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*13*


[5:12 a.m.]

Jardines Oghu del Palacio de la paz
Altea

Keith se estaba lamentando.

Era madrugada, y el primer sol de Altea tardaba más en salir que el de la tierra, así que básicamente todavía le quedaban más horas de noche y por ende, más horas de Lance dormido. Su traje de la espada de marmota se camuflajeaba bien entre las penumbras, y sus pasos era tan suaves que fácilmente se hacía pensar que no había nadie ahí.

Tenía que irse, aquel llamado de Kolivan le había dejado helando la sangre. Nada le había costado tanto en la vida como haber dejado a Lance sólo en esa cama, pero sabía que él estaba a salvo y era lo importante.

Además, si tenía suerte él regresaría pronto y cuando mucho recibiría uno que otro regaño de Lance. Eso lo hacía sonreír un poco. Volteó hacia su nave listo para montarla e irse?

—¿A dónde planeabas ir, emo?— ahí entre la penumbra se hallaba Lance, recargado sobre la entrada de su vehículo espacial. Keith abrió los ojos incrédulos ¿Cómo carajos había llegado tan rápido? ¿De dónde había conseguido ese traje de la espada de Marmora? Carajo, se le veía tan bien.— Te lo robe el día que fuimos a recoger tu nave al planeta ese.— tragó saliva, no sabía que decir.— Demonios, Keith ¿Tan rápido te hartaste de mí?— el mitad galra estaba completamente congelado, admirando la escena aún desconcertado.

—N-No es eso.— pronunció cuando al fin pudo reaccionar. Sacudió un poco su cabeza intentando salir del trance.— Te juro que no, Lance; es sólo que...

—Sí, un mensaje de la espada de Marmora.— respondió con una pequeña sonrisa. No se le veía molesto, en lo absoluto, se le veía tranquilo, relajado como siempre.— Admito que había dormido mejor desde que llegaste, pero la verdad es que yo siempre he sido de sueño ligero. Así que en cuanto te levantaste de la cama supe que la única razón podía ser La espada.— Keith no pudo evitar hacer una mueca preocupada y algo molesta consigo mismo. Se sentía como un completo imbecil.

—Yo... Lance, perdóname. Regreso pronto, te lo juro.— Lance suelta una risa y tranquilo se mete en la nave y se sienta en el asiento del piloto. Keith sigue observando aquello algo consternado.— No entiendo.— el moreno vuelve a reír.

—Tú nunca entiendes nada, bonito.— enunció divertido y un tanto enternecido.— Ven, sube, iré contigo.— Keith sintió un fuerte golpe en su pecho.

—No.— dijo casi en un grito, pero más que regaño sonó a una súplica. Lance reaccionó con confusión.— Lance, quédate, por favor. Es una misión de La Espada y Kolivan estaba muy alterado y yo...— Lance se levantó de su asiento y se encaminó hacia él para ponerle una mano en el hombro en señal de apoyo. Hacia mucho no lo veía así de inquieto, de nervioso, la tenue luz nocturna permitía ver las pupilas contraídas del azabache. Se preguntaba qué le había dicho Kolivan.

Keith era impetuoso, y era por demás seguro que el hecho de que estuviera hecho un manojo de intranquilidad no lo detendría a conducir una nave; cuando era de exponerse a sí mismo a él nada lo detendría. Pero eso era algo que Lance no permitiría estando ahí, y aunque sabía bien que no lo detendría de ir a cumplir esa misión,  tampoco le permitiría conducir pudiéndolo hacer él.

—¿En serio me estás protegiendo? Eres tierno y todo, pero recuerda que no sólo soy un campesino que está completamente loco por ti; también da la casualidad que fui la mano derecha del guapísimo paladín negro que dirigió la última batalla contra el imperio galra, además del francotirador más sorprendente de todo el universo, agregando que soy un buenísimo bailarín ¿Realmente temes por mí?

No, era cierto; era absurdo temer llevar a la guerra a alguien como Lance que bueno, básicamente le había salvado la espalda en más de una ocasión y que con el pasar de los años había logrado también aprender habilidades con la espada. La verdad era, que además de eso Lance no había perdido la forma en estos años fuera de combate (ni las energías, ya lo había comprobado varías veces). Pero a pesar de ello, saber lo suyo mutuo había ahondado más en la necesidad de Keith por cuidarlo, por tenerlo siempre seguro.

Aunque sería injusto dejarlo fuera del juego. Además de que estaba completamente tentado a esas bromas que ambos solían hacer durante las batallas en sus tiempos de juventud.

—Está bien.— pronunció más convencido, a lo que Lance reaccionó lanzándose a él en un enorme abrazo de alegría. Keith no tardó en corresponderle con una pequeña sonrisa.

—Vas a ver que no tendrás mejor compañero.— mencionaba aún con sus brazos rodeando al joven.

—Eso ya lo sé.— responde Keith. Lance se separó para verlo un poco mejor. Adoraba verlo en su traje, su cuerpo bien trabajado y fornido por todos esos años en la guerra se delineaba perfectamente, además que la palidez de su rostro se acentuaba más y resaltaba con elegancia contra esa melena azabache que no se cansaba de tocar.

—Subamos ¿Okey? Déjame conducir.— insistió Lance aún embobado por la apariencia de su compañero.

—¿No sabes? Fui el mejor piloto de mi academia.— alardeó Keith. Lance rodó los ojos divertidos mientras volvía a tomar su lugar.

—¿Hablas de la que te expulsaron?— respondió bromista. Keith soltó un soplido y simplemente sonrió.

—Cabe resaltar que me sacaron por insubordinación, no por ser mal piloto.

Lance admiraba el espacio. Hacia mucho que no se daba el tiempo de mirarlo de esa manera. Cuando salió a recoger a Keith o cuando volvieron iba tan centrado en Keith que no se dio el tiempo a admirarlo. Era poco coherente decirlo, pero se le había olvidado cuan grande era. Sin duda estar en él era muy difícil a sólo contemplarlo.

Volteó a Keith, estaba dormido. Le sorprendía mucho ver que Keith realmente disfrutaba de las siestas. Dormía cada vez que podía y caía rendido fácilmente. Era el único que después de la guerra, seguía ejerciendo como un soldado.

Según sabía, Shiro prefirió la vida sedentaria con su esposo y buscó alejarse de todo lo que tuviera que ver con el espacio, de vez en cuando se presentaba en academias e hizo una fundación para el desarrollo de leyes a favor de las relaciones interplanetarias. Katie seguía muy metida en la ciencia, podría decirse que era la más grande genio de su generación; toda la familia Holt habían expandido el conocimiento de la biotecnología a niveles extraordinarios considerándose sobresalientes incluso con los Olkarianos.

Coran llevaba una vida similar a la de un líder, no le gustaba llamarse así mismo como uno pero resultó ser un hombre más diplomático de lo que muchos hubieran esperado. Todo el planeta Altea lo admiraba de verdad, y junto con su esposa había conseguido volver de Altea un planeta donde todas las especies eran bienvenidas a coexistir.

Hunk y su esposa vivían tranquilos. Ellos eran los que más frecuentaban Altea. El negocio de comida les iba bien y era una pareja completamente envidiable.

Todos buscaron alejarse de la guerra, incluso algunos del espacio, excepto Keith ¿Por qué? Él siempre se había comportado de formas que poco comprendía, y eso le gustaba en cierta forma, aunque también le desesperaba. Ya tenía una cicatriz en el rostro por una guerra, temía que las cosas terminaran peor si enfrentaba otra; y es que a la hora de tener que sacrificar a alguien, Keith siempre se ofrecía.

No quería que lo hiciera, quería que por primera vez; Keith lo eligiera a él antes que morir.

Y aún en su cabeza le atormentaba saber de que iban esas pesadillas que lo lastimaban por la noche.

Sacudió su cabeza y regresó nuevamente su mirada al espacio. Recordó el porqué quiso ser piloto en un inicio,  por que adoró su tiempo de paladín. Sus memorias viajaron hasta su niñez en Varadero, observando cómo el espacio y su infinidad de Estrellas utilizaban como un colosal espejo a las calmadas aguas del océano Atlantico. Recordaba a su papá tirándolos de la barca pesquera a sus hermanos y a él e imaginar que estaba nadando entre estrellas, que estaba en el mismo espacio ¿Quién diría que al final terminó por tanto tiempo sumergido en él?

—Hermoso ¿no?— escuchó pronunciar aún adormilado a Keith. Regresa su mirada hacia él, sus ojos se están abriendo poco a poco.

—Sí.— dijo virando nuevamente hacia el espacio.— Ya extrañaba estar aquí ¿Sabes? Aún lo sigo sintiendo como mi hogar.— Keith sonrió, sintiéndose internamente sorprendido por la confesión del latino. No imaginó que él siguiera añorando estar ahí. Agachó un poco su mirada y sacó de su compartimiento las pequeñas extensiones del traje de La espada para volverlo apto para el espacio. Sin pedirle permiso dio clic en el panel para poner la nave en modo de reposo.— ¿Qué haces?

—Ten, póntelo.— le pasa la extensión. Lance la toma confundido.— Hace mucho que no sientes el espacio.— Keith abrió la compuerta una vez que Lance se había terminado de colocarse la extensión. Ambos salieron de la nave, sintiendo como de inmediato la gravedad artificial de la nave dejaba de existir y sus pies comenzaban a flotar en el vacío.

Lance movió un poco sus piernas, experimentando otra vez esa sensación de estar volando, de no estar atado a nada. Con los propulsores del traje se alejó un poco más de la nave, observó a su alrededor. Las estrellas de ese sistema se observaban muy lejanas, a penas y podía notarlas.  Dio un giro, extrañando saber que ahí no había estar de cabeza o de pies, ahí no había un punto de referencia al que estuviera obligado a obedecer.

Soltó una enorme sonrisa. En pocos segundos su cuerpo ya se desplegaba feliz en los alrededores de la nave, sintiendo que era verdad, podía volar; una vez más se sentía un adolescente, loco por nuevas aventuras, a la expectativa de lo que futuro le deparaba, completamente feliz.

Regresó su vista hacia Keith, quien lo observaba de brazos cruzados con una ligera sonrisa. Lance no se pudo sentir más enamorado y encantado con aquel muchacho. Voló con fuerza hacia él haciendo que la falta de gravedad los empujara a ambos.

—Veo que estas feliz.— pronunció suave Keith con el chico entre sus brazos. Lance asiente con un pequeño sonido nasal disfrutando en demasía de la compañía que le ofrecía el azabache. Cerró los ojos y se dejó sumergir por la reconfortante sensación de estar en los brazos del Kogane.

Se sentía completo; estaba ahí en el espacio, con Keith, otra vez ¿Podía haber algo mejor que eso?

—Te amo.— pronunció sin ninguna duda. Keith sintió que el corazón le dejó de latir ¿lo estaba diciendo de verdad? Lance se separó un poco para ver frente a frente al chico.— Amo todo de este momento. Amo el espacio, amo volver a sentirlo, amo que esto sea contigo, pero sobretodo, te amo a ti. — Keith no sabía que decir, las palabras nunca se le dieron y mucho menos tan bien como se le daban al moreno; sin embargo para él no había nada más claro que no había nada más importante en su vida que Lance.

Ese inepto, ególatra y coqueto francotirador había descubierto la manera de clavarse en su corazón por completo.

—Entremos en la nave, Lance, ahora.— enunció con voz rasposa, enloquecido por la confesión del moreno. El chico únicamente asintió entre sus brazos y se dejó conducir hasta la nave.

Una vez cerradas las compuertas el par se unió y empezaron a consumirse en lento pero apasionado beso, dejando por primera vez el juego de las manos y únicamente enfocados en ese beso, en dar todo de sí en ese acto para después proseguir como se debía hacer. Era sorpréndete la comparativa entre su adolescencia, donde no hacían más que gritarse, a ahora en donde uno estaba perdido en los carnosos labios del otro mientras que el otro intentaba que el corazón no se le escapara de su pecho por las mordidas que le daban.

Sus respiraciones eran espesas, a penas y conseguían aire; el azabache besando su manzana de Adán ponía a toda su piel de punta, sus yemas acariciando con suavidad sus caderas lo estaba enloqueciendo, no podía respirar.

Pero Keith estaba dispuesto a cumplir una sola misión.

Hoy el placer sería para él. Estaría sumergido hasta el cuello de demostrarle cuanto lo amaba. Haría de estas las mejores horas de la vida de Lance.













Me puse mega nostálgica porque a penas me vi el primer capítulo de Voltron desde que terminó la serie. Chille a mares cuando vi la primera discusión de Keith y Lance, idk. También sé que me pondré muy mal cuando vea el capítulo donde Lance sincera extrañad la Tierra.

Como parte del movimiento de StayHome intentaré estar más activa, y vi que esta historia ya la tenía muy abandonada.

¿Qué opinan del capítulo? ❤️ dejen sus comentarios, que adoro leerlos.

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