejes así.

JungKook lo ve de reojo, mientras se muerde el labio inferior que está hinchado.

—No te cansas de ser una perra necesitada, ¿verdad? —dice mientras baja la velocidad y frunce sus pobladas cejas—. Además, sigues sin obedecerme, hyung. Y sabes que eso no me gusta.

El pelinegro empieza a masturbar su erección, sintiendo un alivio instantáneo.

—Sólo abres la boca para pedir que te folle. —JungKook habla tan serio que pareciera que está enojado, pero JiMin sabe que no es así. Más bien, está ansioso por enterrar su erección en él—. Así que mejor cállate y llena esa linda boquita con mi pene. Sé un buen chico y chúpamela, hyung.

Sin dudarlo, JiMin se desabrocha el cinturón de seguridad y se acerca con cuidado a JungKook. Besa con cariño su mejilla y baja sus sedosos labios por la piel hasta llegar al cuello, donde muerde el tatuaje que está ahí. Están en un semáforo más, JungKook aprovecha para cerrar los ojos y disfrutar las caricias de su chico, que se toma su tiempo en chupar sus pezones por encima de su camisa y acariciar sus muslos internos.

Frente a ellos pasa un auto con música a todo volúmen. Las risas y la melodía se pierden casi al momento, pues el auto va rápido, pero es suficiente para que JungKook suelte gemidos de total placer.

—Estás disfrutando mucho esto, ¿no, JungKookie? —dice JiMin viendo directamente los ojos de su novio, esa mirada perdida y nublada de deseo—. ¿Quieres que vean cómo disfruto hacerte una mamada?

JiMin comienza a masturbar el pene de Jeon, con movimientos rápidos y seguros. JungKook cierra los ojos, suelta un jadeo y junta sus cejas. El rubio se siente afortunado de poder apreciar ese gesto de placer, provocado por él mismo y por nadie más.

—La luz cambió a verde, amor —avisa antes de acomodar mejor su cuerpo y bajar para empezar a besar la erección, sin dejar de mover su mano.

JungKook quita el freno y avanza a una velocidad más baja de la normal. Con su mano acaricia la espalda del mayor, el cabello rubio y da una nalgada al trasero firme.

En respuesta, JiMin se mete el pene a la boca y succiona lo más que puede. Los gemidos salen automáticamente y el pelinegro trata de poner toda su atención en el camino, en vez de la calidez que siente en su erección.

El mayor saca el pene de su boca y respira, preparándose para seguir chupando. Su propio pene choca contra la división de los asientos, su glande húmedo roza la superficie fría, causándole escalofríos. JiMin vuelve a meterse la longitud a su boca y comienza a moverse de arriba a abajo, mientras aprieta la base y trata de acariciar los testículos de Jeon.

Es una posición incómoda, pues todo su torso está volteado hacia su izquierda, al igual que su cuello. Pero por nada del mundo cambiaría eso, disfruta sentir el pene en su boca y saborear la acidez del presemen. No puede ver a JungKook, sólo puede escuchar los gemidos que se hacen más salvajes cada segundo y eso es suficiente para él.

—Así, lo estás haciendo perfectamente. Se nota lo necesitada que estabas de mi pene, zorrita.

JiMin gime en respuesta y la vibración hace que más líquido transparente salga del pene de JungKook. El mayor vuelve a sacar la polla de su boca, saliva cae por sus comisuras y trata de regular su respiración, mientras mueve sus caderas para tener más contacto con la división del auto.

JungKook le acaricia el cabello y empuja su cabeza para que siga con su trabajo.

—Más rápido, maldición. No te detengas, pequeña perra.

Y el rubio obedece, moviendo de arriba a abajo su cabeza, respirando por la nariz y saboreando a su hombre que jadea sin parar. JiMin se concentra en repartir besos, lamidas y succiones por toda la extensión y masturbar con su mano lo que no cabe en su boca. Con cada segundo que pasa, la respiración de Jeon se intensifica, al igual que la hinchazón de su pene. La piel caliente palpita en la garganta de JiMin y eso lo hace jadear. El sonido vulgar del pene entrando y saliendo de la boca de Park acompaña el sonido del motor. Es un sonido excitante para JiMin, al igual que sentir su boca llena de su polla preferida.

JungKook agradece que la calle está desolada, así no tiene que preocuparse de chocar con algún carro, pues está concentrado en disfrutar de la lengua húmeda que explora ávidamente su intimidad. También va respetando el límite de velocidad, incluso va por debajo del permitido, así que se deja llevar. Sin embargo, cuando ve a unas dos cuadras un auto estacionado, al mismo tiempo que JiMin aumenta el ritmo de sus movimientos, lo único que viene a su mente es que necesita eyacular y llenar de su semen caliente la bella boquita de su novio. Así que no le importa y alza sus caderas queriendo tener más contacto.

Pero, cuando está a una sola cuadra del auto, Kook se da cuenta que es una patrulla de policía y que dos hombres están recargados en el auto fumando un cigarro. Entonces su sentido común le reprocha que en efecto, dejar que JiMin le hiciera sexo oral mientras él manejaba era una terrible idea. Ni siquiera puede acelerar porque sería sospechoso que de repente manejara de manera normal, justo enfrente de la policía. Lo que JungKook hace es empujar la cabeza de JiMin hacia abajo, haciendo que se trague por completo su polla.

—La policía —es lo único que dice, aún con la mano haciendo presión sobre la cabellera rubia.

Park tiene la cara pegada a la entrepierna de su novio y su cuerpo más encorvado hacia abajo. Siente la punta del pene rozar su garganta, lo cual no es del todo agradable. Respira tranquilo por la nariz esperando pacientemente y al mismo tiempo siente un espasmo en su propia erección.

—Mierda.

Todo pasa en segundos. JungKook gime grave, con la vista al frente y sudor cayendo por su sien. Espera que los policías ignoren su presencia, lo menos que necesitan es que los multen por estar de exhibicionistas en la vía pública.

JungKook siente su pene tan cálido gracias a la garganta del menor y JiMin se siente lleno al recibir tan bien la polla gruesa. Cuando dejan la patrulla detrás, Kook deja que su novio se incorpore. Ambos están agitados, el rubio intenta tranquilizar su respiración y trata de no tener arcadas. Mientras, JungKook empieza a masturbarse y no deja de jadear.

—Lo siento por eso, bebé, pero así tu cuerpo ya no era visible para ellos. —JiMin sabe que JungKook está cerca del orgasmo, eso le hace sonreír.

Después de limpiarse la saliva que le escurría de la barbilla, JiMin ríe y comienza a masturbarse. Con su mano izquierda acaricia la mejilla de JungKook.

—No importa, Kookie. Sé que te encanta cuando me la meto toda.

La risa de JungKook sale acompañada de un gemido ahogado. Su cuerpo tiembla cuando JiMin acerca su pulgar al glande y cubre la pequeña hendidura que está ahí. JiMin tiene una pequeña fascinación con el rimming, y eso es un bello martirio para Kook.

—¡Hyung! —se queja alargando la segunda vocal.

—Ah, JungKook. Ahora la perra necesitada eres tú, bebé.

JiMin aprovecha el último semáforo antes de que lleguen a casa y besa al pelinegro con ganas, sin dejar de masturbarse y tapar el glande húmedo. JungKook aprieta fuerte el trasero ajeno, acariciando la división de la nalgas con un dedo, deseando tener a JiMin desnudo y poder acariciar la divina piel, tal vez hasta dejar pequeñas marcas rojizas; al rubio le gusta esa sensación de dolor que se mezcla con el placer. 

Este beso es salvaje, ambos chicos están sensibles y a la expectativa de lo que puede pasar. Ahora ya no importa quién tiene el control, sólo quieren sentirse el uno al otro, quieren darlo todo hasta que sus cuerpos ya no den para más. Su intimidad siempre es pasional y hasta cierto punto salvaje, se sienten cómodos juntos y felices de compartir su sexualidad.

JiMin rompe el contacto, deja de masturbarse y vuelve a acomodar su cuerpo para seguir chupando el pene palpitante. Se mete casi todo a la boca sin ningún aviso, comenzando a succionar al mismo tiempo que JungKook deja el semáforo atrás.

—Maldita sea, JiMin. Cómo disfrutas tener un puto pene en la boca. ¿No, zorrita?

Jeon da una fuerte nalgada y gime el nombre de su novio. Lucha por no cerrar los ojos y mantener la vista al frente. Unas cuantas lamidas más y llega a su límite. Da la vuelta a la izquierda, el edificio donde está su departamento está al final de la calle.

—Me voy a venir, JiMin.

Habla con un tono grave, empuja sus caderas hacia arriba y acaricia el cabello rubio desordenado.

JiMin se prepara para recibir con gusto el semen blanquecino, vuelve a meterse toda la extensión a la boca y siente su garganta llenarse del fluido. Sigue moviendo su cabeza mientras saborea el semen unos instantes antes de pasárselo. Escucha a JungKook soltar un pequeño grito mientras su cuerpo sufre espasmos y sus dedos se entierran en su nuca, las uñas clavándose levemente en su carne.

Después de unos segundos, Park saca lentamente el pene de su boca y extiende su lengua por toda la cabeza rojiza, chupa como si de una paleta se tratara y deja besitos con sus gruesos labios. También acaricia con las uñas todo el pene, sube y baja con mucho cuidado sus dedos, es sólo un toque superficial.

—Basta, basta —dice JungKook entre risas—. Siempre haces eso al propósito, sabes que eso me mata, JiMinie.

—Y justo por eso lo hago —responde mientras besa la punta hinchada—. Se siente rico, ¿no?

JiMin deja unas caricias más con su lengua y labios en el pene, que poco a poco va regresando a su estado de flacidez. Después se incorpora y ve con cariño a su novio. JungKook, sintiendo el efecto de las endorfinas post-orgasmo, le sonríe de vuelta mientras se abrocha el pantalón.

—Así es, pero es más rico probarte a ti. —Después JungKook estaciona el vehículo y apaga el motor.

Se quedan un momento en silencio y acto seguido los dos comienzan a reírse como si hubieran escuchado el mejor chiste del mundo. Saben que fue un recorrido muy singular y divertido que sin duda volverían a hacer. Mientras JungKook se quita el cinturón de seguridad dice:

—Vamos, fuiste un buen chico y voy a complacerte en todo lo que me pidas, hyung.

JiMin guarda su leve erección en el pantalón y tiembla de anticipación, se acerca a Kook para besarlo y acariciar con delicadeza su cabello.

—Gracias por estar conmigo, JiMinie —le dice en voz baja, juntando sus frentes y acunando las suaves mejillas con sus grandes manos.

El rubio vuelve a besarlo con cariño en los labios, también deja un beso en la nariz y frente.

—Siempre, pequeño. Ahora complace a tu hyung y cógeme duro. Hazme gemir tu nombre y gritarlo tan fuerte que hasta tu madre me escuche.

JungKook ríe y deja un último beso en esos labios carnosos que tanto ama.

—Con gusto, Jimin hyung.

Ambos bajan del auto y tomados de la mano, entran al edificio entre risas y miradas cómplices.

El reloj marca las 2:35 am, pero para ellos la noche apenas comienza. 

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¡Muchas gracias por leer!
Besos, Moon

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