21. 𝑬𝒍 𝒗𝒆𝒄𝒊𝒏𝒐
🗓️ JUEVES 26 DE MAYO DE 2022
🗓️ CASI TRES SEMANAS DESPUÉS
📍MÓNACO
Charlie arrastraba la maleta de Darcy con pesadez por el vestíbulo de su edificio. La pelirroja parecía llevar piedras en vez de ropa de como ésta pesaba, algo que el monegasco ya le había referido en más de una ocasión.
Este fin de semana se celebraba el Gran Premio de Mónaco, y Charlie había invitado a sus amigos a quedarse en su ático de la Torre Odeón, uno de los edificios más exclusivos del principado.
- Dime la verdad, Darcy, ¿llevas piedras aquí dentro? –le preguntó Charlie atrastrándola por el pavimento.
- No, pesado, llevo mis cosas –le contestó ella rodando sus ojos. El monegasco le agotaba la paciencia poco a poco.
- ¿Y porqué será que no te creo?
Darcy le sacó la lengua a su amigo y se apoyó en él mientras le daba al botón del ascensor, el cual estaba en las plantas más elevadas.
- ¿Estás nervioso, Charlie?
- ¿Porqué? –le dijo él frunciendo el ceño.
- Por ver a tu crush –le dijo la pelirroja burlándose de él.
Valeria había invitado a su hermana Diana a ver el Gran Premio. La semana pasada, la española tuvo que viajar de urgencia a Jerez, pues su abuelo había sufrido un amago de infarto. El anciano Piero ya se encontraba mejor y entre él y Valeria habían convencido a Diana, la mayor de las De Luca, para que viajara a Mónaco y disfrutara de una carrera de Fórmula Uno por primera vez en su vida.
Charlie le dio una larga mirada y sintió sus mejillas arder. Desde que Valeria le había mostrado una foto de su hermana, el monegasco estaba fascinado con la rubia, y si, deseando conocerla. Y ahora que Valeria y Carlos estaban en "algo" sabía que habría más posibilidades de verla más a menudo.
- No sé de que me hablas, Evans - se desentendió él con un gesto hastiado.
- Me encantará ver la cara que pones cuando la veas, Charlie, no descarto grabarlo con mi móvil.
- ¡No harías eso! –le dijo él todo indignado.
- Oh, si que lo haría. Verte babear por una tía que has visto solo en fotos, no tiene precio.
- No la he visto solo en fotos. Me he suscrito a su canal de Youtube –Darcy abrió la boca sorprendida mientras Charlie la miraba orgulloso de su hazaña. Diana era profesora de fitness y tenía un canal online donde impartía algunas clases. Y él había tardado bien poco en ser uno más de sus seguidores.
- ¡Madre mía, Charlie! Lo tuyo es peor de lo que pensaba –le dijo la pelirroja golpeando su pecho.
- Lo tuyo si que es peor guapa. Que cada vez que ves a Max huyes de él como si fuera algo contagioso.
- Es que lo es. Todo él me contagia odio a partes iguales –le dijo ella arrugando su nariz.
Las puertas del ascensor se abrieron mientras Darcy y Charlie seguían golpeándose. La presencia de alguien saliendo, los hizo dejar su particular pequeña batalla. Cuando la pelirroja alzó sus ojos para mirar al recién llegado, casi se cae de espaldas. Max Verstappen salía del ascensor con su habitual fría y azulada mirada.
- ¡Hombre vecino! Me alegro de verte –le dijo Charlie a Max golpeando su pecho. El neerlandes se hizo a un lado sin apartar aún su vista de Darcy.
- ¿Vecino? –preguntó la desconcertada irlandesa mientras sentía temblar todo su cuerpo.
- Si, vecinos –contestó Max- ¿tu amiguito no te ha informado?
- Pues mira, no, porque como realmente no es tan importante que vivas aquí –le contestó ella con una irónica sonrisa.
Charlie pasaba su mirada de uno a otro y se aguantaba las ganas que reír que tenía. La verdad es que se estaba hartando que la gente de su alrededor escondiera tanto sus sentimientos. Primero era Carlos. El madrileño no era capaz de admitir lo que sentía por Valeria y se limitaba a hacerla creer que ambos tenían un rollo y ya está, cuando estaba clarísimo que no lo era. Y ahora estos dos. Ninguno podía esconder que estaban enamorados el uno del otro, pero, al parecer, ninguno iba a dar su brazo a torcer.
- ¡Max! ¡Max!
Darcy giró su cabeza en dirección a la voz de mujer que se dirigía hacia el piloto. Una impresionante rubia de curvas de infarto y un escotazo de vértigo, se despojaba de sus gafas de sol y se abría paso entre él y Charlie para colgarse del cuello del rubio y besarlo en ambas mejillas.
Darcy desvió su mirada cruzándose con la de Charlie. El monegasco puso cara de asco y cogió su maleta y la de su amiga. Puso una de sus manos en la parte baja de su espalda y guio a su amiga hacia dentro del ascensor.
La pelirroja sintió como su corazón se rompía de nuevo al ver la escena que tenía ante sí. La rubia se colgaba del brazo del piloto y los dos salían caminando por el vestíbulo la mar de contentos.
- Max –llamó Darcy al rubio. Él se dio la vuelta y ambos se miraron durante unos segundos- ¿en qué piso vives?
- ¿Para que quieres saberlo? –le preguntó él apretando su mandíbula, pues le jodía que ella fuera a pasar el fin de semana en casa de Charlie.
- Para tirarte una puta maceta por si te asomas al balcón. Que pases una buena tarde.
Las puertas del ascensor se cerraron antes de que Max pudiera replicarle a la pelirroja. Ella se apoyó en la pared sintiendo el escrutinio de Charlie. Emitió un largo suspiro y miró a su amigo.
- Pues si, resulta que Max está leyendo otro libro
🗓️ MÁS TARDE
Sentada en uno de los sofás del ático de Charlie, Darcy mandaba un mensaje a sus hermanos. Jon y Rickon habían planeado unas vacaciones en Nueva Zelanda y querían saber si Darcy se iría con ellos. Aunque ir tan lejos no le hacía mucha ilusión, les dijo que contaran con ella. Cuanta más tierra de por medio pusiera entre Max y ella, mejor. Estaba claro que lo que ellos tuvieran, hacía mucho tiempo que se había acabado. Y que él estuviera con otra, dos semanas después de casi declararse de nuevo, le rompía el corazón.
- Te enseñaría la parte de arriba, pero creo que Carlos y tu hermana están ocupados –le dijo Charlie a Diana señalando la última planta del triplex .
- Se dice follando, Charlie –le dijo Diana ante la perpleja mirada del piloto- llevan más de una semana sin verse. Yo estaría igual.
Diana le dio una divertida mirada al monegasco disfrutando como él se sonrojaba. Charlie tuvo que admitir que conocerla había superado todas sus expectativas. Era aún más guapa en persona que en las fotos. Y si, se sentía atraído por ella, muy atraído.
Darcy se levantó del sofá y guardó su móvil en el bolsillo. Necesitaba respirar y dejar a estos dos solos para que se siguieran comiendo con la mirada.
- Voy a por la comida –les dijo dirigiéndose hacia el sillón donde tenia el bolso.
- No hace falta Darcy, la pedimos y nos la traen –le señaló Charlie para que viera los folletos de comida que había justo encima de la encimera de la cocina.
- Ya, pero es que me apetece dar un paseo. Contigo no se puede caminar por Mónaco. ¿Queréis algo en especial?
- En la esquina de donde hemos desayunado esta mañana hay una pizzería. Pide lo que quieras y que nos lo traigan –le dijo Charlie. El monegasco se dio la vuelta para mirar los ojazos azules de Diana sintiéndose nervioso de nuevo- ¿te apetece pizza?
- No debería, pero, este fin de semana voy a hacer una excepción –le contestó Diana sonriéndole con amabilidad. Darcy emitió una pequeña carcajada y salió del piso de Charlie dejándolos solos.
Darcy se montó en el ascensor apoyándose de nuevo en la pared. Desde lo que pasó en Miami, ni ella ni Max habían vuelto a hablar. Prácticamente se ignoraban. Y era una pena que no pudieran arreglar todo lo bueno que había pasado entre ellos. La pelirroja tenía ganas de llorar. Verlo con otra mujer había sido esa gota que había colmado el vaso. Uno bien lleno de todas sus lágrimas por Max.
Las puertas del ascensor se abrieron y salió colocándose sus gafas de sol. Saludó al chico de recepción y en la calle fue recibida por el sol y la buena temperatura de Mónaco. Alzó sus ojos mirando el paisaje marítimo que tenía ante si y sonrío. Por lo menos disfrutaría de un precioso lugar.
- Si te quedas mucho rato al sol te vas a quemar.
La voz de Max la hizo pegar un respingo. Se bajó sus lentes oscuros para comprobar que efectivamente, él estaba delante de ella mirándola con curiosidad. Y si creía que después de esta mañana podría pasar de él, estaba muy equivocada. Porque lo tenía delante y solo quería rememorar todos esos besos que ambos se debían.
- Como si te importara –le contestó Darcy ajustándose la correa de su bolso. Comenzó a caminar en dirección hacia donde Charlie le indicara, pero la mano de Max en su brazo la detuvo.
- Realmente si que me importa Darcy –le dijo él con bastante seriedad- pase lo que pase entre nosotros, tú siempre me vas a importar. Hasta el día que me muera.
Max soltó el brazo de una desconcertada Darcy. Ella no sabía que decir ni lo que hacer. Pero cuando vio a la rubia de esta mañana caminar en su dirección, decidió rápido. Tenía que salir de aquí lo antes posible o se pondría a llorar.
Y eso fue lo que hizo. Huir de Max. Como hacía siempre.
🗓️ SÁBADO 27 DE MAYO DE 2022
🗓️ DOS DÍAS DESPUÉS
Darcy y Diana estaban sentadas encima del capó de uno de los Ferrari de la escudería. Esperaban a Valeria para ir de tiendas. Mañana tendría lugar una cena en honor a los pilotos en el Gran Casino de Mónaco, y ambas serían las acompañantes de Charlie.
- Tu eres más guapa que la rubia –le dijo Diana a Darcy- y más simpática.
- No la conoces Di, como para que hablemos así de ella –le replicó Darcy fastidiada. La acompañante de Max llevaba dos días paseándose con él de su brazo por el paddock, haciendo que la sangre de la pelirroja hirviera de celos.
- No hay más que verla. Además, que la escuchado hablar. Es como si se creyera que todo esto le pertenece.
- Él por lo menos si –admitió ella a su pesar. Diana le pasó el brazo por los hombros y la abrazó con mucha ternura.
- Deberías darle celos con alguien a ver lo que hace. Él te los está dando y tú actúas como si no te importara.
- Joder, Di. Es que todo es tan complicado. Cuando parece que si, es que no. Y luego, me paro a pensar, y creo que nos peleamos por una tontería, y que nos nos sentamos a hablarlo tranquilamente. Es mejor que me olvide de Max, y ya está.
Diana no lo pudo evitar, abrazó a la pelirroja de nuevo, como si de su hermana se tratara. No tenía bastante con el drama de Valeria, que también tenía que lidiar con el de Darcy. Pero, ella siempre tuvo complejo de madre y todo esto sabía sobrellevarlo mejor de lo que pensaba.
- Por ahí viene tu hermana –le dijo Darcy señalando hacia donde la menor de las De Luca venía a paso rápido.
- ¿Nos vamos? –les dijo Valeria nada más llegar hacia donde ellas estaban. En su rostro había algunas señales de enfado que no pasó inadvertidas para ambas.
- Claro –le respondió su hermana- ¿Qué te pasa?
- Nada, que Aless me ha invitado a ir con él a la gala de mañana, y me lo ha dicho en un tono que no me ha gustado nada –le respondió Valeria mientras agitaba las llaves del coche donde estaban apoyadas. Tanto Darcy como Diana se levantaron de encima y lo rodearon para montarse.
- Porque ese tío quiere algo contigo –le dijo su hermana montándose en el coche. Desde que había conocido a Aless Rinaldi, el jefe de la escudería, su primera impresión es que no le desagradaba y que iba a la caza de su hermana.
- Eso le llevo diciéndole yo desde que la conocí –le dijo Darcy confirmando lo que Diana suponía.
- Pues me da igual –contestó Valeria arrancando el coche- estoy con Carlos y no me interesa ningún otro tío.
- Ni a él le interesa otra tía –le dijo Diana. La noche que llegaron a Mónaco, la mayor de las hermanas tuvo una charla muy reveladora con el piloto madrileño que le confirmó lo que suponía, que Carlos quería algo más por su hermana que simplemente un rollo.
Durante todo el camino a la zona comercial del Pprincipado, las tres chicas hablaron de como querían que fueran sus vestidos y de lo que se encontrarían una vez en la fiesta. Para ellas, era la primera vez que iban a una cena de gala, y tenían que admitir que estaban algo nerviosas.
Charlie les había recomendado la Boutique Madam Versailles. Su madre solía ir allí y él previamente había llamado para concertarles una cita. También le había dicho a la dueña que no las dejará pagar a ninguna de ellas y que le mandara a él personalmente, la factura de lo que adquirieran.
Durante un buen rato, se probaron toda clase de vestidos, complementos y zapatos, acompañados por una copa de champan, cortesía de la casa.
Darcy tenia puesto un vestido rojo de tirantes que se ajustaba a su cuerpo como un guante. Intentó cerrarse la cremallera de atrás sin mucho éxito. No tuvo más remedio que asomar su cabeza por la cortina de uno de los probadores y pedirle a una de las dependientas que le echaran una mano.
Se quedó mirándose en el espejo moviéndose de un lado a otro hasta que vio la cortina moverse.
- No alcanzo la cremallera -le dijo Darcy disculpándose con quien entrara a ayudarla.
Sintió unas manos que le subían lentamente la cremallera y un conocido olor que la envolvió por completo. Tragó saliva y giró su cuerpo para encontrarse frente a frente con Max. Sus ojos azulados brillaban al mirarla. Como quien admira la más bella escultura.
- ¿Qué haces aquí? –le preguntó Darcy sintiendo temblar todo su cuerpo ante la presencia del rubio.
- Acompañando a una amiga.
- ¿A la rubia que se cuelga de tu brazo como si fuera tu bolso?
- Me da que alguien está celosa.
Max caminó hasta estar más cerca de ella. Darcy llevó sus pasos hacia atrás hasta chocar con el espejo del probador. El rubio la afectaba. Le hacía perder el sentido y no pensar con claridad.
Max levantó su mano hasta posarla en su mejilla y acariciarla lentamente. Darcy cerró sus ojos disfrutando de sus dedos en su piel. Sintió como su aliento cosquilleaba en sus labios y como la respiración de Max se volvía más pesada a medida que se acercaba más a ella. Por un momento sintió que iba a besarla. Incluso entreabrió sus labios para recibir su beso, pero este, no llegó nunca.
Cuando Darcy abrió sus ojos, Max casi salía del probador, no sin antes darle una larga mirada y esbozar una pequeña sonrisa.
- Tengo que admitir, que el rojo te sienta muy bien, charme.
*** Me encanta el drama que hay entre estos dos. Me estoy divirtiendo tanto escribiéndolo. Muchas gracias por leer esta historia y a las personas que me han dicho que no les gusta Max, pero, que les encanta mi Max Verstappen. Muchos besos y abrazos ***
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