4.30
La torre donde veían las clases de Adivinación era una de las partes más frías del castillo, por lo que el profesor Grindelwald levitaba troncos hacia la chimenea con la intención de que la madera y algunos hechizos bastasen para descongelarles el cerebro a sus estudiantes que sufrían por una oleada inusual de frío en pleno otoño mientras les hablaba de cómo en Durmstrang a veces se quedaban congelados sobre los asientos en su época de estudiante.
Cuando terminó de elevar la temperatura en el aula, el profesor se retiró la larga chaqueta que llevaba sobre el traje, continuó mascullando algo acerca de ingleses que no toleraban el frío como si Gran Bretaña en algún momento fuese cálido y luego hizo silencio y se dedicó a ver a sus estudiantes con los ojos entrecerrados durante unos segundos.
La última vez que había puesto esa cara les hizo intentar leerle el destino a un fantasma del castillo. Y esto resultó en varios gritos porque el destino del Barón Sanguinario no auguraba nada bueno y él no estaba precisamente feliz de escucharlo...
Luego se enteraron de que no se le podía leer el futuro a la gente muerta, sólo leían una versión de su muerte, por lo que tuvo a una docena de adolescentes paseando por el castillo sin necesidad durante media tarde.
Grindelwald se paró frente al escritorio con la cadera apoyada en la mesa y las piernas cruzadas. Tamborileaba con los dedos sobre la madera. Cada golpeteo le hacía temer a Lily por la asignación que se aproximaba.
—Está pensando en algo —le susurró a Remus, que asintió, igual de consciente que ella de los microcambios en su expresión.
De pronto, el profesor aplaudió y una gran sonrisa se abrió paso en su rostro.
—Trabajemos en un proyecto de lectura de manos a nivel profundo. No tengo ganas de revisar exámenes y no quiero leer ensayos en pergaminos interminables que tocan el suelo- eso es, lectura de manos, sí. Un trabajo en parejas que cubra toda la teoría y la práctica con revisiones semanales y una evaluación final en diciembre previa a las vacaciones de Yule. Oh- qué bien suena eso-
Una de las chicas de Ravenclaw sentada en las mesas más cercanas al profesor levantó la mano de inmediato. Ya tenía pergamino y pluma para anotar la asignación y a su compañera también Ravenclaw elegida.
—¿Puede darnos más detalles sobre cómo presentar el trabajo y qué requisitos tendrá?
Grindelwald sonrió como si la adolescente le hubiese dicho algo divertidísimo.
—Presentación y requisitos, sí, cierto que necesito algo de eso para rellenar las notas y que Albus no se enoje- a ver —El profesor se sentó sobre la mesa con las piernas cruzadas, tomó un libro de lectura de manos y empezó a pasar las páginas de forma distraída—. Ya dije que no quiero ensayos aburridos. Rechazado. Cero definitivo. Ideen su presentación de otra manera. ¿Quieren hacer un mural de dibujos de posibles futuros? Adelante. ¿Ilusiones mágicas? Perfecto. ¿Un mapa de vida? Que se entienda, por favor. Me da igual. Sin ensayos largos y tediosos. Piensen. Para algo tienen magia.
—¿Presentación libre entonces? —interrogó la Ravenclaw.
—Sí, sí...—El profesor asintió—. Quiero todo lo que puedan conseguir. Absolutamente todo. Quiero que vean por tanto tiempo las manos de sus parejas en este proyecto que me puedan decir qué ÉXTASIS va a presentar, con quién se va a casar, cómo se llama, o por qué no se va a casar, de qué se va a enfermar cuando tenga sesenta años, si va a llegar a los cien años, si se le van a caer los dientes-
—Profesor —La pobre Ravenclaw volvió a levantar la mano—, eso es información demasiado detallada para una lectura de manos...
—Por algo les estoy dando tres meses, señorita Jones. Si no son capaces de fascinarme con detalles jugosos en tres meses, no vale la pena continuar hablando sobre lecturas de manos.
El profesor Grindelwald en general no era demasiado duro. Pero sus estudiantes sabían que se tomaba la Adivinación tan en serio como su propia vida, y en el momento en que dejaba de sonreír, el resto también debía tomarlo así de en serio.
Lily extendió el brazo para sujetar el de Remus.
—¿Quieres que hagamos el...?
El profesor volvió a dar un aplauso. Las miradas cayeron sobre él de nuevo.
—Olvidé decirles que yo voy a elegir las parejas.
La sonrisa estaba de vuelta.
Lily tenía un muy mal presentimiento sobre esto. Y la Adivinación estaba siendo de sus mejores materias.
—0—
—...pudo ser peor, ¿no? —James intentó poner su mejor sonrisa mientras extendía la mano—. Digo...sostener la mano de alguien que no conozco durante tanto tiempo hubiese sido mucho más incómodo que esto...
Lily sólo suspiró y pensó en lo mucho que extrañaría hacer sus trabajos con Remus. Sabía que James no era tan idiota como parecía cuando estaba fingiendo pelearse con Sirius y ambos rodaban por el suelo, pero todo el mundo tenía materias que se le daban bien y otras que no tanto.
La "no tanto" de James era Adivinación.
Ella colocó la mano sobre la palma de James, su propia palma girada hacia él, y vio cómo James entrecerraba los ojos por detrás de los lentes, seguramente intentando diferenciar la línea de la cabeza de la de la vida.
Después de unos tortuosos segundos, hubo una diminuta explosión unos pasos más allá y James levantó la cabeza con una mirada lastimera.
—¿Cuál es tu línea de la vida? —preguntó en tono suave.
Lily le señaló cuál era y James la repasó con el índice. Hubo una risita y un bufido de risa más allá, pero ella sólo rodó los ojos.
—No te rías tanto, pads, al menos yo no tengo que estudiar el excremento de dragones —murmuró James, más ocupado en intentar dibujar una mano en un pergamino para trazar la línea de la vida de Lily y poder crear un "mapa" con el que ubicarse.
—Snivellus también se rió y no oigo que le digas nada —se quejó Sirius desde su asiento en uno de los bordes de la mesa—. Y estoy viendo los alimentos para dragones, ¡alimentos! ¡Para tener algo preparado y que no me coman a mí!
Regulus masculló algo sobre que recordase que tenía que hacer silencio estando en una biblioteca y Sirius volvió a protestar.
—Pero Sev va a darse un paseo estudiando las piedras rúnicas de Inglaterra en diciembre pagado por el Ministerio, no tengo una forma de burlarme de eso...
—¿Vas a qué? —Remus alzó las cejas. Era la primera vez que sacaba la cabeza de su libro de lectura de manos desde que se sentaron.
Severus le frunció el ceño a James por revelarlo así.
—La profesora de Runas Antiguas va a realizar un viaje para ver las piedras rúnicas de Inglaterra. La gente vikinga iba por ahí dejando monumentos en piedras con runas por donde se asentaban, Inglaterra tiene un montón, ella está investigándolo...—Severus se encogió de hombros—. Se suponía que sólo se llevaría a alguien de último año, pero el profesor Grindelwald parece...haberme recomendado para un puesto de asistente. Y es un viaje gratis para mí —concluyó con lo que probablemente era lo más importante para su bolsillo.
—Yo estoy muy orgullosa —intervino Lily con una sonrisita—. Y creo que evitar que un dragón te coma también es interesante —añadió para calmar al Sirius enfurruñado.
—Gracias, es importantísimo, es lo único que puede salvarme en este curso de Cuidado de Criaturas Mágicas porque algunos de nosotros tenemos materias peligrosas que...
Sólo iban a alimentar a crías de dragón recién nacidas un par de veces. Crías de una raza que además no tenía dientes. Ni comían carne.
Lily decidió que no hacía falta recordarle eso.
—¿Tu compañero no iba a venir hoy? —Lily decidió distraerse después de pasar un rato en silencio viendo a James intentar recordar el orden de las posiciones en los dedos y su relación con los planetas, por lo que se giró hacia Remus, que asintió.
—Debería...
Antes de que él hubiese terminado de hablar, se acercó un muchacho de su edad con cabello rubio ceniza y una corbata de Ravenclaw que estaba desatando con una mano. Parecía sin aliento pero intentó poner una sonrisa encantadora como disculpa.
Remus bajó lentamente el libro y le hizo un gesto para que se sentase en el asiento vacío a su lado.
Sirius, desde el otro lado de la mesa, también bajó su libro sobre dragones.
—¿Y este?
Lily se sentía como si hubiese comenzado uno de esos momentos en los partidos de Quidditch en que la snitch iba de un lado al otro mientras alguien la seguía.
—Bastian DeFleur, Merodeadores —Remus gesticuló durante la presentación—. Merodeadores, DeFleur. El que acaba de preguntarte quién eres de forma grosera se llama Sirius.
—¿Y qué hace aquí?
—El profesor Grindelwald nos puso juntos en el proyecto de lectura de manos-
—¿Y por eso se sienta ahí?
—¿Dónde más se sentaría, Sirius?
—No sé, pregunto —Sirius se encogió de hombros—. Espero que tenga cuidado con tus cicatrices de las manos-
—Claro que lo va a tener, Sirius, ni siquiera hace falta que las toque...
—¿Tengo que volver a vendar tu mano derecha?
—Mi mano está bien.
—Si tú lo dices...
Lo único que interrumpió esta curiosa contienda fue una risita de parte de Bastian, que ya estaba acomodado en el asiento junto a Remus.
—Lo entiendo, Lupin, tranquilo, yo igual soy muy cerrado con mi círculo, son mi gente. Me quedaría mirando raro a quien sea que se nos acerque de la nada y todavía más si estoy estudiando...—Él entrecerró los ojos para ver la cubierta del libro en manos de Sirius—. Sobre dragones. Adoro los dragones —Y le mostró una sonrisa brillante a Sirius.
Sirius sólo resopló y regresó de mala gana a su libro. Sin mover los ojos sobre la página.
—¿Por qué parece personaje principal de una de las películas de Tissy? —James se inclinó más cerca de Lily para preguntarle esto. Hablaba de Disney. No había forma de hacerlo pronunciarlo bien.
—¿A qué te refieres con eso? —Ella le respondió en el mismo tono bajo para no interrumpir las primeras preguntas de Remus a su nuevo compañero de tareas.
Entonces fue Lily quien se llevó la reprimenda de Regulus porque se comenzó a reír viendo a James simular un montón de gestos teatrales en que se agitaba el cabello y miraba a una cámara invisible como si fuese el príncipe encantador de alguna película.
—0—
Ava Jones era una de las chicas más bajitas de cuarto año, y sin embargo, seguía siendo más alta que Peter, lo que lo tenía un poco incómodo mientras caminaba detrás de ella sosteniéndole los libros de Adivinación porque implicaba que los pasos de Ava eran más largos y él tenía que apurarse para no quedarse atrás.
Su compañera no tuvo ganas de reunirse en la biblioteca con el resto. Ella quería aprovechar que todavía estaban a tiempo para estudiar en el patio. Cosa de Ravenclaw, pensó Peter. Estaba seguro de que ella sabía más del tema que él, por lo que sólo le importaba mantenerla feliz y que lo ayudase a tener una buena nota. Así no tendría que dejar la optativa ahora que podía sentarse con James de vez en cuando.
Ava se detuvo en un pedazo de césped cerca del lago e hizo que Peter extendiese una manta para poder sentarse sin ensuciar su falda. Parecía estar buscando algo con la mirada.
Peter vio en la misma dirección en que ella lo hacía. Había unos chicos jugando con una Quaffle al otro lado del lago.
La tarde fue un poco...rara.
A Ava no le encantaba que Peter tuviese que sostener su mano durante mucho rato intentando descifrar las líneas. No la podía culpar porque a él tampoco le fascinaba. Pero además ella casi lo apartó de un empujón cuando los chicos que estaban jugando les pasaron por un lado.
Peter frunció el ceño y le dio una mirada que esperaba que significara "¿qué fue eso?".
La chica se encogió un poco y comenzó a enrollarse un mechón de cabello entre los dedos.
Peter se fijó en los chicos que ya se estaban alejando y de nuevo en Ava.
—No lo mires tanto, siempre se dan cuenta-
—¿Te pasa algo con uno de los Crouch?
Ella se giró hacia él con los ojos tan abiertos como si acabase de ver al Barón Sanguinario enojado.
—¿Los conoces?
Peter se encogió de hombros.
—Uno está en el equipo de Slytherin con un amigo mío y el más pequeño siempre va a animarlo-
—¿Los has visto de cerca? —Ava prácticamente gateó sobre la manta para acercarse.
—Pues sí-
—¿A los dos?
—Hm- sobre todo a Barty- pero Caspar habla mucho con Reg-
—¿Cómo son?
Peter arqueó las cejas, sin entender la pregunta.
—¿Cómo son los Crouch? —Ella gimoteó—. Las chicas de quinto dicen que Caspar es todo un caballero sangrepura encantador y que Barty es un mocosito adorable que lo está empezando a imitar-
—Supongo que Caspar es...¿buen jugador de Quidditch?
James lo había superado por mucho en los últimos juegos de Gryffindor vs. Slytherin y la Casa de las serpientes sólo se salvaba por Regulus como Buscador, pero algo le decía que Ava no estaba interesada en sus análisis del Quidditch de la temporada pasada.
—¿Crees que puedas hablarle de mí? —Ava estaba casi dando saltitos sobre la manta—. ¿Por favor? ¿Preguntarle si me conoce? ¿Decirle que soy muy inteligente? ¿A los chicos les gustan las chicas inteligentes? Es un Slytherin, estoy segura de que eso le parece bueno- sólo consigue un momento- cuando tú vayas a animar a tu amigo y él esté cerca- y le susurras mi nombre- ¿sí? ¿Sí? ¿No? ¿Sí? Por favor-
Peter estaba bastante confundido pero comenzó a asentir porque quería terminar su sesión de lectura de manos lo más pronto posible.
—Sí, sí- voy a- voy a intentar hablarle cuando haya un juego-
Ava estaba tan emocionada que soltó un grito y comenzó a escribir la parte que le tocaba a Peter en la tarea de ese día, alegando que no hacía falta que él se estresase tanto y que era su amiga y podía ayudarlo un poco.
¿Ahora tengo otra amiga?
Peter todavía estaba un poco confundido cuando regresó al interior del castillo.
—0—
La luz en la oficina de Dumbledore a veces permanecía encendida hasta altas horas de la noche. Fue él quien instaló las cortinas para que los retratos pudiesen dormir. Un par de retratos de ex directores le decían que hace más de un siglo que nadie pasaba tanto tiempo en la noche caminando en círculos por el despacho.
El director estaba haciendo esto de nuevo esa noche cuando la puerta de la oficina se abrió y se asomó el profesor Grindelwald.
—¿Lo hiciste?
La voz del director sonaba un poco agitada. Era bastante inusual.
Grindelwald apoyó la cabeza en el marco de la puerta y asintió.
—Pero tengo que decirte que jugar con el futuro de alguien de catorce años...
—Tú prefieres jugar con cadáveres, por supuesto, lo he olvidado.
El silencio llenó la oficina durante varios segundos antes de que el director suspirara y se pasara una mano por la barba con actitud pensativa.
—Sabes que-
—Al menos los cadáveres ya no tienen vida —Grindelwald lo interrumpió de pronto— y eso significa que no hay nada que yo les pueda arruinar. No como lo que tú pretendes hacer —Él levantó una mano y la agitó en cuanto vio al otro abrir la boca—. Ya sé, ya sé. No me has obligado. Me lo pediste y yo lo hice y a cuenta de que fue una "petición" puedes usar eso en mi contra durante los próximos veinte años, pero ya estamos un poco grandes para jugar a quién tiene la culpa, Albus.
—¿Te has encariñado con tus estudiantes? —Fue lo único que preguntó Dumbledore. Su voz se había vuelto mucho más suave.
Grindelwald se dedicó a darle una mirada que él conocía bien. La de "estás cruzando la línea".
—Espero que al menos llores el día en que te avisen de la muerte de James y Lily. Así sabremos que este colegio y ese estúpido puesto de director no te han quitado todas las emociones.
El profesor se marchó dando un portazo sin esperar a escuchar la respuesta de Dumbledore.
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