17. 𝑵𝒆𝒄𝒆𝒔𝒊𝒕𝒂𝒃𝒂 𝒖𝒏𝒂 𝒂𝒎𝒊𝒈𝒂
📅 SABADO 19 DE MARZO DE 2022
⏲️ AL DÍA SIGUIENTE
Estoy harta de no dormir por culpa de un tío. Y de no parar de llorar. De rabia. De impotencia. De ver como Max me miraba con odio y como si le molestara mi presencia. Jamás pensé que me hablaría así, después de todo lo que hemos vivido juntos. Está claro que lo nuestro solo fue un amor de verano, si es que fue amor, porque hasta de es dudo.
En cuanto terminé mi trabajo en el box de nuestra escudería, me encerré en esta habitación de hotel y no he salido hasta esta mañana. No he querido hablar con Charles. Vino a buscarme y le dije que me dolía la cabeza, aunque es inevitable que hoy me lo encuentre y algo tenga que contarle. Eso si su amigo no le ha dicho nada ya.
Con mis gafas de sol en mis ojos hinchados y escondiendo mis ojeras, camino hasta entrar en el garaje. Hoy es la qualy más importante y se notan los nervios en todo el equipo. Este año esperan grandes cosas de Ferrari, algo que yo espero también que logren.
Saludo a mis compañeros y me dirijo a la habitación de fisioterapia que hay en la parte de atrás. No tengo ganas de ver ni hablar con nadie. Me limitaré estrictamente a mi trabajo y nada más.
- Darcy –la voz de Charlie me hace parar mis pasos y voltearme para verlo.
- ¿Te duele algo? –le pregunto con mi voz más neutra y profesional.
- No, quería hablarte de Max –me quito las gafas de sol y le doy una larga mirada antes de girarme para seguir con mi camino- él creía que estabas casada.
- ¿Casada? –le contesto bastante sorprendida y si, entendiendo algo de lo que me decía ayer entonces- ¡Joder, es más imbécil de lo que pensaba!
- Eso le he dicho, pero verás, él también pensaba que...
- Déjalo, Charlie. Me importa una puta mierda lo que piense o deje de pensar tu amigo –le digo haciéndole un gesto cansado con mi mano. Lo que menos me apetece es hablar de Max porque me echaré a llorar otra vez.
- Joder, Darcy, vamos, deja que te explique –me pide Charles frunciendo sus labios.
- Charlie Leclerc, puedo romperte un hueso con sólo dos dedos. Calla tu boca si no quieres que lo haga.
El monegasco chasquea su lengua con desagrado, pero, consigo lo que quiero, que deje de hablar y se vaya. Aunque antes de irse, se sujeta en el marco de la puerta y se voltea para hablarme.
- Te pareces a Valeria. Las mujeres de Ferrari siempre me estáis amenazando con hacerme algo.
- Pues ya sabes, no des por culo y podrás seguir vivo mañana.
⏲️ MÁS TARDE
He tratado hoy a cinco personas y necesito tomarme un descanso. Mi ánimo ha cambiado un poco a medida que pasaban las horas, sobre todo porque James, el amigo de mi hermano, me ha hecho reír contándome cosas de cuando Jon y él eran pequeños. Me lavo las manos y salgo de la sala en dirección a los baños. Llevo sin hacer pis unas buenas horas y ya no puedo más.
Enfilo el pasillo que me lleva a esa zona, cuando me cruzo con Carlos que sale del servicio de señoras. Frunzo el ceño mirándolo y el español baja su mirada para no cruzarla con la mía. Me saluda apenas en un susurro y sigue su camino.
Llego hasta la puerta abriéndola despacio, y cuando lo hago, empiezo a entender por qué Carlos tenía esa cara. Dentro está Valeria, la jefa de Ingenieros de Motor y la chica que le gusta al madrileño, por mucho que él lo niegue. Las lágrimas surcan sus mejillas y me temo que ha pasado algo entre ellos por el rostro de la rubia.
- Ay, perdona, creí que estaba libre –le digo entrando dentro.
Ella me mira con algo de sonrojo en su rostro y asiente con su cabeza. Me acerco a ella y la miro algo preocupada. Si el idiota de Carlos le ha hecho algo, juro que me va a oír.
- ¿Estás bien? –le pregunto de nuevo. Porque, aunque me diga que si, se nota que no lo está, más que nada por los rastros de lágrimas que hay en sus mejillas - Eres Valeria ¿verdad? Yo soy Darcy, la fisioterapeuta del equipo.
- Encantada. Lo siento, hay tanta gente por aquí que apenas hemos hablado nunca –me dice intentando devolverme la sonrisa.
- Bueno, la mayoría me conocen si les duele algo –le digo rodando mis ojos- me alegro de conocerte ahora, aunque sea en estas circunstancias.
Ella sigue mirándome. Las dos calladas sin abrir la boca durante unos segundos. Está claro que necesita hablar y yo un motivo para dejar a Carlos cojo la próxima vez que lo trate.
- Si te esperas que haga pis, te invito a un café, Valeria –le digo intentando calmarla porque sé que es algo que ella necesita.
- No hace falta, de verdad -me contesta haciendo un gesto con su mano- estoy bien, no te preocupes.
- Sino lo estuvieras, no llorarías. No hace falta que me cuentes nada. Además, con tanta testosterona suelta, necesito hablar con alguien que sepa que cuando estoy cabreada, no es por la regla.
Valeria suelta una carcajada y asiente. Entro en el baño a hacer pis y suelto un pequeño suspiro. Ahora mismo, y tal y como la estoy viendo a ella, mis propios dramas son lo de menos. Termino de hacer mis necesidades y salgo del baño. La rubia se ha lavado la cara y se ha pintado los labios. Me lavo las manos y le sonrío.
- ¿Vamos?
Le hago un gesto con una de mis manos señalando la puerta. Ella me devuelve la sonrisa como puede y salimos las dos del baño en dirección a alguna de las cafeterías que hay en la zona del paddock. Por el camino, ella y yo casi ni hablamos. Creo que ambas necesitamos hablar y a poder ser, desahogarnos. Por lo menos yo lo necesito. Estamos caminando tan tranquilas, cuando de pronto lo veo. Max está delante de nosotras, a pocos metros. Tiene sus brazos cruzados y me da un repaso de arriba abajo que hace que mi corazón sufra un vuelco. Dios, sigue estando tan guapísimo como lo recordaba. No, miento, lo está aún más. Y yo creo que me voy a morir lentamente si sigue mirándome así.
- ¡Mierda! –le digo a mi acompañante en un susurro para que Max no me oiga- no te pares Valeria. Tú sigue como si no existiera.
Ella me mira algo confundida, pero, hace lo que le digo mientras yo voy apretando mis pasos para alejarme de Max lo antes posible. Pero él me mira con tanta intensidad que creo que las piernas me van a fallar de un momento a otro. Porque esa es la mirada que me volvía loca y que la ponía cada vez que quería que los dos nos enredáramos entre las sábanas y no saber dónde empezaba el uno y terminaba el otro.
- Darcy –mi nombre en sus labios sigue sonando tan bien, que tengo ganas hasta de llorar.
- Max –le contesto con un asentimiento de cabeza mientras seguimos caminando ignorando al piloto, el cual se queda parado detrás de nosotras mirándonos aún con sus brazos cruzados. Acelero el paso y Valeria tira de mi mano para que baje el ritmo.
- Ei, ¿Qué te pasa, Darcy?
- Creo que yo también necesito ese café y una buena ración de charla.
⏲️ MÁS TARDE
- Charlie no paraba de decirme que teníamos que conocernos Valeria, y sinceramente, después de hablar, me arrepiento de no haberlo hecho antes –le admito a mi nueva amiga, porque si, después de contarnos nuestra vida amorosa la puedo considerar ya como mi amiga
- Ambas hemos estado con nuestros propios dramas. Yo también me alegro de conocerte. No tenía nadie con quien hablar y sinceramente, Charlie es un sol, pero me da vergüenza contarle ciertas cosas –me dice ella sonriendo por fin. Y si, mataré a Carlos cuando lo vea. Le haré una puta contractura que le dure dos días, lo suficiente para que luego pueda correr.
- Me pasa –le confieso a mi nueva amiga. Le doy otro sorbo a mi café y miro a mi alrededor. Temo que en cualquier momento el neerlandés aparezca y no es algo que quisiera que ocurriera.
- No sé cómo voy a poder entrar y prepararme para la qualy –me confiesa ella con evidentes signos de nerviosismo. Agarro su mano y se la acaricio cariñosamente.
- Pudiendo. Tú no has hecho nada malo, que te quede claro. Que el que te ha buscado para besarte es él. Y, por cierto, me va a oír cuando lo vea.
- ¡Ni se te ocurra! –me dice ella con algo de pánico en su voz- sería darle más importancia de la que quiero que tenga. No me apetece alimentar su ego, la verdad.
- ¿Y qué vas a hacer, Valeria?
- Nada. Está muy claro que he sido un error. Pues así voy a seguir siéndolo –ella cruza sus brazos y se me queda mirando con evidentes muestras de fastidio.
- ¡Ni tú te lo crees, hija! –le digo haciendo un aspaviento con mi mano.
- Las dos veces que nos hemos besado, ha sido porque él me ha buscado. Llevo toda la vida sin besarlo, podré sobrevivir si.
- ¿Segura? –Valeria chasquea su lengua negando con su cabeza.
- ¿Sabes que es lo peor? Que ya lo echo de menos. Me he acostumbrado a tenerlo cerca y ahora no quiero ni que me mire. Aunque bueno, seguro que le da exactamente igual lo que haga.
- O podrías ponerlo un poquito celoso a ver lo que hace – le doy una sonrisa burlona y alzo una de mis cejas.
- Hazlo tú con Max.
- ¡No me hables de ese idiota, por favor!
Y como si lo nombrara, el mencionado pasa por debajo del balcón donde estamos tomándonos el café. Está acompañado de alguien de su equipo y lo detienen para hablar. Él alza su cabeza dándose cuenta de que estoy ahí y durante unos segundos nos miramos. Su mirada aún sigue provocando en mi tantos sentimientos y sensaciones que el temblor de mi cuerpo empieza a ser muy evidente. Desvío la mirada y pongo mis codos en la mesa.
- Quiero llorar –le digo a Valeria con ganas de hacerlo. El labio me empieza a temblar y es cuestión de segundos que lo haga. La rubia coge mi mano intentando tranquilizarme, pero, si, acabo llorando- Es un asco lo de estar enamorada, Valeria.
- Sí que lo es. Quien lo esté claro, y que te traten como una mierda también lo es.
- No nos merecen –le digo limpiando mis lágrimas con la manga de mi jersey.
- Para nada.
- ¿Salimos esta noche y nos emborrachamos?
- Ay si, por dios. Necesito que el alcohol corra por mis venas.
Valeria y yo estamos unos minutos buscando en el móvil algún club donde poder ir esta noche. Cuando ya lo tenemos todo planeado, nos levantamos para volver al garaje y prepararnos para la qualy. Caminamos ambas agarradas de la mano y riéndonos. Hasta que veo a Max enfrente nuestra, casi en la puerta de Ferrari y la cara me cambia.
- Max está ahí –me dice Valeria apretando mi brazo con disimulo.
Seguimos caminando mientras yo lo ignoro todo lo que puedo. Estoy muy nerviosa mientras lo hago, pues siento como me mira y como no aparta su mirada en ningún momento. Esto es tan difícil. Porque aún lo quiero.
- Darcy, ¿podemos hablar? –me pregunta él metiendo sus manos en el bolsillo dándome una calmada mirada que yo no puedo corresponderle.
- No, tengo trabajo, porque si no te has dado cuenta, TRABAJO EN FERRARI –le recalco mis últimas palabras para que tenga bien claro donde estoy.
- Darcy, por favor.
- Uy, si ahora ruegas y todo –le digo con mi más sonrisa irónica- que te den Max.
Tiro de Valeria dejando al rubio detrás. Ninguna de las dos habla mientras caminamos dentro de nuestra escudería. Siento los latidos de mi corazón como golpean en mi pecho con fuerza e intento respirar con calma, algo que me es imposible.
- ¿Crees que me he pasado? –le pregunto a Valeria.
- No. Creo que, si Carlos me habla, le voy a contestar igual –me dice ella chocando su mano con la mía.
- ¡Oh, por dios! Por fin os habéis conocido –Charlie viene hacia nosotras con la mirada muy risueña. Clava su mirada en mi frunciendo el ceño- ¿tú estás bien?
- ¿Por qué no habría de estarlo? –le contesto intentando esconderle todas las emociones que siento ahora mismo. Porque el puto Leclerc me conoce bastante bien.
- Pues...has vuelto a ver a Max después de tanto tiempo y...
- Charlie, solo fueron unos cuantos polvos de verano. Verstappen folla bien, pero nada más. Tampoco hay que darle tanta importancia –le respondo agitando mi mano de un lado a otro he intentado aparentar una prepotencia que en la vida no he tenido.
- Gracias, Darcy, me alegro de que lo hayamos aclarado.
Cierro mis ojos y los abro maldiciendo en gaélico porque para eso mi abuelo lo era. Me doy la vuelta lentamente para ver a Max salir del garaje con gesto cabreado.
Pues nada, el primer día que he visto a Max ha ido de puta madre.
Y esto acaba de empezar, maldita sea.
*** Ay, Darcy, no sabes la que se te viene encima... Tendrás de todo con Max, pero siempre con drama, mucho drama. Gracias por leerme personas maravillosas. Y nos os preocupéis que vais a tener de ésta historia para rato. Os adoro. ***
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro