4.29
¿Se acuerdan que les comenté que hice una travesura de dejar por ahí personajes trans? Pues eso /guiño, guiño
Lily suspiró mientras apoyaba la espalda en la puerta del compartimiento.
Podía escuchar los quejidos dentro del cuarto, pero su propia experiencia le decía que había momentos en que podía acompañarlo con este tema y momentos en que debía dejarle espacio.
Tras un par de minutos, los quejidos se detuvieron. Lily recargó la parte de atrás de la cabeza en la puerta también y observó el techo del tren durante unos segundos. Un par de estudiantes pasaron frente a ella y alcanzó a captar un comentario.
—...muy alta...
Ella suspiró y apretó los párpados. Tocó la puerta con el puño para ver si ya podía entrar. O recibir respuesta.
Hubo un débil quejido al otro lado.
—Con los ojos cerrados —Fue la única advertencia.
Lily se enderezó, miró alrededor para comprobar que no había nadie más en esa parte del tren, abrió la puerta y cerró los ojos antes de entrar. Se aseguró de cerrar detrás de ella.
—¿El vendaje otra vez, Sev?
Le respondió un nuevo quejido.
—Se está volviendo más difícil esconderlo. Tengo la piel irritada por usar vendaje todo el verano-
Lily movió la mano en un gesto para pedirle que se acercara (o esperaba que así se viese) y sacó la varita. Cuando Severus agarró su muñeca y se puso la mano de Lily sobre el hombro para que notase que lo tenía al frente, ella recitó el hechizo que encontró en un libro de la enfermería y escuchó el suspiro de alivio.
—Creo que Sirius sólo se lo tomaría como algo divertido si se entera —comentó en voz baja—, no en el mal sentido. A Remus no le importaría. Y a James...
Ella bajó la voz hasta callarse por completo. Escuchaba el débil sonido que asociaba con el movimiento de la tela, así que supuso que ya se estaba colocando el uniforme.
—No puedes vivir pensando que todo el mundo va a reaccionar como tu papá. O como lo hizo el espíritu de tu mamá.
—Pero es más probable, ¿no? Y si es más probable, tengo que prepararme para que la reacción sea-
—Bueno, yo no reaccioné así, ¿verdad? —Ella se encogió de hombros.
—Eres diferente —le siseó Severus.
Cuando le dijo que podía abrir los ojos, Lily tuvo que parpadear un par de veces para ajustarse a la oscuridad del baño. Los cubículos se encontraban vacíos, las puertas abiertas, un lumos de la varita sobre el lavabo era lo único que proporcionaba algo de luz. Severus se había sentado en el suelo al otro lado, junto a los lavamanos.
Lily caminó hacia él y se sentó a un lado, reacomodando la falda de su uniforme una vez en el suelo.
—Yo sé que no quieres oírme decirlo —comenzó, dejando caer la cabeza sobre el hombro de Severus. Hablaba muy, muy bajito—, pero ya tenemos catorce años, Sev. Y mientras más tiempo pase, menos se podrá esconder. A los once no pasaba nada, teníamos el cabello igual de largo y sólo intercambiamos el uniforme y no nos veíamos diferente del resto. Pudimos rellenar el formulario de inscripción con mi papá y no hubo ningún problema. Ya te estás quedando pequeño. Y yo estoy más alta que James y que Sirius.
—Hay chicas altas y chicos bajitos —refunfuñó Severus.
—Claro, pero si la chica es alta y tiene el pecho plano y de repente su voz hace eso de ponerse más grave y la gente piensa que sus proporciones quizás no son tan "femeninas"...si juntas todo eso...
Severus sólo se mantuvo en silencio.
—¿Y si pedimos ayuda? —murmuró Lily de pronto—. Está bien, tú no les dirás todavía- o tal vez no les dirás nunca. Yo he pensado en decirles. Tal vez. Sólo tal vez. No sé cómo, pero he pensado que estaría bien decirles. Pensé que se darían cuenta cuando me vieron como oso-
—Estás cubierta de pelo y las osas existen —Severus resopló.
—Sí, pero creí que sería sospechoso —Lily se encogió de hombros y frotó la mejilla contra el hombro de Severus—. Si yo les digo, no hablaré de ti, tú tienes que decidir a quién le dices. Pero podríamos...¿decirle al profesor Grindelwald?
Sabía que Severus había fruncido el ceño sin necesidad de verlo de frente.
—Esto no es peor que lo de la profesora Leonelli —justificó Lily—, ni siquiera es algo ilegal. Además, ¿a qué otra persona adulta en Hogwarts se lo diríamos? ¿La enfermera? No quiero que me saque un libro de biología como hizo Petunia, ya los he leído y sé lo que dicen. ¿McGonagall? Demasiado severa. Me da miedo. ¿Dumbledore? Dumbledore es...él no actúa si no es necesario.
—¿Por qué al profesor Grindelwald? —murmuró Severus entonces. Y ella supo que al menos estaba considerando la idea o no perdería el tiempo preguntando.
—Sabemos un secreto de él y él sabe uno nuestro. Es un gran mago, igual que Dumbledore, pero ha viajado más que Dumbledore y tal vez...tal vez él no vea nada raro en esto, ¿sabes? Como que...bueno, debe ser más raro una Banshee subiendo por la pared de tu casa mientras grita a que un estudiante con magia te diga "oiga, profesor, ¿no sabrá de algún hechizo que calme un poco la pubertad porque ya tengo bastante con los cólicos para preocuparme por sentir que me voy a morir de un estrés y malestar que no sé explicar si el pecho me sigue creciendo?"
—No le voy a decir eso.
Lily soltó una risita por el tono horrorizado de Severus.
—Yo le puedo decir lo mío primero —ofreció en tono divertido.
Severus guardó silencio durante unos segundos.
—¿Qué le quieres pedir?
Ella había investigado cómo ayudarlo con los vendajes. Él lo único que consiguió hacer hasta ahora fue darle algunos codazos cuando la voz se le ponía más gruesa durante el verano para que recordara agudizarla.
—Sólo...¿un hechizo para la voz tal vez? Me está doliendo la garganta de forzarla tanto a mantenerse aguda. Creo que de lo demás que me moleste o me haga sentir mal me puedo ocupar yo. Pero no quiero andar con la garganta adolorida y que tú estés con la piel lastimada. La magia debería poder hacerlo todo más cómodo y sencillo.
Severus exhaló.
—¿Sí? —preguntó Lily, animándose un poco. Conocía ese tipo de suspiro.
—Sí.
—¿También le vas a pedir ayuda o sólo a acompañarme?
—Ya veremos. Pero voy a ir contigo.
Lily se emocionó y le tendió la mano. Severus bufó y chocó su mano con la de ella.
—¿Y sobre contarles...?
—Supongo que se los diré al mismo tiempo que tú.
La sonrisa de Lily era enorme y radiante. Él sólo se sacudió para quitársela de encima.
—Mejor volvamos antes de que Black comience a buscarnos por todo el tren...
—0—
Pandora ya se encontraba en último año, por lo que era más difícil acercarse a ella. Lily la saludó desde las diferentes filas que ingresaban al comedor y la perdió de vista cuando un estudiante también de séptimo llamó a la Ravenclaw.
Se dispersaron para que Severus y Regulus fuesen a la mesa de Slytherin y el resto a la de Gryffindor. Sirius iba adelante del grupo de leones hablando sobre una travesura que estaba planeando que tomaría todas las velas flotantes en el techo del comedor y las uniría como una sola. El objetivo era asustar a otro equipo de Quidditch que casi tiró a James de la escoba varias veces el año pasado. Remus parecía sorprendido y Peter quería saber en qué podía ayudar.
Lily miró de reojo hacia un lado al notar que James no se involucraba en la conversación. Le tocó la espalda e hizo una leve presión para recordarle enderezarse. James parpadeó un par de veces, desorientado, se irguió y se acomodó los lentes.
Los otros tres se sentaron de inmediato, pero James se quedó de pie junto a la mesa viendo a Lily como si acabase de notar algo y ella alzó las cejas, esperando la siguiente conclusión extraña a la que Potter debía haber llegado.
—Sí eres una Jotun —Él se rió—. Deja un poco para nosotros los chicos, vas a alcanzar a Remus y Sirius va a seguir del tamaño de su hermano.
Era tan ridículo que Lily sacudió la cabeza y se sentó en su respectivo lugar. Pero lo hizo sonriendo.
James se dejó caer en el asiento de al lado y preguntó algo sobre el plan de Sirius con las velas. Lo que fuese que le dijo hizo que Sirius lo viese con horror porque no había pensado en esa parte.
Lily estuvo viendo a James y Sirius comenzar a reírse de una tontería que dijo Peter y a Remus sacudir la cabeza y pensó que Severus debería confiar un poco más en estos amigos tan raros que hicieron.
Después de la Selección y la cena, Lily esperó a que los platos se recogiesen solos para llamarles la atención.
Al tener las miradas de los cuatro encima, titubeó. Vio hacia la mesa de Slytherin y notó que Severus ya estaba de pie y la observaba como si preguntase si estaba segura.
—Me...gustaría que me acompañen a algo —indicó en voz baja—. Como...mis amigos.
Notó el ligero cambio en sus expresiones.
—Claro —La respuesta de Sirius fue inmediata.
—¿Qué pasa? —preguntó Peter con un tono preocupado.
—No tengo mucho tiempo, pero si es antes de que la luna llegue a un punto alto del cielo...—Remus se encogió de hombros.
Esa noche comenzaba la luna llena. Dumbledore lo había tenido en cuenta y todo el protocolo se adelantó e incluso el tren llegó antes que otros años. Pero ya estaba oscureciendo de todos modos y resultaba un poco peligroso que Remus rondase por ahí después de la cena.
Como irían con Grindelwald, podía pedirle al profesor que les acompañase a llevar a Remus a la Casa de los Gritos.
—No recuerdo que nos hayas pedido algo antes —comentó James, apoyando el codo sobre el borde de la mesa y el rostro en la palma—. ¿Qué quieres, Jo?
Cuando el profesor Grindelwald salió del comedor detrás de las filas de estudiantes que se dirigían a sus dormitorios, se encontró con un grupo de seis que lo esperaba junto a la pared. Regulus no había preguntado nada, sólo vio el desvío que tomaban su hermano y Severus y los siguió en silencio. Lily no tenía ni idea de si Severus le había dicho algo, y conociéndolo, no lo creía.
—Debería ir camino a la Casa de los Gritos, señor Lupin —Fue lo primero que dijo el profesor, señalando a Remus con el índice y bajando la voz para asegurarse de que nadie más lo escucharía.
—Queremos hablar con usted sobre algo primero —le explicó Lily.
Después de un breve análisis a sus expresiones, el profesor asintió. Les llevó a su oficina, diciéndoles también que luego tendrían que asegurarse de que Remus llegase a la Casa de los Gritos antes de que ocurriese cualquier desastre. Una vez en la oficina, incluso se aseguró de cerrar las ventanas y ponerle un hechizo a las cortinas como medida preventiva.
El profesor se sentó detrás de su escritorio, cruzó las piernas e hizo un gesto amplio con una mano para invitar a hablar a cualquiera que quisiera decirle lo que fuese.
Lily estaba temblando un poco cuando comenzó y balbuceó bastante, pero poco a poco sintió que tomaba confianza y era más sencillo explicarlo. Las expresiones de sorpresa y confusión en James y Sirius, el rostro en blanco de Remus y Regulus y el ceño fruncido de Peter no se transformaron en nada de lo que temían, así que Lily miró de reojo hacia Severus, él soltó un suspiro pesadísimo y añadió algunos detalles en voz baja sin mirar a nadie en particular.
La pregunta final era un simple "¿puede la magia ayudar a facilitar algo en esta situación?" sin detalles de qué querían o qué pensaban que les ayudaría específicamente para medir la reacción de Grindelwald primero.
Cuando Lily se calló, la oficina se quedó en silencio durante unos segundos. Ella estaba de pie en medio, Severus se mantenía apoyado contra la pared junto a la puerta, James, Sirius, Regulus y Remus se desperdigaban en un mueble mullido y Peter estaba sentado en el reposabrazos junto a James.
El profesor asintió lentamente un par de veces. Luego descruzó los brazos que había puesto así en algún momento de la explicación.
—Pensé que estaban en un problema empezando el año —aclaró—. Esto no es un problema. Tengo que revisar algunos libros porque no es mi área, a menos que la señorita Evans o el señor Snape-Prince quieran una transición a una extremidad mitad sombra o unos ojos malditos en lugar de transición de género...
—¿Eso se puede? —Severus pareció interesado de pronto.
Esto hizo que el profesor soltase una carcajada.
—A su edad no. No se experimenta con gente tan joven, la magia ni siquiera se ha terminado de asentar. Sale bastante mal.
Severus soltó un sonido tan decepcionado que Lily se rió. Y cuando ella lo hizo, Sirius y James también y luego le siguieron Remus y Peter.
Todo el ambiente pareció relajarse de golpe.
Tras un momento, el profesor se puso de pie y les indicó que sería mejor llevar a Remus a la Casa de los Gritos. Su investigación podía esperar hasta que no hubiese mayores riesgos.
En cuanto dejaron la oficina siguiendo al profesor, Lily dio un pequeño salto. James prácticamente se había lanzado sobre ella y Severus, pasándoles los brazos sobre los hombros.
—¿Por qué tardaron tanto en decirnos algo como eso? —No sonaba enojado, sino extrañado.
—Sí, ¿cómo supimos primero que tenemos a un licántropo en el grupo y no que conocimos a Jo con el uniforme de Snivellus y al revés? —añadió Sirius, acercándose desde el lado de Lily. Luego le hizo un gesto a Remus—. No estoy intentando decir nada malo, moony, es que bueno...eso suena un poco más preocupante porque pues...eso te afecta a nivel físico, tú entiendes, es...es una condición. Esto no.
—No creo que la gente así vaya por ahí diciéndole eso a todo el mundo apenas se conocen —Regulus se inclinó desde el otro lado de Severus para poder ver a su hermano—. En su caso, yo no hubiese dicho nada a nadie.
—¿Ni siquiera a mí? —Sirius se llevó una mano al pecho.
—No, ni a ti —La respuesta de Regulus fue tan clara que James imitó un quejido de dolor como si acabase de ver que golpeaban a su amigo.
—Wormtail —Sirius llamó a Peter en su desesperación—, ¿tú sí me hubieses dicho si fueses una chica?
—¿Yo? Yo- eh- hm- yo creo- eh- ¿sí? Digo-
—Yo se los hubiese dicho en primer año —señaló James— como una de esas cosas que se hablan de noche. Como cuando estamos en nuestras camas y Sirius está balbuceando que a los magos Black les empiezan a salir cabellos grises jóvenes.
—Creo que hay una pequeña diferencia entre un cambio de género y las canas —murmuró Severus.
—¿Sí? —James giró el rostro hacia él con una expresión completamente transparente—. Yo creo que es parecido.
Mientras sus amigos seguían hablando y Grindelwald fingía que no escuchaba la conversación, Lily se inclinó un poco para ver a Severus al otro lado de James y gesticuló un "te lo dije" que hizo que Severus rodase los ojos pero asintiese al final.
Eligieron bien a sus amigos. Ella se lo había dicho.
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