
35. 𝓛𝓸 𝓱𝓪𝓰𝓸 𝓹𝓸𝓻 𝓵𝓸𝓼 𝓭𝓸𝓼
📅 31 DE DICIEMBRE DE 2022
📅 UNA SEMANA DESPUÉS
📍 HASSETL, BÉLGICA
- Siento decírtelo, hijo, pero Darcy tiene razón.
- ¡Ja! –mi grito de satisfacción retumba en la cocina arrancando una carcajada de Victoria, la hermana de Max. Hace un gesto como de cerrarse la boca con cremallera al ver la fría mirada de advertencia de su hermano sobre ella.
El rubio entrecierra sus ojos apoyando sus manos en la encimera. Está enfadado. No mucho pero si bastante molesto.
- Se supone que tienes que estar de mi parte, mamá –le dice él a su madre mientras ella corta las quiches que nos comeremos en el salón, antes de la cena de Nochevieja.
- Que te haya parido no quiere decir que esté de acuerdo con todo lo que dices, Max –le recrimina ella señalándolo con el cuchillo.
Luzco una sonrisa complacida que no hace sino lograr que el rostro de Max se muestre algo más irritado. Se acerca hacia mi para poner sus manos en mi vientre, el cual luce algo abultado, no en vano, son ya casi cuatro meses de embarazo. Baja su cabeza hasta casi tener su boca a la misma altura de mi barriga sin soltar mi cintura.
- Bebé, tú hazle caso a papá que mami tiene las hormonas alborotadas y apenas piensa con claridad -Max no solo le habla a nuestro bebé, sino que su tono de voz es lo suficientemente elevado para que podamos escucharlo las tres.
- ¡Max! –le doy una colleja en el cuello y él me da un beso en la barriga antes de erguirse de nuevo.
- Estoy hablando con mi hijo, no sé porqué te metes –me dice él haciendo un aspaviento con su mano. Pongo las mías en su cuello, haciendo que me mire antes de que se cabree aún más. Él pensaba que se saldría con la suya contando con el apoyo de su familia, y ellas están de mi parte.
- Max, no te enfades, por favor –mis labios rozan los suyos unos segundos generando en él un pequeño suspiro cuando nos separamos.
- Es que no lo entiendo, Darcy, de verdad –sigue enfadado. Su tono de voz y su rostro así me lo confirman.
- Estás de nuevo poniéndome entre la espada y la pared, y no es justo -le recrimino recordándole lo que una vez nos pasó por hacer lo mismos que él está haciendo ahora.
Max abre un poco sus ojos y veo que el gesto de su cara vuelve a cambiar. Asiente con su cabeza al darse cuenta de lo que ha hecho y me atrae hacia su pecho para abrazarme de nuevo. Los latidos de su corazón están algo alborotados, aunque, a medida que pasan los segundos, su respiración es más pausada y parece tranquilizarse.
Mi rubio me separa de su pecho y vuelve a buscarme la boca para besarme ahora con muchas ganas. Y si, ésta es su forma de pedirme perdón, algo que a lo que yo accedo encantada.
- Estoy aquí, por si no os habéis dado cuenta –la voz de Sophie, la madre de Max, nos hace separarnos algo avergonzados. Me refugio en el pecho de mi novio dejando que él me abrace de nuevo.
- Lo siento, mami –le dice su hijo. Max me lleva hacia una de las sillas, haciendo que me siente, no sin antes acariciar mi barriga, ahí donde está su bebé. Me agarro su mano, la que aún no quiere quitarse de mi vientre, y la pongo encima de la suya.
- ¿Me contáis lo que os pasa? –el padre de Max, Jos, entra en la cocina dirigiendo sus pasos al lado de su mujer. Besa su mejilla y le sonríe con mucha ternura. Hay gente que piensa que él es un hombre ambicioso y que le exige mucho a su hijo, pero, nada más lejos de la realidad. Jos es muchas veces el que frena a Max y quien mejor le aconseja.
- Le estoy diciendo a Darcy, que debería dejar Ferrari –le cuenta Max a su padre. Nuestros dedos siguen entrelazados y no puedo evitar suspirar de nuevo algo irritada, volviendo a sacar de nuevo el tema.
- ¿Y por qué debería dejar su trabajo? –la pregunta de su padre, logra de nuevo que mis labios se curven en una ligera sonrisa. Está claro que esta batalla, Max la tiene perdida desde antes de librarla.
- No está bonito que la novia de Max Verstappen trabaje en Ferrari. La gente podría especular y la tomarían con ella -le recuerda su hijo con cierto tono de reproche que ya empieza a ser bastante molesto.
- Pues deja tu Red Bull –las palabras de Jos logran que una carcajada salga de mi boca, la cual tengo que reprimir al ver la mirada que Max cruza conmigo. Aprieto mis labios y dirijo mi atención de nuevo a Jos, mi nuevo héroe, por cierto.
- ¡Papá! –le dice Max sin disimular su fastidio. Está tan sorprendido de que su padre me apoye a mi, que hasta aparta sus manos de mi vientre para llevárselas al cuello.
- Tú le pides que deje Ferrari, pero, tú no te ofreces a hacerlo tú...eso se llama egoísmo Max –le recrimina su padre alzando un dedo en su dirección. Ambos hombres se mantienen la mirada, esperando que el otro conteste.
- Si sé que en algún momento tendré que dejarlo –añado yo señalando mi vientre- para cuando empiece la temporada, mi embarazo estará muy avanzado y casi no podré estar de pie tantas horas. Ni podré viajar a la mayoría de los circuitos.
- ¿Y después? ¿Qué harás una vez haya nacido el bebé? –me pregunta Jos ayudando a su mujer a repartir la comida en los platos. Su pregunta sé que no va con malicia alguna, lo hace porque realmente está preocupado por mi.
- Aún no lo he pensado –admito encogiendo mis hombros.
- Sólo te diré una cosa, cariño –me dice Sophie sonriéndome con mucha dulzura- no tomes ninguna decisión hasta que no tengas a tu bebé en los brazos, pues, si lo haces antes, te digo por experiencia que nada de lo que pienses, pasará.
- Lo sé –le respondo con la misma sonrisa que ella.
- Si, si, si todo eso está muy bien, pero, en cuanto pasen las fiestas tiene que estar en Maranello –apuntilla Max torciendo su boca.
- Trabajo allí. Claro que tengo que estar Max –le digo apretando su brazo intentando calmarle. Esta conversación la hemos tenido desde que nos hicimos la primera ecografía, y aunque le pido que vaya con calma, él parece que no sabe cómo se hace eso.
- ¿Y yo que hago mientras? –dice él enfurruñado.
- Pues lo que hace todo el mundo –le dice su madre cogiendo uno de los platos para llevarlo al salón- ir detrás de tu novia hasta que empieces a trabajar tú también. Más claro el agua, Max Emilian.
Sophie pasa al lado de su hijo y le da una amplia sonrisa a la vez que su padre la sigue de igual manera. Max coge mi mano y se la lleva a los labios para dejar un beso en ella.
- Estáis todos en contra mía. Menos mi bebé, claro.
- Repite eso cuando pasen 10 años, mi vida.
📅 MÁS TARDE
📍 STADSPARK HASSELT
- A lo mejor te hubiera gustado celebrar la Nochevieja en Mónaco o en Madrid –Max se pone delante de mi colocándome bien el gorro de lana que llevo en la cabeza. Una de sus manos desciende hasta posarse en mi cintura. Sus ojos brillan aún más esta noche. Y por suerte, a medida que pasaron las horas se calmó y no volvimos a sacar la conversación sobre mi trabajo.
- Para nada, Max. Esto es perfecto. No hay lugar mejor donde estar que contigo –acerco mis labios a los suyos y los rozo unos segundos. Están algo helados pero los míos se encargan de calentárselos.
- Te quiero, Darcy –me dice él abrazándome. Los latitos de su corazón se sienten más acelerados y juro que los míos se acompasan a los suyos, pues también me laten muy deprisa.
- Y yo a ti, Max –le respondo. Vuelvo a besarlo cuando el sonido del primer cohete nos hace separarnos. Me doy la vuelta y me apoyo en su pecho dejando que sus brazos rodeen todo mi cuerpo.
Nos hemos venido al Stadspark a ver el espectáculo de luces, música y fuegos artificiales. Algunas personas han reconocido a Max y se ha hecho algunas fotos, pero en general, la gente no lo ha molestado mucho. Es la primera vez que vengo a Bélgica y tengo que admitir que me encanta, sobre todo la zona donde vive mi novio.
- Siento mucho haberme puesto así, Darcy –me dice él. Siento su aliento en mis frías mejillas y me agarro más a sus brazos- es que ahora que estamos juntos, no quiero estar ni un segundo sin ti. Joder, que ha sido un año muy malo viéndote en las carreras sin poder estar contigo.
- Lo sé, Max. A mi también me está costando todo esto, créeme. Y en parte, tienes razón. Tengo que ser más realista. No quiero que te afecte que tu novia esté en Ferrari. La prensa y los aficionados se van a cebar contigo en cuanto se enteren.
- Sinceramente, Darcy, lo primero sois tú y el bebé, así que si quieres seguir en Ferrari, lo entenderé perfectamente, y ya veremos como lidiar con ello. Es nuestra vida privada y a nadie le interesa lo que hagamos o dejemos de hacer.
- Dios mío, ¿Dónde está Max y que has hecho con él?
Me giro y suelto una carcajada mirando a mi novio. El rubio acaricia mi mejilla lentamente con sus guantes de lana roja. Acerca su boca a la mía besándome muy despacio mientras justo detrás de nosotros, suenan las campanas que anuncian el nuevo año.
- La culpa es tuya, Darcy, tú me has hecho ser así.
Le sonrió a Max y vuelvo a poner mi cabeza en su pecho. Él baja su mano hasta ponerla en mi vientre estrechándome contra su cuerpo. Y aquí, en este momento en el que la música suena, el cielo está iluminado con miles de colores y yo estoy en los brazos de la persona que amo, es cuando tomo una decisión. La que debería haber tomado y haberme ahorrado todo el drama y los disgustos que le he ocasionado a mi rubio.
- Voy a dejar Ferrari –le dijo a Max apartando mi cabeza de su pecho. Max esboza una tranquilizadora sonrisa y acaricia mi mejilla con mucha ternura.
- Darcy, no tienes que hacerlo por mi cariño. Siento mucho haberte forzado a eso y haberme puesto así. Mi padre tiene razón, he sido algo egoísta contigo.
- Si lo hago por ti, Max. Lo hago por los dos. Quiero que cuando empiece la temporada, pueda estar en el box de Red Bull apoyándote y gritando que corras más. Y quiero hacerlo sin que nadie me mire mal. Además, que creo que el azul me va a quedar muy bien –le guiño un ojo y Max suelta una carcajada echando su cabeza hacia atrás.
- A ti te queda todo de puta madre, charme.
Max me abraza y me dejo envolver por él. La gente a nuestro alrededor empieza a gritar y a reír. Nos separamos contagiándonos del ambiente. Alguien nos ofrece unas bengalas de colores que agitamos riéndonos. La música empieza a sonar de nuevo y el cielo vuelve a llenarse de fuegos artificiales. Un nuevo año acaba de comenzar. Un 2023 que va a ser muy deseado, pues este será el año en el que nuestro bebé venga al mundo.
- Te quiero tanto, Darcy. Y también al bebé. Aún antes de saber que era mío, ya lo quería -los ojos de Max están ligeramente humedecidos mientras me habla. Pocas veces lo he visto llorar, bueno, el día que nos hicimos la primera ecografía lloraba como un niño pequeño. Por eso, verlo así por mi hace que las lágrimas también acudan a mis ojos.
- Yo también te quiero, Max. Me alegro tanto de que estés a mi lado, de que estemos juntos.
Max me atrae hacia su pecho. Sus manos se posan en mis caderas y me alza del suelo dando una vuelta conmigo aún en sus brazos. Cuando me deja en el suelo, une su frente con la mía sintiendo como su respiración entrecortada cosquillea en mis mejillas.
- Fuiste, eres y serás mi destino, Darcy. Yo siempre pensé que fue una bonita casualidad que nos encontráramos en aquel hotel, pero ahora pienso que nuestro destino fue ese, conocernos y querernos -una de sus manos baja hasta posarla en mi vientre consiguiendo que me emocione hasta querer llorar con desconsuelo- y aquí está el fruto de ese amor. Te voy a querer toda la vida, Darcy.
- Te voy a querer para siempre, Max.
*** Si pensáis que después de estos capítulos tan bonitos ya no habrá drama...lo habrá, pero, no será con Max y Darcy, creo que ellos se merecen ser felices lo que queda de historia. Porque si, os anuncio que no quedan muchos capítulos de ellos dos, pero, os aseguro que vienen curvas. Gracias por leer ésta historia y por estar siempre a mi lado. Se os quiere ***
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