
36. 𝑵𝒐 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒐 𝒑𝒆𝒓𝒅𝒆𝒓𝒕𝒆
📅 DOMINGO 15 DE ENERO DE 2023
📅 DOS SEMANAS DESPUÉS
📍 MARANELLO
- Debería darte vergüenza, Valeria, casarte y no decirles nada a tus mejores amigas –miro a la rubia cruzando mis brazos delante de mi pecho. Ella rueda sus ojos y me tiende un vaso de zumo que acepto sin dudarlo.
- Por eso se llama casarse en secreto, Darcy. Necesitábamos esto Carlos y yo. Lo siento si no os he dicho nada, chicas –Valeria intenta excusarse y la veo que hasta se muestra algo disgustada por haberlo hecho.
- Bueno, te perdono si cuando dé a luz me traes al hospital un bocadillo del jamón ese tan bueno del padre de Carlos.
- Eso está hecho –Valeria me da un gran abrazo que yo correspondo. Esta chica es mi mejor amiga desde el primer momento que la conocí y siento como si fuera alguien de mi familia.
Hace un mes, Carlos y ella se casaron en secreto en Costa Rica. Decidieron hacerlo así porque en ese momento, mi amiga lo necesitaba. Y tengo que decir que no me ha molestado que me lo ocultara, porque yo también le he escondido muchas cosas que he hecho, sobre todo con mi rubio de ojos claros.
- ¿Y qué tal con Max? –me pregunta Lenna, la representante de Carlos y otra de mis mejores amigas.
- Increíble –les digo sin poder evitar que una sonrisa tonta se instale en mi rostro- se desvive por mi y por el bebé. Es tan atento, cariñoso, amable... joder, que me tiene aún más loca de lo que me tenía.
- ¿Y vivir en Mónaco?
- Genial. Mónaco es otro mundo. Sales a la calle y la gente está acostumbrada a verlo y casi ni nos molestan, aunque, como dice Max, es cuestión de tiempo que la gente se entere de lo del bebé y no nos dejen en paz, sobre todo, la prensa.
- Por desgracia, lo es –dice Lenna dándome la razón- Max es un personaje público y pronto alguien descubrirá que va a ser padre...y se liará...
- Bueno, antes de que eso ocurra, yo...voy a dejar Ferrari.
Miro a mis dos amigas mordiendo mi labio superior. Valeria deja su taza de café encima de la mesa y me da una mirada cómplice.
- Sabía que lo harías, Darcy –me dice la rubia pasando uno de sus brazos por encima de mis hombros- la gente es muy mala y no le perdonarían a Max que estuviera con alguien de Ferrari.
- Por eso lo hago –le admito a mis amigas- quiero tanto a Max que no quiero que nada le perjudique. Y esto es lo mejor. Ahora mismo él tiene que centrarse en la nueva temporada y yo en mi embarazo. Lo demás, sinceramente, me importa una mierda.
Mis dos amigas me dan una sonrisa asintiendo a mis palabras. Mañana iré a la Fábrica y renunciaré a mi puesto. He estado meditando mucho esta decisión y creo que es lo mejor. Por Max, por mi y por nosotros. A parte que yo ahora mismo lo único que quiero es centrarme en el bebé y nada más.
Las voces de Carlos y de Max inundan el salón. Ambos aparecen discutiendo de alguna jugada del Fifa. En cuanto mi rubio me ve, me guiña un ojo y viene hacia mí para besarme los labios.
- ¿Os apetece que encendamos la barbacoa? –nos pregunta Carlos situándose al lado de su novia, bueno no, de su mujer.
- Por mi vale –le respondo.
- Conmigo no contéis yo me voy al hotel –añade Lenna levantándose del sofá.
- ¿Sabes que puedes quedarte aquí, Lenna? Tenemos habitaciones de sobra –le pide Valeria.
- Lo sé, cariño. Pero, voy a llamar a George y seguramente acabaremos teniendo sexo telefónico –Lenna nos guiña un ojo y puedo escuchar como Carlos hace una mueca de desagrado.
- Anda, que te acompaño –le dice él después de besar a su mujer- Max, ¿la vas preparando?
- Ok -Max me da otro beso y yo lo miro algo incrédula. Y si, acabo riéndome en toda su cara, algo que le hace enfadar un poco.
- ¿De qué te ríes? -Max frunce el ceño y eso hace que me ría aún más.
- ¿Tú y una barbacoa? Hasta que no lo vea no me lo creo, Max –le digo soltando una carcajada.
- Que poca fe tienes en mi, mujer –me dice él haciéndose el ofendido.
- ¿Quieres que te dé pruebas? joder, Max, que si no es por tu padre, el otro día comemos hamburguesas crudas. Barbacoa + Max = desastre mortal.
- Eres muy graciosa. Da gracias a que estás embarazada que si no te iba a ...
La cara de Max cambia segundos después y hasta Valeria se calla también. Me doy la vuelta pues ambos están mirando un punto fijo detrás de mi. En cuanto lo hago, reparo en Charlie, el cual acaba de llegar. El monegasco nos mira con sus manos en los bolsillos mordiendo su labio superior con timidez.
Echo de menos a mi amigo, muchísimo. Charlie y yo hemos compartido mucho juntos y que sólo nos hablemos por WhatsApp, me mata. Así que me levanto y me voy hacia él muy decidida. Se me queda mirando bastante confundido y cuando llego hasta él y lo abrazo, ni siquiera es capaz de corresponderme, algo que me sorprende y que a la vez me duele. Pero ese dolor me dura unos segundos, porque Charlie me envuelve en sus brazos con mucha ternura.
Estamos así unos buenos segundos, hasta que nos separamos. Por fin lo veo sonreír, pero solo un poco.
- Te he echado de menos –le digo poniéndole el flequillo a un lado de su frente.
- Y yo a ti –me dice sonriéndome, esta vez, con una sonrisa sincera.
- Vivís en el mismo bloque. El mismo camino hay del ático a nuestra planta, Leclerc –le dice Max alzando su voz.
- Si no he bajado antes es por no ver tu cara tan fea –le replica Charlie. El monegasco se separa de mi guiñándome un ojo y se va hacia Max, el que es su amigo de toda la vida.
- ¡Por dios! Antes no decías eso, amor. Te estás volviendo más idiota desde que eres padre.
Max agarra a Charlie del brazo y ambos se funden en un abrazo, que si, que me hace llorar. Estoy de 4 meses y medio y ya lloro por todo. Valeria se acerca a mi abrazándome y ambas nos quedamos mirando la bonita escena que se está desarrollando delante de nosotros.
- ¡Vamos! Que la puta barbacoa no se va a encender sola –grita Carlos en la dirección de los dos pilotos.
- Amor –le dice Valeria con una sonrisa irónica- te recuerdo que es eléctrica.
- Ya, tú lo sabes. Yo lo sé. Ellos no. Déjame que disfrute de como sufren buscando el enchufe.
📅 MÁS TARDE
- ¿Ninguna descerebrada que haya caído en tus redes durante tus vacaciones? –le pregunta Valeria a Charlie mientras bebe otro trago de su bebida.
- No os importa –contesta él cogiendo un trozo de pan. No me pasa desapercibida como su mirada se torna algo tristona y como por un momento fija su vista en ningún punto en concreto.
- Da la casualidad de que si –le dice Carlos señalándolo con su vaso.
- En vez de preocuparos más por mi vida amorosa, preocúpate tú más por hacer ejercicio, estás echando barriga, chily.
- Es lo que tiene la vida de casado, que el amor y el matrimonio alimentan –Carlos le guiña un ojo a su mujer y la atrae hacia sus brazos para besarla ante el regocijo de ella.
- ¡Os falta vomitar arco iris por la boca! –le dice Lenna chillándoles en su dirección.
- ¿Tú no te ibas a echar un polvo virtual? –le grita Carlos dejando de besar a Valeria
- Luego, mi hombre sabe esperar –replica ella bebiendo de su vaso.
Me quedo mirando a Charlie y frunzo el ceño. Éste oculta algo. Estoy segura. Lo conozco perfectamente y sé cuando lo hace. El monegasco gira su cabeza y se me queda mirando abriendo mucho sus ojos. Me levanto de la mesa mirándolo en su dirección.
- Charlie, ven conmigo a la cocina que me tienes que ayudar a traer el pan –le digo haciéndole un gesto para que me siga.
- ¿Tanto pesa el pan? –pregunta Carlos ganándose un codazo por parte de Valeria.
- Si –le contesto rodando mis ojos- Leclerc.
Charlie me mira con algo de fastidio pero acaba poniéndose en pie siguiéndome hasta la cocina de mis amigos. En cuanto entramos, cruzo mis brazos y agudizo mi mirada hacia su dirección.
- ¿Qué te pasa? .-me pregunta él algo confundido por que lo haya traído aquí.
- A mi nada, ¿y a ti?
- Nada -me responde encogiendo sus hombros.
- ¡Y una mierda!
- Darcy por dios, que vas a ser madre. Da ejemplo –Charlie baja un poco su cabeza hasta estar a la altura de mi barriga- sobrina, tú ni caso que tu madre es una verdulera, pero tú, no lo vas a ser, porque ya me encargaré yo de tu educación.
- ¿Sobrina? –le pregunto con un aspaviento de mi mano cuando él se incorpora.
- Si, sobrina. Estoy seguro de que va a ser una niña –me dice con determinación.
- Si vale, lo que tú digas, pero, no te desvíes del tema.
- A ver, ¿Qué quieres saber? -su cara de fastidio esconde otra de tristeza. Lo conozco perfectamente y a mi no puede engañarme. Otra cosa es que quiera o no contármelo.
- ¿Qué te pasa?
- Ya te he dicho que nada, Darcy. Necesitaba respirar un poco, lo hice y casi me ahogo otra vez, pero, ya he aprendido la lección.
- ¿Qué lección si puede saberse?
- La de desear lo que no tienes.
📅 AL DÍA SIGUIENTE
Creí que me resultaría más fácil hacer esto, pero, no lo es. Un año he estado en Ferrari. Un año en el que he vivido de todo. He sido feliz aquí. Y me han tratado como si fuera mi casa.
Estoy en uno de los despachos esperando que traigan los documentos para mi renuncia y el fin de mi contrato. Me da mucha pena dejar todo esto, pero, voy a emprender una nueva vida al lado de Max y es la mejor decisión que puedo tomar.
Las puertas de la pequeña sale se abren y alzo mis ojos para ver quien entra. Me quedo sorprendida al ver al mismo Piero Ferrari entrar por ellas. Voy a levantarme para saludarlo cuando él me hace un gesto para que siga sentada.
- Señorita Evans, me alegro de verla, aunque acaban de informarme que nos deja, ¿está usted bien?
Piero se sienta a mi lado mirándome algo preocupado. Le sonrío con amabilidad y tomo aire despacio antes de hablarle.
- Estoy embarazada señor Ferrari, de casi 5 meses. Ya mismo no podré ni moverme y aún menos estar en pie.
- Oh, vaya. Como me alegro señorita Evans. Felicitaciones –su cara de alegría me tranquiliza bastante, aunque, lo mejor de mis noticias está aún por llegar. Lo que me extraña de todo esto es que Bianca aún no le haya contado nada.
- Muchas gracias, señor Ferrari.
- Pero bueno, ¿usted sabe que podría darse de baja ahora mismo? Si no se encuentra bien para desempeñar su trabajo, puede pedirla. Así no tendría usted que renunciar –este hombre es demasiado bueno. Me lo dice Valeria. Ella lo adora. Y ahora lo entiendo todo.
- Lo sé señor Ferrari, y se lo agradezco, pero, dada mi situación, creo que es lo mejor que deje de estar en la escudería.
- ¿Y eso porqué, cielo? -me pregunta él bastante extrañado.
- Porque el padre de mi bebé es Max Verstappen, y no creo que sea bueno tanto para Ferrari como para Red Bull que yo continúe trabajando aquí. Sería un escandalazo.
Piero se echa hacia atrás en la silla mostrándose algo más relajado. Cruza sus brazos por encima de su estómago y emite una ligera sonrisa.
- Desde luego que la temporada 2022 les ha sentado muy bien a los pilotos del circuito. La mitad de ellos han encontrado el amor –una carcajada sale de su boca y si, tengo que darle la razón. La Season's Love que le dicen mis amigos- enhorabuena señorita Darcy, está usted con un gran chico. Lástima que sólo tengamos dos pilotos por escudería. El señor Verstappen sería un gran fichaje.
- Oh, lo sería. Pero mejor que no lo sepa o es capaz de desmayarse.
Hablamos durante un buen rato más hasta que por fin traen mi renuncia. Al final el señor Ferrari se ha empeñado en pagarme el año de contrato que me quedaba más un plus demasiado alto de beneficios. Según él, su regalo para mi futuro hijo. Me pongo de pie y lo abrazo agradecida y emocionada.
- Esta siempre será su casa, señorita Evans. Cualquier cosa que necesite, Ferrari siempre estará para usted. Quien viste de rojo, siempre será de rojo.
*** Tengo que decir que esta última frase me ha puesto los pelos de punta. No sé si os habéis dado cuenta, pero, estoy dejando pistas para mis futuras historias. Cuando empecé 55Love ni por asomo pensaba hacerla una Saga, pero RUNNER es una realidad, y en cuanto acabe la historia de Max, publicaré la tercera historia, que si, que será con Charles Leclerc. El amor de mi vida se merece ya tener su historia. Y si no pasa nada, RUNNER, tendrá 7 historias. Así que espero que estéis preparados.
Gracias por estar ahí y leerme. Miles de besos y abrazos***
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro