
*10*
2:23 a.m
Campos alteanos
Junto con Keith, sentía una extraña tranquilidad que hacía mucho tiempo no sentía. Sentirlo envolviendo su cuerpo era reconfortante, el calor que impregnaba a su cuerpo era adictivo. Su cuerpo aún dolía por la agitada noche, sin embargo una sonrisa no se le evitaba escapar al recordar aquellos movimientos que seguían un mismo ritmo. El verlo así, tan sacado de compostura y débil ante su tacto, por dios, Keith era más fácil de provocar que nadie.
Y eso en verdad lo adoraba. En su cabeza no le cabía la posibilidad de que con sus otros amantes pudiera ser así.
Durmió tranquilo esa noche, o al menos hasta esa bendita hora.
Entonces Lance se dio cuenta porqué Keith estuvo despierto a las 2:00 a.m. todos esos días.
Abrió los ojos espantado. Volteó a ver hacia Keith, quien producía pequeños gemidos y aferraba bien sus manos a la manta sobre la que estaban. Lance observaba confundido sin saber qué hacer. El miedo lo cubrió cuando vio al mitad-galra llevar sus manos hasta su cuello y apretar con fuerza asfixiándose así mismo. Ahí, Lance se abalanzó sobre él y empezó a gritar su nombre mientras con fuerza intentaba separar las manos bien adheridas a su tráquea. La tarea era casi imposible, quizás por su herencia genética pero Keith era más fuerte de lo que imaginó. No lograba despertarlo.
—Lance.— lo escuchó gemir entre sueños intentando tomar ahí. Su piel se erizó por completo... ¿Qué mierda?
—Keith, despierta; por favor.— rogó sintiendo que las lágrimas lo consumían de la desesperación. No lograba hacerlo respirar y las uñas cada vez se aferraban a su cuello a punto de hacerlo sangrar, marcas rojas ya bañaban su cuerpo. Era una imagen totalmente aterradora, verlo así tan empedernido en matarse no podía estar bien.— ¡Ayuda!— gritó lo más fuerte posible rasgando su propia garganta. Nadie pareció escucharlo.— ¡Keith, no me hagas esto!— sentía un enorme nudo atorado en el estómago, tenía unas tremendas ganas de vomitad, su pecho se comprimía a demasía a punto de no dejarlo respirar. Su corazón desenfrenado ¿Qué diablos estaba sucediendo?— ¡Por favor, reacciona!
—L-lance.— pronunció a duras penas, se estaba poniendo cada vez más pálido. Todo el aire había sido extraído de sus pulmones, pronto iniciarían las agitaciones de su cuerpo luchando para que el oxígeno llegara a toda su sangre. Tenía unas tremendas y latentes ganas de arrancarle sus brazos con tal que dejara de asfixiarse, de que nunca más volviese a intentar lastimarse de esa manera.
No lo lograba, jalaba con toda su fuerza y simplemente no lo lograba ¿Cuándo se había vuelto tan débil? ¿En serio su fuerza siempre fue así de nula? Por dios, se sentía inútil, fracasado. No podía dejarlo seguir haciendo esto, tenía que hacer algo. No podía...
—Aquí estoy, Keith. Por favor.— suplicó con la voz quebrada, con sus energías rotas y la esperanza escapándose en su aliento, su mirada estaba completamente cristalizada. Se relamía los labios y los apretaba sintiendo que el alma se le salía por la boca.— Por favor, escúchame. No te vayas ahora, no ahora, no tú.— sentía su corazón desmoronarse, las fuerzas se le iban con cada lágrima y aún así seguía intentando. Las bocanadas de aire del moreno se escucharon más como jadeos, que aunados con el llanto lo hacían sentir tan patético ¿Cómo es que no lograba hacer que sus manos hicieran eso?
El azabache empezó a convulsionar por debajo del moreno estando ahí, casi a horcajadas sobre de él. El cuerpo de Lance se congeló cuando las convulsiones pararon súbitamente. Para ese punto las lágrimas no dejaban de salir de su rostro hasta bañar su mentón.
¿Por qué él?
—Keith...— pronunció a penas mientras se tiró sobre su pecho para ver si escuchaba el más ligero latido del azabache. Apretó los párpados con fuerza al no recibir respuesta, pronto el pecho del Kogane estaba completamente bañado de las lágrimas Lance ¿Por qué no pudo detenerlo? ¿Por qué lo había dejado morir?
Se sentía tan insignificante a comparación de él. Por fin había vuelto a sentir esa chispa entre los dos, ese sentimiento contradictorio renacer de las cenizas, esas risas y química brotar entre los dos como efervescencia ; y de repente, así de la nada, le fue arrebatado.
Se mordió los labios molesto. Con una mierda, esto apestaba horrible.
—Keith.— enunció suavemente.
—¡Lance, despierta ya!— abrió los ojos de golpe sintiéndose aturdido. Alzó la vista, Keith lo observaba claramente asustado. No sabía cómo sentirse, a penas unos segundos lo había visto morir.— Fue sólo un sueño, McClain ¿Me oíste?— pronunció serio. El moreno pasó una mano por debajo de sus ojos, sus mejillas estaban completamente húmedas. Demonios.— Así que eso era lo que hacías por las noches ¿Llorar?— Lance desvío la mirada a penado. Odiaba que lo hubiese descubierto así. Keith soltó una pequeña risa y se acercó más a él para abrazarlo.— Ya, descuida; solo estaba preocupado ¿Okey? No parabas de llorar dormido.
Lance acarició un poco el brazo del chico dejando sumergirse en la suave textura de su piel un rato, permitiéndose que el amable timbre de su voz lo calmara hasta hacer que su pecho dejara subir y bajar con tanta notoriedad. Se sentía pequeño ahí entre sus brazos, y aunque saberlo vivo le servía de consuelo ante tal pesadilla, aún le quedaba una inquietud.
En ese sueño, Lance no pudo salvar a Keith de un terror nocturno en plena madrugada.
—Ya sabes la verdad.— enunció aún con un tono inquieto con sus dedos rozando con ternura sobre la piel blanquecina del Kogane.— Ahora te toca decir qué es lo que te sucede a ti ¿Por qué sueles estar despierto a esa hora?— Keith negó divertido y empujó un poco ambos cuerpos para que se volvieran a tumbar sobre las sábanas.
—Eso no importa, Lance. ¿Ahora podemos seguir durmiendo?— normalmente le hubiera echado batalla tras eso, pero aún sentía su corazón bastante acelerado para hacerlo. Sólo asintió con una pequeña sonrisa y vio cómo Keith retomaba la siesta. Sin embargo Lance aún se sentía inquieto, asustado con todo lo que había pasado. Seguía sin haber una respuesta a su pregunta. No podía cerrar los ojos.
De repente, vio a Keith voltear su cuerpo completo y una luz proveniente de su teléfono. Pronto, escuchó su celular vibrar.
Lance McClain
(Desconectado)
Ya duérmete, idiota.
Lance tomó su teléfono y abrió la notificación. No pudo evitar verla con una pequeña sonrisa.
(Conectado)
Perdona por el
teatrito nocturno.
Descuida. Mejor
pídeme disculpas
por los arañazos
en mi espalda.
¿Estás bromeando?
Ya te hacían falta. Se
te ven súper bien. Te quita
un poco tu apariencia emo.
Pero nadie más los
podrá ver.
¿Qué te preocupa?
El único que interesa que
sepa que no eres tan emo
soy yo.
Ya te he dicho que
ni siquiera soy emo.
No, ya no. Ya te volví
cool.
¿Los arañazos en mi
espalda me hacen cool?
Lance rio no soportando más y jalando al azabache hacia él. Por dios, sin duda era el emo más hermoso de la historia; el único, a su parecer. ¿Cómo ese bastardo sabía cómo tranquilizarlo completamente de un momento a otro? Lo vio rodar los ojos divertido.
—No puedo creer que sigas teniendo energías. Me siento rendido.— exclamó Keith con una pequeña sonrisa. Lance rió un poco antes de tomar sus labios una vez más y dejar a su lengua explorar un poco su cavidad bucal, deleitándose con el fresco aliento del chico y esa piel tan cálida que siempre lo había enloquecido.
El azabache no reprendió, al contrario; tomó a Lance por la nuca para apegarlo más a su rostro y así dejar que se sumergiera todo lo posible. Lo sentía ahora tan frágil, desolado, débil.
Revivir esos segundos donde sus sollozos lo despertaron era algo que causaba una sensación totalmente desagradable en su estómago. Ver cómo a penas y era capaz de pasar saliva ¿Qué estaría soñando para hacerlo llorar así? No estaba seguro, pero se alegraba de haberlo despertado y volver a tener un momento así con Lance.
Uno en donde él lo buscaba, donde volvía a exigir de su presencia en su cuerpo.
—Keith, prométeme que tú no te irás de mi lado.— aquel suplicio le resulto tan irresistible, más por la debilidad de su voz. Ahora el chico estaba sensible, eso era por demás evidente. Keith asintió levemente y volvió a rodearlo con sus brazos para alegarlo a su cuerpo y dejar que la química y energías entre ellos empezaran a fluir nuevamente. Las manos del moreno volvían a acariciar los parajes alrededor del ombligo elegante del azabache, dibujaba pequeños círculos con las yemas de su pulgar mientras sus labios aún seguían empedernidos en los suyos.
—Aún sigues asustado ¿Verdad?— a penas tuvo tiempo de preguntar Keith antes de que volvieran a unir sus labios mientras sentía como el latino empezaba a colgar sus manos de su cuello y él aventuraba los costados de su torso, deslizándolas sobre su espalda bien detallada, sobre su cadera a penas marcada, sobre su exquisita piel Morena balada de pequeñas pecas que lo hacían verlo aún más idílico.
El contacto entre sus genitales se hacía cada vez más próximo, sin embargo tomaban su tiempo. Primero dejaban que sus bocas quedaran sin aliento y sus manos explorarán cada centímetro de su cuerpo que desearán.
—Como no tienes idea.— jadeó el moreno sumergido en cierto rubor provocado por los labios de Keith tirando pequeños mordiscos por detrás de su oído, él sólo roce de su respiración ahí lo hacía cosquillear, encenderse a mil grados Celsius, su respiración se empezaba a perturbar y su corazón no sabía a qué ritmo latir.— K-Keith.— carajo, ni siquiera se dio cuenta cuando su mano había bajado tanto. A penas y se sentía consciente del momento.— Keith.— volvió a jadear sintiendo al mencionado dar pequeñas caricias sobre su pelvis, seduciendo con sus roces y haciéndolo cosquillear en partes donde ni siquiera sabía que tenía nervios.
Lance por fin aflojó su cuerpo cuando sintió la mano de éste sobre su miembro dándole placer inmediato. Acariciaba su parte sensible como si lo hubiera hecho de toda la vida, como si fuera consciente ya de donde él era débil. Es que, con una mierda, ese chico además de ser un samurai, emo, mitad extraterrestre, mitad modelo y héroe intergaláctico; era un perfecto amante. ¿Cómo demonios un...
Un...
—Keith.— gimió al sentirlo dentro de él. No se había dado cuenta si quiera cuando llegaron a esa posición. Con él todo circulaba a un ritmo tan perfecto y a penas y se percataba de los cambios. En todo lo que se concentraba la mayor parte del tiempo era en su linda sonrisa, en sus ojos viéndolo con esa neblina de deseo de por medio, en lo perfecto de su cuerpo similar a esas estatuas griegas y romanas, en los bonitos gestos que hacía con sus tupidas cejas mientras disfrutaba también de las embestidas.
¿Así de bien lo hacía con todas sus citas nocturnas?
¿Así de tierno era con todos? ¿Así de fácil los hacía enloquecer? ¿Así de bien los ponía a su merced? ¿Por qué era tan fantástico en todo lo que hacía? ¿Por qué todo este tiempo ignoró todos estos sentimientos que el azabache lo hacía sentir? ¿Cómo diablos al fin se había permitido sacar a flote este secreto oculto?
—Caerás dormido como piedra en pozo después de esto, Lance; lo prometo.— y antes de darse cuenta, sus ojos estaba completamente en blanco y su espalda se arqueaba sintiendo su corazón más desenfrenado que nunca. Todo esto era más electrizante de lo que jamas se imaginó. El perderlo iba escalando entre sus temores conforme la noche avanzaba.
Es que ese chico tenía una forma tan extraña de infiltrarse en su vida.
Perdonen mil la tardanza otra vez. Como ven, soy una persona súper soft (y novata) en esto del lemmon escrito, perdonen si no lleno sus expectativas 😔👊 . En mi defensa, adoro el sentimentalismo.
Manden sus preciosos comentarios y críticas constructivas que ya saben que adoro ❤️ cuando quieran pueden escribir en mi muro, lol, saben que los súper amo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro