Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

4.35

Grindelwald se pasó un largo rato observando la presentación de fotografías instantáneas que tenía adelante.

James se mantenía parado muy recto, sonriente y convencido de que el mago estaría fascinado con su pergamino lleno de fotos estilo muggle y el montón de trazos de pluma que las conectaban a palabras sueltas mientras él explicaba que Lily viviría en el lugar donde vivió Godric Gryffindor, comería mucha tarta de melaza y tendría al menos un hijo. Había más de cuarenta detalles, algunos no le hacían ningún sentido, como el Grim puede venir de visita durante la veintena y algo sobre un fénix llorando, pero él siguió hablando de sus notas frente a un Grindelwald que permanecía con las piernas y brazos cruzados detrás del escritorio.

Las presentaciones se llevaban a cabo de forma individual. Sólo el profesor, el fénix de Dumbledore en la percha detrás de él y su estudiante que hablaría sobre la información recogida estarían en el aula durante la presentación. Grindelwald les dijo que era porque a veces era mejor no saber tantos detalles de sus propios futuros.

Lily entró antes que él y Grindelwald le había dado una buena nota, por lo que James esperaba lo mismo cuando dejó de hablar con la garganta seca y sin aliento por todo lo que dijo y la velocidad a la que lo hizo.

Tras unos segundos en silencio, el profesor asintió lentamente.

—Buen trabajo, Potter. Parece que no tendrás que cambiar de clase para el siguiente año.

Eso era todo lo que él quería escuchar.

James estaba listo para salir sintiéndose un campeón mundial de Quidditch cuando el profesor movió una mano para llamar su atención.

—¿Cómo fue el tema del trabajo en equipo?

Esto lo sorprendió un poco. ¿Qué podía decir frente a esa pregunta?

—¿Bien? —James intentó sonreír para disimular la ligera confusión que sentía—. Li- Evans es muy lista. Me regañó mucho también, pero es que a veces estábamos trabajando en las presentaciones y Sirius y yo comenzábamos a lanzarnos snitches sobre los pergaminos- y le tiré un frasco de tinta sobre las notas que ella tenía al lado- y fue como- estaba tan molesta que pads y yo hablamos sobre si su cabello se podía incendiar porque parecía fuego- se veía muy-

La sonrisa de James vaciló cuando su mente se quedó en blanco después de reconocer una sensación extraña en el pecho.

—Se veía graciosa —decidió cambiar la palabra al final, aunque en su cabeza había sonado un bonita.

Cuando Grindelwald se limitó a mirarlo y arquear las cejas, James se pasó una mano por el cabello y notó que una de las luces del salón tenía una explosión y se rompía. El profesor lo dejó ir después de eso, por suerte.

Había un descanso breve entre presentaciones. Grindelwald lo había arreglado con el resto del personal docente de manera que le dejasen todo el día para esto y las demás clases iban recibiendo estudiantes conforme terminaban su presentación. James pensó que tendría que correr para llegar a Herbología y casi trastabilló cuando salió del aula con el pergamino bajo el brazo y se encontró de frente con Lily.

—¿Cómo te fue? —Lily se apresuró a preguntarle—. ¿Qué te dijo? No me digas que le dijiste lo de la tarta de melaza-

Esto le sacó una sonrisa que quizás fue un poco más grande de lo que él pretendía para una sonrisa normal.

—Sí se lo dije-

—¡Potter! Agh, te dije que...

Lily movía mucho la cabeza al hablar. El cabello ya le había crecido desde que se lo tuvo que cortar por la travesura de Petunia, y ante cada movimiento, la luz le daba en un nuevo ángulo, convirtiendo el rojo anaranjado en toda una gama, de repente rojo oscuro, de repente más brillante y naranja.

James tuvo aquella sensación rara en el pecho de nuevo y notó que Lily se detenía para ver al suelo. Se había formado una pequeña grieta en la roca por debajo de él.

Se dijo que era su imaginación que tuviese forma de L.

Ella sólo agitó una mano para restarle importancia y caminaron hacia el lugar de su siguiente clase.

Algo dentro de James insistió mucho en repetirle que ella lo había estado esperando en el pasillo en lugar de ir a la clase por su cuenta y dejarlo allí.

Puede que haya dejado algunas marcas de huellas quemadas.

Puede que todo esto tuviese algún significado.

—0—

—...sólo digo que no hace falta-

La voz de Sirius tembló antes de que se quedase callado viendo a su hermano menor.

La nieve ya cubría el patio del castillo y gran parte del colegio comenzaba a vaciarse ahora que el tren iba a partir de regreso a la estación.

Regulus acababa de llegar a la planta baja con su baúl levitando detrás de él.

—No hace falta —insistió Sirius en voz más baja.

Había estudiantes y profesores moviéndose de aquí para allá y no era como si quisiera armar un escándalo, pero él no pensaba volver a pisar la casa de su familia mientras su madre estuviese con vida y no podía entender por qué Regulus no se quedaba en Hogwarts con él.

Regulus cambió al francés para que quienes pasaban cerca tuviesen una menor probabilidad de entenderlos y mantuvo su tono tan tranquilo como de costumbre. Como si no estuviese hablando de nada relevante.

—Solamente serán unos días para que deje de hablar de cómo falto al Yule-

—¿A quién le importa si esa vieja bruja habla de que faltes a una tradición estúpida de gente estúpida? —interrumpió Sirius.

—Voy a tener cuidado, me escondo cuando tenga uno de sus arranques como siempre he hecho, seguro ya nuestro padre me deja entrar a su oficina, puedo leer un poco mientras estoy allá y traerme algunos de mis libros favori-

—Eso lo puede hacer Kreacher. Responde a ti apenas susurras su nombre, no como conmigo, que no deja de llamarme malcriado y grosero.

Regulus soltó una pesada exhalación y esto frustró todavía más a Sirius. Pensó que todo sería más fácil si al menos su hermano tuviese reacciones más explosivas o fuese un poco más expresivo, de esa manera podría idear una forma de lidiar con este capricho. Pero sólo ahí parado frente a una versión más pequeña suya que cada día lo escuchaba menos y que por alguna razón entre tantos estirones ya estaba de su tamaño, no sabía qué se suponía que debía hacer.

—¿Por qué quieres ir? No entiendo- tardamos tanto en salir de ahí-

—Sólo quiero que ya se calme, así me dejará en paz hasta el siguiente año y podremos ir de nuevo a la casa de la familia Potter sin ningún problema...

—Ya podemos hacerlo sin ningún problema-

—Al menos hasta que ella se presente en la puerta de la casa Potter o aquí en Hogwarts y exija que nos entreguen a ella. O mande a nuestro padre a recogernos —señaló Regulus, arqueando las cejas.

—¡No puede hacer eso!

—Sí puede. Legalmente hablando, incluso le puede causar problemas a la familia de James diciendo que nos secuestran o algo así.

—¡Pero es que no hacen nada de eso...!

—Y por eso voy para que no se le ocurra hacer o decir nada como eso...

Sirius dejó escapar un sonido frustrado.

—Está bien, ¡está bien! Voy a meter mi ropa en mi baúl, supongo-

Regulus emitió un sonido sorprendido y él se quejó.

—Pues no creerás que voy a dejar que te vayas solo, ¿verdad?

—Sirius, no creo que-

—No voy a discutir por esto.

—Ella no quiere que vayas-

—Y a mí qué me importa lo que esa vieja qui-

—Y ya casi es luna llena —siguió Regulus. Notó que esto sí hizo que Sirius detuviese su intento de girarse para ir a preparar el baúl—. Remus se va a quedar aquí, ¿verdad?

Después de unos segundos de tenso silencio, Sirius asintió, apretando los labios.

—Está muy acostumbrado ahora a que lo ayudes y tu forma animaga es la que más lo tranquiliza en ese estado-

Sirius le dio una mirada muy lastimera.

—No me hagas pensar en Remus en este momento. Tengo que ir contigo —murmuró.

—Yo creo que alguien con esa condición te necesita más que alguien que va a estar pasando el día leyendo en casa...

—Remus no es mi hermanito —La voz de Sirius volvió a temblar, pero su expresión era una muy confundida.

—Y yo no soy un licántropo —Regulus se encogió de hombros.

—Tengo que-

Antes de que Sirius pudiese seguir insistiendo, escucharon la voz de James y los dos se dieron la vuelta. Él agitaba un brazo mientras preguntaba algo y Remus caminaba un poco por detrás.

Remus estaba usando un bastón con soporte para el brazo.

La mente de Sirius no registró nada más. Tenía un calendario grabado en la memoria que le decía que era luna creciente y le recordaba los síntomas que Remus mostraría hasta el primer día de luna llena y un vago recuerdo de un comentario de él sobre la enfermera diciéndole que si su crecimiento continuaba a ese ritmo y sus transformaciones eran tan violentas por la adolescencia seguramente habría que tomar medidas. Y esa debía ser una medida.

Pero la cabeza de Sirius sólo tenía la imagen de Remus caminando de forma un poco rara porque estaba aprendiendo a usar el bastón y era como si quisiera ir a buscar al que lo convirtió y usar maldiciones que sólo sabía que existían por culpa de su familia.

Sintió una palmadita en la espalda y se giró para seguir hablando con Regulus apenas pudo salir de su aturdimiento, pero él ya no estaba en el pasillo y su baúl tampoco lo estaba.

James notó la expresión de horror de Sirius y le preguntó qué pasaba. Él agarró la capa del uniforme de James y le dio una leve sacudida sin darse cuenta.

—Regulus quiere volver solo a casa.

La misión merodeadora de ese día fue detener a Regulus Black.

James tomó un montón de atajos para ir por el mapa a la torre de Gryffindor mientras Sirius buscaba por los pasillos de la planta baja. Remus se quedó en la entrada principal, donde se encontró con el profesor Grindelwald y le pidió que les avisara si veían al Slytherin. Grindelwald asintió con cara de que no entendía por qué tanto alboroto.

Sirius se topó con Pandora, que estaba levitando su baúl hacia donde el tren recogería a quienes se marchaban. Le preguntó y ella sacudió la cabeza y prometió estar pendiente en la estación.

Él continuó moviéndose y se encontró con Lily y Severus. Tenían diferentes destinos pero llevaban sus baúles atrás también. Más de lo mismo. No vieron a Regulus pero estarían pendientes.

Cuando Sirius casi chocó con James en un pasillo, este le mostró el mapa y buscaron juntos el nombre de Regulus pensando que era la vista de James lo que no lo dejaba ver la ubicación. Pero no. El nombre de Regulus no estaba dentro de los límites del colegio.

—No deberían quedar pasajes que no estén aquí-

—¿Y si ya subió al tren, pads?

Todavía faltaba media hora para que el tren se marchara, por lo que Sirius corrió hasta la zona donde abordaban, entró y comenzó a revisar los compartimentos. Vio a Pandora y Lily compartiendo unos dulces en uno, todavía no se encontraban con Regulus, y localizó a Severus moviendo su baúl por el corredor mientras buscaba a la profesora que se lo llevaría de asistente.

—¿No sale en el mapa? —Severus frunció el ceño.

—¡Pero no lo encuentro por el tren! —explicó Sirius, cada vez más agitado.

Escucharon un débil sonido y bajaron la cabeza para ver a una rata caminando entre sus pies. Una rata con ojos muy inteligentes que sacudió la cabeza cuando Sirius lo miró.

James debía haberle avisado a Peter.

—Entonces debe haberse ido a la Casa de los Gritos —razonó Severus.

Como Sirius sólo lo observó sin entender nada, él resopló y siguió hablando.

—Él conoce todos los pasadizos que tú conoces, Sirius, ¿a dónde irías dentro del colegio siendo un merodeador si quisieras que el resto no te encuentre con el mapa? Tenemos la mitad del túnel que lleva a la casa en el mapa, pero técnicamente-

Sirius asintió varias veces y empezó a correr antes de que él terminase de hablar.

—¡Me puedes golpear la próxima vez que te diga idiota! —le gritó a manera de agradecimiento.

La rata intentó seguirle el ritmo corriendo para ayudarlo con el Sauce Boxeador.

Sirius atravesó el túnel tan rápido como podía y pasó por toda la Casa de los Gritos. Y después salió al patio y dio un vistazo a Hogsmeade.

El silbato del tren poniéndose en marcha era un sonido muy distante desde allí.

Sirius regresó a Hogwarts sin su hermano.

En el tren, Severus abría un compartimiento en busca de la profesora y se encontraba a un Regulus que estaba acomodando el baúl en su sitio antes de sentarse.

El Slytherin menor se quedó inmóvil sin saber qué debía esperar. Severus se limitó a mirarlo fijamente como si se estuviese preguntando si podía arrojarlo por la puerta y tirarlo encima de Sirius de alguna manera.

Debió decidir que no era posible.

—¿Por dónde saliste?

—Una sala que aparece y desaparece —respondió Regulus.

Él frunció el ceño. Esa sala no estaba en el mapa. Jamás había oído de ella.

—Creí que usarías el atajo a la Casa de los Gritos.

—Iba a hacerlo hasta que un cuadro me habló de la sala que desaparece hace unos días —señaló Regulus con calma—. No les digas.

Hace unos días, se repitió Severus. Por supuesto que Regulus lo tenía planeado desde antes del comienzo de las vacaciones.

Él agitó una mano.

—Mándale una carta a Sirius apenas bajes del tren. Y me muestras la sala cuando regresemos...

Regulus asintió y dibujó la serpiente con el dedo índice sobre su pecho que Crouch le había enseñado que era una promesa de su Casa.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro