*12*
2:07 a.m.
Casa de Lance, Altea
Si Keith tuviera que elegir un momento en su vida como el mejor, sin duda sería este. Siempre imaginó que una relación con el cubano sería por demás gloriosa y excitante, se recordaba en la academia de pilotos envidiando a cada dama que lograba capturar la atención del chico, buscando que él lo contemplara con esa sonrisa pícara y le lanzara sus más baratos pero tiernos coqueteos.
En vez de eso, de alguna forma Lance lo malinterpretó y lo tomó como su rival. No era tan malo para él en aquel entonces, después de todo el moreno le dedicaba tardes completamente a él (aunque sea para odiarlo). Y es que, antes de él nunca había sentido una incesante sensación de buscar que alguien lo mirara, de sentir que su corazón latía como loco cuando estaban ratos solos, de pensar como desesperado en la manera de sacarle una sonrisa.
Había escuchado hablar del primer amor y que es inolvidable; pero nunca creyó tener que someterse de verdad a él y cuando por fin aceptó que tenía sentimientos por Lance, se sintió inocente y vulnerable ante el McClain. Ni siquiera había tenido la necesidad de experimentar una relación hasta que llegó él. Se sintió afortunado de estar aquel día en el león azul junto con él, le dejó un atisbo de que quizás, esta vez por fin lograría estrechar relaciones con el moreno.
Luego sucedió lo de Allura y él, después Keith obsesionándose con recuperar a su eterno líder Shiro y bueno, la idea de que algo pudiera llegar a existir entre ellos se quedó detenida ahí como la cinta de una película que se atora de repente.
Pasó noches con otras personas y extraterrestres; pero a decir verdad no se acordaba de la mayor parte de ellas, sólo podía evocar la sensación de su cuerpo relajado después de una noche de desenfreno. Prefería ese tipo de noches a...
Se limitaba a llamarles pesadillas. Una extraña clase de imágenes secuelas del tiempo en que estuvo viajando con su madre en aquel sitio donde conoció a Cosmo.
—Keith ¿Estás bien?— le escuchó cuestionar al moreno despertándolo de repente, se halló en plena penumbra la mirada azul de Lance contemplándolo sobre de él. Sonrió, aquella imagen le parecía sumamente preciosa. Alzó su mano y acarició su mejilla.
—¿Por qué no lo estaría?— preguntó divertido riendo con ligereza, Lance ladeó la mirada sintiendo algo de rubor tras esa mirada entretenida del azabache en él ¿Cómo carajos lograba ponerle los pelos de punta con su simple par de ojos aún después de que ya habían compartido varios momentos explosivos juntos?— Es fácil provocarte ¿Verdad, bonito?— pronunció mientras acariciaba la piel erizada del chico. Quería hablar pero el sólo hecho de que Keith lo estuviera acariciando le impedía formular palabras con coherencia. Tomó una gran bocanada de aire para que le llegara oxígeno a su cerebro.
—Estabas rechinando los dientes con mucha fuerza.— Keith soltó la risa, aveces Lance era un chico que se preocupaba bastante.
—¿En serio te alarmas por eso?— preguntó aun entre risas. Lance asintió.
—Mi mamá me decía que sólo se hacía algo cuando algo te inquietaba o tenías pesadillas.— Keith no pudo evitar que esto último resonara con intensidad en su cabeza. "Pesadillas" repitió una vez más en su cabeza; todo mundo las tenía ¿no? Las de él para nada eran especiales ¿Verdad? Soltó un suspiro, no había porqué seguirse sumergiendo en ello.
—Tu mamá te tenía muy bien cuidado ¿No, McClain?— enunció con una sonrisa elegante y seductora, y su mirada atenta a él provocando un calor que coloraba las mejillas del moreno. Odiaba que Keith lo provocara así para evadir temas, aunque de cierta manera también disfrutaba que esa fuera la forma de salirse con la suya. Sin embargo esta conversación ya necesitaba salir, no debía permanecer ni un día más oculta.
—¿Sabes que aún no me has dicho porqué estabas despierto en la madrugada los días que hablábamos?— Keith rodó los ojos, otra vez iba a insistir sobre ese tema.
—¿Y sabes que ya es un tema irrelevante?— Lance frunció el ceño molesto ¿Por qué diablos lo seguía evadiendo?
—Entonces no deberías hacerle tanto rollo.— respondió un tanto molesto. Keith bufó ¿En serio era necesario todo esto?
—Ya, Lance; por favor, olvídalo y vuelve a acostarte. Estoy bien, en serio. Es de noche, te digo mañana.— contesto con algo de hastío. Lance negó con firmeza.
—Siempre lo dejas para otro día, yo quiero saber ya. Me canse de esperar.— replicó con fuerza.
—Ya vas otra vez de intenso.— chasqueó un poco la lengua mientras se tallaba la nariz incomodo. Lance sintió aquello como una pedrada, sin embargo tomó aire profundo para no debilitarse, ese idiota no se saldría con la suya esta vez.
—Dímelo, Keith. Sólo dímelo. No tienes que hacer tus comentarios filosos conmigo, sabes que eso nunca me ha importado.— mintió, por supuesto que cada comentario filoso de Keith siempre le afectaba; el azabache se limitó a regresar su mirada hacia él ¿Qué le había intentado decir con ello?
—No lo haré, es de noche y quiero dormir.— respondió serio volviendo a cerrar los ojos. Escuchó a Lance reír con ironía.
—Claro, como si pudieras dormir.— la oración retumbó en su cabeza haciendo,o sentarse de golpe ¿Qué acababa de decir? ¿Por qué dijo eso? ¿Acaso él sabía...?
—Al menos yo no lloro hasta dormido.— ¿Qué idiotez acababa de decir? Él no quiso decir eso, por supuesto que no; haber visto a Lance llorando entre sus sueños le resultó un martirio para nada patético, evocar la imagen todavía le dolía. El moreno lo miraba confundido, molesto, sintiendo desagrado o decepción, la verdad es que su mirada era muy difícil de descifrar y más con la pura penumbra iluminándolos.
—No tienes idea de lo que hablas.— respondió únicamente. Keith apretó los puños con fuerza regañándose a sí mismo, por supuesto que no. Lance había madurado en todo ese tiempo, sabía controlar mejor sus emociones y jerarquizaba sus prioridades con facilidad; él en las relaciones humanas seguía siendo torpe, aún le costaba establecer lazos cercanos, sus labios aún titubeaban cuando se dirigía a aquel moreno. Debía aprender.
—Tienes razón, yo... lo siento.— pronunció con el arrepentimiento en su tono. Vio a Lance dibujar una pequeña sonrisa en su rostro y después volver a agachar su mirada, abrazaba sus rodillas con su mente perdida en otro paraje.
—También te quiero pedir perdón.— Keith regresó a verlo sorprendido por aquel comentario ¿Por qué él tendría que disculparse? Keith había sido el que lo había dañado, no viceversa.— Sé que puedo parecer alguien que se preocupa demasiado, no quiero hostigarte. Sé que siempre has sido de relaciones más abiertas pero la verdad es que me gusta tenerte conmigo.— Lance miró al chico con una sonrisa poco elevada.— Y es por eso que...— respiró profundo.— tengo miedo a perderte.— Keith sintió su interior estremecerse con ese último, como un revoltijo de ternura, cariño, amor infinito y a su vez, temor inconmensurable. — Me gusta lo que vamos iniciando, no sé cómo lo sientas tú pero para mí es muy real.
El azabache se acercó a él y lo abrazó, el moreno en seguida se acomodó entre los brazos de Keith permitiéndose gozar del calor que él le ofrecía. Estar ahí se sentía bien, agradable, como si no hubiera nada a su alrededor capaz de perturbarlo; aspiró un poco el aroma del pecho de Keith ¿Cómo era posible que sin ningún perfume él siguiera oliendo tan sumamente exquisito?
—Son pesadillas ¿Okey?— lo escuchó pronunciar de repente. Lance alzó la mirada hacia él.— Son las que me mantenían despierto y... son difíciles de contar.— el moreno se levantó un poco más para ponerse cara a cara con Keith y colocar su mano en la mejilla blanquecina de él.
—Me las contarás después. No hay problema.— la sonrisa liviana del chico era consoladora, sin duda podía sentir la tranquilidad envolviéndolo con sólo verla. Él jamás había sido igual de bueno que Lance para las palabras, mucho menos para los sentimientos; no sabía si se sentía igual de enamorado que el cubano o tal vez más, sólo se sentía dispuesto a apretar la muñeca del moreno y aferrarse a ella para siempre, porque ahora que estaba sintiendo cómo era el amor de Lance, sabía que su vida no volvería a ser la misma sin él.
Y no era un pensamiento precipitado en lo absoluto, fue algo que se fue cocinando a base de años de observarlo, de desearlo de una forma equidistante, sufrir contemplando algo tan lejano y magnífico como la luna; el que actuara así sólo era fruto de sentimientos que estuvieron como astilla clavados durante años en su corazón, anestesiándose con noches fugaces de placer con otros.
Bajó la vista, el moreno ya estaba dormido otra vez ¡¿Cómo demonios él conciliaba tan rápido el sueño?! Sin embargo tenerlo ahí, con todo su ligero ser aferrado a su torso y su piel morena con una pincelada plateada por la penumbra causada por una de las lunas de Altea, era majestuoso. Un cosquilleo recorrió todo su cuerpo.
¿Esto que estaba viviendo era siquiera real?
¿Y si de repente acabase?
Keith Kogane
(Desconectado)
Keith. Repórtate rápido.
Ha surgido una emergencia.
¿Que mejor que iniciar la década con un Klance bien dulzón? Aghsgsg, en serio adoro con toda mi alma escribir sobre este ship, es mi todo. Perdonen por tardar tanto (por enésima vez); peo créanme que esta cosa es que más seguido actualizo.
¿Qué les parece?
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